* Textos tomados de la publicación Tierra y Tempestad, Montevideo. El primer texto fue publicado en el #1, otoño 2008, el segundo en el # 11, verano-otoño 2011. Los respectivos números completos están disponibles en https://laturbaediciones.wordpress.com/tierra-y-tempestad.
Anarquismo Autónomo
El anarquismo surge a mediados del siglo XIX como una expresión radical de las ideas que anunciaban la eminente caída del capital y auguraban nuevas formas de convivencia humana, sin explotadores ni autoridades, heredera tanto de los socialismos utópicos como de las corrientes de ideas avanzadas que desde la revolución francesa (1789), e incluso antes, se venían propagando por el continente europeo con una fuerza alarmante.
Anarquismo Autónomo
El anarquismo surge a mediados del siglo XIX como una expresión radical de las ideas que anunciaban la eminente caída del capital y auguraban nuevas formas de convivencia humana, sin explotadores ni autoridades, heredera tanto de los socialismos utópicos como de las corrientes de ideas avanzadas que desde la revolución francesa (1789), e incluso antes, se venían propagando por el continente europeo con una fuerza alarmante.
Acá en Uruguay la historia no es muy distinta; ya desde 1830 podemos notar la presencia en círculos intelectuales de socialistas utópicos, y desde la década de 1860, las ideas anarquistas, primero de Proudhon y luego de Bakunin y Malatesta, calan hondo dentro del creciente movimiento obrero de claras tendencias anárquicas por aquellas épocas.
Pero no es de eso de lo que queremos hablarte... páginas y páginas se podrían llenar con la historia del anarquismo tanto en nuestra región como en el mundo. Pero no es de la historia de este movimiento que queremos hablarte... sino de su esencia... de la anarquía. Ese sentimiento que ha impulsado la voluntad y acción de tantos y tantas compañerxs a lo largo de los últimos 150 años...
La anarquía es un sentimiento que busca la libertad constantemente, en todas partes, tanto en la totalidad de la vida social como en la cotidianidad del individuo. La libertad parte del individuo y debe expandirse al resto de la sociedad, garantizada en la individualidad ajena. Ya que, como decía Bakunin, mi libertad no termina donde empieza la libertad del otro sino que muy por el contrario, se potencia con ella. No seremos nunca libres mientras quede un solo ser humano oprimido sobre la tierra.
Una desesperada búsqueda de la libertad que debe encontrar un sustento en el mundo social en el que vive el individuo, reconociendo, junto con Proudhon, que la propiedad es un robo y tan sólo nos limita y enemista como individuos, luchando a muerte unos contra otros por la posesión de objetos materiales, como dos bebés que se pelean por la posesión de un juguete que perfectamente podrían compartir.
Como anarquistas anhelamos (y luchamos por ello) un medio social favorable a la libertad en que la cooperación, la solidaridad y el apoyo mutuo (como señaló Kropotkin) sean la pauta que marque nuestro comportamiento y no la competencia, las envidias y los rencores. Y es la convicción, siguiendo las décadas de agitación de Malatesta por el mundo, de que este tipo de cosas sólo cambiarán cuando la voluntad de los hombres y mujeres se encauce a conseguir ese tipo de situaciones. Es decir, el desenvolvimiento de un mundo libre, que surja desde lo más podrido de este eterno capitalismo democrático, se realizará sólo por la voluntad de las personas que luchen a favor de ello y no cuando las condiciones históricas lo permitan... además de que tales condiciones históricas parecen no llegar nunca... Marx parece habernos sentenciado a la inacción con semejantes fatalismos!
Nosotras somos anarquistas y buscamos la libertad en todos los ámbitos, por eso nos organizamos desde la libertad. No creemos necesariamente en las grandes organizaciones de masas que como cualquier partido, pretendan someter la voluntad individual a los supuestos objetivos de la lucha social. Si renunciamos a determinadas cosas o situaciones para poder llevar a cabo nuestra lucha por la anarquía, e s por el placer que nos provoca sentirnos más cerca de la libertad, placer que se percibe físicamente, en el cuerpo, en el pecho, el placer de conspirar con nuestros/as hermanas/os, de hacer lo prohibido en busca de nuestra tan anhelada y negada libertad.
Creemos en la organización de pequeños grupos autónomos ligados por la confianza y la afinidad mutua; ya que el individuo aislado posiblemente no tenga la capacidad de acción y reflexión que un pequeño grupo de afinidad le puede ofrecer.
Creemos en la necesidad de la proliferación de este tipo de grupos para poder hacer frente a esta realidad que padecemos día a día, hoy bajo el manto hipócrita del progreso y el socialismo a la uruguaya. Capitalismo de izquierda, que no ha dudado en disparar, golpear, encarcelar y procesar a los compañeros y compañeras ante el menor olorcito a libertad que se respire por las calles.... fascismo de izquierda.
La proliferación de grupos autónomos de propaganda pero también de acción, es la que posibilita una respuesta y ofensiva difícil de asimilar por el poder, difícil de identificar y comprender por su carácter antiautoritario, basado en la confianza y el afecto y no en una cuota mensual.
Reivindicarse anarquista significa hacerse cargo de la causa de la libertad y luchar contra todo tipo de autoridad hasta sus últimas consecuencias, claro sí, con inteligencia, cuidándose el pellejo y el de nuestros hermanxs, ya que cada compañero o compañera que cae tanto en una prisión como en un manicomio, o en la desesperanza, es una sonrisa menos que nos empuja hacia el placer de un mundo libre de parásitos y jerarcas. Y es que de nada nos sirve una burbuja de libertad para poc@s, que no es más que otra jaula dentro de nuestra mente. Debemos ser consecuentes entre nuestro discurso y nuestra acción y cuidar de nuestr@s compañer@s ya que son lo más valioso que tiene nuestro movimiento.
Reivindicamos un anarquismo autónomo a cualquier tipo de estructura política, con sus programas, estrategias y evaluaciones económicas entre relaciones de costo-beneficio sobre las tácticas y estrategias. Queremos la libertad y debemos tomarla por asalto. Muchas veces vemos cosas de la realidad que nos disgustan y las pasamos por la garganta como un mal trago más que hay que soportar, cuando podríamos hacer frente a esas pequeñas cotidianeidades si nos generamos el tiempo y la predisposición necesaria para discutir y actuar en consecuencia, en relación a los golpes con que la vida nos embate día a día.
Lo que debe guiar nuestras acciones son nuestros deseos y voluntades, no un programa escrito en un papel, que debemos cumplir e imponer a los demás. Es decir, si deseamos accionar para combatir esta realidad, no es necesario afiliarse a ningún partido u estructura para empezar a "militar", basta con juntarse con el grupo de amigos que se tenga más afinidad. Basta desear la libertad para empezar a ejercerla un@ mism@. Yes que la belleza de la libertad es esa, no se puede comprar en ningún local comercial ni canjear por puntos del supermercado; sólo se puede conquistar con el esfuerzo colectivo e individual, y disfrutarla es lo más bello que podemos sentir.
La anarquía es placer... pero también es responsabilidad. Responsabilidad con uno/a mismo/a, responsabilidad de no ser un engranaje más en la gran maquinaria de la esclavitud social. El trabajo consume nuestro tiempo y energía, el consumo nuestras ansias de placer y libertad... sólo la acción directa y la autogestión nos otorgan la posibilidad de atravesar esta gran cortina de humo capitalista que nos sofoca y empezar a percibir la libertad tras las llamas... tras las llamas de nuestro corazón.
El anarquismo de ayer y hoy
Hay dos interrogantes sobre el anarquismo que perturban mi cabeza hace tiempo; una es; ¿por qué un movimiento tan vigoroso y creativo como el anarquista, que llegó a tener una incidencia decisiva en la sociedad pasada –dejando hondas huellas en el presente- se desintegró casi por completo? ¿Y la otra, -más difícil tal vez- cuales son las perspectivas que dicho movimiento tiene en la actualidad y en el Uruguay?
Las causas del declive anarquista son varias, y hay un consenso bastante acentuado en ellas. Auge del fascismo mundial y su consiguiente represión –recordemos la dictadura de Terra en 1933-, las duras divisiones internas –en 1923 el movimiento obrero de tendencia anarquista por entonces mayoritario, se divide entre la Federación Obrera Regional Uruguaya, anarquista y la Unión Sindical Uruguaya, anarco sindicalista partidaria de la dictadura del proletariado ejercida desde los sindicatos y no desde un Partido-. Súmesele a esto el creciente poder del Partido Comunista financiado económica y logísticamente desde la Unión Soviética que comenzó una campaña deshonesta y sistemática de desprestigio del movimiento anarquista. La creciente oferta de medios para satisfacer el tiempo libre que empieza a generar el Capital y por ultimo, la posibilidad de llevar el conflicto social por causes legales a través de políticas reformistas, principalmente en el primer batllismo y el segundo de los años 40.
Estas cuestiones fueron minando al movimiento anarquista. Para la década el 50, salvo la activa agitación de espacios como el Ateneo Libre Cerro Teja, o las Juventudes Libertarias, y la presencia activa de compañeros en algún sindicato el movimiento se veía debilitado. La articulación de una Federación Anarquista permitió que esa vieja corriente se encausara por nuevos caminos. Mientras la vieja FORU languidecía, el marxismo leninismo vivía su auge a nivel mundial. El triunfo de la revolución cubana fue la señal, la revolución era posible y había llegado su hora.
Así, al igual que cuando el guerrillero anarquista Nestor Makhno huyó desde Rusia derrotado por los bolcheviques, en su exilio redactó la “Plataforma Anarquista”, una suerte de síndrome de Estocolmo, donde pretendía adoptar una cantidad de prácticas bolcheviques para el acervo anarquista, dada la superioridad demostrada por aquellos en la batalla. De forma análoga, ante el florecimiento de las guerrillas marxistas a nivel continental, muchos anarquistas ven su ideología limitada y creen necesaria una síntesis entre el anarquismo y el marxismo, así lo planteó Gerardo Gatti en la revista Rojo y Negro en el año 1968. Una síntesis que hubiera sido una proeza pero que no logró finalmente reconciliar dos polos opuestos. Esa tendencia del anarquismo –la más activa y numerosa de la época- sintió claramente la necesidad de replantearse el anarquismo para poder salir del callejón en el que se encontraba. La presencia revolucionaria de la Resistencia Obrero Estudiantil y la Organización Revolucionaria del Pueblo 33, frente de masas y aparato armado ambos directamente vinculados a la FAU –continuación de la Federación Anarquista Uruguaya fundada en 1956 y dividida en 1963- revitalizó el papel que el anarquismo jugó en la lucha revolucionaria, que es el terreno que debe priorizar todo anarquista. Sin embargo, la fundación del Partido por la Victoria por parte de los principales dirigentes de FAU en 1976 –al menos los que no estaban presos- demostró el fracaso de la señalada síntesis y el triunfo del marxismo en el debate planteado. Hoy esta misma síntesis resurge en planteos tan ambiguos como peligrosos como el del Poder Popular, reivindicados tanto por anarquistas como por marxistas y que se incluye hasta en la constitución bolivariana del populista Hugo Chávez.
Si bien es fácil argumentar que el poder es una relación y se puede ejercer en forma horizontal desde organismos de base, lo es igualmente justificar una dictadura ejercido por los representantes de ese poder popular, para volver a desembocar en los mismos callejones sin salida que las revoluciones marxistas del fracasado siglo XX.
Y esto nos lleva directamente a la segunda pregunta planteada. Los tiempos han cambiado, no hablaremos ya del PVP que nada tiene que ver con el anarquismo o la revolución, ni de la FAU que desde su reorganización en los años ochenta continua en pie de lucha.
Sin embargo, el auge marxista ya no es tal, el fracaso de los regímenes comunistas es un hecho aceptado por muchos. La vía democrática, con el reciente auge de las “democracias de izquierda” viene demostrando ser la gran farsa que los anarquistas siempre denunciamos. Sin embargo tal vez esperábamos que el resto de la sociedad, en particular, el pueblo frenteamplista, reaccionaria enérgicamente ante tanta mediocridad e hipocresía. Pero el desbande cual ficha de dominó no se produjo, en cambio las fichas van cayendo de a una y de a poco.
El clima social es de total indiferencia y descompromiso. Los ayer militantes hoy son activos buchones, carneros y manda-presos. Desde las filas anarquistas, o desde aquellos que militan autónomamente, la sensación es de soledad. Somos pocos para hacer todo. Somos pocos en todos lados. Aquella energía social que se vivió entre la crisis del 2002 y el 2005 parece haberse canalizado casi íntegramente por la zanahoria electoral.
¿Cuáles son las perspectivas del anarquismo entonces? Sí bien, la indiferencia es contundente, y la gente parece más pendiente de lo que le pasa a Ricardo Fort que de lo que le pasa a sí mismo. A pesar de eso, determinados valores como la descentralización, la autonomía y la solidaridad son aceptadas desde la esfera del poder, en el plano discursivo como algo valido. Y eso es por la fuerza de los hechos. El centralismo es anti natural. A nivel mundial el mismo capitalismo ha mutado hacia formas más horizontales –solo para hacer sus negocios claro, no para distribuir poder-.
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Sin embargo el gran ausente, es la solidaridad, que es la llave que nos puede sacar de este encierro social.
Desde el Mayo francés, a los nuevos movimientos sociales generados desde la década del 90 a esta parte, se ve una paulatina y creciente tendencia hacia las formas de organización horizontales, autónomas, medianamente informales. Y eso es un triunfo del sentir anarquista.
En este sentido, creemos que si nos abstraemos un poco de la pesada monotonía que parece reinar en la vida social del país, podemos señalar; el agotamiento de las alternativas marxistas leninistas para lograr un bienestar en la vida de la humanidad. La creciente necesidad del capitalismo de transformarse a sí mismo para sobrevivir imposible de encontrar una estabilidad. La vigencia y validez de los principios anarquistas de apoyo mutuo, autogestión, autonomía, horizontalidad y solidaridad aceptados por la enorme mayoría de los activistas sociales sean o no anarquistas. El inevitable agotamiento del discurso social demócrata de izquierda que jamás lograra algo positivo continuando por su camino neoliberal.
Los grandes problemas que atraviesa hoy el país, como la humanidad son de carácter ecológico y económico. En nuestra región tenemos el privilegio de poseer la capacidad de vivir sanamente y producimos alimentos para ocho veces la población del país. Sin embargo el problema sigue siendo la mala administración de las cosas, garantizada por el dominio político. La propiedad privada, la herencia, son males que repercuten directamente en nuestros estómagos y en nuestra calidad de vida. Y los gobiernos sean militares o democráticos, de derecha o de izquierda, son los encargados de mantener la injusticia por la fuerza. Mientras nos entretienen con la televisión, o nos quieren hacer volver paranoicos ante los rastrillos o los rapiñeros, los verdaderos ladrones son ellos, gobernantes encargados de inventarnos un mundo ficticio para mantenernos al margen.
Si tuviésemos la capacidad de organizar nosotros la producción y distribución de los productos en base a las necesidades colectivas, toda la casta de burócratas y empresarios no tendrían otra alternativa que ensuciarse las manos para trabajar y no tendríamos tantos problemas de esos que el Pepe Mujica quiere solucionar con su verborragia y Tabaré Vázquez con el FMI.
Por nuestra parte debemos resaltar el valor de la Solidaridad en este momento, solidaridad en la lucha, en la resistencia por arrancarle al poder cada pedacito de libertad, de autogestión, cada parcela de ayuda mutua que es minada constantemente por el egoísmo reinante, Solidaridad que el día de mañana, cuando los vientos soplen a favor, cuando la tormenta se desate, será la encargada de regir el camino de la nueva sociedad.
Por todo lo relatado podemos extraer dos grandes conclusiones; no estamos en un gran momento, la corremos de atrás han dicho por ahí. Sin embargo, el campo es fértil y propicio para que nuestras ideas germinen. Como aquellos pioneros que en el siglo XIX vinieron a nuestro país a organizar las primeras sociedades obreras inspiradas en las ideas de Bakunin ante el desconcierto ajeno. Hoy debemos remar en la tormenta, con la certeza que después, cuando las papas queman, y el estomago chifla, no va a ser Tinelli quien nos ofrezca soluciones sino quienes vienen forjando alternativas hace años.
Para lo cual es necesario, la real solidaridad entre todos los que nos encontramos luchando mas allá de nuestras diferencias y matices ideológicos, y el real compromiso de todos los compañeros que por un motivo u otro se encuentran alejados de la agitación anarquista.
La anarquía está tan cerca como vos lo quieras...
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