Pedro. A Moreno
Si enfocamos el objetivo hacia la política institucional y comenzamos a investigar las propuestas que, desde dentro de este marco, han intentado transformar la sociedad, nos encontramos con una sucesión de fracasos históricos que ratifican la teoría que en este texto vengo a exponer.
Los primeros ejemplos más recurrentes que se me vienen a la cabeza, son los llamados proyectos “socialistas” que sucumbieron en el pasado siglo en el este de Europa, modelos de sociedad que se asentaban en una oligarquía de partido, donde el poder político, social y económico recaía en los diferentes órganos del partido único, sujeto político, que se encargaba de “guiar” a una sociedad alienada, jerarquizada y organicista de la que el propio Marx hubiera salido corriendo. Por no hablar si seguimos una línea similar, del fracaso que supuso la Revolución China, la conformación de la Corea Comunista o la malograda Cuba. Modelo este último que por cierto, siempre intentan desde algunos sectores de la “izquierda ibérica” alejar o diferenciar del modelo soviético o coreano, no entraré a cuestionar dicha diferenciación, pero sí a enunciar, que a día de hoy, es imposible conformar en Cuba un sindicato libertario no dependiente del Partido único de la Isla caribeña, hecho el cual desde mi punto de vista supone y deja en evidencia, el modelo de sociedad autoritaria y coercitiva que supone el modelo cubano.
Si enfocamos el objetivo hacia la política institucional y comenzamos a investigar las propuestas que, desde dentro de este marco, han intentado transformar la sociedad, nos encontramos con una sucesión de fracasos históricos que ratifican la teoría que en este texto vengo a exponer.
Los primeros ejemplos más recurrentes que se me vienen a la cabeza, son los llamados proyectos “socialistas” que sucumbieron en el pasado siglo en el este de Europa, modelos de sociedad que se asentaban en una oligarquía de partido, donde el poder político, social y económico recaía en los diferentes órganos del partido único, sujeto político, que se encargaba de “guiar” a una sociedad alienada, jerarquizada y organicista de la que el propio Marx hubiera salido corriendo. Por no hablar si seguimos una línea similar, del fracaso que supuso la Revolución China, la conformación de la Corea Comunista o la malograda Cuba. Modelo este último que por cierto, siempre intentan desde algunos sectores de la “izquierda ibérica” alejar o diferenciar del modelo soviético o coreano, no entraré a cuestionar dicha diferenciación, pero sí a enunciar, que a día de hoy, es imposible conformar en Cuba un sindicato libertario no dependiente del Partido único de la Isla caribeña, hecho el cual desde mi punto de vista supone y deja en evidencia, el modelo de sociedad autoritaria y coercitiva que supone el modelo cubano.
Por último y en torno a esta tradición estatista de corte “marxista”, por establecer una denominación paraguas más o menos fidedigna, no podemos dejar de hablar de la reciente experiencia que han supuesto los gobiernos de América Latina en Ecuador, Bolivia o Venezuela, gobiernos, que se han sustentado en un “populismo de izquierdas” basado y asentado en políticas extractivistas y productivistas, no es mi intención como es evidente cuestionar dichos modelos desde una visión liberal y capitalista, si lo es por el contrario, fundamentar mi crítica en base al análisis que desarrollan muchas compañeras libertarias y ecologistas de América Latina; no solo existen blancos o negros, también en la vida existe cabida para los grises, por ese motivo, no todos los que cuestionamos “la revolución bolivariana” nos situamos del lado de los fascistas liberales venezolanos, de la misma manera, que cuando cuestionamos a Podemos no nos emplazamos en el lado de Ciudadanos o el PP.
Dicho esto, giraré el objetivo hacia las supuestas “democracias europeas” donde proyectos que se planteaban como una alternativa de cambio integral, me refiero a los verdes de Petra Kelly- considerados a sí mismos como un partido-antipartido-, entraron y se asentaron en la política alemana bajo circunstancias muy excepcionales; los escándalos de financiación (Caso Flick), junto con otras cuestiones, dieron lugar al cuestionamiento de un sistema político que por el año 1976 se repartía el 99% de los votos de la RFA entre tres partidos, democristianos, socialdemócratas y liberales. Todo esto, significó el abono perfecto para la creación de un nuevo partido político, situación, que a muchos/as nos recuerda a el nacimiento de Podemos derivado de la crisis bipartidista que se dio en el Estado Español- la historia no siempre se repite, pero a veces, puede ser similar en cuanto a la creación y deconstrucción de los sujetos políticos-.
Como suele caracterizar a los movimientos políticos que se institucionalizan, la confrontación entre “Realos” (dirigentes cercanos a la socialdemocracia) y l@s “Fundis” (leales a los principios del ecologismo social y la democracia directa) conllevó que en 1991 el control del partido recayera en manos de una alianza de centristas y ecoliberales. Los pactos con el PSD alemán y la normalización del sistema capital-productivista en Alemania, envió el espíritu rupturista inicial de l@s verdes a la papelera de la historia.
Al hilo de lo enunciado en el párrafo anterior me gustaría señalar, que cualquier pacto con sujetos políticos que difieran en materias tan importantes como el modelo productivo (“socialismo estatista”, social-democracia VS economía post-productivista) o de organización política (democracia directa VS democracia representativa o de partido único) conlleva con el tiempo una ruptura de dicha coalición, o la asimilación por el contrario, por parte del sector ecosocial de los métodos y contradicciones insalvables del sistema político y socio-económico actual.
Por lo tanto, es fundamental recordar que en el hipotético caso de que llegaran al poder los verdes en la actualidad, estos tendrían que lidiar e intentar conjugar una sociedad ecosocial y horizontal con gigantes capitalistas como Amazon o el Banco Santander, sin olvidar, que tendrían que gestionar estructuras violentas y coercitivas como el ejército, la policía o la Guardia Civil. Todo ello, supone a mi entender un callejón sin salida que emplaza al movimiento ecosocial a buscar otras vías al margen de la política institucional, ya que lo relatado anteriormente supone una serie de contradicciones insalvables.
Si seguimos con la cámara de la historia y apuntamos el objetivo, en esta ocasión, hacia la Grecia actual, nos chocamos de frente con la realidad de Syriza y de todos aquellos recortes (en el caso de las pensiones), privatizaciones (referentes al agua y al metro en Atenas), y de un sin fin más de medidas del estilo que se ejecutarán en el futuro para seguir las directrices de la Troika. Todo ello, ha venido acompañado de un malestar social que ha llevado al país, de nuevo, a un contexto de huelga. Otros hechos que son recurrentes de criticar al ejecutivo griego son su lamentable gestión de la crisis de las refugiadas o la venta de armas al Estado de Israel.
Si retornamos a nuestra casa, a la Península Ibérica, son varios los ejemplos que evidencian que es imposible avanzar hacia otro modelo civilizatorio desde las instituciones; la pésima gestión que se hizo del asunto de los titiriteros por parte del Ayuntamiento de Madrid, al igual, que las promesas incumplidas en torno a la municipalización de los servicios externalizados, son algunos de los hechos objetivos que nos demuestran que cuando hay que tomar decisiones que promueven trastocar el imaginario colectivo vigente, el equipo de gobierno de Ahora Madrid, prefiere no remover demasiado la realidad hegemónica, no vaya a ser, que sus socios de Podemos no puedan revalidar sus “Ayuntamientos del cambio” dentro de 2 años por radicales y antisistema, es preferible qué duda cabe, que nada de lo instaurado se modifique o cambie.
En este contexto “matriexco” el Ayuntamiento de Madrid invierte en proyectos de economía social para maquillar su rostro por un lado, y por el otro, Manuela Carmena no tiene reparo en asistir a actos de la Fundación Reina Sofía, a eventos religiosos junto con obispos y cardenales o a negociar con la patronal todo tipo de acuerdos, que más que favorecer a las mayorías sociales, ahogan aún más si cabe a las clases populares de la ciudad madrileña.
No se trata se soltar bilis por la boca, ni de criticar por criticar, ya sabemos que Ciudadanos, el PSOE y el PP son una vergüenza y la encarnación de los poderosos, pero dicho lo dicho, creo que es hora de plantearnos las siguientes preguntas:
¿Qué es Podemos?, ¿Realmente nos pensamos que van a poder cambiar la realidad vigente desde unas reglas que están diseñadas para mantener la situación actual? , ¿De verdad nos pensamos que si Podemos llegará al poder podría instaurar un sueldo máximo interprofesional para asentar en el Estado una Renta Básica para todos y todas las ciudadanas?, ¿Podría Podemos domar a la Troika y sus exigencias?, ¿Sacaría Podemos de la OTAN al Estado Español?, ¿cómo gestionaría Podemos o EQUO- que dicen ser pacifistas estos últimos-estructuras antidemocráticas y violentas como el ejército o la Guardia Civil? Estas y muchas otras preguntas que me dejo en el tintero, solo son algunas de las contradicciones insalvables que no quieren reconocer o preguntarse much@s de l@s cargos públicos de Podemos, Equo o la “izquierda parlamentaria” en general.
Algunos, entendíamos la realidad municipal como una esfera diferente a la parlamentaria o la autonómica, en mi caso, tomando como referente el municipalismo libertario de Murray Bookchin. Dicho esto, una vez te sumerges en ese mar y te colocas el traje de buzo, eres más que consciente de que te enfrentas ante dos posibilidades, o bien por un lado, asimilarte al sistema y conformarte con hechos simbólicos que verdaderamente no trastocan la sumisión que viven las mayorías sociales ni mitigan la explotación que sufre el planeta, o bien por el otro, agarrar la realidad de frente y continuar la lucha desde otros marcos de actuación más sanos y horizontales.
Por último y por no hacer más extenso un artículo que daría para unas Jornadas de varios días, quería recordar desde estas líneas lo que está ocurriendo en Barcelona. La antigua activista de la PAH, Ada Colau, que gritaba a pleno pulmón aquello de “fuera la mafia”, ha acabado cogobernando la ciudad con el PSC, reprimiendo a los manteros de su ciudad, acogiendo ferias que promueven un modelo de sociedad megalómana y consumista diametralmente opuesto al que defendían en su programa, o bien por otro lado, ejerciendo una gestión lamentable del conflicto del Metro de Barcelona.
Al final y desgraciadamente el círculo se cierra y los que decían ser la alternativa se apoyan en los que eran la casta para poder gobernar o cogobernar, los que antes eran lo mismo, el PP y el PSOE, ahora parece ser que ya no lo son tanto para la gente de Podemos, existen matices dicen ahora l@s de morado, en fin, cada uno y cada una que saque sus propias conclusiones. Eso sí, si me pidieran que definiera con una sola palabra el significado de la política institucional, diría sin lugar a dudas, que dicha palabra es la hipocresía.
“Las instituciones estatales-en todas sus esferas- son un freno para aquellas personas que buscamos la ruptura con el sistema capital-productivista y la construcción de una alternativa civilizatoria más ecológica, feminista y libertaria.”
[Tomado de https://ekinarenekinaz.com/2017/06/03/la-via-institucional-como-freno-para-un-cambio-integral.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.