Periódico Todo por Hacer
El viernes 9 de septiembre se conmemoraba el 45 aniversario del levantamiento de la cárcel de Attica que ha servido como pistoletazo de salida de la huelga contra el trabajo esclavo en las prisiones de Estados Unidos. El uso de fuerza de trabajo esclava en EEUU no ha desaparecido, simplemente se ha camuflado mediante el uso de personas presas. Más de dos millones de presos/as son usados como mano de obra barata. Reparan tuberías públicas, quitan animales muertos de la carretera, empaquetan café para Starbucks, cosen para Victoria’s Secret, hacen de operadores telefónicos para AT&T o limpian en Walmart. Todo esto por sueldos que rondan los 20 centavos la hora. Esta situación, sumada a una tradición de lucha anticarcelaria y antirracista por parte de las comunidades afroamericanas, ha resultado en la reorganización de las personas presas en torno al sindicalismo, principalmente en la IWOC (Incarcerated Workers Organizing Committee) perteneciente a la IWW (Industrials Workers of the World). Todo esto se concretó en la convocatoria de una huelga nacional de personas presas desde el día 9 de septiembre.
El viernes 9 de septiembre se conmemoraba el 45 aniversario del levantamiento de la cárcel de Attica que ha servido como pistoletazo de salida de la huelga contra el trabajo esclavo en las prisiones de Estados Unidos. El uso de fuerza de trabajo esclava en EEUU no ha desaparecido, simplemente se ha camuflado mediante el uso de personas presas. Más de dos millones de presos/as son usados como mano de obra barata. Reparan tuberías públicas, quitan animales muertos de la carretera, empaquetan café para Starbucks, cosen para Victoria’s Secret, hacen de operadores telefónicos para AT&T o limpian en Walmart. Todo esto por sueldos que rondan los 20 centavos la hora. Esta situación, sumada a una tradición de lucha anticarcelaria y antirracista por parte de las comunidades afroamericanas, ha resultado en la reorganización de las personas presas en torno al sindicalismo, principalmente en la IWOC (Incarcerated Workers Organizing Committee) perteneciente a la IWW (Industrials Workers of the World). Todo esto se concretó en la convocatoria de una huelga nacional de personas presas desde el día 9 de septiembre.
Desde el 21 de septiembre se han contabilizado 46 cárceles donde la actividad cotidiana se vio perturbada entre el 8 de septiembre y el 21. De estas, en 31 las personas presas no salieron de sus celdas, se suspendieron las actividades o tuvo lugar una huelga completa durante 24 horas. Estas instalaciones suman alrededor de 57000 personas. Podríamos considerar esta cifra la mínima de personas presas afectadas por la huelga. La información que llega desde dentro de las cárceles no es inmediata y siempre existen trabas, en algunas prisiones la huelga duró un día, en otras una semana y en algunas más.
La huelga ha superado las expectativas de muchos de sus organizadores. Se ha extendido tanto a cárceles masculinas como de mujeres, y se ha plasmado no sólo en huelgas laborales, sino en huelgas de hambre, protestas y marchas organizadas dentro de las instalaciones, en el aumento de la comunicación de los/as presos/as con el exterior y en levantamientos en sentido estricto. A pesar del apagón informativo alimentado por las advertencias de las empresas que obtienen miles de millones de la esclavitud en prisión, mientras la corriente principal de los medios de comunicación ronronea aburridamente sobre políticos y sus promesas, no olvidemos que en EEUU están en plena carrera electoral, la huelga sencillamente continua e incluye a más gente.
A este lado de los muros, miles de personas toman las calles. En Durham (Carolina del Norte) y Brooklyn (Nueva York) se han cortado carreteras. En Oakland empresas que se benefician del trabajo de los presos fueron atacadas. En Austin se echó el cierre a escaparates en los que se exhibían productos elaborados en prisión y por todo el Sur se han organizado manifestaciones, marchas y concentraciones. A lo largo de los Estados Unidos se han organizado manifestaciones ruidosas en las inmediaciones de las cárceles; varías marchas han tenido lugar y hay pintadas, afiches y carteles en muros y carreteras, pueblos y ciudades de los Estados Unidos.
El 9 de septiembre no ha brotado de la nada, sino que es simplemente el último y mayor paso adelante en una larga lucha contra la esclavitud en prisión, que incluye motines de la cárcel de Holman, huelgas laborales en Alabama y Texas, huelgas de hambre en Wisconsin y Ohio y un largo etcétera. La huelga de presos/as nos enseña el poder que da el construir relaciones estrechas y la construcción de un movimiento material que empuja hacia adelante, creciendo y expandiéndose sobre un territorio cambiante. En otras palabras, no sólo estamos esperando algo para salir disparados, sino que tampoco tenemos miedo a comprometernos con los estallidos de la revuelta cuando tienen lugar. Esto exige veladas escribiendo correspondencia y trabajo con las familias de los/as presos/as, tanto como el organizar caceroladas y atacar a empresas involucradas en el trabajo en prisión.
Desde el punto de vista organizativo, la huelga de presos ha mostrado la posibilidad de organizarse desde distintas perspectivas de forma conjunta por una lucha común. Organizaciones como el Comité para la Organización de los Trabajadores Encarcelados – Incarcerated Workers Organizing Committee (IWOC), la Cruz Negra Anarquista – Anarchist Black Cross (ABC), en funciones de apoyo a organizaciones en primera línea como el Movimiento Alabama Libre – Free Alabama Movement, en todo el abanico de grupos de apoyo a presos o como simples individuos, todas y todos tenemos algo que aportar para respaldar a quienes están tras los muros, y esta diversidad ha salido a la luz en la variedad de acciones que han tenido lugar en Estados Unidos y en todo el mundo.
[Tomado de http://www.todoporhacer.org/solidaridad-internacional-vistazo-alrededor.]
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