Crisis venezolana destruye Museo de Historia Natural del Edo. Aragua

E. Gutiérrez y J. Lattke

La actual crisis política y económica en Venezuela ha creado una escasez de alimentos y medicinas sin precedentes, además de alarmantes niveles de criminalidad. El sector académico sufre una fuga masiva de cerebros y severas restricciones a recursos, las cuales están destruyendo décadas de progreso. Las colecciones y museos de historia natural del país peligran gravemente y es particularmente problemática la negligencia que asedia al Museo de la Estación Biológica de
Rancho Grande.

Esta importante colección zoológica alberga más de 127 mil ejemplares, principalmente de vertebrados, incluyendo 50 holotipos (44 de los cuales son reptiles y anfibios). Muchos de estos ejemplares constituyen una irremplazable representación de la diversidad del país pues provienen de lugares extremamente remotos cuyos ambientes naturales están ahora destruidos o son inaccesibles debido a elevada criminalidad.

Hace apenas diez años el museo contaba con seis investigadores y cinco técnicos cuyo trabajo garantizaba la preservación y disponibilidad de los ejemplares. Hoy el cuidado y mantenimiento del museo depende de sólo dos empleados pues el ministerio a su cargo (“Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas”) no ha reemplazado a los empleados que se han jubilado, cambiado de empleo o fallecido. Las actividades de investigación científica han sido paralizadas por completo, el acceso a los ejemplares es prácticamente imposible y la preservación de éstos y de sus datos asociados peligran gravemente.

El tamaño, complejidad e importancia de este material biológico requiere de un equipo de científicos con experiencia en el cuidado de colecciones zoológicas para evitar su pérdida, lo cual es una amenaza real dado que el museo se encuentra en un valle con elevada humedad, inundaciones esporádicas y frecuentes interrupciones del servicio eléctrico seguidas de repentinas subidas de la corriente eléctrica que destruyen acondicionadores de aire y deshumidificadores. El gobierno venezolano debe tomar acciones inmediatas para contratar personal calificado y proveerles con los recursos necesarios para el mantenimiento del material biológico del museo antes del establecimiento de daños irreversibles.

Son bienvenidas las iniciativas de la comunidad global solicitando tales acciones vía comunicaciones por parte de sociedades profesionales y colegas dirigidas a la “Dirección General de Diversidad Biológica” (ver información de contacto, abajo), así como ayudando en la amplia diseminación de esta comunicación describiendo la emergencia que afronta el museo.La situación recién descrita es un caso extremo de un fenómeno global, el abandono de museos de historia natural por parte de agencias gubernamentales (Kemp 2015). Los museos de historia natural son recursos imprescindibles para estudios de biodiversidad con alto impacto en salud pública, seguridad alimentaria y las consecuencias de cambio climático en estas áreas (Suarez y Tsutsui 2004). Estos aspectos son especialmente importantes para Venezuela dado el colapso de la agricultura en el país, el dramático resurgimiento de enfermedades contagiosas y la reciente aprobación de una serie de grandes proyectos mineros en ambientes prístinos sin considerar su impacto ambiental. Agencias intergubernamentales y no-gubernamentales deben trabajar con la comunidad científica para impedir la pérdida de material biológico clave para afrontar los retos del Antropoceno.

Los museos de historia natural están en riesgo por numerosos factores y sus curadores generalmente están al tanto de estas posibilidades cuando diseñan planes y protocolos de conservación de los museos. Humedad, hurto, plagas, agentes químicos y otros peligros ambientales son factores fácilmente identificables, lo cual permite tomar previsiones. Incluso algunas catástrofes naturales, tales como inundaciones, terremotos y tormentas pueden ser tomadas en cuenta en manuales de procedimientos, pero desafortunadamente innumerables colecciones biológicas han sido destruidas como daño colateral de convulsiones sociales, económicas y políticas. Éstas ocurren a intervalos irregulares y afectan no sólo a las instituciones sino también a sus empleados, a todos los niveles. Tales calamidades rara vez, o nunca, se toman en cuenta en esfuerzos de planeamiento y su ocurrencia puede entrelazarse con tantas complicaciones institucionales y externas que hacen inviable el rescate de las colecciones.

Como consecuencia de eventos que van desde actos de guerra hasta extremismo político y desastres económicos los cuales complican la vida humana a niveles, insoportables la desaparición de una colección puede ser instantánea o prolongarse durante un período de tiempo variable a medida que se evaporan recursos materiales y humanos.

Recuperar los especímenes puede ser posible o no dependiendo de las circunstancias. En algunos casos las barreras legales, políticas e incluso ideológicas pueden impedir que se tomen medidas, asegurando así el deterioro de colecciones biológicas las cuales, irónicamente, son consideradas patrimonio nacional. Sin duda cuando la gobernabilidad e institucionalidad son muy débiles y cuando los niveles generales de educación son subestándares, las colecciones de historia natural generalmente corren mayor riesgo. Desafortunadamente estas condiciones coinciden muy frecuentemente en los países más ricos en biodiversidad pero con pocos recursos dedicados a su estudio y conservación.

Las pérdidas, tanto ya incurridas como potenciales, son alucinantes y ameritan dedicación para entender el problema y diseñar estrategias para mitigar o evitar daños y salvar colecciones, cuando esto aún sea posible. ¿Cuáles son las colecciones que corren mayor riesgo? ¿Cuáles son las más valiosas? ¿Qué se puede hacer? ¿Qué no se puede hacer? Cuando poner el aire acondicionador al máximo y reponer el formaldehído simplemente no basta.

[Tomado de http://desarrollosustentable.com.ve/la-crisis-venezolana-destruye-museo-de-historia-natural-e-gutierrez-y-j-lattke-]