Partido Socialismo y Libertad
Una política siniestra desarrolla el gobierno para intentar impedir el fortalecimiento y extensión a todo el territorio nacional de la poderosa rebelión popular democrática que sacude las principales ciudades del país.
Nada detiene a Nicolás Maduro en su esfuerzo por seguir aferrado a un poder que se le esfuma entre las manos. Sabe mejor que nadie que no puede perder el control del aparato del Estado y de sus recursos con los cuales alimenta a sus secuaces de gobierno, del Psuv, de los ilegítimos del TSJ, de la frondosa burocracia que controlan las instituciones, empresas públicas y las Fuerzas Armadas.
Una política siniestra desarrolla el gobierno para intentar impedir el fortalecimiento y extensión a todo el territorio nacional de la poderosa rebelión popular democrática que sacude las principales ciudades del país.
Nada detiene a Nicolás Maduro en su esfuerzo por seguir aferrado a un poder que se le esfuma entre las manos. Sabe mejor que nadie que no puede perder el control del aparato del Estado y de sus recursos con los cuales alimenta a sus secuaces de gobierno, del Psuv, de los ilegítimos del TSJ, de la frondosa burocracia que controlan las instituciones, empresas públicas y las Fuerzas Armadas.
Para sus innobles propósitos al gobierno no le basta ni le alcanza con desconocer los resultados de las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015; impedir en complicidad con la mayoría de las rectoras del CNE la realización del Referendo Revocatorio durante el año 2016; inutilizar la Asamblea Nacional por la vía del Tribunal Supremo de Justicia o amenazar con destituir a la Fiscal General de la República. Nada es suficiente para Maduro quien para prolongar su agonía requiere con urgencia imponer a troche y moche una Asamblea Constituyente que además de inservible en las actuales circunstancias, representa un retroceso político en materia de respeto a la soberanía popular.
Maduro sabe que para sobrevivir, además de violentar los derechos democráticos de la población contemplados en la constitución vigente, tiene que aplastar en las calles a los cientos de miles de trabajadores y jóvenes que hoy se movilizan no sólo contra su gobierno sino contra lo que queda del desvencijado régimen chavista, que sufre día a día nuevas y más profundas fisuras y fracturas. De allí que su obsesión sea la de asegurarse la lealtad de los integrantes de las cúpulas de los distintos componentes de las Fuerzas Armadas. A ellos le entrega el control de nuevos ministerios, administraciones municipales, instituciones y empresas públicas, le inyecta jugosos recursos al aparato armado y le asegura a todos sus integrantes completa impunidad para que puedan impedir mediante la brutal represión las movilizaciones, enjuiciar a civiles y hasta asesinar a sangre fría.
Para coronar esta política criminal ahora el gobierno de Maduro intenta “comprar” a miles de jóvenes con el Plan Chamba Juvenil. Quiere aprovecharse que la juventud venezolana por ahora no tiene futuro bajo su gobierno porque no cuentan con educación de calidad, empleos y salarios dignos una vez se egresen como profesionales o técnicos, ni tienen acceso a los productos de la canasta familiar, vivienda, salud, recreación, cultura, deporte, y tantos otros derechos propios de la juventud.
Maduro planea corromper y comprometer a un contingente de 40 mil jóvenes para que se enrolen en las filas de las fuerzas armadas cumpliendo el nefasto papel de represores y asesinos de su propio pueblo.
Esta infamia de querer aprovecharse de las necesidades de miles de jóvenes tenemos que denunciarla e impedirla. La juventud venezolana se ha caracterizado a lo largo de la historia por cumplir un papel estelar en la defensa de los derechos económicos, políticos y sociales de la población. Por ello no es casual que hoy en día juegue un papel heroico en esta rebelión contra este gobierno antipopular, antiobrero, lacayo de las grandes multinacionales que saquean el petróleo y las riquezas del Arco Minero, y dócil ante los organismos financieros internacionales a quienes paga puntualmente la deuda externa a costa del hambre del pueblo.
Llamamos a los jóvenes a no vincularse a este plan macabro del gobierno de contratar jóvenes para actividades de represión. Invitamos a esos miles de jóvenes a que se incorporen a la rebelión en marcha, a que sean partícipes de los contingentes de gloriosos jóvenes que se están jugando hasta la vida para contribuir a la caída del gobierno y terminar con esta pesadilla de un gobierno fraudulento que se auto-proclama como socialista, pero que no es más que un vulgar gobierno al servicio de mafias y empresarios de maletín, que no tienen nada que ver con la noble causa del socialismo por el que lucha la clase trabajadora venezolana y del mundo entero, para oponerlo al nefasto modelo capitalista que se basa en la explotación del hombre por el hombre y la opresión sobre los sectores desposeídos de la población.
[Tomado de http://deslinde2011.blogspot.com/2017/07/llamamiento-la-juventud-venezolana.html.]
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