Gustavo Godoy
Tras la disolución de la Unión Soviético a comienzos de los 90s, surgió un nuevo orden mundial. Aparentemente, los Estados Unidos se consolido como la única superpotencia debido a su gran poder económico, militar y cultural. Sin embargo, esta supuesta unilateralidad empezó a cuestionarse porque también surgieron otras potencias. Aunque inferiores en importancia, el poder mundial experimento una mayor distribución. La Unión Europa comenzó a crecer como potencia economía y su impacto incrementó. El eje asiático encabezado por Japón y China también se encamino como un nuevo poder. Otros países edificaron influencias regionales y poco a poco se posicionaron como países emergentes. Brasil en Latinoamérica. Rusia. India en el Sur de Asia. Sudáfrica en África.
Tras la disolución de la Unión Soviético a comienzos de los 90s, surgió un nuevo orden mundial. Aparentemente, los Estados Unidos se consolido como la única superpotencia debido a su gran poder económico, militar y cultural. Sin embargo, esta supuesta unilateralidad empezó a cuestionarse porque también surgieron otras potencias. Aunque inferiores en importancia, el poder mundial experimento una mayor distribución. La Unión Europa comenzó a crecer como potencia economía y su impacto incrementó. El eje asiático encabezado por Japón y China también se encamino como un nuevo poder. Otros países edificaron influencias regionales y poco a poco se posicionaron como países emergentes. Brasil en Latinoamérica. Rusia. India en el Sur de Asia. Sudáfrica en África.
La consolidación del inglés como lengua franca del comercio y la diplomacia, la tecnología en telecomunicaciones como el Internet y la televisión por cable, la fortaleza de sistema de transporte internacional, los mercados comunes, entre otros elementos han contribuido a la
integración del mundo. Hoy existe un nuevo mapa global muy diferente al existente en tiempos de la Guerra Fría.
En la actualidad, el mundo es más complejo. Y como todo sistema mientras mayor es la complejidad, mayor es su fragilidad. Estos cambios han surgido velozmente. Aun no entendemos lo que está pasando y aún no sabemos hacia dónde va todo esto.
El siglo XIX fue el siglo de la consolidación de la estructura económica, social y política llamada como el Estado Nación. En realidad, el Estado Nación es una estructura relativamente nueva y en la actualidad ya está perdiendo vigencia. En este mundo globalizado de hoy, existe una zona no regulada, una especie de tierra de nadie que escapa del control de la ley y las normas. Las organizaciones ganando importancia son organismos no-estatales que habitan más allá de los fronteras nacionales, por ejemplo: corporaciones multinacionales, organizaciones no gubernamentales de escala internacional, colectivos supranacionales. Incluso, los ya conflictos armados en gran medida no se presentan entre estados sino entre estados y grupos no-estatales como las redes terroristas, las mafias criminales y sectores separatistas. La estructura de la Estado Nación es algo ya antiguado y muchos grupos se han beneficiado de esta nueva realidad para acumular riquezas y poder como nunca antes debido a los pocos chequeos y balances que existen a nivel global.
Este fenómeno ocurre porque vivimos en una época de transición. Hoy el debate no reside entre la derecha y la izquierda como anteriormente. El debate de hoy está entre la globalización y la antiglobalización. Lo curioso es que estos términos en el discurso contemporánea han sido apropiados por una elite para promover su propia versión de integración internacional. Una versión basada en la centralización y en la estandarización de todo. Ahora todo debe pasar por Nueva York, Londres o Tokio donde los grandes capitales toman las decisiones verdaderamente importantes. Es cierto. Hay más dinero y en muchísimos sectores la pobreza ha disminuido y el bienestar social ha aumentado. Sin embargo, la dependencia del individuo singular a estos centros de poder ha crecido notamente. Estamos perdiendo la pequeña comunidad.
La polémica entre globalización y antiglobalización es un falso dilema. Todo el que critica esta versión de integración planteada por las corporaciones transnacionales es comúnmente etiquetado como reaccionario, anti progreso, nacionalista, tribal, obtuso, resentido e ignorante. Sin embargo, existen varias alternativas de integración internacional. No toda integración necesita un centro fuerte y muchas débiles periferias. La integración se puede lograr de manera horizontal. Muchos centros autónomos interactuando con el todo interdependientemente. Entre palabras: Diversidad en Unidad. Una avanzada red mundial formada por comunidades locales, con autonomía, autenticidad y riqueza cultural pero integradas al mundo moderno, contribuyendo a la humanidad, y aportando al planeta.
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