J.R. López Padrino
La
Defensoría del Pueblo fue creada como institución encargada de la promoción,
defensa y vigilancia de los derechos y garantías de los venezolanos
establecidos en la carta magna y los tratados internacionales (1999). Desde su
fundación hemos tenido 4 defensores del pueblo: Dilia Parra (1999-2000), Germán
Mundarain (2000-2007), Gabriela del Mar Ramírez (2007-2013) y Tarek William
Saab (2014-). Con excepción de Dilia Parra, todos los demás han sido unos
sátrapas encargados de alcahuetear y validar todas las violaciones de los
derechos humanos llevadas a cabo durante estos 18 años de "desgobiernos
revolucionarios".
Desde
su investidura Tarek William ha actuado más como un rastrero funcionario de
Miraflores, que como verdadero Defensor del Pueblo. Es irónico ver al otrora
defensor de los derechos humanos, convertido hoy en un despreciable esbirro al
servicio de la bota militar represora, dispuesto a mentir, y hasta justificar
conductas oprobiosas por parte de la GN, PNB y paramilitares las cuales
cuestionó con vehemencia en el pasado.
Sobradas
razones tienen más de 84 organizaciones de derechos humanos y la sociedad civil
en solicitar la renuncia de la sabandija de Tarek William. Entre muchas otras
felonías Tarek William ha negado el golpe de Estado perpetrado por el Tribunal
Supremo de Justicia mediante las sentencias 155 y 156 que limitaron la
inmunidad parlamentaria y le otorgaron poderes especiales al iletrado Maduro.
Ruptura del hilo constitucional que fue reconocido incluso por la mismísima
Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz. Sin embargo, según él, solo
se trató de una "contradicción" entre poderes del Estado.
El
"garante de los derechos humanos" en el país tolera la existencia de
sitios de reclusión como la Tumba (SEBIN) donde los detenidos son sometidos a
la tortura denominada "terror gris" (todo está pintado de blanco y la
luz está encendida permanentemente de manera que el preso termina por no
distinguir día y noche) y que apoya el aislamiento de los detenidos considerado
como un castigo absolutamente excesivo e inhumano por el Comité Europeo para la
Prevención de la Tortura. Fantoche del régimen que encubre el secuestro de
venezolanos a manos del SEBIN a pesar de disponer boletas de libertad emitidas
por jueces de la República. Inepto que ha guardado mutismo cómplice ante el
arrojo de objetos contundentes (bombas lacrimógenas) desde un helicóptero del
SEBIN para dispersar manifestaciones pacíficas. Incompetente, que no ha
protestado la incorporación de paramilitares a los operativos de seguridad como
lo contempla el Plan Zamora (nueva fórmula represiva cívico-militar). Cobarde
que ha guardado un silencio bochornoso ante las torturas aplicadas por sicarios
del CICPC y del SEBIN a detenidos políticos, así como el uso de videos
obtenidos producto de esas torturas. Ruin que no ha condenado los ataques con
bombas lacrimógenas a Centros de Salud (Clínica Las Mercedes, Materno-infantil
del Valle). Timorato que no ha expresado su rechazo ante las detenciones
arbitrarias y la aplicación de la justicia militar contra civiles en ejercicio
de sus derechos constitucionales. Secuaz gobiernero que calla ante la
publicación del "Manual del Combatiente Revolucionario" bodrio
nazi-fascista que incita públicamente a la eliminación física de activistas
políticos de la disidencia.
Tarek
William con su nauseabunda actitud ha contribuido a desacreditar aún más a la
ya maltrecha Defensoría del Pueblo, hoy convertida en refugio del
narco-lumpenato bolivariano. El entonces defensor de los derechos humanos
(gobiernos adeco-copeyanos) lo que le permitió ganar centimetraje en la prensa
nacional ha devenido en una marioneta servil del narco régimen de Maduro. Sus
loas a favor de los derechos humanos, sus críticas a los abusos policiales y su
condena a los grupos paramilitares son cosas del pasado. Tarek William hoy
defiende los atropellos de un narco-régimen que ha hecho uso arbitrario e
ilegítimo del poder, violentando los derechos fundamentales de los venezolanos,
asi como erosionando las bases del Estado de Derecho.
Venezuela
es rehén de un narcolumpen cada vez más reducido, pero fanatizado y criminal,
dispuesto a cualquier atropello por mantenerse en el poder. Tarek William es
parte de esa cloaca ideológica que "desgobierna al país", que
prefiere alcahuetear la pestilente bota militar que defender lo que pregonó en
el pasado.
Este
es el verdadero rostro del fascismo bolivariano, tan detestable y falaz como el
del siglo pasado, pero con maquillaje socialista.
[Nota
final de El Libertario: Una
información adicional y reciente sobre este sujeto en "Defensor del Pueblo
cedió cupo en Misión Vivienda y compró con su novia una casita en República
Dominicana" http://periodicoellibertario.blogspot.com/2017/04/defensor-del-pueblo-cede-su-cupo-en.html.]
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