Estados Unidos está en medio de una crisis. Electo como el presidente menos popular en la historia, Donald Trump tomó las riendas y pretende imponer su agenda al mundo por la fuerza bruta. Junto a eso, los supremacistas blancos están saliendo à las calles, convencidos de que su tiempo llegó. Millones que aún daban credibilidad al Partido Demócrata están perdiendo la fé en todo el sistema político. ¿Habrá algo que pueda hacerse para detener el ascenso de la tiranía?
Este es el contexto en el que los anarquistas están de nuevo volviendo al escenario de la historia y la primera página del New York Times. Ni el voto ni la protesta pasiva, y la imaginación popular se está desplazando hacia una confrontación abierta. Incluso Trump está twitteando acusaciones de "anarquistas profesionales, matones y manifestantes pagados." Imagínense al multimillonario que contrató actores para poner en marcha su campaña, acusando a manifestantes de la clase trabajadora de ser mercenarios.
La resistencia de base que ha sacudido los EE.UU. desde la elección de Trump no es el trabajo de manifestantes o profesionales pagados - ni, por extensión, resultado de las maquinaciones de George Soros, el supuesto "titiritero" de las teorías conspirativas antisemitas a las que Trump hace referencia. No se origina en el Partido Demócrata, ni en las ONG´s o o en los diversos grupos socialistas autoritarios.
La resistencia a Trump vino de gente común que actúan en sus propios términos, sin esperar por líderazgos o instrucciones. Ella vino de las mismas personas que respiraron los gases lacrimógenos en Ferguson, mientras se enfrentaban a una fuerza de policía militarizada para defender su barrio. Venía de decenas de miles de personas que sobrevivieron a los cañones de agua helada y balas de goma en Standing Rock para bloquear un oleoducto que Trump está ahora tratando de reactivar. Ella vino de aquellos que arriesgaron sus vidas para hacer frente al Ku Klux Klan en Stone Mountain y a los neonazis en Sacramento. Ella vino de la gente que dejó sentir su protwesta en la toma de posesión de Trump el 20 de enero, y que cerró los aeropuertos, el 28 y 29 de enero para desafiar la prohibición de ingreso a los musulmanes de Trump, y protestó en la UCLA contra Milo Yiannopoulos el 1 de febrero.
Todos estos esfuerzos fueron organizados horizontalmente de acuerdo a referencias ampliamente anticapitalistas y antiautoritarias. Hay sólo unas pocas personas enmascarados: el espíritu de los tiempos es anarquista.
Esta resistencia venía creciendo mucho antes de Trump. La onda de impulso que explotó en la conciencia norteamericanados en los últimos dos meses tiene sus raíces en muchos años de descontento. El objeto de este descontento no es sólo el régimen de Trump, sino un orden social que genera desequilibrios dramáticos en el poder y el acceso a recursos además de favorecer al belicismo, el cambio climático y el colapso ecológico. Con los proponentes más autoritarios de ese orden en el timón, sólo un enfoque integral para el cambio social tiene ninguna oportunidad de tener verdadero impacto como alternativa.
L@s anarquistas son quienes ofrecen una visión clara sobre otra manera de vivir. Mediante la organización de redes y centros comunitarios en todo el mundo, impulsamos la ayuda mutua para nosotr@s y los demas en la satisfacción de necesidades básicas y la construcción de capacidad colectiva de autodefensa.
En los barrios, lugares de trabajo y escuelas, l@s anarquistas estamos luchando contra la opresiva mentalidad burguesa, la brutalidad policial y la explotación, promoviendo la creación de infraestructuras autónomas y alternativas para la supervivencia. A través de las bioregiones, nos estamos organizando para proteger el agua potable y la tierra de la cual tod@s dependemos para la vida.
Esta visión entra en conflicto directo con la agenda "top-down" (de arriba hacia abajo), excluyente y autoritaria de Trump. Es la única alternativa real: el tiempo de Obama en la presidencia ha demostrado que los intentos de reformar al Estado sólo lo hicieron más fuerte y con más blindaje de legítimidad, sin que eso fueso mas beneficioso para la población, por lo que el siguiente cabecilla en tomar el mando tiene más recursos a su disposición. Mucha gente tiene miedo de que el régimen va a suprimir la resistencia, ya que Trump está decidido a acabar con nosotr@s. Ello podría ser así, de modo que cuanto más nos unamos, cuanto más nos esforzemos en contra del Estado y su orden, más rápido y con más audacia actuemos, más seguros estaremos.
Tu y tus amigos ya constituyen un grupo de afinidad, el fundamento esencial de la práctica anarquista de base. Identifiquen el objetivo que quieren lograr, promuevan y fortalezcan sus habilidades para la acción, pónganse en contacto con otros grupos afines y ACTÚEN. Eso podría significar, entre otras cosas, detener los esfuerzos de reclutamiento de los supremacistas blancos o bloquear la infraestructura de la que depende Trump para implementar sus órdenes ejecutivas. Esto podría significar unir a las personas en defensa de sus hogares contra el desalojo o proteger sus tierras contra proyectos ecocidas. Podría también significar la creación de redes de respuesta rápida para responder a ataques o para establecer una clínica gratuita para proporcionar atención de salud a las personas que no la reciban de las instituciones. Contamos contigo para ayudarnos a salir de esta situación, para crear el mundo de unión y libertad que cada quien merece.
[Original en inglés en https://submedia.tv/stimulator/2017/02/04/who-are-the-anarchists. Versión al castellano a cargo de la redacción de El Libertario.]
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