José Burelli
Pareciera ser que en Venezuela la profesión más importante es la de ser abogado constitucionalista, cuando lo que necesitamos con urgencia para salir del atolladero económico, son ingenieros agrónomos, veterinarios, biólogos, tecnólogos y científicos de toda laya que contribuyan a romper la dependencia tecnológica que nos impide producir para abastecernos y exportar excedentes que diversifiquen nuestros ingresos por vías distintas a los hidrocarburos; por cierto que a estas alturas del S. XXI las cúpulas incompetentes de esta industria siguen vendiendo a los mercados internacionales el petróleo crudo sin procesar, desaprovechando la enorme riqueza implícita en los precios en que se cotizan estos derivados a nivel mundial.
No soy experto en derecho constitucional y abordo la pregunta del por qué Maduro y su entorno convocan una Asamblea Nacional Constituyente desde la perspectiva del sentido común, de quien irónicamente alguien ha dicho, que es el menos común de los sentidos. Creo que la crisis en Venezuela reviste varios aspectos: es económica, social, política y sobre todo de orden moral ya que la ausencia de ética como fue la dilapidación de veinticinco mil millones de dólares a las mal llamadas empresas de maletín (pues son importantísimas trasnacionales), por la tardía denuncia hecha por Jorge Giordani en el 2013 y de quien la Fiscal todavía no da la lista de ladrones imputados en este crimen de lesa patria. Reitero que la depravación moral y la flojera rentista de la dirigencia gubernamental es la que nos ha conducido a esta deplorable situación; el descalabro del país no es de orden constitucional, en consecuencia la mejor constitución del mundo como en su momento se le llamó y las mejoras que puedan hacérsele, no funcionarán porque será conducida por los mismos líderes.
Se trata pues de una argucia de Maduro para sobrevivir mediante mecanismos populistas que le aseguren el triunfo plebiscitario en el que se pretende engañar una vez más al pueblo con las promesas de los CLAP y la propiedad de las viviendas entre otras y donde quizás se incluya una prolongación del periodo presidencial. Sin la probidad ética de sus conductores la mejor de las constituciones será letra muerta, ella no nos dará de comer ni nos proveerá de las medicinas necesarias para curarnos. Creo que somos la única revolución en el mundo donde la conducción ha estado en manos de constitucionalistas, imaginemos que si la China estuviese bajo la rienda estos leguleyos ineficientes, sus aproximadamente 1300 millones de habitantes practicarían el canibalismo.
Nos hemos retrotraído a la Edad Media, a estos sabios doctores de la ley sólo les falta usar pelucas blancas y hablar en latín. Pobre Venezuela, a los ladrones que nos están gobernando los quieren sustituir los tahúres de la MUD, no se vislumbra por ninguna parte la alternativa verdaderamente revolucionaria.
Pareciera ser que en Venezuela la profesión más importante es la de ser abogado constitucionalista, cuando lo que necesitamos con urgencia para salir del atolladero económico, son ingenieros agrónomos, veterinarios, biólogos, tecnólogos y científicos de toda laya que contribuyan a romper la dependencia tecnológica que nos impide producir para abastecernos y exportar excedentes que diversifiquen nuestros ingresos por vías distintas a los hidrocarburos; por cierto que a estas alturas del S. XXI las cúpulas incompetentes de esta industria siguen vendiendo a los mercados internacionales el petróleo crudo sin procesar, desaprovechando la enorme riqueza implícita en los precios en que se cotizan estos derivados a nivel mundial.
No soy experto en derecho constitucional y abordo la pregunta del por qué Maduro y su entorno convocan una Asamblea Nacional Constituyente desde la perspectiva del sentido común, de quien irónicamente alguien ha dicho, que es el menos común de los sentidos. Creo que la crisis en Venezuela reviste varios aspectos: es económica, social, política y sobre todo de orden moral ya que la ausencia de ética como fue la dilapidación de veinticinco mil millones de dólares a las mal llamadas empresas de maletín (pues son importantísimas trasnacionales), por la tardía denuncia hecha por Jorge Giordani en el 2013 y de quien la Fiscal todavía no da la lista de ladrones imputados en este crimen de lesa patria. Reitero que la depravación moral y la flojera rentista de la dirigencia gubernamental es la que nos ha conducido a esta deplorable situación; el descalabro del país no es de orden constitucional, en consecuencia la mejor constitución del mundo como en su momento se le llamó y las mejoras que puedan hacérsele, no funcionarán porque será conducida por los mismos líderes.
Se trata pues de una argucia de Maduro para sobrevivir mediante mecanismos populistas que le aseguren el triunfo plebiscitario en el que se pretende engañar una vez más al pueblo con las promesas de los CLAP y la propiedad de las viviendas entre otras y donde quizás se incluya una prolongación del periodo presidencial. Sin la probidad ética de sus conductores la mejor de las constituciones será letra muerta, ella no nos dará de comer ni nos proveerá de las medicinas necesarias para curarnos. Creo que somos la única revolución en el mundo donde la conducción ha estado en manos de constitucionalistas, imaginemos que si la China estuviese bajo la rienda estos leguleyos ineficientes, sus aproximadamente 1300 millones de habitantes practicarían el canibalismo.
Nos hemos retrotraído a la Edad Media, a estos sabios doctores de la ley sólo les falta usar pelucas blancas y hablar en latín. Pobre Venezuela, a los ladrones que nos están gobernando los quieren sustituir los tahúres de la MUD, no se vislumbra por ninguna parte la alternativa verdaderamente revolucionaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.