Claudia González
Valeria Giacomoni, historiadora e investigadora de la pedagogía libertaria y racionalista, y miembro del Ateneo Enciclopédico Popular de Barcelona desde 2004, publica su primera obra: Joan Puig Elías. Anarquismo, pedagogía y coherencia, sobre el librepensador y creador de la Escuela Natura.
"El anarquismo es saber elegir, poder elegir. En mi experiencia académica nadie me ha hecho elegir nada, todo es impuesto", estima la historiadora e investigadora de la pedagogía libertaria y racionalista, Valeria Giacomoni. La teoría de que la sociedad es una marioneta de "las altas esferas" se agudiza conforme el hombre "progresa". Las herramientas de control hacia las masas aumentan. Las nuevas tecnologías han provocado que perdamos ese contacto con la naturaleza. Ya pocos universitarios toman apuntes a mano y casi nadie se pregunta dónde acaba el horizonte porque ya ni se vislumbra desde que todo cabe dentro de nuestro smartphone. ¿Qué hacer cuando uno acaba la enseñanza obligatoria? La respuesta ni se cuestiona ni se debate: seguir estudiando. Todo esto es lo opuesto a la libertad. Lo contrario al pensamiento crítico y a la capacidad de escoger sin que el impulso consumista, de plástico e irracional, sea el que decida.
Valeria Giacomoni, historiadora e investigadora de la pedagogía libertaria y racionalista, y miembro del Ateneo Enciclopédico Popular de Barcelona desde 2004, publica su primera obra: Joan Puig Elías. Anarquismo, pedagogía y coherencia, sobre el librepensador y creador de la Escuela Natura.
"El anarquismo es saber elegir, poder elegir. En mi experiencia académica nadie me ha hecho elegir nada, todo es impuesto", estima la historiadora e investigadora de la pedagogía libertaria y racionalista, Valeria Giacomoni. La teoría de que la sociedad es una marioneta de "las altas esferas" se agudiza conforme el hombre "progresa". Las herramientas de control hacia las masas aumentan. Las nuevas tecnologías han provocado que perdamos ese contacto con la naturaleza. Ya pocos universitarios toman apuntes a mano y casi nadie se pregunta dónde acaba el horizonte porque ya ni se vislumbra desde que todo cabe dentro de nuestro smartphone. ¿Qué hacer cuando uno acaba la enseñanza obligatoria? La respuesta ni se cuestiona ni se debate: seguir estudiando. Todo esto es lo opuesto a la libertad. Lo contrario al pensamiento crítico y a la capacidad de escoger sin que el impulso consumista, de plástico e irracional, sea el que decida.
Cuando para la gran mayoría el anarquismo es sinónimo de caos, para Valeria Guiacomoni significa armonía. "El ideal máximo del anarquismo es lograr la armonía para cambiar el mundo”. Esta joven italiana, originaria de Trento se mudó a Barcelona nada más acabar la carrera de Filología Hispánica al conseguir una beca en el Ateneo Enciclopédico Popular, donde es miembro desde 2004. Cuenta que al estudiar la historia de España en la carrera, se encontró con una figura inédita en la literatura italiana: el anarquista. "Estudié toda la difusión del anarquismo en España antes de la Guerra Civil y de lo que pasó durante y... me picó mucho la curiosidad". Y tanto, se metió de lleno en el movimiento político, pero sobre todo enfocó sus investigaciones en la pedagogía y en el inicio de la escuela libertaria con la inauguración de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia, en 1901. Sin duda, un cambio radical de la estructura escolar que se llevó a cabo durante el reinado de Alfonso XII y la dictadura de Primo de Rivera.
"Esta propuesta alternativa baja la postura del maestro a la altura de los niños, que es lo que se aspira a cambiar como sociedad, estar todos en el mismo plano. El maestro, como un hermano mayor que acompaña el proceso educativo. El niño en el centro del proceso, y basándose en la curiosidad del niño, y no en un programa que desde fuera decide a priori qué proponerle al niño. Es más una observación. Estimula el apoyo mutuo entre los chicos y fomenta la solidaridad entre los más pequeños y mayores", define Giacomoni sobre esta alternativa pedagógica que inició Ferrer i Guardia. "He tenido la oportunidad de conocer a gente que ha sido alumno de estas escuelas y que ha vivido con grandísima ilusión un momento terrible que era la Guerra Civil. En vez de vivir una época horrible como estaban viviendo los adultos, vivieron unos años de felicidad en la escuela".
Tras realizar numerosas publicaciones en revistas especializadas, ahora Valeria Giacomoni presenta su ópera prima Joan Puig Elías. Anarquismo, pedagogía y coherencia, centrada en la teoría pedagógica del discípulo de Ferrer i Guardia y creador de la Escuela Natura, también en Cataluña. ¿Por qué es tan fundamental la pedagogía en el movimiento anarquista? La investigadora italiana destaca que las alternativas educativas que se fraguan a principios del siglo XX fueron algo único en el mundo. "Era una escuela que rompía los moldes del momento y que desafiaba al monopolio educativo de la Iglesia con una propuesta de educación racional basada en todo lo que se pueda demostrar contra los dogmas de la fe, una propuesta con coeducación de sexos... Fue toda una experiencia muy innovadora para la época y que recogieron los anarquistas para desarrollar su pedagogía porque encajaba perfectamente con sus ideales". Los proyectos de Ferrer i Guardia o Puig i Elías son las únicas pedagogías de este tipo que se han llegado a nacionalizar "y nadie lo sabe".
Con su primera obra, Valeria Giacomoni hace un esfuerzo por recuperar una memoria olvidada por ese miedo asociado, por imposición, al anarquismo. "Ahora existen muchas escuelitas y proyectos pequeños que se definen como libre, pero que no se quieren definir como libertaria. Sin embargo el contenido de la escuela libre es bastante parecido al de la escuela libertaria de los años 30 y 36. Solo que la etiqueta libertaria o anarquista siempre asusta, entonces la mayoría no hace referencia a este tipo de pedagogía", comenta, a lo que continúa: "Siempre se considera que la educación libertaria sea más ideológica, pero lo que yo he encontrado de esa época no es así. Aspiraba a crear hombres y huía de los sectarismos y de la transmisión de ideología".
- En su libro, Puig i Elías habla de liberar la conciencia de los niños, ¿cómo se hace eso?
La propuesta escolar mira en este sentido porque quiere que el niño pueda elegir, expandir sus posibilidades y que no encuentre barreras. Pero los límites son también importantes. Que pueda ir donde la curiosidad le lleva. El espacio es organizado por esquinas, que el niño se pueda mover por el aula, que pueda salir de la escuela, aire libre… y Puig i Elías también manifiesta que la definición de racionalista es demasiado limitada porque el hombre no es solo razón sino también sentimiento. Entonces, en este sentido es abrir también la conciencia. Lo importante no es solo lo que se aprende, el contenido de las materias de cada etapa de desarrollo del niño, si no también cómo se aprende. La conciencia se desarrolla también en esto, en las relaciones humanas, con el maestro, los chicos de alrededor y con la sociedad. Porque a menudo la escuela queda como algo cerrado que no encuentra conexión directa con la vida, y en esto insistían mucho, en las salidas hacia fuera. El contacto con la naturaleza y el exterior es lo que crea conciencia y un espíritu crítico.
¿Por qué no queda nada en la enseñanza pública de esto? ¿Por qué los proyectos alternativos no hacen referencia a esto?, le suelen preguntar durante las presentaciones de su obra sobre Puig i Elías. Las dudas en torno al sistema educativo actual son incontables, como por ejemplo, ¿por qué la enseñanza pública no aborda la política? "Creo que el problema está en qué entendemos por política. Estamos muy acostumbrados a relacionar política con un sistema político de gobierno, y en cambio la política es también lo que hacemos cada día. Las elecciones que tomamos a diario son política", responde. "Parece que la política está a un nivel superior y que es algo que no podemos tocar, pero lo que propone el anarquismo es que la política sea nuestra vida, nuestra elección de vida, la coherencia. Tener coherencia entre lo que uno dice y lo que hace. Por ello, lo que haces cada día refleja tus ideales políticos, eso es lo que yo creo", apostilla.
[Tomado de http://www.lavozdelsur.es/contacto-con-la-naturaleza-y-el-exterior-es-lo-que-crea-conciencia-y-un-espiritu-critico.]
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