Periódico La Campana
Desde hace años, pero con más intensidad y determinación en los últimos tres, diversos colectivos, organizaciones, publicaciones y grupos anarquistas de apoyo a los presos están llevando a cabo en España una campaña de protesta, contra el régimen penitenciario y por la libertad de Noelia Cotelo Riveiro.
Se trata de una campaña ignorada por los medios de comunicación oficiales y oficiosos, que nunca dan cuenta de la normalidad vergonzosa del régimen penitenciario y sólo raramente reseñan algún que otro episodio extraordinario, pero, aún en este caso, otorgan a la ‘noticia’ un tratamiento periodístico y banal que enturbia todavía más ante la opinión pública el conocimiento cabal de lo que realmente ocurre en el interior de las cárceles.
Desde hace años, pero con más intensidad y determinación en los últimos tres, diversos colectivos, organizaciones, publicaciones y grupos anarquistas de apoyo a los presos están llevando a cabo en España una campaña de protesta, contra el régimen penitenciario y por la libertad de Noelia Cotelo Riveiro.
Se trata de una campaña ignorada por los medios de comunicación oficiales y oficiosos, que nunca dan cuenta de la normalidad vergonzosa del régimen penitenciario y sólo raramente reseñan algún que otro episodio extraordinario, pero, aún en este caso, otorgan a la ‘noticia’ un tratamiento periodístico y banal que enturbia todavía más ante la opinión pública el conocimiento cabal de lo que realmente ocurre en el interior de las cárceles.
Con apenas 19 años, la joven gallega Noelia se verá atrapada durante años y años en un intrincado laberinto penitenciario de violencia y castigo verdaderamente insufribles, incluso para todo aquél que mansamente se doblegase a la lacerante puya estatal, lo que de ningún modo es el caso de Noelia. Ella sí rebelde, insumisa, permanente sublevada, contra una Ley (siempre punitiva y liberticida), contra un Sistema judicial y Penitenciario (fatalmente agresivo y violento contra la condición humana, homicida) y de un Orden social y político carcelario (condenado a perpetuar de cualquier modo la injusticia de su existencia) que no dudan en utilizar todos los medios a su alcance tratan de garantizarse una ‘legitimidad’ imposible y, sobre todo, la impunidad –esta sí real y efectiva- de sus actos, por infames y despiadados que sean.
Poco o nada les importa a los que gobiernan y se benefician de este sistema de control social que los procedimientos que usan sean indignos o resulten seductores –utilizarán uno u otros, según el caso y la circunstancia-, pues lo decisivo para ellos es que resulten efectivos en la creación de la narcosis y aturdimiento generales de la sociedad. Que ésta nada vea, nada oiga, y apenas nada intuya de lo que ocurre en el interior de las cárceles, pues lo que allí sucede no es más que el reflejo descarnado de lo que en la propia sociedad ocurre. Pues ese es el único modo que tienen de ‘convencer’ a la sociedad de la monstruosa superchería de que la libertad y felicidad del ‘todo’ social se pueden lograr en virtud de la construcción de espacios de no-libertad e infelicidad para decenas de miles de personas, en nuestro país, más de 70.000.
Noelia entró en la cárcel acusada de un delito menor (hurto, sin violencia) para cumplir una condena de casi tres años, que no dudamos en calificar de vergonzosa e inhumana, tanto por la justificación alegada por el juez en la sentencia como por la responsabilidad en los hechos que vinieron después.
Los más de dos años de cárcel iniciales se convertirán hasta hoy en ocho años de prisión, en la que aún continúa. Según las últimas condenas –todas por hechos sucedidos en algunas de las prisiones a las que fue traslada, en los que siendo ella la víctima, termina siendo siempre la condenada- no saldrá de prisión hasta 2017. Pero tampoco esa fecha quiere decir nada, pues todavía le quedan por arrostrar nuevos juicios y, seguramente, nuevas condenas. Sólo por la última (en 2015) le pide el fiscal otros 7 años más de encierro.
Por lo demás, dada la terca rebeldía de Noelia a las injusticias que a cada hora, cada día la someten -¡tal es la realidad de la cárcel!- es seguro que se producirán nuevos incidentes, más infamias de carceleros y directores, más desprecio de jueces y fiscales, más violencia institucional ... más condenas. El crimen que a diario y desde hace ocho años se comete contra esta joven en las cárceles españolas no es una historia fortuita, ni siquiera la dramática supuración de una institución eventualmente infecta. Nada de eso. Se trata de un crimen decretado desde arriba, encargada su ejecución a la Ley, al Juez y al Carcelero; una situación normalizada, hija del cálculo y el miedo del poder y sus secuaces a la libertad.
Solo la solidaridad podrá detener esta infamia continuada, que no prescribe, ni prescribirá mientras quede un resto de dignidad a este y al otro lado de los muros de las cárceles.
[Publicado originalmente en el périódico La Campana dossier # 6, Pontevedra, julio 2015. Numero completo accesible en http://www.revistalacampana.info/pdf/la_campana_dossier_6_a4.pdf.]
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