Apolo Martín
... Hambre, es lo que padecen los maestros dependientes de la gobernación de Anzoátegui, y lamentablemente con mayor intensidad desde que llegó al cargo de gobernador un educador, Aristóbulo Istúriz.
... Hambre, es lo que padecen los maestros dependientes de la gobernación de Anzoátegui, y lamentablemente con mayor intensidad desde que llegó al cargo de gobernador un educador, Aristóbulo Istúriz.
Expliquemos. Antes de la llegada de los dos últimos gobernadores del estado, Tarek Willian Saab y el ya mencionado, los maestros estadales de Anzoátegui formaban parte de los mejores pagados de Venezuela; se decía que solamente eran superados por los del estado Bolívar. Lograban los mejores contratos colectivos, que superaban en un amplio porcentaje a los nacionales, y en cuanto a vacaciones y aguinaldos, se les pagaba, desde hace muchos años, varias semanas adicionales a los logrados por educadores de otras dependencias.
Con Tarek comenzaron las quejas, al perder reivindicaciones, amparados los gobernantes por sindicatos "bolivarianos" genuflexos. Aristóbulo dio el golpe de gracia, al decir en cierta ocasión que él siempre había sido educador y había vivido con su sueldito. Como dice el refrán: "Yo te aviso, Chirulí". En estos días que corren, el sueldo de un maestro es digno de lástima, y en especial el de los maestros estadales de Anzoátegui. Luego de los últimos aumentos decretados por el ejecutivo, un maestro nacional promedio gana cerca de los 19 mil bs mensualmente, fuera del bono alimentario, lo que ya de por si es poca cosa, debido al índice inflacionario bachaqueril. De seguir con los contratos anteriores, el anzoatiguense estaría cobrando unos 24 mil. Ahora, compárelo con lo que le están pagando al maestro estadal: 12 mil en promedio, la mitad de lo que cobrarían sin la intermediación de los sindicatos "bolivarianos".
Doce mil en un mes, menos que el sueldo mínimo. Es decir, un maestro estadal se puede comprar con su sueldo dos pollos y un kilo de arroz al mes. Si tiene pareja y dos hijos, preguntémonos como comen en ese hogar, cómo visten, de dónde sacan el pasaje, con qué se bañan... Las autoridades competentes dicen que aún no les han bajado los recursos para actualizar los sueldos. Pobre consuelo para los castigados maestros de la gobernación de Anzoátegui.
Y como colofón, narraré el encuentro, verídico, de tres maestros, dependientes de esa entidad. Uno de ellos contaba que había tratado de organizar a sus colegas para protestar, pero a la reunión fueron nada más que cuatro, asustados por el fantasma de los botados de PDVSA. Luego de contar sus desventuras, los tres concluyeron que habían bajado de peso sensiblemente; uno 14, otro 12 y la otra unos 15 kilos: más de 40 entre los tres. Diga usted si eso no es ir camino a la inanición.
[Tomado de http://www.aporrea.org/actualidad/a228918.html.]
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