Daniela Tabata y Raúl Vejar (Correo del Caroní)
La desesperación ante la falta de comida está saliendo a las calles. Habitantes del sector Las Malvinas, en San Félix, trancaron nuevamente la vía pública este sábado 21/5 para exigir el cumplimiento de las jornadas de alimentación prometidas por el Gobierno desde diciembre del año pasado. “Hoy fuimos nuevamente burlados por los representantes de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) y por el jefe de las unidades de batalla Bolívar-Chávez (UBCH). El martes manifestaron que este sábado iban a traer bolsas con productos de primera necesidad y no se cumplió. Tenemos meses esperando”, manifestó Wílmer Atagua, vocero del consejo comunal Eliseo Natera, del sector.
La desesperación ante la falta de comida está saliendo a las calles. Habitantes del sector Las Malvinas, en San Félix, trancaron nuevamente la vía pública este sábado 21/5 para exigir el cumplimiento de las jornadas de alimentación prometidas por el Gobierno desde diciembre del año pasado. “Hoy fuimos nuevamente burlados por los representantes de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) y por el jefe de las unidades de batalla Bolívar-Chávez (UBCH). El martes manifestaron que este sábado iban a traer bolsas con productos de primera necesidad y no se cumplió. Tenemos meses esperando”, manifestó Wílmer Atagua, vocero del consejo comunal Eliseo Natera, del sector.
Cuenta que se han hecho más de 120 solicitudes a diversos órganos del Estado para solventar los problemas de la comunidad, que no son únicamente la falta de comida, pero también estos son ignorados Unas mil 600 familias habitan en los tres sectores de Las Malvinas.
El informe para 2014 de la ONG Provea destacó sobre el derecho a la alimentación que no hay suficiente producción para abastecer el mercado interno. Y agrega: “La ausencia de diálogo entre el gobierno y los distintos productores continúa siendo un factor que impide elaborar políticas de consenso que permitan, por un lado, incrementar la producción en productos básicos de la dieta de la familia venezolana y por el otro, hacer frente a los problemas que generan la creciente escasez”.
Promesas reeditadas
De abril de 2015 a marzo de 2016 el precio de los alimentos aumentó en 557 por ciento en San Félix, de acuerdo con el informe más reciente del Centro de Investigación para la Educación, Productividad y Vida (Ciepv de la UCAB Guayana). En San Félix, un salario mínimo representa 7 por ciento de la canasta básica alimentaria. El calor del sábado al mediodía no fue obstáculo, tampoco la aglomeración de vehículos con pasajeros enojados en plena avenida.
Elvia Méndez, de la tercera edad, dejó la comodidad de su hogar para exigir lo que se le prometió desde hace ocho meses. Sin respuesta de los CLAP ni de las entidades gubernamentales, hoy la calle se convierte en su vía de desahogo. “Nosotros nos estamos muriendo de hambre y por eso es que estamos así, para que nos vendan la comida”, alertó Elvia Méndez. El desabastecimiento y los altos precios la motivan a exigir su derecho. “Nosotros nos estamos muriendo de hambre y por eso es que estamos así, para que nos vendan la comida”, alertó Méndez, desesperada.
El 26 de abril, el jefe de Estado, en el primer encuentro nacional de los CLAP, anunció la distribución de 26 mil 465 toneladas de alimentos con los que se beneficiarían 3 mil 813 comunidades de todo el país, días antes había indicado en cadena nacional que estos nuevos sistemas iban a actuar con el deber de “ocupar todo el espacio para reestructurar la Misión Alimentación”, que presenta deficiencias en todos los órganos y mecanismos que la conforman.
Entre el aguante y la resignación
“No se sabe qué pasó con eso”, coligió Miguel Aguilera ante la ausencia de los rubros prometidos para este sábado. “Estamos trancando para que nos expliquen qué pasó. No se está tomando en cuenta a la comunidad ¿Por qué abusan de esta forma de nosotros?”. Aguilera tiene una alta preocupación: llevar la comida a sus hijos. Cuenta que vive con ocho personas en su casa, que esperan desde diciembre las bolsas de comida que desvían hacia otras zonas del municipio.
¿Qué le deja de dar Aguilera a sus hijos?, expone que ahorita, todo. Su familia tiene que hacer cola, pero no siempre les resulta factible, aunque recurrir a revendedores tampoco es la opción más alentadora. La economía lo golpea, como al resto de los vecinos. “Luchando: así es como traemos la comida (…) Tenemos que pelearnos con los bachaqueros para que no nos dejen sin comprar. Para poder comer, tenemos que echarnos puños en las colas”, acotó una señora mientras custodiaba la recién instalada barricada.
En 2015 se registraron 5 mil 851 protestas (unas 16 diarias en promedio), de las cuales 82 por ciento (4 mil 797) ocurrieron por derechos sociales así como 287 saqueos o intentos de saqueo, de acuerdo con el balance anual de la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Comunidad marginada
Brotes de sarna, dos casos de paludismo, negligencia en la recolección de desechos, el azote del hampa y la deficiencia en los servicios de electricidad y agua se suman a las quejas sin respuesta formuladas por los vecinos de Las Malvinas.
Durante la protesta, efectivos de Patrulleros de Caroní pasaron con sus motos alrededor de la barricada como si esta fuera inexistente, al igual que los manifestantes que reclamaban sus derechos. Ante semejante vacío de compromiso que estos sienten por parte de los funcionarios en general, alegan que los tienen marginados. Este sentimiento se extiende a la más nueva de las iniciativas de la Misión Alimentación, ya que denuncian que estos fueron impuestos a dedo en su comunidad y que desconocen la identidad de sus miembros.
Lo que definió Maduro como “la cura del bachaqueo y la corrupción” empieza a lucir fallas en otros sectores como en la Unidad de Desarrollo (UD) 128 de San Félix. Los habitantes advirtieron que tienen la intención de permanecer en protesta hasta que las entidades competentes solucionen el suministro de los alimentos que fueron prometidos por el presidente Nicolás Maduro, quien aprobó la cantidad de 240 millones de bolívares para el sustento de las actividades de los CLAP, aunadas también a la producción de artículos de higiene y limpieza.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/cdad/item/45335-para-poder-comer-tenemos-que-echarnos-punos-en-las-colas.]
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