Humberto Zavala
La alocución de fin de año del presidente Nicolás Maduro transmitida el pasado 29 de diciembre dejó más bien lagunas sobre los rumbos de la economía en 2017, como también sobre el balance de la crisis económica durante el 2016. Como era de esperarse, nada se dijo, por ejemplo, sobre los datos macroeconómicos oficiales actualizados del Banco Central de Venezuela (BCV).
Lo más trascendente a nivel de prensa fue el anuncio de la llegada de nuevos billetes al país después de semanas de atraso y la extensión de la vida útil del billete de cien bolívares hasta el 20 de enero, como también se suponía.
La alocución de fin de año del presidente Nicolás Maduro transmitida el pasado 29 de diciembre dejó más bien lagunas sobre los rumbos de la economía en 2017, como también sobre el balance de la crisis económica durante el 2016. Como era de esperarse, nada se dijo, por ejemplo, sobre los datos macroeconómicos oficiales actualizados del Banco Central de Venezuela (BCV).
Lo más trascendente a nivel de prensa fue el anuncio de la llegada de nuevos billetes al país después de semanas de atraso y la extensión de la vida útil del billete de cien bolívares hasta el 20 de enero, como también se suponía.
En los medios afines al gobierno tuvo mucha cobertura el hecho de que Maduro reconociera "autocríticamente" la ineficiencia entre sus propios funcionarios: “En estos días, con el regalo de los perniles, con los juguetes para los niños y con la llegada de las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), por miles a esa región, por ejemplo, le enviamos 50 mil perniles y retiró 10 mil antes del 24. ¿Por qué tú no hiciste un esfuerzo extraordinario para llegarles con los perniles, los juguetes a la gente? ‘Ay porque es que eran muchos’. Antes eran pocos, ahora son muchos ¡no jombre!”.
Es decir, según Maduro la falta de más de 40 mil perniles administrados por el gobierno no llegarían a las mesas de miles de familias por culpa de la ineptitud de un funcionario incógnito a quien "por decoro humano" no tenemos el privilegio de conocer, ni a él ni a la región a la que pertenece, que podría ser cualquiera en el país.
En primer lugar, como "crítica" de la ineptitud burocrática, la omisión "decorosa" de nombres, ubicaciones, jerarquías, resulta más bien muy indulgente con una burocracia que se comporta de modo implacable e indolente con el pueblo que la sufre, como recientemente lo vivieron los trabajadores del MinTrabajo. Pero, como sabemos, esto no es ni por mucho, el meollo del problema.
¿Ineficiencia de uno o las miserias de un proyecto nacional entrado en crisis?
Las citadas palabras del primer mandatario fueron -reiteramos- anunciadas por la prensa afín al gobierno como una "fuerte autocrítica", pero lejos de una autocrítica esto tiene mucho en común con la narrativa de la "guerra económica" en la que intenta escamotear la responsabilidad sobre las causas de la crisis y el fracaso del modelo político y económico que sostuvo el chavismo por más de década y media.
El chavismo encabezó un proyecto nacional que se dedicó por más de quince años a administrar las miserias del régimen capitalista, pretendiendo extirpar sus más terribles consecuencias, con tímidas reformas, una tibia redistribución de la renta y elementos de una política exterior relativamente autónoma, pero dejando intacto lo fundamental de la explotación capitalista en su condición de dependencia frente al capital trasnacional, así como el modelo rentista petrolero.
Con la caída de los precios internacionales del crudo, dicho modelo entra en crisis y sus efectos ya comenzaban a sentirse en vida del ex presidente Chávez, pero en realidad ha sido bajo el mando de Maduro, continuando el modelo heredado, cuando se han profundizado las medidas más reaccionarias, como el recorte de las importaciones, sucesivas devaluaciones, desmantelamiento progresivo de los controles tanto de precios como de cambio, que golpean directamente el poder adquisitivo de los asalariados.
Si decenas de miles de familias quedaron desabastecidas del tradicional rubro, no es precisamente por la ineficiencia de uno, haciéndose abstracción de las condiciones en las cuales millones de trabajadores y pueblo pobre venezolano se han visto forzados a renunciar a gran cantidad de rubros.
Ha sido el propio gobierno quien ha preferido destinar 60 mil millones de dólares en concepto de deuda externa, echar tierra sobre el tema de los miles de millones de divisas fugadas legal e ilegalmente, mientras los ricachones de siempre pueden adquirir la cantidad de perniles que deseen al precio abultado que Fedenaga celebra, en tanto que millones de asalariados y pobres para poder poner un poco del tradicional rubro en su mesa dependen de la eficiencia o no de un puñado de funcionarios.
Visto desde este ángulo, de la "fuerte autocrítica" pomposamente presentada desde los medios oficialistas poco queda de "fuerza". El fin de año nos deja así una oportunidad para que los asalariados intentemos sacar lecciones de lo que ha sido y lo que ha devenido el proyecto nacional del chavismo, y con redoblado esfuerzo intentar construir una alternativa propia, auténticamente anticapitalista y revolucionaria, como medio para poner fin a las miserias del capitalismo.
[Tomado de http://www.laizquierdadiario.com.ve/La-autocritica-de-Maduro-ni-tan-auto-ni-tan-critica?id_rubrique=5442.]
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