José
Si queremos cambiar la sociedad y transformarla en una sociedad justa, libre e igualitaria, hemos de empezar por cambiar el lenguaje esclavista que usan «nuestros dueños» en sus medios de comunicación. Lo utilizan para confundirnos, para hacernos ver lo que no quieren que veamos según les interese y decidir
cuándo un acontecimiento nos debe causar alarma y cuándo no.
¿En qué consiste ese lenguaje que usan tanto las personas esclavas como las esclavistas? Estos últimos lo utilizan con la intención de manipular a los primeros y seguir robándonos sin que nos demos cuenta de la realidad. La miden con parámetros falsos y manipulan el lenguaje para que el robo que practican diariamente con sus leyes y costumbres no nos cause alarma alguna, lo que hace que no nos podamos defender de sus constantes atropellos para poder seguir robándonos como siempre han hecho. Usan ese lenguaje según les conviene a los gobernantes y a su justicia, quitando o poniendo peso en palabras que emplean para relatar un suceso, le quitan o añaden gravedad según les interese con la complicidad de los medios de comunicación, le cambian el sentido a un suceso pudiendo convertirlo en bueno o malo según convenga.
Si queremos cambiar la sociedad y transformarla en una sociedad justa, libre e igualitaria, hemos de empezar por cambiar el lenguaje esclavista que usan «nuestros dueños» en sus medios de comunicación. Lo utilizan para confundirnos, para hacernos ver lo que no quieren que veamos según les interese y decidir
cuándo un acontecimiento nos debe causar alarma y cuándo no.
¿En qué consiste ese lenguaje que usan tanto las personas esclavas como las esclavistas? Estos últimos lo utilizan con la intención de manipular a los primeros y seguir robándonos sin que nos demos cuenta de la realidad. La miden con parámetros falsos y manipulan el lenguaje para que el robo que practican diariamente con sus leyes y costumbres no nos cause alarma alguna, lo que hace que no nos podamos defender de sus constantes atropellos para poder seguir robándonos como siempre han hecho. Usan ese lenguaje según les conviene a los gobernantes y a su justicia, quitando o poniendo peso en palabras que emplean para relatar un suceso, le quitan o añaden gravedad según les interese con la complicidad de los medios de comunicación, le cambian el sentido a un suceso pudiendo convertirlo en bueno o malo según convenga.
Veamos algunos ejemplos. Cuando los ricos quitan algo, si son juzgados se sentencia que ha sido una apropiación indebida, nunca se califica de robo. Ahora bien, si el juzgado es un pobre se califica de robo. Esto es así para que los delincuentes no sean descubiertos, así no son perseguidos y sus delitos suelen quedar impunes. Igualmente, cuando hablamos de un parásito, por ejemplo de un noble, este delincuente pasa a verse como si no fuese un ladrón. Si nos referimos a una princesa con el lenguaje esclavista el parasitismo de esa persona se convierte en algo positivo, lo que conlleva una admiración hacia ella. Por el contrario, con un lenguaje libre y no manipulador, el parasitismo de esa persona pasaría a verse como algo negativo por su egoísmo, porque esa admiración se convertiría en repulsión, que es lo que debería entirse hacia ella porque esa persona es un parásito que consume muchos recursos materiales y humanos que no produce, es en realidad una carga que no genera ningún beneficio a la sociedad de la que se alimenta.
Si pensamos con lógica equitativa y solidaria lo único que podemos sentir por este tipo de personas que no producen lo que consumen, salvo los enfermos, es repulsión. Sin embargo, esta justa repulsión, mediante la manipulación del lenguaje, es transformada en admiración hacia los delincuentes. De ahí que los actos delictivos de los esclavistas siempre queden impunes.
Otro ejemplo de la utilización de este lenguaje esclavista es cuando para referirse a los pobres dicen que somos unos desfavorecidos. Con ese calificativo nos intentan degradar, nos quieren presentar como minusválidos, como si nuestra precariedad se debiera a una supuesta deficiencia física o mental cuando realmente está originada porque nos están robando la mayor parte de nuestros recursos. En un lenguaje libre debería indicarse el origen de la pobreza relacionándola con la esclavitud. Ése es el verdadero término que indica la razón de una miseria que nos hacen padecer después de los constantes robos que nos hacen los ricos con sus leyes, pues a nosotros no se nos deja proponer ninguna ni votarla. Por lo tanto, nuestra pobreza no se debe a ninguna minusvalía, ya que si ellos no robaran nada seríamos todos ricos y no se conocerían casos de muerte por inanición o por frío por estar a la intemperie.
La utilización interesada del lenguaje debería cambiar para que por fin podamos tener justicia, y eso se puede conseguir con un lenguaje libre que remarque los actos delictivos de estos parásitos para que no queden impunes y podamos conseguir la igualdad. Si queremos aspirar a una sociedad libre hemos de comenzar por cambiar los parámetros con los que medimos las cosas o acontecimientos, no debemos seguir usando el lenguaje injusto y esclavizante de «nuestros dueños» porque es manipulador y mortífero.
El lenguaje libertario debe reflejar en las palabras los hechos exactos de lo que se está informando, no quitar ni poner peso para que tenga credibilidad, sea justo y no lleve a nadie a engaño. Si nuestro propósito es conseguir la libertad humana y abolir la esclavitud actual, hemos de comenzar a usar un lenguaje libertario para conseguir ser libres e igualitarios en derechos y obligaciones, sin ventajas para nadie.
[Tomado del periódico Solidaridad Obrera # 365, Barcelona, septiembre 2016. Número completo accesible en www.soliobrera.org.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.