La gente en Cherán se organizó en 2011 para establecer su propio sistema de autoridades, vigilancia y sanciones a delitos menores. |
Linda
Pressly
En
México, el crimen organizado llega a todas partes, incluso a los pueblos más
pequeños… a excepción de uno en el estado de Michoacán.
Liderado
por mujeres, Cherán se levantó en armas para defender su bosque de los
madereros y de paso también expulsaron a la policía y a los políticos.Las
mujeres se reunieron en secreto para organizarse.Estaban
cansadas de los homicidios y secuestros que ya eran rutina, así como de los
cobros de extorsión a pequeños negocios que hacían hombres enmascarados.También
por más de tres años habían visto con indignación cómo camiones cargados hasta
el tope de troncos recién cortados pasaban frente a sus casas.
Los
cárteles de México se dedican principalmente al tráfico de drogas, pero también
han expandido su modelo de negocio y tratan de ocupar cualquier industria lucrativa,
como la maderaEsa
ha sido tradicionalmente la base de la economía de Cherán.Para
el año 2011, los madereros estaban talando árboles cerca de una de las fuentes
de agua de Cherán.
"Estábamos
preocupados", recuerda Margarita Elvira Romero, una de las organizadoras
del levantamiento."Si
cortan los árboles, hay menos agua. Nuestros maridos tienen ganado, ¿dónde iban
a beber si el ojo de agua se terminaba?".
Cherán (cuadrado rojo) es un pueblo del estado de Michoacán, en el suroeste de México. Su población es de 20.000 personas, la mayoría indígenas purépechas. |
Un
grupo de mujeres fue al bosque para tratar de razonar con los hombres armados,
pero solo recibieron insultos y fueron echadas.Así
que su plan empezó a cambiar.Sabían
que era demasiado peligroso hacer frente a los madereros en el bosque, por lo
que pensaron detener a los camiones cuando pasaban por el pueblo, donde
tendrían el apoyo de sus vecinos.
La
madrugada del 15 de abril de 2011, comenzó el levantamiento de Cherán.En
la carretera que baja desde el bosque fuera de la casa de Margarita, las
mujeres bloquearon los camiones de los madereros y tomaron como rehenes a
algunos de ellos.Las
campanas de la iglesia de El Calvario sonaron y al amanecer cohetones estallaron
en el cielo para alertar a la comunidad del peligro.Muchos
en Cherán llegaron corriendo para ayudar.
Los habitantes de Cherán estaban cansados de la presencia de criminales y de las autoridades corrompidas por los mismos delincuentes. |
Fue
un momento tenso en el que exaltación casi llevó a la gente a intentar colgar a
los madereros capturados en un árbol antiguo al lado de la iglesia, pero las
mujeres los persuadieron de no hacerlo."Todo
el mundo en las calles corría con machetes", dice Melissa Fabián, que
entonces tenía 13 años."Las
señoras estaban corriendo. Todos tenían el rostro cubierto. Se podía oír a la
gente gritando y las campanas de la iglesia sonando todo el tiempo".
Los
policías municipales llegaron con el alcalde y otros hombres armados arribaron
para liberar a los rehenes que eran sus compañeros.Hubo
un enfrentamiento entre la gente del pueblo, los madereros y la policía.Terminó
después de que dos madereros fueron heridos por un joven que encendió un
cohetón directamente contra ellos.Y
ahí Cherán, un pueblo de 20.000 personas, comenzó su jornada hacia el
autogobierno.
"Me
dan ganas de llorar al recordar ese día", dice Margarita. "Fue como
una película de terror, pero era la mejor cosa que hubiera pasado".
Margarita es una de las mujeres que en 2011 organizó el levantamiento en contra de los delincuentes y las autoridades locales. |
Los
políticos y la policía del pueblo fueron llevados rápidamente fuera de la
localidad, pues las personas sospechaban que tenían arreglos con las redes
criminales.Los
partidos políticos fueron prohibidos —y siguen estando— porque consideran que
han causado división en la comunidad.Cada
uno de los cuatro distritos de Cherán eligió a un representante para un concejo
del pueblo.
En
muchos sentidos, Cherán, una localidad poblada por indígenas purépechas, volvió
a sus raíces: a la manera antigua de hacer las cosas, de una manera
independientemente.Se
establecieron puestos de control armados en las tres carreteras que llegan al
poblado.Hoy,
cinco años después, todavía existen esos puestos de control.Son
vigilados por miembros de la Ronda Comunitaria, una fuerza formada por hombres
y mujeres de Cherán que detiene a cada vehículo para preguntar a sus ocupantes
de dónde vienen y hacia dónde van.
La Ronda Comunitaria está integrada por hombres y mujeres que se entrenan para realizar tareas de vigilancia y para garantizar la tranquilidad. |
"Hemos
aprendido mucho", dice Heriberto Campos, uno de los fundadores y el
coordinador de la Ronda Comunitaria cuyo apodo es "diablo"."En
aquellos primeros días, no sabíamos nada sobre el uso de armas. Pero ahora
sabemos cómo pelear, y si los criminales regresan, estamos listos para
ellos".
Cherán
tiene su propio sistema de justicia para delitos menores, muchos de ellos
relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas.Una
mañana de un domingo de septiembre, 18 jóvenes estaban tras las rejas en la
sede de la Ronda después de haber sido hallados bebiendo en las calles o
conduciendo alcoholizados.Las
sanciones incluyen multas y trabajos comunitarios, como recolectar basura.
Los hombres aún mantienen los retenes en las carreteras de Cherán como forma de control de quienes entran y salen del pueblo. |
Las
violaciones a la ley que son graves son remitidas a la fiscalía del estado,
pero Cherán puede decir que en el último año no ha habido asesinatos,
secuestros o desapariciones.Si
vives en un lugar poco acostumbrado a la delincuencia, a la violencia, es
posible que no te sorprenda esto.Pero
Michoacán es uno de los estados más lastimados por la violencia en México, un
estado que ha visto casos tan graves como cabezas degolladas que fueron
lanzadas a una pista de baile y granadas han sido hecho estallar en una plaza
llena de gente.Este
julio hubo más de 180 asesinatos en el estado, el número más alto desde hace
casi una década.Y
en las comunidades de todo Cherán, que no distan más de 10 km una de otra, las
historias de secuestro, la extorsión y los asesinatos eran un lugar común.
La justicia comunitaria aplica sanciones de cárcel breves por delitos menores. Algunos de los inculpados tienen que hacer trabajo comunitario. |
"En
Cherán, me siento seguro porque puedo caminar por las calles por la noche y no
temo que algo vaya a pasar", dice Melissa, que ahora es un estudiante de
biomedicina en una escuela en las afueras de Cherán.No
son sólo las calles de Cherán son seguras.El
bosque de pinos —un mar verde que cae por las montañas del pueblo— había
quedado devastado por los madereros.Ahora
su perímetro es patrullado diariamente por los agentes de la Ronda Comunitaria.
La
mayor parte de la tierra de Cherán es posesión de la comunidad: las familias la
pueden trabajar, pero no les pertenece.Ahora
que los criminales se han ido, las reglas se aplican estrictamente y cualquier
persona que quiera talar un árbol debe obtener el permiso de las autoridades
comunitarias.
Poco
a poco se está regenerando el bosque.Se
estima que más de la mitad de 17.000 hectáreas de bosque fueron devastadas por
el crimen organizado.Unas
3.000 hectáreas hasta ahora han sido reforestadas en los cinco años desde el
levantamiento, con plantas del propio vivero de la localidad.
El bosque de Cherán ha comenzado a reforestarse y quienes necesitan cortar madera deben tener un permiso de las autoridades comunitarias. |
Cherán
no es completamente independiente, pues todavía recibe fondos estatales y
federales. Sin
embargo, su autonomía como una comunidad indígena purépecha es reconocida y
garantizada por el gobierno mexicano.
La
prohibición de los partidos políticos, por su parte, ha sido confirmada por los
tribunales, que le han dado la razón a su derecho de no participar en las
elecciones locales, estatales o federales.
En
Michoacán, Cherán se ha convertido en un oasis de esperanza: su paz y su
seguridad marcan un contraste con el temor que aún domina a las comunidades
vecinas.¿Cómo
esta comunidad ha prosperado en una región tan cruel pero hermosa?Margarita,
Melissa y Heriberto ofrecen la misma respuesta en una palabra:
"solidaridad".
Melissa es parte de las nuevas generaciones de jóvenes en Cherán que están dispuestos a mantener su forma de organización comunitaria. |
La
mayoría de las personas que viven en Cherán son del pueblo. Sus costumbres
dictan que los locales se casan con gente local, hay muy pocas personas de
otros lugares.Las
familias son grandes y están cerca una de otra, todo el mundo sabe de los
demás, y ese es el fundamento de unidad del pueblo.
Con
la violencia de nuevo en aumento en México, hay ansiedad en Cherán sobre el
futuro, una preocupación de que los cárteles puedan establecerse una vez más.Otros
pueblos han tratado de copiar el ejemplo de Cherán, pero sin el mismo éxito.
Ahora
con 18 años, Melissa es optimista y dice que está dispuesta a salir a las
calles para luchar por lo que se ha logrado."Mientras
que haya al menos una persona que quiera seguir con esto, todos vamos a estar
detrás de esa persona. Todos nos sentimos orgullosos porque pusimos fin a algo
e hicimos algo que ninguna de las otras comunidades se había atrevido a hacer".
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