Consejo
Federal de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina)
* Editorial de Organización
Obrera # 71, Buenos Aires, noviembre-diciembre 2017.
En
el número anterior, denunciábamos que tras las elecciones se venía una avanzada
de parte del gobierno y las patronales hacia los derechos laborales y que el
resultado electoral sólo cambiaría la velocidad en que lo querrían llevar a
cabo. Y así fue. Pasada una semana del triunfo general, el presidente sentó a
sus allegados, gobernadores, burócratas amigos, partidos políticos y religiosos
para hablarles y mostrar su proyecto de reformas futuras en cuanto a lo
tributario, educativo, laboral y provisional. Una reforma integral pensando y
poniendo el eje en la máxima ganancia empresaria a costa de la precarización y
expoliación de la vida del pueblo trabajador.
Como
si nuestras vidas sólo fuesen simples eslabones de la cadena productiva o como
repuestos que se cambian en cualquier momento que se quiera ya sea porque no
sirve o porque comienza a molestar, pretenden hacer más laxa la legislación
laboral que ya se había modificado en los ’90. De mal en peor.
Los
principales puntos de la reforma flexibilizadora son:
-
Deja fuera de los alcances de la ley laboral a los trabajadores y trabajadoras obligados
a ser monotributistas, y a los de empresas de hasta 4 empleados;
-
Permite que los trabajadores y trabajadoras puedan renunciar a los derechos acordados;
-
Fomenta todavía más la tercerización laboral;
-
Amplía la duración máxima de la jornada de trabajo de 8 a 10 horas diarias y permite
crear un banco de horas sin derecho a cobrar recargos por horas extras;
-
Reduce gran parte de la indemnización por despido y permite crear un Fondo de Cese
Laboral que elimina la indemnización.
Con
ejes en el fraude laboral, se preparan amnistías masivas para los patrones que
tienen empleados “en negro”, facilidades para el despido y la precarización laboral.
Para ser más claros, modificando todo aquello que ya en el ’76 y los ’90 se había
flexibilizado, el gobierno pretende quitar los últimos argumentos legales por
los cuales un trabajador podía demandar judicialmente el resarcimiento por el
fraude laboral cometido.
Es
por eso que están desde hace meses haciendo campaña también contra la “mafia de
los juicios laborales”; quieren barrer con el último atisbo de compensación económica
que les queda a los trabajadores frente a la flexibilización laboral impuesta
por el Estado y las empresas desde hace más de 40 años.
Las
empresas mediáticas, que fogonean constantemente todos los días para imponer en
la sociedad la idea de que este retroceso en nuestros derechos es necesario, y
no se detienen ante nada ni nadie, como está sucediendo también con el
asesinato de Santiago Maldonado. Los medios masivos de desinformación divulgan
mentira tras mentira para encubrir a los asesinos y a los responsables de la
represión del 1ro de Agosto en Cushamen.
Pero
en todo este avance contra los derechos y la vida en sí del pueblo hay algo que
no podemos dejar de denunciar, porque sin ellos no podrían seguir adelante con
sus planes de la manera en que lo están haciendo, nos referimos a LA
COMPLICIDAD DE LAS DISTINTAS BUROCRACIAS SINDICALES. Desde que asumió la
coalición Cambiemos no dejaron de amagar con resistir los muchos ataques que
está sufriendo la clase trabajadora, hasta llegar a un paro mentiroso en el que
muchos sindicatos no hicieron mucho por impedir la labor en los puestos de
trabajo y simplemente llamaron a quedarse en casa, todos tranquilos en algo
simbólico que no sirvió de nada.
Con
la reforma de la ley de ART, los despidos en masa y cierre de fábricas, el conflicto
docente, el plan de privatización de la salud, la reforma educativa, sólo por
decir algunas cosas que vienen sucediendo hace tan sólo casi dos años; demostraron
que están dispuestos constantemente a ceder cada vez más con tal de mantener
sus privilegios y su fortuna. Y ante el llamado del presidente para reformar la
educación, el trabajo y las jubilaciones, no se quedaron atrás y dieron su
visto bueno en general. ¿Por qué? Primero, porque son traidores; segundo, porque
desde el gobierno fueron haciéndose con todos los poderes del Estado para poder
manejarlos a su antojo, para barrer a quien no estuviera con ellos. Demostraron
que pueden meterse con cualquier burócrata por más pesado que sea porque saben
de sus negocios sucios y de sus métodos mafiosos (como empresarios, han pactado
mil veces con ellos) y cualquiera que esté en contra puede caer por sus propios
negocios turbios. Ya cayeron el “Pata” Medina y “Caballo” Suárez. ¿Podría
tocarle quizás a Caló con su procesamiento penal por el desvío de millones de
pesos de la Obra Social desde hace más de veinte años? Ninguno está limpio.
Pero
no todas son amenazas, no. También, dan muestras de, como dicen los empresarios,
“buena voluntad”. Pretenden dar de baja entre 500 y 800 sindicatos para ampliar
así el monopolio sindical que tienen los sindicatos peronistas y dar señales de
que más que confrontar quieren acordar hasta dónde puede avanzar el gobierno…
por ahora. Además, para asegurarse la “paz social”, en el borrador de reforma
se plantea que el Ministerio del Trabajo ajeno tendrá facultades para quitar la
personería jurídica a los sindicatos de una manera arbitraria, por lo tanto las
organizaciones sindicales que se movilicen y luchen tendrán que resistir el
avance contra su propio sindicato.
“La
ley como está no pasa del Congreso”, dicen desde la CGT… algunos cambios quieren
hacerle (al menos para que no sea tan alevosa su traición), pero la reforma ya
la dan por hecha. Por eso es que los trabajadores debemos dar un paso al
frente, rodearnos de solidaridad entre los de nuestra clase y salir a resistir
este ataque que nos condenará a futuro todavía más. Los empresarios decidieron
tomar el Estado y manejarlo ellos formalmente, ya no desde las sombras; por eso
mismo, los trabajadores y trabajadoras debemos tomar las herramientas de lucha
que nos pertenecieron desde el inicio de la resistencia al capitalismo y no
engañarnos más con que alguien va a salir a defendernos e impedir que se sigan
saliendo con las suya las empresas y el Estado. Movilicémonos, llevemos la
lucha a los lugares de trabajo, que es donde los patrones realmente lo sienten.
Armémonos de fuerza en esta pulseada para defender lo que tenemos e ir por
mucho más.
Las
intenciones del Estado son claras, como en el ’76, quieren “liberar las fuerzas
productivas”. Liberemos los trabajadores entonces nuestra fuerza de la opresión
burocrática y enfrentemos todos juntos la quita de derechos y la carestía de
vida a la que nos someten. No podemos esperar mucho de quienes festejaron que
la Corte Suprema dictamine que el derecho a huelga pertenece a los sindicatos
solamente. Organicémonos por una verdadera huelga general que detenga este
nuevo intento del Estado y las empresas por ponernos nuevamente de rodillas.
¡Compañeros,
compañeras, a defender nuestros derechos en el trabajo y en las calles!
¡Contra
la reforma laboral, HUELGA GENERAL!
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