* Durante la primera mitad de marzo de 1921, los anarquistas de Petrogrado [despues Leningrado, hoy San Petersburgo] difundieron estas tres octavillas en apoyo de la insurrección de Kronstadt (la última salió no más tarde del 15 de marzo). Publicamos esta primera traducción de dichos documentos al castellano, hecha por el periódico Libertad! de Buenos Aires.
“Donde está el poder, allí no existe la libertad”
¿Qué es lo que ocurre en Kronstadt? ¿Una revolución o una contrarrevolución, una insurrección por la libertad o una revuelta de los guardias blancos? “Una revuelta blanca y una contrarrevolución”, declaran los jefes soviéticos. “Porque existen solamente dos caminos: con nosotros o con los blancos. Detrás de nuestro poder rojo está la revolución. Los kronstadianos se han sublevado contra nosotros. Han abandonado nuestro rumbo. Y su nuevo camino se sitúa en el lado blanco, en el bando de la contrarrevolución: no existen otras alternativas.
Y los anarquistas, decimos: hay dos caminos, pero estos caminos son otros. Uno es el camino del poder y el otro es en contra del poder. Y de esa manera... el gobierno soviético y los guardias blancos marchan juntos. Los monárquicos, la Asamblea Constituyente, los mencheviques, los comunistas, que aunque pueden ser diferentes sus vías y sus medios, todos van hacia un mismo objetivo. Quieren reclutar más miembros para su partido. Quieren un poder férreo, para lo que les es necesaria la sumisión. Es decir, necesitan una disciplina férrea, necesitan un ejército obligatorio. Es fácil gobernar, cuando el pueblo se conduce como ganado. Lo que se traduce en impuestos al grano de los campesinos y trabajo forzado para los obreros. ¿Y qué gobierno se negará a vender en forma de concesiones a los extranjeros no sólo el trabajo, sino también la libertad del obrero, si por tal vía es posible reforzar su poder? Y así dice Lenin en el Décimo Congreso del Partido: “La política económica debe acomodarse a las necesidades de la guerra, ahora debemos adecuar las tareas de la construcción pacífica con las concesiones arriba y con los impuestos abajo. Claro, esto no podrá hacerse sin coacción, pues el país está empobrecido y exhausto”. Este es el camino de los comunistas y es el mismo para todos los autoritarios. Kronstadianos, ellos seguirán por la vía del poder, por lo que su revuelta les supone la contrarrevolución.
El segundo camino, nunca lo mencionan y ha sido ocultado conscientemente por todos los gobiernos: es la destrucción de todo poder. Es la gran anarquía. Allí no habrá jefes, es decir, no habrá esclavos, sino trabajadores: no habrá trabajo forzado, ni habrá coacción. Cada uno trabajará por su existencia. En lugar de un ejército obligatorio, éste es libre, con destacamentos integrados por partisanos. El trabajo no es forzado sino que es libre para la producción y la distribución de los productos que administran los obreros mismos. Sin intervención del poder participan del libre intercambio con los campesinos. La decisión de los asuntos de la vida económica se realiza en asambleas libres por comisiones de trabajadores de fábrica y campesinos.
Amantes de la libertad, los kronstadianos nunca podrían desear la cachiporra. Se han sublevado contra el poder. La insurrección de Kronstadt es una revolución.
Y entonces... hasta que momento, petrogradenses, estarán callados e inactivos. La revolución hace mucho que los espera. Ella los llama desde Kronstadt. Todavía hace algunos días atrás podían titubear; podían no saber toda la verdad sobre lo que pasaba. El insolente gobierno soviético les ha engañado: para salvar su pellejo y sobrevivir, tenía que destruir a Kronstadt. Pero, ¿quién iría a aniquilar a los marineros en defensa del poder? Para eso inventaron el cuento viejo y trillado de la contrarrevolución. Querían engañar a Petrogrado, querían engañar de nuevo a Rusia. Pero esta sabía del amor a la libertad de Kronstadt y no podía creer que los marineros se hubieran puesto de acuerdo con la Entente. Sólo una parte de la juventud inconsciente fue engañada por este cuento, a los que lisonjearon llamándolos “los valerosos defensores de Petrogrado”. Y bajo la dirección de los canallas conscientes han salido a destruir a balazos la revolución. Esta es la verdad de lo que está pasando actualmente. Y sabiendo esta verdad, petrogradenses, con todo, ustedes callan. Escuchan durante noche y día el estrépito de los cañones y sin embargo ustedes no se deciden a oponerse abiertamente al gobierno y así desviar sus fuerzas de Kronstadt. La causa de Kronstadt, es su causa. No menos que Kronstadt, ustedes fueron arruinados por el gobierno soviético durante estos tres años, aniquilando poco a poco todo lo que estaba vivo adentro suyo. Matando en ustedes cada pensamiento, cada esperanza en la posibilidad de una nueva revolución, de la más mínima posibilidad de liberación.
Los kronstadianos siempre fueron los primeros en la revuelta. Y ahora fueron los primeros en quitarse del cuello las implacables manos que los estrangulaban. Desde Kronstadt, ahora bajo el fuego de artillería, los ilumina la libertad.
Ahora es su turno. Después de la revuelta de Kronstadt debe seguir la revuelta de Petrogrado. Marineros, soldados del Ejército Rojo, obreros, pónganse del lado de Kronstadt y en contra del poder que envía a los kursanty. Entonces veremos, quién obtendrá la victoria y la revolución. Petrogradenses, su primera tarea es destruir este gobierno. La segunda, no crear uno nuevo. Cada poder lo primero que traerá consigo será la ley y la prohibición.
Únicamente en anarquía nadie estará sobre ustedes. Y entonces... tripulaciones de barcos, fábricas, unidades militares, organícense entre ustedes, reúnanse en asamblea general para discutir. Ataquen en todas las comunidades, en todos los lugares donde haya armas. Enfréntense al poder a tiros. De este modo, todo poder siempre se encuentra con la revolución, y este será su último canto de cisne.
Por la victoria de las ideas anarquistas.
Fuente: Кронштадтская трагедия 1921 г. Документы. М. РОССПЭН. 1999. Кн. 1. С. 324-325. Kronshtadtskaia tragedia 1921. Dokumentii. Editorial ROSSPEN, Moscú, 1999.
“Donde está el poder, allí no existe la libertad”
Los anarquistas saludamos a Kronstadt revolucionario, que ha derribado el yugo de los Ispolkoms (Comité político ejecutivo) y los comisarios. Sigamos el ejemplo de Kronstadt. En todas las paredes y las esquinas, las octavillas y los periódicos soviéticos anuncian a los gritos que a la cabeza de los revolucionarios de Kronstadt están los generales blancos. Sepan que es una mentira. Los kronstadianos que se sublevaron han hecho reconocer a los jefes el triunfo de la revolución. Los generales no tienen autoridad en Kronstadt y los kronstadianos administran su vida. Sigan el ejemplo de Kronstadt.
Soldados del ejército rojo, marineros, Kursanty: Recuerden que tras sus espaldas están los generales soviéticos y los dictadores, sepan que los kronstadianos y los obreros que están en huelga no procuran el poder de los generales blancos, sino su propia libertad. Kursanty, dejen de ser cadetes. Ayuden a los obreros. Sigan el ejemplo de Kronstadt.
Campesinos: Por siempre han esperado que alguien los libere de sus cargas, pero los poderes solamente se las han impuesto y les han quitado el ganado. Las autoridades obraron así, declarando que “la tierra es para los campesinos”. Adopten el intercambio libre con los obreros de la ciudad. No al Estado, y sí a las fábricas y a los talleres; No a las autoridades y suministrémosle pan a los obreros. Puesto que solamente de ellos podéis recibir los arados, los clavos y las palas necesarios para ustedes.
Obreros y obreras: Sigan el ejemplo de Kronstadt. Cuando ustedes sufrieron hambre, las autoridades les dieron balas. Así, todos los poderes se han enfrentado contra ustedes. El poder actual, que se dice de los trabajadores, los ve como maquinarias de trabajo luego de haber sometido los sindicatos al Estado. El trabajo forzado es ahora la consigna del gobierno "de los trabajadores". Cuando ustedes se negaron a someterse, cuando se declararon en huelga, para lograr la libertad de trabajo y de enunciación de la propia iniciativa, el poder informó en los periódicos que alguien los estaba sobornando, que ustedes eran como niños que habían caído en una trampa. Acuerden en las asambleas laborales de las fábricas y de los talleres, organicen la producción. Pónganse de acuerdo con las uniones campesinas para el intercambio libre de los productos. No teman construir su vida - ya que ustedes son más fuertes que los poderes. Sigan el ejemplo de Kronstadt.
Los kronstadianos quieren afirmar la libertad de palabra, de prensa y de reunión para los obreros, los campesinos y todos los grupos de izquierda. Los anarquistas, les decimos a todos: adelante, consigan la libertad de prensa, de palabra y de reunión para todos, pues a nosotros no nos da miedo la lengua del
enemigo. Obtendremos la libertad en lucha abierta, y no por métodos policiales. La fuerza y la verdad nos respaldan.
Los kronstadianos los están convocando a la conferencia de los sin partido. Tenemos que ponernos de acuerdo sobre cómo construir la vida sin poder. Ya basta de escuchar la charlatanería vacía de los propagandistas de los partidos de gobierno. Estamos hartos de sus palabras y sus amenazas señoriales.
Vayan a la conferencia de los sin partido, pero recuerden: es necesario derrocar el poder. Entonces, solamente entonces, podrán vivir y trabajar libremente.
Larga vida a los rebeldes de Kronstadt y a la revolución.
Fuente: Анархисты. Документы и материалы. 1917-1935. М. РОССПЭН. 1999. Т. 2. С. 414-415. Anarhistii. Dokumentii i materialii. 1917-1935. Editorial ROSSPEN, Moscú. 1999.
“Donde está el poder, allí no existe la libertad”
¿Qué es lo que ocurre en Kronstadt? ¿Una revolución o una contrarrevolución, una insurrección por la libertad o una revuelta de los guardias blancos? “Una revuelta blanca y una contrarrevolución”, declaran los jefes soviéticos. “Porque existen solamente dos caminos: con nosotros o con los blancos. Detrás de nuestro poder rojo está la revolución. Los kronstadianos se han sublevado contra nosotros. Han abandonado nuestro rumbo. Y su nuevo camino se sitúa en el lado blanco, en el bando de la contrarrevolución: no existen otras alternativas.
Y los anarquistas, decimos: hay dos caminos, pero estos caminos son otros. Uno es el camino del poder y el otro es en contra del poder. Y de esa manera... el gobierno soviético y los guardias blancos marchan juntos. Los monárquicos, la Asamblea Constituyente, los mencheviques, los comunistas, que aunque pueden ser diferentes sus vías y sus medios, todos van hacia un mismo objetivo. Quieren reclutar más miembros para su partido. Quieren un poder férreo, para lo que les es necesaria la sumisión. Es decir, necesitan una disciplina férrea, necesitan un ejército obligatorio. Es fácil gobernar, cuando el pueblo se conduce como ganado. Lo que se traduce en impuestos al grano de los campesinos y trabajo forzado para los obreros. ¿Y qué gobierno se negará a vender en forma de concesiones a los extranjeros no sólo el trabajo, sino también la libertad del obrero, si por tal vía es posible reforzar su poder? Y así dice Lenin en el Décimo Congreso del Partido: “La política económica debe acomodarse a las necesidades de la guerra, ahora debemos adecuar las tareas de la construcción pacífica con las concesiones arriba y con los impuestos abajo. Claro, esto no podrá hacerse sin coacción, pues el país está empobrecido y exhausto”. Este es el camino de los comunistas y es el mismo para todos los autoritarios. Kronstadianos, ellos seguirán por la vía del poder, por lo que su revuelta les supone la contrarrevolución.
El segundo camino, nunca lo mencionan y ha sido ocultado conscientemente por todos los gobiernos: es la destrucción de todo poder. Es la gran anarquía. Allí no habrá jefes, es decir, no habrá esclavos, sino trabajadores: no habrá trabajo forzado, ni habrá coacción. Cada uno trabajará por su existencia. En lugar de un ejército obligatorio, éste es libre, con destacamentos integrados por partisanos. El trabajo no es forzado sino que es libre para la producción y la distribución de los productos que administran los obreros mismos. Sin intervención del poder participan del libre intercambio con los campesinos. La decisión de los asuntos de la vida económica se realiza en asambleas libres por comisiones de trabajadores de fábrica y campesinos.
Amantes de la libertad, los kronstadianos nunca podrían desear la cachiporra. Se han sublevado contra el poder. La insurrección de Kronstadt es una revolución.
Y entonces... hasta que momento, petrogradenses, estarán callados e inactivos. La revolución hace mucho que los espera. Ella los llama desde Kronstadt. Todavía hace algunos días atrás podían titubear; podían no saber toda la verdad sobre lo que pasaba. El insolente gobierno soviético les ha engañado: para salvar su pellejo y sobrevivir, tenía que destruir a Kronstadt. Pero, ¿quién iría a aniquilar a los marineros en defensa del poder? Para eso inventaron el cuento viejo y trillado de la contrarrevolución. Querían engañar a Petrogrado, querían engañar de nuevo a Rusia. Pero esta sabía del amor a la libertad de Kronstadt y no podía creer que los marineros se hubieran puesto de acuerdo con la Entente. Sólo una parte de la juventud inconsciente fue engañada por este cuento, a los que lisonjearon llamándolos “los valerosos defensores de Petrogrado”. Y bajo la dirección de los canallas conscientes han salido a destruir a balazos la revolución. Esta es la verdad de lo que está pasando actualmente. Y sabiendo esta verdad, petrogradenses, con todo, ustedes callan. Escuchan durante noche y día el estrépito de los cañones y sin embargo ustedes no se deciden a oponerse abiertamente al gobierno y así desviar sus fuerzas de Kronstadt. La causa de Kronstadt, es su causa. No menos que Kronstadt, ustedes fueron arruinados por el gobierno soviético durante estos tres años, aniquilando poco a poco todo lo que estaba vivo adentro suyo. Matando en ustedes cada pensamiento, cada esperanza en la posibilidad de una nueva revolución, de la más mínima posibilidad de liberación.
Los kronstadianos siempre fueron los primeros en la revuelta. Y ahora fueron los primeros en quitarse del cuello las implacables manos que los estrangulaban. Desde Kronstadt, ahora bajo el fuego de artillería, los ilumina la libertad.
Ahora es su turno. Después de la revuelta de Kronstadt debe seguir la revuelta de Petrogrado. Marineros, soldados del Ejército Rojo, obreros, pónganse del lado de Kronstadt y en contra del poder que envía a los kursanty. Entonces veremos, quién obtendrá la victoria y la revolución. Petrogradenses, su primera tarea es destruir este gobierno. La segunda, no crear uno nuevo. Cada poder lo primero que traerá consigo será la ley y la prohibición.
Únicamente en anarquía nadie estará sobre ustedes. Y entonces... tripulaciones de barcos, fábricas, unidades militares, organícense entre ustedes, reúnanse en asamblea general para discutir. Ataquen en todas las comunidades, en todos los lugares donde haya armas. Enfréntense al poder a tiros. De este modo, todo poder siempre se encuentra con la revolución, y este será su último canto de cisne.
Por la victoria de las ideas anarquistas.
Fuente: Кронштадтская трагедия 1921 г. Документы. М. РОССПЭН. 1999. Кн. 1. С. 324-325. Kronshtadtskaia tragedia 1921. Dokumentii. Editorial ROSSPEN, Moscú, 1999.
“Donde está el poder, allí no existe la libertad”
Los anarquistas saludamos a Kronstadt revolucionario, que ha derribado el yugo de los Ispolkoms (Comité político ejecutivo) y los comisarios. Sigamos el ejemplo de Kronstadt. En todas las paredes y las esquinas, las octavillas y los periódicos soviéticos anuncian a los gritos que a la cabeza de los revolucionarios de Kronstadt están los generales blancos. Sepan que es una mentira. Los kronstadianos que se sublevaron han hecho reconocer a los jefes el triunfo de la revolución. Los generales no tienen autoridad en Kronstadt y los kronstadianos administran su vida. Sigan el ejemplo de Kronstadt.
Soldados del ejército rojo, marineros, Kursanty: Recuerden que tras sus espaldas están los generales soviéticos y los dictadores, sepan que los kronstadianos y los obreros que están en huelga no procuran el poder de los generales blancos, sino su propia libertad. Kursanty, dejen de ser cadetes. Ayuden a los obreros. Sigan el ejemplo de Kronstadt.
Campesinos: Por siempre han esperado que alguien los libere de sus cargas, pero los poderes solamente se las han impuesto y les han quitado el ganado. Las autoridades obraron así, declarando que “la tierra es para los campesinos”. Adopten el intercambio libre con los obreros de la ciudad. No al Estado, y sí a las fábricas y a los talleres; No a las autoridades y suministrémosle pan a los obreros. Puesto que solamente de ellos podéis recibir los arados, los clavos y las palas necesarios para ustedes.
Obreros y obreras: Sigan el ejemplo de Kronstadt. Cuando ustedes sufrieron hambre, las autoridades les dieron balas. Así, todos los poderes se han enfrentado contra ustedes. El poder actual, que se dice de los trabajadores, los ve como maquinarias de trabajo luego de haber sometido los sindicatos al Estado. El trabajo forzado es ahora la consigna del gobierno "de los trabajadores". Cuando ustedes se negaron a someterse, cuando se declararon en huelga, para lograr la libertad de trabajo y de enunciación de la propia iniciativa, el poder informó en los periódicos que alguien los estaba sobornando, que ustedes eran como niños que habían caído en una trampa. Acuerden en las asambleas laborales de las fábricas y de los talleres, organicen la producción. Pónganse de acuerdo con las uniones campesinas para el intercambio libre de los productos. No teman construir su vida - ya que ustedes son más fuertes que los poderes. Sigan el ejemplo de Kronstadt.
Los kronstadianos quieren afirmar la libertad de palabra, de prensa y de reunión para los obreros, los campesinos y todos los grupos de izquierda. Los anarquistas, les decimos a todos: adelante, consigan la libertad de prensa, de palabra y de reunión para todos, pues a nosotros no nos da miedo la lengua del
enemigo. Obtendremos la libertad en lucha abierta, y no por métodos policiales. La fuerza y la verdad nos respaldan.
Los kronstadianos los están convocando a la conferencia de los sin partido. Tenemos que ponernos de acuerdo sobre cómo construir la vida sin poder. Ya basta de escuchar la charlatanería vacía de los propagandistas de los partidos de gobierno. Estamos hartos de sus palabras y sus amenazas señoriales.
Vayan a la conferencia de los sin partido, pero recuerden: es necesario derrocar el poder. Entonces, solamente entonces, podrán vivir y trabajar libremente.
Larga vida a los rebeldes de Kronstadt y a la revolución.
Fuente: Анархисты. Документы и материалы. 1917-1935. М. РОССПЭН. 1999. Т. 2. С. 414-415. Anarhistii. Dokumentii i materialii. 1917-1935. Editorial ROSSPEN, Moscú. 1999.
“La Libertad no se otorga, se toma”
¿Quién necesita la sangre de nuestros hermanos?
Obreros, militares y trabajadores de Petrogrado. Cerca de Kronstadt truenan los cañones. El corazón sangra con sus rugidos. Los campesinos engañados por el gobierno y los obreros vestidos con uniformes de soldado, fusilan a sus hermanos marineros sin darse cuenta de que fusilan a la libertad. El poder comunista se ha manifestado cruelmente sobre Kronstadt, que le ha recordado las libertades hace mucho olvidadas. Lo hace en nombre de ustedes, en nombre de todos los trabajadores de Rusia. Sin haber divulgado ningún punto de las demandas que exigían los marineros de Kronstadt.
Pero, ¿en verdad los trabajadores no pueden ponerse de acuerdo con los marineros? ¿Realmente quieren la sangre y la muerte de sus hermanos?
No. Mil veces no. La sangre la necesitan aquellos que quieren dirigir al pueblo, ya que todo poder se sostiene solamente mediante el engaño y la sangre. De estos es opulento el poder comunista, que ya hace mucho olvidó las promesas de octubre. Las autoridades tienen miedo de la revolución, de la que todavía se guardan, volviéndose contrarrevolucionarias para detener el desarrollo de la revolución. El poder teme terriblemente a la libre expresión del pueblo. Y tan pronto como el pueblo procede a la acción revolucionaria y comienza a hablar mediante sus representantes autorizados, el gobierno responde pregonando la contrarrevolución y levantando los espantajos de los generales blancos.
Como si el pueblo no pudiera acabar con los restos de la autocracia sin ellos. El pueblo ya ha destruido a generales de todos los colores, cuando comprendió hacia donde lo querían llevar.
El gobierno comunista enfureció a la población de los Urales, mientras Kolchak se encontraba en Kazán. Pero en su retaguardia los obreros y los campesinos se sublevaron, y éste se evaporó como el humo. El gobierno comunista dejó libre a Denikin en Ucrania, y éste ya pensaba dirigirse a Moscú, cuando actuó el campesinado ucraniano, y… el Ejército Rojo solamente tuvo que terminar con los lamentables restos del ejército de Denikin.
Y siempre fue así, porque la fuerza no residía en el ejército, sino en el pueblo. El poder necesita del ejército para tener al pueblo bajo su dominio, mientras que el pueblo necesita que todos los trabajadores accedan a las armas para así no tener miedo de sus enemigos.
Así, el pueblo no permitirá que los gobernantes le disparen por ejercer su propio poder, porque el pueblo se sublevará contra los dirigentes que están listos a ametrallar para salvar su poder del pueblo.
El pueblo no necesita derramamientos de su propia sangre.
Hermanos trabajadores, ahora ya sabéis claramente cuáles fueron las exigencias que presentaron el poder los marineros de Kronstadt, aunque su resolución haya sido ocultada de ustedes. Piensen sobre lo que ahora está pasando y por qué no mejoran nuestras condiciones de vida.
Obreros de Petersburgo, los marineros de Kronstadt se dirigieron al poder comunista para apoyar sus demandas. Apóyenlos ustedes a ellos y establezcan "el poder de los obreros y los campesinos", para detener el bombardeo contra los marinos libres.
Trabajadores, capturen los arsenales. Ármense. Y con las armas en las manos defiendan el derecho a trabajar en libertad.
Kursanty del Ejército Rojo. No deben dirigir ni una bayoneta, ni una bala contra la fraternal Kronstadt.
Marineros de la flota de Petersburgo, pónganse de acuerdo entre ustedes para apoyar a sus compañeros marinos.
Fuente: Кронштадтская трагедия 1921 г. Документы. М. РОССПЭН. 1999. Кн. 1. С. 454-455. Kronshtadtskaia tragedia 1921. Dokumentii. Editorial ROSSPEN, Moscú, 1999.
[Publicado originalmente en el periódico Libertad! # 68, Buenos Aires, mayo 2016. Número completo disponible en www.publicacionlibertad.wlx.com/libertad.]
¿Quién necesita la sangre de nuestros hermanos?
Obreros, militares y trabajadores de Petrogrado. Cerca de Kronstadt truenan los cañones. El corazón sangra con sus rugidos. Los campesinos engañados por el gobierno y los obreros vestidos con uniformes de soldado, fusilan a sus hermanos marineros sin darse cuenta de que fusilan a la libertad. El poder comunista se ha manifestado cruelmente sobre Kronstadt, que le ha recordado las libertades hace mucho olvidadas. Lo hace en nombre de ustedes, en nombre de todos los trabajadores de Rusia. Sin haber divulgado ningún punto de las demandas que exigían los marineros de Kronstadt.
Pero, ¿en verdad los trabajadores no pueden ponerse de acuerdo con los marineros? ¿Realmente quieren la sangre y la muerte de sus hermanos?
No. Mil veces no. La sangre la necesitan aquellos que quieren dirigir al pueblo, ya que todo poder se sostiene solamente mediante el engaño y la sangre. De estos es opulento el poder comunista, que ya hace mucho olvidó las promesas de octubre. Las autoridades tienen miedo de la revolución, de la que todavía se guardan, volviéndose contrarrevolucionarias para detener el desarrollo de la revolución. El poder teme terriblemente a la libre expresión del pueblo. Y tan pronto como el pueblo procede a la acción revolucionaria y comienza a hablar mediante sus representantes autorizados, el gobierno responde pregonando la contrarrevolución y levantando los espantajos de los generales blancos.
Como si el pueblo no pudiera acabar con los restos de la autocracia sin ellos. El pueblo ya ha destruido a generales de todos los colores, cuando comprendió hacia donde lo querían llevar.
El gobierno comunista enfureció a la población de los Urales, mientras Kolchak se encontraba en Kazán. Pero en su retaguardia los obreros y los campesinos se sublevaron, y éste se evaporó como el humo. El gobierno comunista dejó libre a Denikin en Ucrania, y éste ya pensaba dirigirse a Moscú, cuando actuó el campesinado ucraniano, y… el Ejército Rojo solamente tuvo que terminar con los lamentables restos del ejército de Denikin.
Y siempre fue así, porque la fuerza no residía en el ejército, sino en el pueblo. El poder necesita del ejército para tener al pueblo bajo su dominio, mientras que el pueblo necesita que todos los trabajadores accedan a las armas para así no tener miedo de sus enemigos.
Así, el pueblo no permitirá que los gobernantes le disparen por ejercer su propio poder, porque el pueblo se sublevará contra los dirigentes que están listos a ametrallar para salvar su poder del pueblo.
El pueblo no necesita derramamientos de su propia sangre.
Hermanos trabajadores, ahora ya sabéis claramente cuáles fueron las exigencias que presentaron el poder los marineros de Kronstadt, aunque su resolución haya sido ocultada de ustedes. Piensen sobre lo que ahora está pasando y por qué no mejoran nuestras condiciones de vida.
Obreros de Petersburgo, los marineros de Kronstadt se dirigieron al poder comunista para apoyar sus demandas. Apóyenlos ustedes a ellos y establezcan "el poder de los obreros y los campesinos", para detener el bombardeo contra los marinos libres.
Trabajadores, capturen los arsenales. Ármense. Y con las armas en las manos defiendan el derecho a trabajar en libertad.
Kursanty del Ejército Rojo. No deben dirigir ni una bayoneta, ni una bala contra la fraternal Kronstadt.
Marineros de la flota de Petersburgo, pónganse de acuerdo entre ustedes para apoyar a sus compañeros marinos.
Fuente: Кронштадтская трагедия 1921 г. Документы. М. РОССПЭН. 1999. Кн. 1. С. 454-455. Kronshtadtskaia tragedia 1921. Dokumentii. Editorial ROSSPEN, Moscú, 1999.
[Publicado originalmente en el periódico Libertad! # 68, Buenos Aires, mayo 2016. Número completo disponible en www.publicacionlibertad.wlx.com/libertad.]
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