Kerry Bolton
Finalmente, China ha hecho una declaración inequívoca de apoyo a la globalización. El presidente Xi Jinping hizo muy apropiadamente una declaración globalista en el Foro Económico Mundial de Davos, celebrado del 17 al 20 de enero. Se había informado de que esta reunión de Davos se centraría en el aumento de la reacción anti-globalista, personificada en la elección de Trump. También se ocupó de la preocupación por el surgimiento del “populismo”, la manifestación política conservadora del anti-globalismo que no es tan fácil de cooptar como la variedad de “izquierdas”, como lo indica – de nuevo – la histriónica oposición de la izquierda a Trump.
El Presidente Xi promocionó la “globalización inclusiva”, mientras que condenó el “populismo” como promotor de “guerra y pobreza”. Jiang Jianguo, jefe de la Oficina de Información del Consejo de Estado, dijo en un simposio organizado por la Organización Mundial del Comercio en Ginebra, que el presidente Xi iría a Davos para impulsar el desarrollo, la cooperación y la globalización económica a fin de construir “una comunidad humana con un destino compartido”. (‘China; Xi to promote globalization at Davos, not war and poverty’, Reuters, 11 January 2017; http://www.cnbc.com/2017/01/11/chinas-xi-to-promote-globalization-at-davos-not-war-and-poverty.html). Jiang explicó:
“Con el auge del populismo, el proteccionismo y el nativismo, el mundo ha llegado a un cruce histórico donde un camino conduce a la guerra, la pobreza, la confrontación y la dominación, mientras que el otro camino conduce a la paz, el desarrollo, la cooperación y las soluciones mutuamente beneficiosas”. (Ibídem).
El viceministro de Relaciones Exteriores, Li Baodong, en un informe sobre Davos, dijo que “China responderá a la preocupación de la comunidad internacional por la globalización, presentando las opiniones de Pekín sobre cómo impulsar la globalización económica hacia una mayor inclusión”. Li dijo que las críticas al proteccionismo comercial dirigidas contra China, por parte de Trump y otros, eran injustas. “El proteccionismo comercial conducirá al aislamiento y no le interesa a nadie”, dijo. (Ibídem).
Aquí tenemos la retórica primaria que los globalistas han estado usando durante mucho tiempo. Las demandas y expectativas de una “comunidad internacional” son un eufemismo para la “comunidad internacional” de los oligarcas y la “opinión pública” generada por sus medios de comunicación. Hacerlo en nombre de la paz, el desarrollo y la cooperación es indicativo de que China adopta las palabras que han sido utilizadas por los políticos occidentales desde que los Catorce Puntos de Woodrow Wilson promovieron el “libre comercio” como un objetivo de guerra en nombre de un “nuevo orden mundial”, como se llama ahora. Las aventuras imperiales desde Alejandro Magno han sido justificadas en nombre de la paz y la cooperación, y en la era de hoy con frecuencia en referencia a los “derechos humanos”. La Segunda Guerra Mundial fue combatida por los Estados Unidos en el interés – nuevamente – del libre comercio mundial (globalización), como se declara abiertamente en la Carta del Atlántico de Roosevelt. La devastación de Serbia con el fin de obtener la riqueza mineral de Kosovo a través de la globalización se llevó a cabo en nombre de la “paz y la cooperación”. Actualmente existe un departamento kosovar de privatización. Y así podríamos continuar a través de la historia hasta nuestros días, con las aventuras imperiales, las guerras y las revoluciones que se han emprendido en nombre de la “paz”. China salta a bordo del tren globalista y su verdadero rostro queda expuesto ahora que hay un presidente de Estados Unidos que ha hecho algunos comentarios indicando que el comercio globalista de Estados Unidos y las políticas exteriores podrían ser revertidas. Ahora que las líneas de interés se están definiendo con más franqueza,
China se ve obligada a mostrar su mano como un partidario principal de la globalización. De hecho, si Trump hace revertir el globalismo, a pesar de la prominencia de las luminarias de Goldman Sachs como sus asesores económicos, China surgirá como el principal patrocinador estatal de la globalización, con Soros, Goldman Sachs y Rockefeller agarrándose a sus faldas.
China está como siempre dominada por el interés propio en nombre de consignas teóricas. Mientras se practica una economía de mando, exige que otros estados permanezcan abiertos a su dumping. En Nueva Zelanda, recientemente se ha importado acero chino de baja calidad. Actualmente existe una investigación sobre el dumping del acero, pero cuando se plantean preguntas con respecto al comercio con China siempre existe la preocupación por que ella tome represalias. Esta es la «asociación» y la «cooperación» según la definición de China; el otro “socio” debe permanecer siempre subordinado. Esta exigencia de sumisión es parte de la mentalidad de China durante milenios, cuando el emperador fue mantenido como el gobernante mundial por mandato divino. Esta mentalidad imperial ha sustituido al emperador por el Estado. El dumping del acero es un ejemplo práctico de lo que China entiende por “globalización”. (‘MBIE launches investigation into Chinese steel dumping’, Stuff Business Day, 23 December 20156; http://www.stuff.co.nz/business/87920079/MBIE-launches-investigation-into-Chinese-steel-dumping).
El omnipotente Henry Kissinger
El viceministro de Relaciones Exteriores Li añadió en el foro que “los canales de comunicación están abiertos” entre China y el equipo de transición de Trump”, pero advirtió que programar una reunión podría ser difícil”. Una vez más, la actitud es de dominio y desprecio por el extranjero detrás de las sonrisas, los apretones de manos y los trajes de negocios al estilo occidental. Sin embargo, independientemente de la política de Trump, la oligarquía estadounidense siempre tiene asegurado el contacto influyente con China a través del perenne Henry Kissinger. El ex Secretario de Estado, que ha estado cerca de los intereses oligárquicos y especialmente de los de los Rockefeller durante la mayor parte de su larga vida, no ha perdido tiempo en asegurar que, independientemente de Trump, las relaciones de China con los globalistas se mantendrán. ¿Por qué necesitaría China mantener relaciones diplomáticas formales con un gobierno Trump cuando habrá negocios como siempre a través de las excursiones de Kissinger entre los niveles más altos de los negocios de Estados Unidos y China?
Kissinger, cuya llamada “diplomacia del ping-pong” introdujo a China en el sistema mundial de comercio en la década de 1970, cumplía un objetivo principal de los globalistas y, en particular, de los intereses de Rockefeller centrados en torno a la Comisión Trilateral y el Consejo de Relaciones Exteriores. Bloomberg News informa que Kissinger estuvo en Pekín poco después de la elección de Trump, después de haber tenido conversaciones secretas con Trump el 18 de noviembre. Kissinger dijo a la CNN que ‘la gente no debería crucificar’ a Trump ‘a las posiciones que había tomado en la campaña, en las que no insiste’. (‘‘China, Grappling With Trump, Turns to “Old Friend” Kissinger’, Bloomberg News, 2 December 2016, https://www.bloomberg.com/news/articles/2016-12-02/china-grappling-with-trump-turns-to-old-friend-kissinger).
Si salvar puestos de trabajo de la globalización, que Trump claramente identificó con China, no es una línea esencial para el presidente, entonces nada lo es. Es preocupante si Trump indicó a Kissinger que los comentarios sobre China y la globalización eran sólo retórica electoral. Ciertamente los nombramientos de Goldman Sachs para el gobierno no promueven confianza.
Kissinger se reunió con el presidente Xi, agradeciéndole que explicara «la naturaleza de su pensamiento y los propósitos de su política a largo plazo», mientras que Xi respondió que era ‘todo oídos a lo que usted tiene que decir acerca de la situación mundial actual y el crecimiento futuro de las relaciones entre China y Estados Unidos’. Gao Zhikai, intérprete del difunto líder chino Deng, que se encontraba con Kissinger con frecuencia, dijo que Kissinger estaba en “una posición única” para actuar como “mensajero” entre Estados Unidos y China. “Nadie podría reemplazarlo”, dijo Gao. “Ningún otro estadounidense podría obtener el mismo respeto de los líderes chinos o tener intercambios honestos con los líderes chinos”. (Ibídem).
El informe de Bloomberg afirma que Kissinger visitó China 80 veces desde su viaje secreto en 1971 (según la agencia oficial de noticias Xinhua), para restablecer las relaciones diplomáticas, y se ha reunido con todos los líderes chinos desde Mao. ‘Los medios de comunicación estatales lo alaban en cada visita, describiéndolo como un “viejo amigo del pueblo chino”‘. (Ibídem). Kissinger estuvo entre los expertos de los Estados Unidos, entre ellos el ex secretario del Tesoro, Hank Paulson y Elaine Chao, candidato de Trump para el secretariado de transporte, con los que Xi se reunió en febrero de 2012 antes de tomar el poder. El grupo aconsejó a Xi que la comunicación frecuente con su contraparte estadounidense era más importante que repetir visitas formales, según una persona familiarizada con la reunión que pidió no ser identificada porque las conversaciones eran privadas”. (Ibídem.) Esto indica cómo funciona la diplomacia mundial: por encima y más allá del nivel oficial del gobierno, entre oligarcas y sus embajadores, tales como Kissinger. Podríamos agregar que el globalista republicano Paulson, apoyando a Hillary Clinton, condenó el “populismo” de Trump, pero recientemente elogió la elección de Steven Mnuchin como secretario del tesoro por parte de Trump, llegando desde su posición como CEO de Goldman Sachs. (‘‘Former Hillary backer Henry Paulson hails Trump’s choice for treasury’, Newsmax, 30 November 2016; http://www.newsmax.com/John-Gizzi/john-gizzi-paulson-supports-steven-mnuchin/2016/11/30/id/761489/).
Brzezinski
El veterano rusófobo Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad nacional de Jimmy Carter y, como Kissinger, durante gran parte de su vida cercano a los intereses de Rockefeller, es también una figura fundamental en el establecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y China. Brzezinski sirvió como director fundador de la Comisión Trilateral, establecida por David Rockefeller con el propósito de promover las relaciones entre China y los oligarcas globalistas. En una reciente entrevista con Huffington Post, Brzezinski reiteró la agenda globalista, incluyendo la alarma por la expansión del populismo y la victoria de Trump. Como Kissinger, Brzezinski sigue siendo un destacado actor en la diplomacia internacional. Sus puntos de vista indican que los oligarcas occidentales y China están de acuerdo. Brzezinski sigue siendo anti-ruso como pro-chino, expresando la línea que se ha lanzado en los medios de comunicación de que Rusia interfiere en la política interna, aunque el National Endowment for Democracy haya sido patrocinado por el gobierno de los EE.UU. precisamente para ese propósito. Habiendo sido el negociador de la política de Estados Unidos de “One China”, a Brezinski se le preguntó por su reacción ante la audacia de Trump de aceptar una llamada telefónica de felicitación de la presidente de Taiwan, indignando a China. Como durante la Guerra Fría, los estrategas estadounidenses siguen viendo a China como un elemento importante para contener a Rusia:
“El peligro que veo es que está provocando antagonismo en esta relación principal de la política exterior estadounidense sin ningún logro estratégico significativo. No es nuestro interés antagonizar con Pekín. Es mucho mejor para los intereses americanos que los chinos trabajen estrechamente con nosotros, forzando así a los rusos a seguir su ejemplo si no quieren quedar afuera, en el frío. Esa constelación da a los EE.UU. la capacidad única de llegar a todo el mundo con una influencia política colectiva. … Un mundo en el que Estados Unidos y China están cooperando es un mundo en el que la influencia estadounidense se maximiza. Si reducimos esto a través de estúpidas irritaciones, ¿qué conseguiremos? (Nathan Gardels, ‘Brzezinski: America’s Global Influence Depends On Cooperation With China’, The World Post, Huffpost, 23 December 2016; http://www.huffingtonpost.com/entry/zbigniew-brzezinski-america-influence-china_us_585d8545e4b0d9a594584a37)
Brzezinski ve en el acuerdo chino-estadounidense una “maximización” del poder de Estados Unidos. Se le preguntó si las indicaciones pro-rusas de Trump serían útiles para contener a China como rival de Estados Unidos. La respuesta de Brzezinski es un inequívoco “no”. Él ve a los verdaderos actores de poder en Estados Unidos y China como tándem, como parte del ‘grupo dominante’, y a Rusia siendo mantenida como subordinada.
“Rusia no es rival de América en términos de lo que tiene que ofrecer en el trato con China. Los chinos saben muy bien que, aunque nos debilitemos, agotemos y confundamos, Estados Unidos es básicamente el número uno en el mundo, y ellos, los chinos, también son casi un número uno. Por lo tanto, China tiene que elegir. Si opta por estar en contra de Estados Unidos, acabará perdiendo. Está más en su interés pertenecer al grupo dominante. Lo contrario también es cierto para Estados Unidos si empuja a China lejos”. (Ibídem).
Brzezinski utiliza la misma lógica para justificar la hegemonía globalista mundial que la que ahora es promovida por el presidente Xi en Davos; que sólo la supremacía chino-estadounidense puede asegurar la estabilidad global. Rusia no tiene importancia. Puede ser mantenida abajo por las dos súper potencias hegemónicas. China está leyendo el guión globalista escrito por Kissinger y Brzezinski. Brzezinski continúa:
“Para subrayar la realidad estratégica que ya he esbozado, los EE.UU. y China son las potencias dominantes del mundo. En la medida en que hemos trabajado juntos durante los años transcurridos desde la normalización de las relaciones, no ha sido para el mal propósito de la guerra o de la conquista, sino para el bien de mejorar la seguridad y la estabilidad necesarias para que cada uno persiga sus propios intereses. En el mundo de hoy, China no puede conducir sola. Tampoco puede Estados Unidos. Para ponerlo en términos más agudos, aun si parecen paradójicos, si Estados Unidos intenta ir solo en el mundo sin China, no será capaz de afirmarse. Si tenemos esto en mente, podemos comenzar gradualmente a dar forma a un mundo que sea más estable que el mundo de hoy, que es muy inestable y muy impredecible. Los intereses a largo plazo de Estados Unidos radican fundamentalmente en profundizar nuestros lazos con China, no en desarraigarlos por ganancias percibidas a corto plazo”. (Ibídem).
[Fragmento extraído de http://www.ruptura.info/opinion/internacional/la-agenda-globalista-de-china-kerry-bolton.]
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