[Nota previa: Para conocimiento y discusión compartimos este artículo de opinión donde se dan serias críticas a la llamada “revolución” en el país de Venezuela. Sin embargo, aclaramos la no adhesión a la idea final que presenta sobre que el curso final a seguir es el de la “dictadura del proletariado” y la necesidad de un partido político para liderar la revuelta social, dado a que esto va totalmente en contra de la idea libertaria y anarquista.]
Partido Comunista Internacional
La confrontación política entre el gobierno y los partidos y movimientos que lo apoyan, por un lado, y la oposición y los diferentes partidos y movimientos que allí se agrupan, por el otro, se ha agudizando hasta retomar los niveles de violencia que se presentaron hace pocos años con las llamadas “guarimbas”, barricadas y cierre de calles y avenidas, así como ataque y quema de unidades de transporte y sede de diferentes instituciones. Durante los últimos dos años han venido realizando ensayos de diálogo político entre ambos bandos burgueses, con la intermediación de expresidentes y luego también del Vaticano.
La oposición ha movilizado a masas nutridas principalmente por sectores de la pequeña burguesía y ha planteado la exigencia de la realización inmediata de elecciones presidenciales como supuesta salida a la crisis económica que tiene como efectos más palpables la inflación y caída del salario real, el desabastecimiento de productos básicos y el desempleo o inestabilidad del empleo. La jugada de la oposición crear un ambiente de presión política que propicie o fuerce el adelanto de las elecciones antes de que el gobierno controlado por el chavismo tenga tiempo para recuperarse y rescatar la preferencia en el voto de los electores. La oposición también tiene influencia en sectores de la clase obrera y en estratos pobres de la población, pero es la “clase media” la que asume de manera más radical y firme sus consignas.La oposición se debate en una lucha interna de liderazgos que se expresa en la coexistencia de una táctica de uso de la violencia, con la esperanza de que organismos internacionales intervengan a su favor, por un lado y, por el otro, la movilización de calle que conduzca a realización de elecciones.
El gobierno y los partidos del chavismo logran movilizar a estratos de la pequeña burguesía y a importantes sectores de la clase obrera y sectores pobres y han respondido a la oposición con argumentos legales y constitucionales. La situación de crisis ha venido debilitando el respaldo electoral del chavismo, que ha respondido con un conjunto de acciones de corte demagógico como la entrega de comida a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), el Carnet de la Patria (registro de beneficiarios de las misiones) y la continuidad de las misiones (programas sociales del chavismo). El gobierno del chavismo ha invertido importantes recursos en una estrategia mediática dirigida a presentar una cara de “gobierno del pueblo” y de “logros de sus misiones o programas sociales”.
El chavismo internamente también presenta sus contradicciones como expresión de la pugna de sus liderazgos por el control de los recursos y de posiciones en el control del gobierno.
De esta manera, la crisis en Venezuela, aún teniendo como base la crisis económica capitalista, es básicamente una crisis política derivada de la disputa de dos grandes frentes o fracciones burguesas por el control del gobierno.
El chavismo ha venido desarrollando pactos en su gestión de gobierno para compartir decisiones a nivel empresarial pero si dar espacio a los partidos políticos de oposición. Ejemplo de esto es el Consejo Nacional de Economía, que reúne al empresariado y al gobierno y donde se toman diferentes decisiones de consenso, mientras en los medios el gobierno mantiene declaraciones hipócritas y altisonantes contra el empresariado.
Ante el recrudecimiento de la violencia en focos aislados en algunas ciudades y principalmente en las áreas residenciales de la pequeña burguesía, el gobierno ha respondido no solo con la movilización de sus seguidores, sino con la represión que ha arrojado saldos de muertes, heridos y detenidos.
La jugada política más reciente del gobierno fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Con este movimiento el gobierno presenta un mecanismo, previsto en la Constitución, que le permite reivindicar su vocación de diálogo, mientras la oposición mantiene que la Constituyente es solo una forma de ejecutar un golpe de Estado y en las primeras de cambio declaró que no participará en la Constituyente porque ésta no es necesaria para lograr el adelanto de las elecciones presidenciales. Ya el gobierno comenzó a reunirse con diferentes sectores de la sociedad para informar sobre esta convocatoria que conducirá en primera instancia a la elección de los diferentes constituyentistas. Por supuesto que con esta Asamblea Constituyente el gobierno pretende ganar tiempo para recuperar apoyo electoral, distraer a las masas con la expectativa de que de aquí se derivarán soluciones a la crisis y ampliar su espacio de conciliación y negociación con sectores empresariales que le han venido siendo adversos.
Los trabajadores asalariados se han mantenido siguiendo detrás de las consignas antiobreras y demagogicas de los dos frentes burgueses en lucha. Cuando algún sindicato o dirigente sindical ha pretendido impulsar la lucha reivindicativa al margen de estos dos frentes burgueses, el gobierno los ha reprimido con la acusación de terrorismo y ante el silencio cómplice de la oposición.
Los trabajadores asalariados solo podrán avanzar hacia una salida a la crisis cuando logren dar la espalda tanto a los chavistas y su gobierno como a los opositores, cuando reanuden la lucha de clase por sus reivindicaciones inmediatas, organizados por la base y en sindicatos de clase y asumiendo el programa revolucionario bajo la dirección del partido comunista internacional.
[Tomado de http://www.international-communist-party.org/Espanol/ElPartid/ElPar010.htm#Venezuela]
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