Eglimar Melero
Muchos pensamos que habíamos superado un montón de vicios de la IV República, que el adequismo y copeyanismo habían quedado en el pasado, que las conciencias, la formación y el rumbo que habíamos tomado nos alejaría de tan inefable realidad. Pero hoy con la tristeza hecha rabia, vemos como se nos clienteliza, ya oficialmente con el carnet de la patria y la bolsa CLAP. Opera desde cualquier rincón del país las formas de hacer que giran en torna a conseguir una bolsita de comida para aliviar una semana o dos de angustias por la papa, ya ningún consejo comunal tiene otro punto en agenda que no sea la alimentación, como hacemos, cuánto cuesta, a quien hay que hacerle la carta, a quien se le pide, como se gestiona, pa que fecha viene, etc. La participación está secuestrada por el único interés de la sobrevivencia de los salarios rindiendo con algo de comida subsidiada, entonces entramos todos en el juego macabro del clientelismo, el bozal de arepa, el chantaje, unos con más o menos conciencia de esta realidad pero en definitiva todos bailando al son de la bolsita.
Muchos pensamos que habíamos superado un montón de vicios de la IV República, que el adequismo y copeyanismo habían quedado en el pasado, que las conciencias, la formación y el rumbo que habíamos tomado nos alejaría de tan inefable realidad. Pero hoy con la tristeza hecha rabia, vemos como se nos clienteliza, ya oficialmente con el carnet de la patria y la bolsa CLAP. Opera desde cualquier rincón del país las formas de hacer que giran en torna a conseguir una bolsita de comida para aliviar una semana o dos de angustias por la papa, ya ningún consejo comunal tiene otro punto en agenda que no sea la alimentación, como hacemos, cuánto cuesta, a quien hay que hacerle la carta, a quien se le pide, como se gestiona, pa que fecha viene, etc. La participación está secuestrada por el único interés de la sobrevivencia de los salarios rindiendo con algo de comida subsidiada, entonces entramos todos en el juego macabro del clientelismo, el bozal de arepa, el chantaje, unos con más o menos conciencia de esta realidad pero en definitiva todos bailando al son de la bolsita.
Rasguñamos los bolsillos para comprar las bolsitas que sobran, el cupo que el vecino no puede comprar, la bolsa que un pana te cuadra, comprar a mitad con algún familiar para intentar ayudar, correr porque es en efectivo, es hasta hoy, hay que pagar por adelantado (¿por qué será?, ¿para que no nos robemos la bolsita?) se recoge la plata se cancela y quedamos con la fe puesta en que llegue esa semana, esta sensación de tener comida en esencia porque no te la entregan sino hasta que el proveedor, sepa que su dinero esta cancelado, se armen las bolsas, se traigan al lugar de entrega, se verifiquen las listas de los que pagaron y se preceda a dar la bolsita.
Pero antes de llegar a este punto puede que te amedrenten un poco, diciéndote que no solo debes correr al ritmo de la des planificación para la bolsa, sino que quizá debas bajar a un par de reuniones donde te darán un jarabe e lengua sobre lo importante que resulta que todo el mundo este escuchando la charla, sobre que para que te llegue el CLAP debe haber un responsable del FFM en ese CC, sino lo hay toca elegir quien será y esta persona tendrá que ir a una inducción, que no sabemos de qué trata, pero todo pareciera que si no haces eso no llega el CLAP a tu CC, entonces esta es la nueva forma de captación del FFM? No nos queda muy claro. La cosa es que te sientas, te obligan a cantar el himno completo y en voz de Chávez, te regañan por la poca asistencia, te recuerdan que lo que está en riesgo es la bolsa, reconocen que la bolsa no es lo que alimenta al pueblo, pero si saben que la necesitas y bueno, termina la reunión luego de un par de agotadoras horas, donde al final dicen la fecha probable en la que llegue, no es seguro pero queda ese sabor de esperanza de que todo aquello va valiendo la pena porque la bolsita está cada vez más cerca.
Esta situación es humillante, maltratadora, se burlan de esta precaria situación a la que nos han llevado y de paso nos dejan sin opción a negarnos a participar de todo este circo, banalizan la simbología de izquierda, putean los discursos, insultan nuestra inteligencia, nos obligan a permanecer en un silencio que cada vez es más insoportable, ¿hasta donde llegaremos en este pulso y estas tensiones?
Y el salario, pobre de nuestro salario...
Cada vez más pobre
Ojala al menos nos facilitaran comprar las fulanas bolsas con la cesta ticket, pero parece que eso es mucho pedir.
[Tomado de https://www.aporrea.org/actualidad/a242926.html.]
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