Humberto
Decarli
LA UTOPÌA
El deseo de superación del difícil mundo que vivimos se
traduce en la búsqueda de una realidad mejor. Es la tendencia a la superación,
al empleo de la imaginación al servicio de la transformación hacia adelante
porque puede haber metamorfosis gatopardianas y las peores, las regresivas. El
término utopía se concibe generalmente como un sueño a ser materializado en
contraste con distopìa que resulta en pesadilla. No obstante, esa posibilidad
de pensar en un mundo mejor varía de acuerdo a la perspectiva de su
realización. Hay mucha literatura acerca de este concepto, siendo la más
conocidas la de Tomás Moro y la de Campanella.
La distopìa ha sido analizada por dos escritores
extraordinarios: Aldous Huxley y George Orwell. El primero enfoca la distorsión
opresiva en escenarios más sofisticados y eficaces, como el lenguaje, el
pensamiento, la consciencia social, las ideas promovidas por los medios al
servicio del poder, la educación como instrumento ideológico, la droga y en
general, todos los artilugios destinados al conformismo, a hacer feliz al
esclavo. En Un mundo feliz se narra el ángulo totalitario sutil.
El trotskista británico se concentró en el poder
disciplinario, en el Gran Hermano, en Winston Smith, la represión, los
elementos coercitivos como el derecho, la policía y las fuerzas armadas. Es la
coacción tajante que oprime de una manera pedestre a las personas. Lo canalizó
en obras como 1984 y Rebelión en la granja.
Como ejemplos de la distopía orweliana tenemos a la
extinta Unión Soviética, la República Popular China, Corea del Norte, Cuba o
Vietnam, entre otros. La de Huxley se cumple en los regímenes dictatoriales
postmodernos como Belarus, Venezuela, Nicaragua y Kazajstán. Su plataforma
ideológica reside en dogmas de fe o la comprensión del mundo a través de
ontologías y no en categorías históricas. Verdades inmutables o axiomas
incuestionables para sustentar la severidad de sus ideas sin probabilidad de
cambios.
En cambio la utopía se manifiesta de otra forma. Así, si
su búsqueda se expresa de manera directa estaríamos en presencia de una utopía
inmediata porque sus efectos y estructuración se dan en corto plazo con las
secuelas propias del eco que pudiese generar. Este sueño es el defendido por el
pensamiento libertario.
Por ejemplo, el mayo francés fue una derrota política
pero dejó la impronta de un mundo mejor en medio del tedio del capitalismo en
un país de desarrollo sostenido. También el caso de la rebelión del parlamento
británico terminada en la dictadura de Oliver Cromwell porque fue el
antecedente de la revolución gloriosa, apertura de las bases de la democracia
representativa contemporánea. La misma guerra federal venezolana a pesar de su
perversión dejó algunos mensajes libertarios en el imaginario social
venezolano. De la misma manera, la rebelión de los señores feudales contra el
rey Juan Sin Tierras se negoció con la Carta Magna y aunque no fue cumplida si
demostró la necesidad de abandonar el poder absoluto.
La inmediatista es un esfuerzo para la conquista de un
anhelo o espacio de libertad y si se alcanza es un sueño tangible
independientemente que no vaya más allá. Pudiera concatenarse a futuros logros
para incrementar la satisfacción de aspiraciones humanas y sociales.
Frente a la anterior encontramos a las llamadas utopías
finalistas cuyo objeto es a largo plazo o estratégico. El marxismo la emplea
para el plano social. Es el paraíso perdido radicado en el comunismo, un nivel
social en el cual no hay contradicciones y todo es felicidad porque se acaban
las clases sociales, cuya lucha, a juicio de esa tendencia, es la partera de la
historia.
El problema de esta teleología es que se renuncia o se
obvian las movilizaciones para llegar a una actividad con obtenciones
inmediatas en función del final. De esta manera los marxistas no se detienen en
luchas contra el racismo, por la igualdad de género, sobre los animales no
humanos, la ecología y otras, porque lo fundamental es la toma del poder
político y no se debe distraer la acumulación de movimientos distintos a la
captura totalitaria del Estado. En este orden de ideas, no vale la pena
conquistar reivindicaciones económicas en el ámbito laboral porque lo
primordial gravita sobre los mecanismos de dominación y no las reformas o
mejoras. Es un camino maquiavélico
El anarquismo lucha por todas las utopías, especialmente
las directas. Las inmediatas se centran
en la llegada en el presente y aunque pudieran no ser victoriosas siempre
dejarán una huella indeleble en la sociedad. El dadaísmo fue una escuela
estética surgida después del desastre de la primera guerra donde se probó que
el progreso de la modernidad no fue tal porque la pulsión tanàtica lo
despedazó. Terminó su ciclo y dio paso a otra idea, el surrealismo fundado en
la libre asociación de ideas. Los socialismos soñadores de los siglos dieciocho
y diecinueve, Fourier, Owens, Saint Simon, fueron catalogados peyorativamente
como socialistas utópicos porque no llegaban a ser científicos producto del positivismo
reinante que arropó al marxismo.
Asimismo, intentar un salto cualitativo social por
intermedio de artificios autoritarios llega a los actos de ingeniería social y
el milenarismo. Hablar del hombre nuevo, idea creada por Franz Fanon y
publicitada por el Che Guevara, se basa en actitudes vanguardistas con la
orientación de dirigir desde arriba la dinámica de la sociedad.
Supeditar la trayectoria al largoplacismo es un elemento
inhibidor hacia espacios de libertad dada la adecuación a un fin devenido en
maquiavelismo. Al final, se convierte en un dispositivo perverso negador de las
aspiraciones instantáneas implícitas en saborear la perfectibilidad. Incluso,
pudieran terminar en distopìa cuando la justificación de los fines se pervierte
en esclerosis y miopía mentales.
En definitiva, la utopía no puede desaparecer del
pensamiento humano porque sería condenarnos al determinismo y a ser unos
eunucos. Quienes plantean su extinción están celebrando la esclavitud y la
negación de la libertad. Sin sueños, sin romanticismo y sin imaginación no
habrá norte en la actividad humana, simplemente nos regiremos por cartabones
preestablecidos como en los sismos mentales ocurridos sin consumir soma o
temerle al Big Brother orweliano.
Es una opción importante la defensa de este trascendente
concepto para poder sostener un bosquejo de la posibilidad de un universo con
capacidad de escogencia, de elegir entre varios planteamientos. Es la respuesta
más contundente frente a quienes aducen haber llegado a la eliminación de las
ideologías porque con la democracia representativa y la economía de libre
mercado hemos alcanzado el desiderátum
de la humanidad y otros, más reaccionarios, pensando en modelos totalitarios
con el barniz de la izquierda.
EL FEMINISMO
Y LA SEXUALIDAD ALTERNATIVA
Uno de los aspectos pendientes de la humanidad es la
igualdad de género y el tratamiento de la sexualidad alternativa. Ambos
renglones constituyen una enorme deuda social porque tanto la mujer como los
miembros de la comunidad GLBTI son indubitablemente excluidos sociales.
En el caso del sexo femenino el enfoque marxista lo
aprecia como una lucha reformista porque la emancipación se logrará cuando cese
la explotación del capital sobre el hombre y la mujer. La lucha por los
derechos de las féminas son anhelos parciales que palidecen ante la lucha de
clases, motor fundamental de la historia.
El enfoque libertario es diferente porque en primer
lugar, es una utopía inmediata cualquier reivindicación lograda así sea lo más
segmentado posible, como por ejemplo el sufragismo, visto retrospectivamente
con un alcance del pasado; en segundo término, en la tradición patriarcal
vigente entre los seres humanos existe una relación de poder entre el hombre
sobre la mujer; tercero, es relevante hacer notar que la mera participación
femenina dentro del Estado en muchos casos, como el venezolano donde hubo un
momento en el cual la fiscal, la procuradora, la presidente del máximo tribunal
y la de la Asamblea Nacional, eran mujeres, no es garantía de un salto
cualitativo; cuarto, porque reproducir las relaciones de poder incluso en el
aparato político es ratificar el stablishment.
Las mujeres libertarias las conoce la historia: Louis
Michel, educadora francesa participante en la Comuna de París y despuès en el
destierro luchó por la defensa de la cultura kanaka en Nueva Caledonia luego de
la derrota y su detención; Enma Goldman, una luchadora ruso-americana presente
en muchos escenarios como el de la insurrección en la ciudad de Kronstadt donde
medió ante Trotsky y Zinoviev para evitar la masacre de los marinos alzados, la
cual a la postre fue materializada; Judith Malino, escritora americana, con su
obra en poesía y en teatro, ha expuestos los planteamientos anarquistas;
La sexualidad alternativa ha sido subestimada por el
marxismo-leninismo porque no es una lucha prioritaria. Lo inmediato es la lucha
de clases para que el proletariado asuma el poder y a partir del Estado haga
tangible la doctrina socialista. Además, el machismo ha influido demasiado en esta
doctrina para darle alguna relevancia a unos seres humanos considerados por la
visión oficial como “enfermos”.
El anarquismo, contrariamente, piensa que la lucha de los
GLBTI es trascendente y debe ser un incentivo de acción inmediata, no es una
simple reforma como peyorativamente la denomina el léxico socialista
autoritario. Estas manifestaciones sexuales deben ser vistas como opciones y no
como patologías.
LA EDUCACIÒN
Con relación a la enseñanza el marxismo y el anarquismo
presentan opiniones distintas. La educación, para el primero, es una senda de
ideologización para formar personas con un pensamiento único. Para el segundo,
es un medio de discusión, de libertad, de democracia y de formación para la
luz.
Los países donde tuvo vigencia el socialismo autoritario
el modelo educativo devino en una molienda donde el Estado impuso unos
conocimientos acríticos para realizar un verdadero lavado de cerebros en los
estudiantes enseñándoles unos principios confesionales del materialismo
histórico y el dialéctico y los profesores condenados a repetir unas enseñanzas
escolásticas. Y fue más allá cuando un científico ruso, Trofim Lysenko,
promovió unas innovadoras ideas sobre la agricultura criticando a los
genetistas aceptados internacionalmente. Fundó el lysenkoismo, teoría sobre el
agro cuyo fracaso fue estruendoso pero estuvo apoyado por la nomenklatura
porque incentivó a los agricultores. Después de la muerte de Stalin fue
desenmascarado pero con la defenestración de Nikita Kruschev fue atacado y
lanzado al ostracismo por su falsa ciencia como lo señaló Andrèi Sajàrov. Caso contrario fue el del economista Nixolài Kondràtiev,
quien sostuvo las crisis de los ciclos del capitalismo contrariando la idea de
Stalin de que era indefectiblemente directa hacia su destrucción. El resultado
fue la ejecución del profesor por haber discrepado del máximo líder.
La docencia ácrata se perfila en la educación libre sin
catecismo ni soluciones finales. León Tolstoy fue uno de sus profesores en
Rusia, al igual que Ricardo Mella y Francisco Ferrer en España. Hubo una
experiencia interesante en el Reino Unido recogida en un libro de Alexander
Neill, intitulado Summerhill, localidad en la cual se experimentó una nueva
forma educativa basada en el régimen de asamblea de la comunidad de profesores
y estudiantes. Muchas corrientes se han inspirado en los principios de este
tipo de educación libre, como las de Bertrand Russell, Paulo Freire y Erich
Fromm.
Mención especial merece el concepto de universidad
autónoma inferida de las luchas del llamado “Cordobazo”, en Argentina en la
segunda década del siglo veinte. Era la universidad democrática donde la
libertad de cátedra y la tolerancia era lo normal. Sin embargo, esta categoría
docente ha entrado en decadencia y una universidad en América Latina en la
actualidad reproduce la burocracia de cualquier alcaldía o entidad estatal.
Debemos destacar la dirección educativa. No es un
criterio desarrollista pensar en profesiones apostando a las industrias del
futuro, esto es, la informática, telemática, cibernética, las ciencias
postnormales, de la complejidad, la robótica, la biotecnología, entre otras. Es
una idea que puede ser manejada en función de las necesidades de la sociedad y
no obedecer, como en Venezuela, a simple búsqueda de la movilidad social (no
probable en estos momentos de la humanidad) o de profesiones tradicionales
inferidas del mantuanaje y la hidalguía hispánica original.
Las concepciones docentes avanzadas trascienden ya la
autoevaluación y coevaluaciòn, la metacognición llegándose a promover la
rebelión de los saberes. Es la transmisión de información y el conocimiento
empleando la libertad como valor supremo.
LA RELIGIÒN
El marxismo-leninismo originalmente fue contrario a la
religión. Marx la definía como el opio que adormece a los pueblos. Siempre hubo
la sustentación materialista opuesta al idealismo, en el cual militaba la
religión, en función del esquema positivista sustentador de esta tesis
generando un prejuicio muy acentuado. El colmo fue que un país comunista, Albania, en su
constitución estatuía que era un Estado ateo y en la realidad se perseguía a
quienes profesaban una fe religiosa como en los peores momentos de la Reforma y
la Contrarreforma.
La Unión Soviética coexistió con la Iglesia Ortodoxa y en
la actualidad Vladimir Putin ha continuado en una alianza estrecha con la alta
jerarquía de ese credo formando parte de los factores de poder gobernantes de
Rusia. Esta situación se ha fotografiado de la manera más fidedigna en una
película reciente llamada Leviathan, donde se narran los vínculos de corrupción
del Estado ruso con la élite religiosa.
En China se ha perpetrado una amplia persecución a las
religiones como el budismo tibetano, al grupo Falun Gong y a los islámicos de
la etnia uigur de la región del Sinkiang en el noroeste de ese país. En
Latinoamérica, en cambio, se dio el nexo con los católicos de la teología de la
liberación, y en muchas zonas hubo la alianza incluso guerrillera de los
sacerdotes con la izquierda como en Colombia con los padres Camilo Torres,
Domingo Laín y Manuel Pérez, quienes fueron comandantes del Ejército de
Liberación Nacional de inspiración castrista.
En las filas libertarias ha acontecido hechos disímiles.
En la guerra española hubo quemas de iglesias y enfrentamiento de la C,N.T. y
la F.A.I. contra el catolicismo por su alianza con la falange de Franco. Sin
embargo, el anticlericalismo se ha ido desvaneciendo porque un aspecto es la fe
religiosa, un derecho de cualquier ser humano, y otra la identificación
política de una determinada religión con el poder.
También hay que aceptar a la religión como un derecho
inalienable de los hombres y las mujeres a profesar la fe deseada. Puede ser un
vehículo de enajenación por sus estrechos nexos con el poder pero puede ser un
vector de liberación del ser humano. Hay budismo revolucionario que siguen un tránsito
de libertad y el caso conocido de León Tolstoy, un anarquista cristiano con una
praxis que dejó asombrado al mundo de Rusia y sus pueblos dominados cuando
repartió sus tierras a los campesinos logrando una colectivización
voluntaria.
DIFERENTES TIPOS
DE MARXISTAS Y ÀCRATAS
Tanto el marxismo como el anarquismo se han fraccionado históricamente
consecuencia de interpretaciones disímiles de su ideología prístina. Las
divisiones corresponden a puntos de vistas distintos en ambas formaciones
llegando incluso a conclusiones diametralmente opuestas.
El marxismo-leninismo tiene muchísimas variantes pero la
impronta del autoritarismo está presente en todas ellas. La categoría de la
dictadura del proletariado es su estadio político más inmediato, vale decir, la
toma del poder de manera totalitaria sin dejar ninguna posibilidad de
coexistencia con otras tendencias.
El partido bolchevique derribó al gobierno transitorio de
Kerensky y procedió a eliminar a todas las demás organizaciones. Luego confrontó
una guerra civil en la cual salió victorioso, incluyendo la persecución de los
anarquistas majnovistas en Ucrania y la liquidación a sangre y fuego de los
marinos de Krostandt ejecutada por Trotsky y Zinoviev desde San Petesburgo. A partir
de este hecho histórico comienza en una forma sistematizada la ideología que
pasamos a resumir en los próximos párrafos.
1. El Estalinismo. Al fallecimiento de Lenin y la
persecución a Trotsky, Stalin emergió como el máximo líder soviético. Su tesis
fue totalmente autoritaria y formó un partido cerrado con un rígido control del
Estado. Son los estalinistas cuya fuente se radica en Vladimir Ilich Ulianov y
sus tesis rígidas.
Es el socialismo en un solo país pero sus nexos con
varios partidos de Europa y varias partes del mundo le permitieron fundar la
III Internacional. Los partidos comunistas, luego de la irrupción soviética
como ganadores de la segunda guerra, constituyeron una sucursal del país euroasiático.
El Comintern y el Cominform fueron las estructuras de control internacional por
parte de Moscú.
2. El Trotskismo. Cuando hubo la purga iniciática de los
años veinte surgió un intelectual, León Tritsky, que enfrentó sin éxito a
Stalin. Se dedicó desde el exilio a organizar la IV Internacional con sus
seguidores, dando una visión de izquierda dentro del movimiento comunista
mundial. Hubo muchos revolucionarios que apoyaron su tesis de la revolución
permanente en diferentes lugares.
Existen formaciones de esta posición en Estados Unidos,
el Reino Unido, Argentina con un movimiento guerrillero importante, el E.R.P.,
Guatemala, con guerrilleros encabezados por Marco Yon Sosa; Perù con
formaciones rurales; en Francia hay varias organizaciones con candidatos presidenciales;
España con el P.O.U.M. en la guerra española donde hicieron coalición frente a
los soviéticos y su máximo líder, Andreu Nin fue asesinado y desaparecido por
los oficiales del ejército rojo; en Venezuela existen varios grupos de esta
corriente, como el P.S.L., Marea Socialista y el portal Aporrea y La Liga de
los Trabajadores por el Socialismo, con desplazamientos sinuosos respecto al
chavismo aunque en los actuales momentos se oponen al gobierno madurista.
A pesar de presentar una imagen revolucionaria, pero unos
apóstatas según los estalinistas, el trotskismo sostiene las tesis de la
dictadura del proletariado y es una variante quizá más flexible que su par
bolchevique. Pero apuesta siempre al autoritarismo. Se ha dividido en muchas
corrientes por posturas disímiles acerca de aspectos coyunturales y
estructurales.
3. El maoísmo. Fue una tendencia importante luego del
rompimiento con Moscú en los años sesenta. Tuvo un exacerbado culto a la
personalidad de Mao Ze Dung, quien contrarió a Stalin cuando incorporó a la
clase campesina al ejército revolucionario triunfante terminado con el desalojo
de los nacionalistas quienes quedaron confinados a la isla de Taiwán.
El maoísmo se formó con las obras de Mao y las
iniciativas desde el Estado chino como las disparatadas Un salto hacia
adelante, una industrialización compulsiva terminada en quiebra; y la
revolución cultural o proletaria, una inmensa purga contra la tendencia del
defenestrado presidente Liu Shao Shi, el organizador del aparato Den Ziao Ping,
el vicepresidente Chu Te y el alcalde de Pekìn, Pen Cheng.
El resultado de esta conmoción política fue la
entronización de Mao como jefe de Estado, El subterfugio para emprenderla fue
una campaña contra la burocratización derivada de la ausencia de cambio en la
superestructura ideológica de la sociedad. Fue extremadamente autoritaria como
lo demostró la Comuna de Shanghái, donde se estatuyó un gobierno tripartito
entre el partido, el ejército y la gente, dominando siempre la coalición de los
comunistas con los uniformados.
Esta tendencia tuvo influencia fuera de China como lo
demuestra la existencia de un país que la secundó en la confrontación con los
soviéticos, Albania. Esta pequeña nación balcánica, con un líder estalinista
como fue Enver Hoxha, se alineó con Beijing. La Camboya de Pol Pot fue maoísta,
las guerrillas de Nepal, Sendero Luminoso en Perú, los movimientos en Francia e
Italia (el grupo nucleado en torno a la publicación Il Manifiesto), el Ejército
Popular de Liberación colombiano e incluso en Venezuela estuvo presente en
jóvenes escindidos de un partido populista, U.R.D., Víctor Ochoa, Camilo Arcaya
y Herrera.
4. El castrismo y el guevarismo. La estridencia de la
revolución cubana dio origen a muchas iniciativas en América Latina y el Caribe
además de otras regiones del tercer mundo. Se ha denominado al castrismo como
algunas posturas emocionales de Fidel Castro pero no es un cuerpo teórico
centralizado y coherente. Cuba tuvo influencia en la región como el Ejército de
Liberación Nacional en Colombia, el Movimiento Tupac Amaru en Perú, Alfaro vive
carajo en Ecuador, los Tupamaros en Uruguay, la organización guerrillera
dirigida por Luis Turcios Lima en Guatemala, el M.I.R en Chile y varias
expresiones del Frente Farabundo Martí en El Salvador.
El guevarismo, en cambio, más allá de las emociones tenía
un tinte ético cuando el Che propuso la tesis del hombre nuevo original de Frantz
Fanon y los incentivos espirituales ínsitos a esta figura. Asimismo, la lucha
armada como método junto al accionar del foquismo. Su estridencia no se hizo
esperar y en varias partes del planeta surgieron líderes acogiendo sus
pensamientos. El capitán Thomas Sankara, en Burkina Faso, aplicó el esquema ascético
de la figura del comandante heroico; y Pierre Mulele fue considerado el Guevara
del Congo.
5. El consejismo. Fueron tendencias que comprendieron el
curso equivocado de los soviéticos porque los soviets no estelarizaron nada
después de la toma del Palacio de Invierno y reivindicaron a los consejos
obreros, no los sindicatos, la organización base de la nueva sociedad e
irradiar la toma de decisiones.
6. El marxismo crítico. Lo constituyen pensadores
autodefinidos como marxistas pero cuyo hilo ideológico es claramente
libertario. En este segmento encontramos a John Holloway, profesor irlandés de
la Universidad de Puebla, con varios textos interesantes como Cambiar el mundo sin tomar el poder, el
guatemalteco Sergio Tischler y Alberto Bonet, escritor argentino.
Realmente el eco de sus planteamientos es en los medios
intelectuales y estudiantiles pero su teórica es edificante y su orientación es
evidentemente dirigida hacia la debilitación y destrucción del poder, argumento
diáfanamente anarquista.
En el plano ácrata también existen muchas diferencias con
la mayoría de movimientos postulantes de la lucha contra el poder en todas sus
modalidades aunque algunas de ellas todavía mantienen vinculación con el
marxismo y la legalidad de la democracia formal.
1. El anarcocomunismo. Arranca con los alegatos de
Bakunin en cuanto a la colectivización de la economía y concebir al trabajo
como una actividad social y solidaria.
2. El anarcoindividualismo. Su postura se traduce en la
defensa de la libertad individual. Sus representantes más conocidos son el creador
de la resistencia pasiva, el abogado Henry David Thoreau y el filósofo Max
Stirner.
3. El anarcosindicalismo. Nacido desde la I Internacional
se fraguó al calor de las luchas obreras con una presencia importante en Europa
y en los Estados Unidos. Su tesis se orienta hacia el sindicato revolucionario
como instrumento de clase buscando en todo caso la desaparición del Estado.
Diego Abad de Santillàn, Joe Hill, Lucy Parson, Angel
Pestana, Buenaventura Durruti y Rudolf Rocker, son las caras màs connotadas de
esta tendencia y su fuente fue el mutualismo de Pierre Proudhom.
4. El anarcofeminismo. Es una de las direcciones más
interesantes del movimiento anarquista históricamente hablando. Piensan que el
feminismo es la vía más acertadamente libertaria porque la condición de la
mujer es por naturaleza emancipadora debido a la maternidad y el afecto
inherente al género. El capitalismo y el despotismo se identifican con el
patriarcado que ha regida en la sociedad. Rechazan los ritos sociales y ciertas
instituciones como el matrimonio.
Sus grandes cabezas fueron Enma Goldman, Lucy Parson,
Voltairine de Clayre y la escritora Susan Brown. Su lucha no es tan solo por la
igualdad de derechos sino la búsqueda de la eliminación de las relaciones de
poder porque las mujeres han sido víctimas de ellas gracias al machismo de
profunda raíz histórica.
5. El insurrecionalismo. Es una forma organizativa con
base en la acción directa, pudiendo ser violenta o no. Preconizan la necesidad
de derrocar al sistema capitalista por medio de la lucha espontánea provocada
por grupos de afinidad. Errico Malatesta es el símbolo de este movimiento.
6. Ecoanarquismo o anarquismo verde. Tiene dos
modalidades, la individualista y la social. La primera estima que debe
rechazarse el mundo tecnologizado porque el salto de la sociedad de los
recolectores a la agrícola fue la causa de la productividad del trabajo.
Promueven la vuelta al mundo de la simplicidad sin la alienación contemporánea.
Entre los primitivistas, como son llamados, encontramos
al escritor y filósofo John Zerzan y al profesor conocido como Unabomber, quien
activó una campaña terrorista durante muchos años en protesta contra le
enajenación de la sociedad americana actual.
El anarco ecologismo social es distinto. No rechazan la tecnología
ni piensan en su naturaleza alienante. Estiman la necesidad de respetar al
ambiente porque el mundo natural no tiene jerarquías como sí lo tiene el Estado
y todas las formas de poder. La valoración de los animales humanos y los no
humanos constituyen parte de su lucha.
El pensador Murray Blookchim es uno de las personas màs
conocidas dentro de esta corriente y organizaciones tan activas como Earth first y el Frente de
Liberación Animal, son entre otras, quienes llevan a cabo las actividades de
esta tendencia.
7. El neoanarquismo. Son organizaciones no definidas como
ácratas pero efectúan actos coincidentes con el anarquismo. Son muchos
movimientos sociales, sindicales, culturales, ecológicos, feministas y
antirracistas, que buscan la activación por la vía de abajo hacia arriba, sin
burocracias ni mesías ni caudillos.
8. El Plataformismo y especificismo. Son iniciativas que
creen en la posibilidad de organizar partidos revolucionarios y hasta
actividades dentro de la legalidad e institucionalidad del poder, coinciden en
la lucha de clases y el materialismo histórico marxistas. Nacieron a la luz de
las derrotas de los anarquistas en la revolución bolchevique y del ejército de
Néstor Majnò. En Venezuela hubo unos pequeños grupos denominados anarcochavistas
que terminaron siendo parte de ese pastiche ideológico que es el
bolivarianismo.
9. El anarcocapitalismo. Se activa en la debilitación del
Estado pero simultáneamente creen en la economía de mercado y el liberalismo.
Realmente no conforman una corriente anarquista porque defienden el modelo
capitalista.
10. El posanarquismo. En las últimas décadas y junto al
renacer del anarquismo, ha ocurrido la tentativa de actualizar las ideas
libertarias sumando a los criterios de los clásicos el posestructuralismo, las
teorías de la posmodernidad y muchas
manifestaciones libertarias contemporáneas.
Quien primero empleó este neologismo fue el poeta
americano Hakim Bey pero se ha utilizado para designar los modelos teóricos de
Saul Newman, Todd May y Tomás Ibàñez. Es la condensación del pensamiento y práctica
ácrata en el siglo veintiuno diferendiàndose tajantemente del
marxismo-leninismo y el resto de la izquierda.
En síntesis, el pensamiento y la acción anárquicos, a
pesar de lo variado de sus enfoques, piensa en la libertad como el alfa y la
omega de la lucha por rescatar al ser humano de la postración generada por una
tradición autoritaria sostenida por el actual poscapitalismo.
LA POSTURA
ANTE LA DEMOCRACIA
La democracia representativa se encuentra en una grave
crisis. Las aseveraciones de Francis Fukuyama acerca de ser el modelo político
máximo de la historia humana han quedado sepultadas. Los actuales líderes y
candidatos presidenciales son figuras de la farándula y de sectores banales
como una manera de edulcorar el fracaso.
Así, vemos cómo un Alberto Fujimori sin ninguna
proposición seria se adueñó del Perú durante dos períodos presidenciales. Un
Abdalá Bucaram en Ecuador gana una elección con un espectáculo digno de radio
rochela. Silvio Berlusconi se jacta de las fotografías con prostitutas y
Nicolás Sarkozy contrae nupcias con una top
model para darle relevancia a un cargo descompuesto.
El modelo político creado por la Revolución Francesa y
consolidado con la Revolución Gloriosa en Inglaterra está absolutamente agotado
pero el poder no ha encontrado un sucedáneo eficaz para mantener la dominación.
Son mandatarios electos con un cheque en blanco que luego manejan a su antojo
sin rendir cuentas de nada a sus electores porque viven sólo de los negocios clientelares
ofrecidos por el juego político.
En Venezuela no nos hemos quedado atrás. El fallecido
presidente Chávez manejaba una figura de poca seriedad pero la usaba porque
rendía buenos dividendos electorales y comunicacionales. Asimismo, la Asamblea
Nacional está llena de personas desconocidas que no representan a nadie. No
existe ninguna democracia participativa como lo pregona la constitución.
El estatuto de dominación siempre utiliza una forma de
expresión política. El capitalismo en la época de la guerra fría apostó a las
dictaduras militares como instrumento de gobernabilidad pero luego de la caída
del Muro de Berlín buscaron a la democracia formal como el mecanismo más idóneo
para sus fines.
El marxismo pretende siempre el poder para usarlo
hegemónicamente. El cometido de su activismo se traduce en la toma del Estado y
demás instrumentos de opresión para la continuación y consolidación de la
sumisión. El partido o el caudillo es amo del Estado con el cual gerencia la
vida de los hombres y las mujeres.
Las ideas anarquistas proponen un sucedáneo a la
democracia formal, la directa. De lo que se trata es construir una opción
distinta a las anteriores orientándonos a lo contrario, vale decir, la
destrucción del poder para restablecer la democracia real. Las personas deben
ser sujeto y objeto de sus decisiones al mismo tiempo. Es acudir a las bases, a
las localidades, redes sociales y organismos directos sin intermediarios para
la toma de decisiones.
Una democracia directa, tal y como lo sostenía Rousseau,
no puede delegar porque se escinde la iniciativa de la gente. Hay que
devolverles a los hombres y mujeres la potestad de asumir su destino y para
ello existen múltiples maneras de materializarlo. No elegir representantes sino
voceros revocables en cualquier momento, rotación en los cargos en forma
perenne, la impugnación permanente y en general, cualquier acción destinada a
ubicar a los seres humanos como telos
de la actividad política.
Pensar en constituyentes no es otra cosa que remodelar el
statu quo porque se intenta adecuarlo
a los tiempos sin alterar su esencia, esto es, el gatopardianismo más pedestre.
Es lo ocurrido en América Latina en las últimas décadas como lo demuestra lo
acontecido en Colombia, Bolivia o Venezuela donde se cambiaron los nombres de
las instituciones pero ni siquiera alcanzaron a consolidar alguna. La tesis del
Abate Sayés no debe ni siquiera imaginarse porque no estamos en tiempos de
maquillar sino de transformar. Las propuestas constituyentes persiguen a fin de
cuentas remozar el poder.
Habrá que crear nuevas políticas e instituciones. Las
fuerzas armadas deben ser suprimidas para otorgar las armas directamente a la
gente; los tribunales también, los medios de comunicación dirigidos por
Consejos de Redacción donde estén presentes los trabajadores y el público
aparte de haber verdaderos defensores del lector, el radioescucha y el
televidente; las empresas administradas por los trabajadores, los usuarios y
consumidores; los trabajadores organizados en consejos obreros ajenos a cualquier
entidad; las decisiones la tomarán los entes autónomos territorialmente y
federados en su unidad; la autogestión como norte de las actividades
económicas; el máximo respeto al ambiente por encima de concepciones
desarrollistas y extractivas; el consumo de acuerdo a las necesidades; la
propiedad social y no estatal o privada.
La consulta directa, en Venezuela, a las personas sobre
la orientación de la política petrolera y la eliminación de la renta, la
dependencia y monoproducción; repensar el desarrollo entendido solo como el
crecimiento de la economía; las actividades artísticas y culturales
autogestionadas enmarcadas dentro de la mayor libertad de creación; la
erradicación del racismo; el estímulo a la igualdad de género; la tolerancia de
las opciones sexuales alternativas; el respeto y defensa de los animales no
humanos; el establecimiento de un régimen permanente de asambleas. Y en
general, la realización de todas las iniciativas tendientes a la emancipación
de los seres humanos.
John Holloway, un marxista crítico, tiene absoluta razón cuando
sostuvo hacer la transformación social sin tomar el poder porque si se ejerce
se profundiza y se niega la democracia. El cambio social es ajeno al poder e
irrumpe al margen de cualquier medio de control o disciplina.
CONCLUSIONES
El anarquismo tiene sus antecedentes en toda esa gama de
pensadores denominados por el marxismo en forma despectiva como socialistas
utópicos. Charles Fourier, Robert Owens, William Godwin y otros, fueron quienes
imaginaron una sociedad mejor, una utopía. Al fragor de las luchas obreras se
formaron activistas buscando la justicia social, coexistiendo el marxismo, la
socialdemocracia y al anarquismo en un solo cuerpo organizativo.
Se asociaron en la Primera Internacional de Trabajadores
pero la dinámica de los acontecimientos permitió perfilar discrepancias en los
fines buscados. Los marxistas, sumidos en el autoritarismo, plantearon la toma
del poder por intermedio del control absoluto del Estado para aplicar el
programa y sus tesis. Fueron apoyados por los socialdemócratas quienes a posteriori rompieron al fundarse la
Segunda Internacional. Los libertarios proponían la eliminación del aparato
político y llevar a cabo las medidas socialistas directamente. Fue la pugna
entre Karl Marx y Mijail Bakunin, como máximos exponentes de ambos bandos.
Mucho ha acontecido desde Europa decimonónica porque el
marxismo agregado al leninismo asumió el poder en la Rusia zarista y luego de
la segunda guerra se expandió creando un verdadero imperio y fomentaron
revoluciones en varias partes del globo terráqueo. Si bien tuvieron eficacia
política pues tomaron el poder en muchas regiones del mundo y manejaron a la
perfección la disciplina y la represión, fueron un fracaso económico, democrático,
social y cultural.
Ahora bien, nos podemos preguntar cómo ha subsistido esta
forma de totalitarismo luego de las derrotas del nacionalsocialismo y el
fascismo. La respuesta es variopinta porque se han conjugado varios factores en
su mantenimiento. Primero, la existencia de una profunda desigualdad social en
la distribución de los bienes y servicios, efugio empleado para su
justificación; segundo, el éxito político de los comunistas en acceder al
Estado; tercero, la creación de una religión laica teocrática detallada en las
teorías del marxismo, con dogmas de fe bien acendrados, una iglesia conformada
por una burocracia laborando constantemente para ello y el estímulo de una
falsa esperanza en el progreso de la humanidad.
El anarquismo casi desapareció durante el siglo veinte pero
a raíz del estruendoso fracaso simbolizado en la caída del Muro de Berlín,
renacen las ideas libertarias y han sucedido hechos significantes de esa
resurrección, aunados a la crisis de la representación. El mayo francés, los
disturbios en Seattle contra la Organización Mundial de Comercio, la
resistencia en Grecia contra la aplicación de ajustes económicos inicuos, todas
las manifestaciones en las reuniones del grupo de los 8 y de los organismos
multilaterales, el establecimiento de una organización social diferente en
Rojave, enclave kurdo en el norte de Siria, la reorganización ácrata en varias
zonas de los Estados Unidos y muchas otras expresiones, conforman muestras de
esta señal.
La agrupación obrera del siglo 19 se bifurcó y cada día
produjo un ingente distanciamiento entre el marxismo-leninismo y el anarquismo.
El primero escogió la senda del totalitarismo creando una desastrosa distopìa
en la Unión Soviética, China, Norcorea, Albania, Yugoslavia, Indochina, Cuba,
Moldavia y Venezuela. El segundo se encuentra en la actualidad ejerciendo
iniciativas en múltiples lugares del orbe en la búsqueda insaciable de la
libertad y la democracia. Mas lo cierto es que ambas corrientes ideológicas se
encuentran bien distantes y con tendencias a su alejamiento como el universo en
expansión de la física contemporánea.
Los distintos modos del marxismo-leninismo tienen, como
ya lo narramos, diferencias de estilo pero poseen la impronta del autoritarismo
y la presencia de un Estado omnipotente. El estalinismo, el trotskismo, el
guevarismo, el maoísmo y las simbiosis con populismo, peronismo, nasserismo y
nacionalismo, tienen un común denominador: creen en la dictadura del
proletariado y en la coercibilidad como fórmula de sumisión. Las varias
expresiones libertarias poseen asimismo, interpretaciones amplias y aunque
algunas aspiran permearse en el parlamentarismo y en el esquema del socialismo
autoritario, tienen y presentan un alto contenido democrático y de libertad.
Con las apreciaciones de la Escuela de Frankfurt, los
consejistas, ciertas variantes críticas del marxismo, las enseñanzas del anarco
individualismo, el anarquismo verde, el primitivismo, el anarcofeminismo y las investigaciones del posestructuralismo
francés, la doctrina ácrata ha tomado un rumbo diáfano que la diferencia
abismalmente del marxismo leninismo. Incluso, una organización internacional
que trata a una grave enfermedad adictiva, el alcoholismo, Alcohólicos
Anónimos, mantiene un modelo organizacional libertario fundamentado en la libre
voluntad de sus integrantes. Hay un tránsito
opuesto no apto para pensar en sincretismos y eclecticismos.
Definitivamente
el tiempo se ha encargado de distanciar a dos posturas ideológicas coexistentes
en sus inicios. Es imposible conciliar el autoritarismo con la libertad; la
utopía con la distopìa; el totalitarismo con la democracia; y de allí el
alejamiento entre ambas posturas. El marxismo-leninismo es una muestra del
totalitarismo de izquierda mientras que el anarquismo es un efluvio de la lucha
por la utopía así sea inmediatista, la resistencia contra el poder, la
democracia y la libertad. La dimensión de sus alcances y efectos establece una
antinomia conceptual irresoluble con quienes fueron sus acompañantes en el
comienzo de las luchas europeas del siglo XIX. El incremento en la
lejanía de estos dos cuerpos ideológicos puede ilustrarse con el universo en
expansión pronunciándose la lejanía cada vez hasta el infinito como lo indica
la física contemporánea.
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