Miguel Correas
El concepto de patriarcado es antiguo y no es un aporte de las teorías feministas, aunque fueron ellas las que actualizaron el concepto, dándole un enfoque moderno, que se alejaba del considerado como sólo aplicable a las civilizaciones antiguas. Ya Engels y Weber lo mencionaron. Fue Engels el primero en referirse a él, en su obra “Estado, Familia y Propiedad Privada”. Para ellos dos, el patriarcado es el sistema de dominación más antiguo, los dos afirman que el patriarcado es un sistema de poder y por lo tanto de dominio del hombre sobre la mujer. Para algunas feministas el patriarcado es: la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres, niños y niñas de la familia, dominio que se extiende a la sociedad en general. Implica que los varones tienen poder en todas las instituciones importantes de la sociedad. Las mujeres tienen poder, derechos, influencias y recursos, pero siempre supeditados a los del varón. Para otras feministas: “El patriarcado significa una toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue el orden biológico, si bien elevado éste a la categoría política y económica”.
El concepto de patriarcado es antiguo y no es un aporte de las teorías feministas, aunque fueron ellas las que actualizaron el concepto, dándole un enfoque moderno, que se alejaba del considerado como sólo aplicable a las civilizaciones antiguas. Ya Engels y Weber lo mencionaron. Fue Engels el primero en referirse a él, en su obra “Estado, Familia y Propiedad Privada”. Para ellos dos, el patriarcado es el sistema de dominación más antiguo, los dos afirman que el patriarcado es un sistema de poder y por lo tanto de dominio del hombre sobre la mujer. Para algunas feministas el patriarcado es: la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres, niños y niñas de la familia, dominio que se extiende a la sociedad en general. Implica que los varones tienen poder en todas las instituciones importantes de la sociedad. Las mujeres tienen poder, derechos, influencias y recursos, pero siempre supeditados a los del varón. Para otras feministas: “El patriarcado significa una toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue el orden biológico, si bien elevado éste a la categoría política y económica”.
Se trata de un sistema que justifica la dominación sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de las mujeres. Tiene su origen histórico en la familia, cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo lo relacionado con el orden social constituido. Para mantener ese orden social injusto, existen un conjunto de instituciones de la sociedad política y civil que se articulan para mantener y reforzar el consenso expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político, que determina que las mujeres como categoría social siempre estarán subordinadas a los hombres, aunque las mujeres tengan alguna parcela de poder que no pone en riesgo la supremacía del patriarcado. No hago alusión a la definición o definiciones que hace la RAEL (Real Academia Española de la Lengua) en su diccionario, porque en todas ellas se ve claramente que están hechas por varones, y que no abarcan todos los matices que el patriarcado representa. Esa institución (a agosto de 2017) continúa siendo machista, misógina, recalcitrante, arcaica y, sobre todo, tendenciosa hasta más no poder. Un claro ejemplo de lo escrito es la inclusión entre sus filas del machista de la lengua, Arturo Pérez Reverte.
Características de los sistemas patriarcales
Entre las muchas características comunes a los diversos sistemas de dominación patriarcal estarían, entre otras, las siguientes:
A) Se trata de un sistema histórico, tiene un inicio en la historia y no es un elemento de la naturaleza humana. Esto es de suma importancia, ya que da cuenta de la exclusión histórica que han vivido las mujeres al negarles su propia historia, y a la vez permite concebir que se pueda dar un cambio en la situación actual de las mujeres.
B) El patriarcado se fundamenta en el dominio total del hombre ejercido, mediante la violencia sexual, contra la mujer. Violencia promovida e institucionalizada a través de dos instituciones: la familia patriarcal y el moderno Estado/Nación. Todo sistema de dominación requiere de la fuerza y el temor para mantener y reproducir los privilegios de quienes dominan. Dicha violencia se instala en los cuerpos de las mujeres, quedando sujetas al control sexual y reproductivo por parte de los varones.
C) Aunque existen hombres que viven bajo la opresión en el sistema patriarcal, son las mujeres las que quedan bajo la opresión de esos hombres oprimidos, por lo tanto están doblemente oprimidas. En este sistema no todos los hombres disfrutan del poder, ya que algunos grupos de hombres proyectaron su poder hacia otros grupos de personas, he instaló las jerarquías como categoría o distinción válida en la convivencia social. Se creó un férreo paradigma de lo humano: varón blanco, rico, en edad productiva, sin ninguna discapacidad física y heterosexual. Las mujeres no son parte de esa jerarquía, ya que constituyen lo otro, aquello que no es. Así pues, la mujer negra sufre una triple discriminación: ser mujer, ser negra y ser mujer negra.
D) En el patriarcado las justificaciones que permiten la permanencia del dominio sobre las mujeres tienen su origen en las diferencias biológicas entre los sexos. Esas diferencias son interpretadas en términos de superioridad de un sexo sobre el otro (del masculino sobre el femenino).
Tanto las religiones, al principio, como las ciencias médicas después han contribuido a la creación de un enorme número de argumentos que dan soporte a los privilegios de los varones de nuestras sociedades. Hombres “sabios” (entre ellos Darwin) afirmaban que las mujeres eran incompletas en su evolución. EL gran matemático griego Pitágoras escribió: “Hay un principio bueno que ha creado el orden, la luz y el hombre, y hay un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer”. También religiosos de todo tipo, siguiendo los postulados patriarcales, han estigmatizado a la mujer como un ser inferior y sucio por los flujos menstruales, entre otros muchos: San Pablo, San Agustín, etc.
Todos le han negado a las mujeres, durante siglos y siglos, la categoría de humana al señalarla como criatura “sin alma”, han legitimado la violencia en su contra por ser un instrumento del diablo. Ya en las primeras páginas del Génesis, en el Corán o en el Nuevo Testamento se puede constatar el desprecio y la culpabilidad descargada sobre la mujer, causante ella de todos los males de la Humanidad por su “pecado original”. Y desde entonces hasta nuestros días, no han cesado los hombres de vilipendiar, violentar y someter, por la fuerza, a las mujeres en beneficio propio.
El patriarcado se mantiene y reproduce gracias a las diversas manifestaciones a lo largo de la historia, mediante múltiples y variadísimas instituciones creadas por los hombres. Se entiende por institución patriarcal aquella práctica, relación u organización que lo mismo que otras instituciones actúan como pilares estrechamente ligados entre sí para la transmisión de la desigualdad entre los sexos, convalidando la discriminación contra las mujeres, teniendo en común el mantenimiento del sistema de género y la reproducción de los mecanismos de dominación masculina, los cuales oprimen a todas las mujeres. Entre ellas están: el lenguaje y sus Academias, la familia patriarcal, la educación androcéntrica, la maternidad forzada, la historia robada a las mujeres, la ciencia monosexual, la violencia de género, y un larguísimo etcétera.
[Versión resumida de texto mas extenso que en original está disponible en https://revistaorto.net/blog/2017/09/26/el-patriarcado-seis-milenios-de-atropellos-contra-las-mujeres-i.]
Tanto las religiones, al principio, como las ciencias médicas después han contribuido a la creación de un enorme número de argumentos que dan soporte a los privilegios de los varones de nuestras sociedades. Hombres “sabios” (entre ellos Darwin) afirmaban que las mujeres eran incompletas en su evolución. EL gran matemático griego Pitágoras escribió: “Hay un principio bueno que ha creado el orden, la luz y el hombre, y hay un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer”. También religiosos de todo tipo, siguiendo los postulados patriarcales, han estigmatizado a la mujer como un ser inferior y sucio por los flujos menstruales, entre otros muchos: San Pablo, San Agustín, etc.
Todos le han negado a las mujeres, durante siglos y siglos, la categoría de humana al señalarla como criatura “sin alma”, han legitimado la violencia en su contra por ser un instrumento del diablo. Ya en las primeras páginas del Génesis, en el Corán o en el Nuevo Testamento se puede constatar el desprecio y la culpabilidad descargada sobre la mujer, causante ella de todos los males de la Humanidad por su “pecado original”. Y desde entonces hasta nuestros días, no han cesado los hombres de vilipendiar, violentar y someter, por la fuerza, a las mujeres en beneficio propio.
El patriarcado se mantiene y reproduce gracias a las diversas manifestaciones a lo largo de la historia, mediante múltiples y variadísimas instituciones creadas por los hombres. Se entiende por institución patriarcal aquella práctica, relación u organización que lo mismo que otras instituciones actúan como pilares estrechamente ligados entre sí para la transmisión de la desigualdad entre los sexos, convalidando la discriminación contra las mujeres, teniendo en común el mantenimiento del sistema de género y la reproducción de los mecanismos de dominación masculina, los cuales oprimen a todas las mujeres. Entre ellas están: el lenguaje y sus Academias, la familia patriarcal, la educación androcéntrica, la maternidad forzada, la historia robada a las mujeres, la ciencia monosexual, la violencia de género, y un larguísimo etcétera.
[Versión resumida de texto mas extenso que en original está disponible en https://revistaorto.net/blog/2017/09/26/el-patriarcado-seis-milenios-de-atropellos-contra-las-mujeres-i.]
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