Redacción (en base a material de Agencias)
Venezuela no debería sufrir apagones eléctricos como los que ha padecido recientemente, siendo como es una potencia en energía hidráulica, eólica, solar y petrolera. Pero el caso es que, por la corrupción y el mal funcionamiento del sistema, se han despilfarrado 60 mil millones de dólares, invertidos en plantas fallidas de generación eléctrica. Ninguno de los países que se han visto afectados por el fenómeno El Niño presenta tal deterioro ni padece cortes de luz ni urgencias como las de acá, al tiempo que surge la pregunta de dónde está todo ese dinero que aparece en los registros como inversión del Estado, que todo indica fue tragado impunemente por la corrupción.
Venezuela no debería sufrir apagones eléctricos como los que ha padecido recientemente, siendo como es una potencia en energía hidráulica, eólica, solar y petrolera. Pero el caso es que, por la corrupción y el mal funcionamiento del sistema, se han despilfarrado 60 mil millones de dólares, invertidos en plantas fallidas de generación eléctrica. Ninguno de los países que se han visto afectados por el fenómeno El Niño presenta tal deterioro ni padece cortes de luz ni urgencias como las de acá, al tiempo que surge la pregunta de dónde está todo ese dinero que aparece en los registros como inversión del Estado, que todo indica fue tragado impunemente por la corrupción.
Cuatro embalses
Para la generación de energía hidroeléctrica, Venezuela cuenta con cuatro grandes embalses, el principal de ellos es el de Guri, que suministra el 70% de la electricidad y energía termoeléctrica del país. También están las presas Caruachi I, Caruachi II y Tocoma. Estas cuatro presas en el estado de Bolívar tienen capacidad para producir unos 17 mil megavatios para una demanda nacional de unos 15 mil megavatios, 18 mil en los momentos de máximo consumo. Pero la sequía redujo el caudal del río Caroní, por lo que la generación eléctrica bajó a unos 5 mil megavatios, según los expertos. La llegada de las lluvias alivió un tanto la situación, pero la crisis no termina de superarse.
Hace poco más de un año un informe presidencial y confidencial alertaba a Maduro sobre la necesidad de invertir para el mantenimiento de las instalaciones del embalse Guri y las otras tres presas a la vista de la cada vez mayor reducción de lluvias. Pero no se hizo caso a la advertencia y las instalaciones siguen sin modernizarse.
A la corrupción no le ha faltado energía
Uno de los casos más flagrantes de despilfarro ha sido denunciado por el diario El Nacional, que cita fuentes sindicales del sector eléctrico para asegurar que, entre 2008 y 2015, el Gobierno invirtió 32 mil 800 millones de dólares (29 mil millones de euros) para contratar la generación de 16 mil 354 megavatios. Pero de ese total solo se incorporaron 3 mil 44 megavatios en el sistema eléctrico nacional. El resto se esfumó.
Corpoelec y Petróleos de Venezuela (Pdvsa) contrataron obras de generación eléctrica financiadas con fondos internacionales como el Fondo Chino, la Corporación Andina de Fomento y al Banco Interamericano de Desarrollo y recursos propios.
El proyecto original era ambicioso y podría haber evitado los apagones y actuales restricciones eléctricas, teniendo en cuenta que se esperaban generar 16 mil 354 megavatios y que la demanda pico de Venezuela en momentos de máximo consumo es de 18 mil megavatios. Pero el dinero se perdió por el camino. Entre las empresas involucradas en la contratación de obras figuran la brasileña Odebrecht, Waller Marine, de EE.UU., el Convenio Alba-Cuba y la cubana Alba Energía Solar, junto a numerosas otras empresas extranjeras. Entre las contratistas venezolanas mencionadas en el estudio publicado por El Nacional figuran G.T.M.E, Inserven, Mantesa, Pacific RIM, Pro Energy Services, Profit Corporation, Derwick Associates y Wellintong Turbines LLCSurandem. La empresa Derwick Associates ha estado vinculada a escándalos por blanqueo de dinero en bancos de paraísos fiscales, como Andorra y Panamá.
Además de la corrupción, otro factor que incide en el déficit eléctrico es el ambiental. El Gobierno de Maduro acaba de entregar a la multinacional canadiense Gold Reserve y a otras transnacionales el denominado «Arco Minero» en el estado Bolívar, que representa el 12% del territorio, para que explote sin límites los yacimientos de oro, diamantes, coltán y otros minerales. Pero la explotación intensiva de los mismos ya ha afectado las cuencas hidroléctricas de los cuatro embalses. Desesperado por obtener divisas, Maduro ha negociado con Gold Reserve contratos por valor de 5 mil millones de dólares, de los que solo va a obtener mil 200 millones a largo plazo.
Medidas absurdas
Todo ello ayuda a explicar la paradoja de que una potencia energética como Venezuela sufra apagones, restricciones de electricidad y limitación de los horarios en el comercio para hacer frente a la creciente escasez de luz y agua. Venezuela ha estado padeciendo un periodo especial de racionamiento eléctrico, en el que se han dado instrucciones tan absurdas como que las mujeres no usen el secador en las peluquerías, que los funcionarios solo trabajen de lunes a miércoles o que las tiendas solo abran seis horas. Medidas con las que se intentaba ahorrar luz en un país que tendría que ser el que menos problemas de energía tuviera en el continente.
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