Rubén Hernández
Con el proyecto del Arco Minero en ejecución es indudable que la destrucción medioambiental será tremenda en el estado Bolívar, Venezuela, y su repercusión será notable en otras partes de esta nación suramericana; aún así algunos voceros gubernamentales se han atrevido a señalar que la mega explotación de oro, diamantes, coltán, bauxita y otros minerales es ecológica en su concepción, que no perjudicará de forma importante el paisaje y sus recursos. ¡Vaya cinismo¡, sólo entendible por la ambición que despierta en algunos sujetos unos ingresos que, por cierto, serán igualmente insuficientes para solventar la grave crisis socioeconómica que afecta a Venezuela, específicamente a millones de pobres cada vez más pobres.
Con el proyecto del Arco Minero en ejecución es indudable que la destrucción medioambiental será tremenda en el estado Bolívar, Venezuela, y su repercusión será notable en otras partes de esta nación suramericana; aún así algunos voceros gubernamentales se han atrevido a señalar que la mega explotación de oro, diamantes, coltán, bauxita y otros minerales es ecológica en su concepción, que no perjudicará de forma importante el paisaje y sus recursos. ¡Vaya cinismo¡, sólo entendible por la ambición que despierta en algunos sujetos unos ingresos que, por cierto, serán igualmente insuficientes para solventar la grave crisis socioeconómica que afecta a Venezuela, específicamente a millones de pobres cada vez más pobres.
En realidad no debe ser sorpresa que el Gobierno del dizque socialista Nicolás Maduro, como buen representante del capitalismo local y foráneo, tenga un mínimo interés por la defensa medioambiental. Bien se sabe que la alta burguesía es una gran explotadora y depredadora de los recursos humanos y geográficos en el planeta entero; por encima de todo es la acumulación y reproducción cada vez mayor de dinero lo que importa e importará a los ricos. Aunque parezca increíble, el puñado de individuos con más capital en la Tierra, sigue haciendo caso omiso de las señales de destrucción que han estado dando los ecosistemas a escala global. Creen esos imbéciles que las fuentes minerales, animales, vegetales, hídricas, edáficas, entre otras,serán infinitas a pesar del irracional empleo que de ellas se hace.
Y así como a la alta burguesía en el mundo y en Venezuela le importa un comino la defensa del medio ambiente, por ser incompatible con sus intereses económicos, así mismo a sus aliados políticos les da lo mismo que se destruyan los suelos, se contaminen las aguas, se deforeste masivamente, se aniquilen numerosas especies animales y se envenene el aire. Terrible daño por un dinero que en el caso del Arco Minero en Venezuela, irá en buena parte a parar a las arcas de las transnacionales y al bolsillo de unos cuantos líderes políticos de “izquierda”(rojos rojitos) y de derecha. En verdad es algo insólito que algunos voceros gubernamentales se atrevan a calificar el proyecto del Arco Minero como ecológico; el mismo Maduro debe saber muy bien que la destrucción paisajística tras un tiempo de ejecutado dicho proyecto, será monumental e irreversible, y hay estudios y opiniones de científicos especializados que así lo han demostrado.
Queda claro a estas alturas que el actual Gobierno nacional de Venezuela no es ecosocialista, ni socialista ni humanitario. Es procapitalista en todo el sentido de la palabra, tomando medidas nada más y nada menos que neoliberales en los últimos años, con un saldo nefasto de millones de desempleados y pobres, y la destrucción, juntoa la dizque oposición y el gran capital, de la pequeña empresa y el pequeño campesinado. A quienes nos gobiernan no les importa ni la mayoría del pueblo, ni el medio ambiente; son populistas, al estilo cuartorrepublicano, con la diferencia de que ahora abunda la retórica bolivariano-socialista, y el poder de los militares parece estardesbordado, hasta el punto que tienen gran influencia en algunas funciones estratégicas estatales, tal como la distribución de alimentos por medio de la Misión Abastecimiento Soberano, otro fracaso más del “socialismo del siglo XXI”.
Es más que urgente exigir que no se ejecute tan nefasto proyecto minero, y evitar así una destrucción medioambiental sin precedentes en la historia venezolana. Evidentemente la protesta multitudinaria es necesaria ante semejante aberración que pretende realizarse en Venezuela. Hay que ser muy activos ante lo que se avecina por la explotación del Arco Minero y lo que estamos padeciendo a nivel general: una crisis cada vez peor mientras que los dirigentes políticos de diversas tendencias se hacen de la vista gorda, contentos con las mieles del poder y su futuro y el de sus familias asegurados económicamente. ¿Acaso a los líderes “socialistas” y a los derechistas les afecta la escasez de algunos productos y el alto costo de la vida?, ¿han llamado los dirigentes “opositores” a tomar las calles en protesta por el proyecto del Arco Minero?
Ciertamente es necesario buscar fuentes económicas alternativas al rentismo petrolero, pero logrando, por ejemplo, una elevada productividad agropecuaria soberana mediante empresas de propiedad social, y no destruyendo de forma irreversible el medio ambiente, a cambio de un dinero que en gran medida disfrutará una élite local y foránea.
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