Dmitri Prieto
Desde hace algunos años el cáncer es la mayor causa de muertes en Cuba. Cuando el huracán Matthew arrasó con la provincia de Guantánamo, enseguida aparecieron noticias sobre cómo industrias cubanas de materiales de construcción se alistaban para ayudar a las víctimas.
Una de las imágenes reiteradas que la TV cubana trasmite después de que algún huracán causa estragos en casas y construcciones de Cuba, es la de las fábricas de tejas de asbesto-cemento, donde laboriosos trabajadores se aprestan a producir lo que se convertirá en nuevos techos para aquellos hogares, industrias y centros laborales, cuyas cubiertas originales se llevó el ciclón. Pero, como su nombre indica, esas tejas contienen asbesto. Y el asbesto (amianto) da cáncer.
Desde hace algunos años el cáncer es la mayor causa de muertes en Cuba. Cuando el huracán Matthew arrasó con la provincia de Guantánamo, enseguida aparecieron noticias sobre cómo industrias cubanas de materiales de construcción se alistaban para ayudar a las víctimas.
Una de las imágenes reiteradas que la TV cubana trasmite después de que algún huracán causa estragos en casas y construcciones de Cuba, es la de las fábricas de tejas de asbesto-cemento, donde laboriosos trabajadores se aprestan a producir lo que se convertirá en nuevos techos para aquellos hogares, industrias y centros laborales, cuyas cubiertas originales se llevó el ciclón. Pero, como su nombre indica, esas tejas contienen asbesto. Y el asbesto (amianto) da cáncer.
Me impresioné cuando me contaron cómo en París hubo que derrumbar parte de las estructuras de los recién terminados rascacielos de la Biblioteca Nacional Francesa, después del simple descubrimiento de asbesto en algunas de ellas. Por una directiva de la Unión Europea (UE), todos sus estados debieron prohibir comercializar o utilizar cualquier tipo de asbesto desde 2005, y en 2006 la UE inició una campaña bajo el expresivo lema: “¡El amianto es mortal!”.
No sé qué pasa en Cuba -con sus poderosas institucionalidad y cultura médicas-, donde aún parece que el asbesto no preocupa a nadie.
El amianto causa enfermedad al inhalarlo. Sus partículas no se evaporan al aire, ni son hidrosolubles, permaneciendo suspendidas por largo tiempo, mientras viajan lejos por el viento y las aguas, antes de sedimentar. Las fibras de asbesto tampoco pueden moverse a través del suelo. Generalmente no se degradan, y permanecerán por años. El agua potable puede contener asbesto, sobre todo si las tuberías son de fibrocemento.
Desde 1935, se conoce el vínculo exposición al asbesto-cáncer de pulmón. Hoy, el amianto es la más conocida sustancia industrial de las relacionadas con ese cáncer. Y en 1991 el Banco Mundial decidió no financiar manufacturas o usos de productos con asbesto, tema que volvió a impactar en 2001, tras el derrumbe del WTC, cuando salió asbesto pulverizado al aire. La OMS, organismos médicos internacionales y agencias regulatorias de EE.UU. determinaron que productos que contengan asbesto/amianto provocan cáncer en humanos, con elevada mortalidad; desde décadas, su uso está prohibido en todo país primermundista, aunque se sigue usando en algunos países subdesarrollados. España lo prohibió totalmente en 2001.La prohibición internacional la rige el Convenio de Róterdam (vigente desde 2004), firmado por más de cien Estados, no sin polémica con aquellos que todavía lo producen.
Este es un mineral curioso, pues forma fibras. Se pueden hacer tejidos de asbesto. Es muy resistente al calor, y fue utilizado históricamente en trajes y cubiertas de protección para personas que trabajan con fuego o pueden quedar expuestas a él. En Cuba, mucha gente de mi generación recordamos las “rejillas amiantadas”, dispositivo usado en laboratorios escolares de Química para apoyar sobre el mechero algún recipiente, mientras iba calentándose.
Ya en el siglo I, Plinio el Viejo, en Roma, relataba cómo esclavos que tejían ropa de asbesto se enfermaban de los pulmones; en 1906, en Londres (Inglaterra), se describió el primer caso de “fibrosis pulmonar por asbesto” en una joven trabajadora textil.
Las enfermedades que este provoca en los pulmones y sus membranas, son dos: cáncer y asbestosis (lesiones pulmonares o pleurales que también pueden incapacitar y matar); ambas tienen largos (30+ años) “tiempos de latencia”-entre inhalar el asbesto y caer enfermo-. No se reconoce una cantidad mínima, por debajo de la cual un/a expuesto/a al asbesto pueda considerarse seguro/a. El cáncer de pulmón es hasta 10 veces más frecuente entre quienes trabajan con asbesto, que en la población general; fue en 2000 la principal causa de muerte por enfermedad profesional en el Reino Unido. Además, combinar la exposición al asbesto y al humo de cigarro aumenta considerablemente el riesgo de cáncer de pulmón. La Comisión Europea prevé 500.000 muertes por asbesto en los próximos años, 10 veces más que por accidentes laborales. Se estima que el cáncer por amianto provocará más de 200.000 muertes durante la próxima década en Gran Bretaña. Por su peligrosidad, en EE.UU. su manipulación corre habitualmente a cargo de las clases más desfavorecidas socialmente.
Porque el amianto causa muertes de trabajadores expuestos, hay en el mundo ONGs que trabajan por defender sus derechos y los de sus familias.
Todo esto puede ser cierto, pero parece que no se conoce en Cuba. Cada vez que pasa algún fuerte huracán, aparecen los cansados y sonrientes rostros de obreros productores de tejas de asbesto-cemento, listos para ayudar a quienes perdieron sus techos y se apuran por recuperarlos.
Tejas que causan cáncer. Lo simple, rápido y barato sale caro: sufrimientos y muertes para la/os pacientes, dolor para sus familias, gastos en citostáticos y equipos sofisticados para el erario público.El dilema debe ser resuelto. Además, los techos de asbesto-cemento son los que más rápido se lleva el viento cuando pasa un ciclón.
[Tomado del boletín El Guardabosque # 4, La Habana, noviembre 2006. Número completo accesible en https://elguardabosquescuba.wordpress.com.]
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