Agnès Rousseaux
* La nanotecnología invade nuestros platos: nano-alimentos tratados con plaguicidas y contenidos en los nano-embalajes, están aumentando. Una de las claves: el aumento de los beneficios para la industria y unos riesgos ambientales y sanitarios, que de momento es difícil evaluar. En este sentido, hay una total falta de normas y controles.
* La nanotecnología invade nuestros platos: nano-alimentos tratados con plaguicidas y contenidos en los nano-embalajes, están aumentando. Una de las claves: el aumento de los beneficios para la industria y unos riesgos ambientales y sanitarios, que de momento es difícil evaluar. En este sentido, hay una total falta de normas y controles.
Una alimentación inteligente es aquella que se adapta al gusto del consumidor, como la ropa que repele el agua, materiales que se autorreparan, o el polvo inteligente que graba discretamente las conversaciones… ¡Bienvenido al nano-mundo! Un mundo en el que la ciencia se las maneja con un mundo invisible al microscopio y con un montón de átomos en una escala nanométrica, es decir, la milmillonésima parte de un metro. La nanotecnología será la base de una tercera revolución industrial en el sigo XXI, casi seguro.
Una revolución también para nuestros alimentos. Estas nanopartículas están ya presenten en la industria alimentaria, en los pesticidas agrícolas, en los envases de los alimentos, en los recipientes de almacenamiento.. sin ningún control ni etiquetado. Estas partículas, debido a su minúsculo tamaño, pueden cruzar las barreras biológicas y meterse por todas las partes del cuerpo: piel, tejidos, cerebro… ¿Está usted listo para los alimentos “atómicamente modificados”, con efectos desconocidos?
Cientos de nanoalimentos se comercializan en mercados del mundo desarrollado
Es difícil identificar los nanoalimentos existentes. Los fabricantes han comprendido que la incertidumbre que hay en torno a estas tecnologías puede asustar a los consumidores. No comunican con claridad acerca de su uso. De acuerdo con las informaciones recibidos de la ONG “Amigos de la Tierra”, toda la cadena alimentaria está actualmente contaminada. En un informe titulado “Del laboratorio a nuestra mesa: nanotecnología en la alimentación y la agricultura”, lista 106 productos alimenticios, como jugos de frutas enriquecidos, o suplementos vitamínicos, o un nano-té.
La Agencia francesa para el Medioambiente y de Seguridad en el Trabajo (AFSSET) hace ya una lista 2000 nanopartículas que se comercializan actualmente, y más de 600 productos de consume que las traen. Estas cifras son difíciles de comprobar debido a la falta de trazabilidad, recientes estimaciones sitúan el mercado de los nanoalimentos en más de 5 mil millones de dólares en 2005, con unas previsiones de 20 mil millones para 2010. El grupo de asesoramiento Helmut Kaiser dice que uso de la nanotecnología aumentará hasta un 40% en el año 2015 en la industria alimentaria.
Una tecnología de confort para los países ricos
Silicato de aluminio para prevenir la formación de grumos en los alimentos en polvo, salsa de tomate con se espesa con dióxido de silicio, salsa vinagreta con dióxido de titanio… Los nanoalimentos avanza en todas las ramas culinarias: chocolate o helados sin grasas ni azúcar que conservan el sabor original (Industrias Shemen), que inhiben la entrada de colesterol en la sangre, o un sustituto alimentario que quema la grasa (Nanotrim de Nanonutra). También puede cambiar el sabor de un alimento de acuerdo con los deseos de cada uno. El fabricante Nestlé quiere desarrollar nanoalimentos del futuro.
El gigante de la alimentación Kraft Foods (EE.UU) es uno de los pioneros. En 2000 financió un consorcio de 15 universidades y laboratorios de investigación, Nanotek, para diseñar alimentos inteligentes y personalizados, como los alimentos que contienen cientos de nanocápsulas con sabores, nutrientes, de diferentes colores. En el horno microondas uno puede conseguir, de acuerdo con la frecuencia de las ondas, un plato personalizado, de acuerdo con los deseos del consumidor. Esta comida interactiva puede reconvertirse, si una persona es alérgica a un componente determinado, o liberar una dosis alimenticia suplementaria si detecta deficiencias. Kraft Food, el desarrollador de este proyecto, es propietaria de marcas como Milka. Côte d’Or, Toblerone, Suchard y el café Carte Noir, Grand Mere, Jacques Vabre o Maxell. Imagine el café del futuro de color rosa, con sabor a plátano y que le dé una dosis diaria de vitamina C… O ese chocolate que libera aroma de zanahoria cuidando su boca con aromas del bosque. Genial, ¿eh?
El sabor nano a gusto de los OGM (Organismos Genéticamente modificados)
¿Por qué este despliegue de tecnología? “No se entiende este proyecto alimentario”, dice Rose Frayssinet, de la ONG Amigos de la Tierra. “Es como su uso en la industria textil, ¿calcetines sin olor con nanoplata? Las nanopartículas entran en el agua después de cuatro lavados, y se comen los gérmenes, incluso en las estaciones depuradoras. ¿Cuál es la utilidad social de todo esto? Se trata de una tecnología para la comodidad de los ricos.”
Algunos ven en los nanoalimentos algo extraordinario, sobre todo para los agricultores del Sur. ¿Su afirmación? Los nanoalimentos aumentarán la productividad agrícola y lucha contra el hambre. Es la promesa de la que se habló con el inicio de la biotecnología y los alimentos genéticamente modificados. Pero las comparaciones continúan: influencia sobre la salud y los riesgos ambientales, patentes industriales que privatizan la vida y la comercialización de productos cuya seguridad no está probada. ¿ Los nanocidas (plaguicidas que utilizan nanotecnología) inteligentes que necesitan una dosis menor que los plaguicidas actuales y no causan daño a los insectos? El hecho de que se trate de empresas como Monsanto, Syngenta y Bayer, requiere mucha cautela en el asunto…
¿Hacia un escándalo sanitario?
“En el caso de los OMG, se obligó a Monsanto a hacer públicos estudios parciales sobre la toxicidad, que hasta entonces estaban ocultos al público. No existen estudios similares sobre la toxicidad de las nanopartículas”, ha dicho la Fundación Cívica de las Ciencias. Para Rose Frayssinet, nos enfrentamos a un riesgo mayor que el de los OGM. “Los organismos genéticamente modificados se desarrolla sólo en un sector, mientras que la nanotecnología lo hace en todos. Los riesgos son muy difíciles de analizar. No podemos tener todavía una visión global de las consecuencias.”
El muy difícil controlar el comportamiento de las nanopartículas. No cumplen las leyes de la física clásica, sino las de la mecánica cuántica. Construir partículas, atómo a átomo, manipular la materia a nivel molecular, es penetrar en un mundo de total incertidumbre. Las propiedades de las partículas, como su toxicidad o su persistencia biológica, varían mucho con el tamaño. Los conocimientos actuales sobre los efectos tóxicos de las nanopartículas son muy limitados.
“Los datos disponibles indican que algunas nanopartículas son insolubles y pueden cruzar diferentes barreras de protección, distribuyéndose por el cuerpo y acumulándose en distintos órganos, sobre todo en las vías digestivas y respiratorias”, advierte el estudio de AFSSET, de 2006. Las nanopartículas se difunden en los alvéolos, en la sangre, en el cerebro o en la placenta. A finales del año 2008, un informe de la Agencia dice que “ los resultados son todavía escasos, dispares y a veces contradictorios. Es posible excluir de momento efectos adversos para los seres humanos y el medio ambiente.” Ciertos estudios sin embargo señalar posibles daños en el ADN producido por nanoparticulas, y que por tanto no se puede evaluar la exposición a la que se somete a los consumidores y los riesgos de salud asociados a la ingestión de las nanoparticulas”. Todo ello es muy tranquilizador…
Nanopartículas: ¿el amianto del siglo XXI?
Un estudio británico muestra un efecto indirecto de las nanopartículas en el ADN. Marie-Claude Jaurand, directora de investigaciones del INSERM, apunta a los nanotubos de carbono, materiales ultrarresistentes utilizados en la industria y que tendrían efectos similares al amianto, al producir daños en el ADN y aberraciones cromosómicas. Teniendo en cuentas estos riesgos. ¿cuáĺes son las instancias competentes? No muchas. Los instrumentos de regulación son insuficientes. Los departamentos de salud están ya obsoletos, por lo tanto la evaluación de los riesgos deben de ser replanteados.
Los sistemas de autorización para la puesta en el mercado de alimentos se basan únicamente en la composición química del producto. Para la tecnología con nanopartículas esto ya no es suficiente, porque sus efectos también dependen de la organización espacial de los elementos atómicos y de su tamaño. “Por ejemplo el dióxido de titanio y el dióxido de plata tienen propiedades muy diferentes a escala macrocópica y nanométrica”, dice Rose Frayssinet. Incluso tienen propiedades distintas de si tienen 20 o 60 nanómetros de tamaño. Para realizar estudios hay que hacerlos a todas las escalas, lo cual encarece los mismos. “De acuerdo con la legislación europea, entre los controles que pasa un alimento, el de su seguridad es obligatorio. Pero no hay un medio adecuado de estudio de las nanopartículas y además son muy largos, y los resultados llegan después de haberse ya comercializado. Es decir, exigimos unos controles muy rigurosos entre cuanto a su procesado, pero luego colocamos este tipo de productos”.
En cuanto a su producción y comercialización, los fabricantes se atienen a la directiva europea REACH. Algo insuficiente. Sólo son enviados los productos químicos que se producen en cantidad superiores a una tonelada al año. Dado el tamaño de las nanopartículas, semejante peso no se produce siempre. Tampoco existe un requisito de etiquetado, y sólo ahora el Parlamento Europea empieza a abordar esta cuestión.
El Estado financia sin preocuparse por las consecuencias
“No hay datos no hay mercado”. Esta es la posición defendida por muchos conservacionistas, a la que espera que se sumen los sindicatos. Exigir una moratoria sobre las nanopartículas, que se evalúen sus riesgos, que se discuta la utilidad social de esta tecnología, sobre todo en el sector aliemntario.
El gobierno francés ha puesto en marcha un plan en 2009, Nanoinnovación, que tiene por objeto colocar a Francia entre los países más avanzados en nanociencias, promocionando la investigación “con las empresas para desarrollar tecnologías, patentes y productos”. “70 millones de euros se gastaron el año pasado en este proyecto. Al mismo tiempo, no hay fondo para estudios sobre toxicología, efectos sobre la salud e impactos ambientales.
Valerie Pécresse, Ministro de Educación Superior e Investivación, hizo un llamamiento de este plan de excelencia en la investigación de la nanotecnología ( la 5ª más grande del mundo), pero se lamenta de que sólo de hayn presentado 290 patentes en 2005, lo que representa menos del 2% de todas las patentes mundiales. En este sector se pagan grandes dividendos. La National Sciencie Foundation (NSF), calcula que el mercado de EE.UU para la nanotecnología en mil millones de dólares en 2015. Según la Fundación Cívica por las Ciencias, las inversiones en investigación y desarrollo se multiplicaron por diez entre 1997 y 2003 (3,5 mil millones de euros). Con un crecimiento del 40% anual. “Los investigadores nos hablan a menudo de nanotecnología” en los proyectos que presentan de financiación de sus investigaciones”, dijo Rose Frayssinet.
La multinacional farmacéutica y de agroquímicos está dispuesta a continuar produciendo nanoalimentos. En contraste con los sistemas alimentarios locales y sostenibles ambientalmente, se está preparando una revolución en la alimentación, basada en la acaparamiento por parte de las empresas privadas de los componentes de nuestros alimentos. Después de la comida basura, nos convierten en conejillos de indias con los nanoalimentos, con el silencio cómplice del Estado.
[Tomado de http://grupoamoryrabia.blogspot.com/2011/12/la-nonotecnologia-ya-se-aplica-varios.html.]
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