Emma mAupó
Tuve la posibilidad de conectarme con la historia del comienzo de las ideas feministas anárquicas en Latinoamérica a partir de la historia de vida de la feminista, anarquista y hermosa mujer María Eva Izquierdo actualmente con 70 años de edad. A continuación expondremos parte de su relato el cual a pesar de que carece de algunas fechas, nombres y lugares es presentado de forma cronológica.
María Eva primero se conecta con el anarquismo en la “Comunidad del Sur” en un encuentro de jóvenes en el interior del Uruguay, llegó buscando grupos sociales, buscando respuestas a una serie de interrogantes que habían surgido desde el vivir siendo mujer en una sociedad de y para hombres, se cuestiona: “¿Dónde estoy yo en este mundo?, ¿Qué es este mundo que no hay lugar para las mujeres?”.
Tuve la posibilidad de conectarme con la historia del comienzo de las ideas feministas anárquicas en Latinoamérica a partir de la historia de vida de la feminista, anarquista y hermosa mujer María Eva Izquierdo actualmente con 70 años de edad. A continuación expondremos parte de su relato el cual a pesar de que carece de algunas fechas, nombres y lugares es presentado de forma cronológica.
María Eva primero se conecta con el anarquismo en la “Comunidad del Sur” en un encuentro de jóvenes en el interior del Uruguay, llegó buscando grupos sociales, buscando respuestas a una serie de interrogantes que habían surgido desde el vivir siendo mujer en una sociedad de y para hombres, se cuestiona: “¿Dónde estoy yo en este mundo?, ¿Qué es este mundo que no hay lugar para las mujeres?”.
Su historia de vida llevó a que temprana edad tuviera una serie de cuestionamientos en torno al rol de la mujer en la sociedad. Al morir su madre es enviada a vivir al campo a casa de su tía, espacio en el cual existen menos posibilidades aún para la libertad de las mujeres. La realidad que vivía, día a día, junto a su tía y otras mujeres de ese lugar la llevan a preguntarse: “¿Qué es esto?, ¿Por qué la mujer tiene que estar en esto?, ¿Qué es ser mujer acá?”.
Además a su estadía en el campo se suma la horrible situación, vivida por muchísimas mujeres en todas partes del mundo, que es el abuso sexual por parte del esposo de su tía, abuso que no terminó en una violación porque ella lo impidió. Tras este suceso y al no haber encontrado apoyo ni en su tía quién le señalo que la culpa era suya y no de su esposo, decide irse del campo y volver a Montevideo, a casa de su padre y hermanos. En este espacio rodeada de hombres, donde tampoco encuentra un real espacio, es que decide acercarse a la Iglesia, siempre en búsqueda de poder establecer relaciones sociales, espacio que describe así: “fue un salvavidas pinchado que me ayudó a remar un poquito y lo dejé”.
Luego y participando de otros espacios en la búsqueda de personas y respuestas, es que llega donde los compañeros anarquistas de “Comunidad del Sur”, donde se vivía de forma comunitaria, aquí por primera vez María Eva encuentra roles diferentes de la mujer, donde la mujer podía estar en la imprenta o lavadero al igual que el varón, en este espacio es también donde escucha hablar por primera vez de Feminismo a voz de unas compañeras brasileñas, pero aún como un estudio y práctica feminista que recién comenzaba. En esto cae la Dictadura Uruguaya, por lo que parten a vivir a Buenos Aires con su compañero Osvaldo Escribano, ahí se junta con unas chilenas que estaban esperando que acabara la dictadura en Chile para volver, aquí se forma una mutualista de madres solas que se llamaba “Ayuda mutua entre mujeres”, esto para el año 1979, donde también se juntaron con el grupo de mujeres anarquistas “Tiempo de Mujer”.
En 1985 este grupo de mujeres organiza el primer 8 de marzo que se celebra en Buenos Aires. Aquí María Eva se conecta con grupos de mujeres autónomas y se entera que ya hacía casi una década que venían gestándose grupos activos de mujeres feministas, acerca de esto nos señala: “me conecto con mujeres completamente autónomas, que no querían saber nada de varones, ellas publican revistas, historias de mujeres, que habían hecho cosas importantes en la vida, y ahí conozco a Emma Goldman, Juana Roucco Buela, María Collazo y no sé cuántas mujeres más y ahí me pregunto ¿Cómo nunca me enteré de esto a través del anarquismo? porque eran todas mujeres anarquistas, entonces dije: acá pasó algo ¿Cómo los anarquistas no tienen que ver con las mujeres feministas?. Juana Roucco Buela, en un periódico hecho por mujeres para mujeres, señala a partir de esta experiencia más o menos en 1923-1925, que las mujeres tienen la misma capacidad que los varones, sólo falta que se les de una oportunidad. Utopía Libertaria no reeditó jamás sus textos, siendo que reeditaron cientos de textos de anarcos viejos, una vez les pregunté por qué no la reeditaban y la respuesta fue: porque no. Luego unos compañeros de La Gomera en Boca la reeditaron”. Por tanto a las mujeres anarquistas de principios de siglo XX las conoce a través del feminismo y no del anarquismo, aquí surgen nuevas dudas en torno a la rela¬ción del anarquismo con el feminismo.
Más tarde María Eva será parte de “Mujeres Libres”, luego de haber estudiado Psicología Social en Buenos Aires es invitada a exponer como feminista en unas ponencias anarquistas que se desarrollarían en Barcelona, donde participaron varias mujeres de América Latina. El tema era “Feminismo y Post-feminismo”, aquí ella aclara que “sólo se podía hablar de feminismo, porque del post-feminismo nunca había leído nada, ni tengo material de donde sacarlo, y yo qué sé, yo vivo el feminismo, y era exactamente lo mismo que dijeron las otras 4 compañeras que estaban conmigo, así que de una borraron lo del post- feminismo, ahí conocí a Mujeres Libres. Ahí tuve el gusto de conocer a una de las mujeres de 1936 llamada Pepita Cardena, que tenía 70 años, la edad mía ahora… cuando vuelvo a Buenos Aires, le cuento mi experiencia a las compañeras y surge el cuestionamiento real de ¿Cómo los anarquistas no son feministas?, ¿Qué pasa con el feminismo y el anarquismo acá que cada vez que decía que era feminista tenía que pedir permiso, disculpas, frente a los anarquistas?, entonces dije por qué no formamos un grupo de anarquistas feministas, que no hay, que no existe, todo era anarquismo sólo de varones o de algunas hermosas mujeres que estaban ahí como compañeras de los varones.
Entonces es a partir de esto que junto con otras mujeres, compañeras anarquistas con ayuda de mujeres del feminismo autónomo, empezaron a trabajar el tema de organizarse y hacer actividades sólo entre mujeres, porque claramente para la época todo esto resultaba una novedad, sobre todo para las compañeras viejas anarquistas no entendían bien que teníamos que hacer separadas de los varones. Y las mujeres de la Biblioteca José Ingenieros, compañeras anarquistas de toda la vida, nos decían que nosotras estábamos haciendo separatismo, y compañeros varones, hermosos, divinos tipos anarcos que yo respeto mucho, no entendían y criticaban con un prejuicio que era: no sirve, es separatista, no tiene que haber feminismo en el anarquismo, dicho por los varones… nos decían que confundíamos al enemigo y que el único enemigo era el Estado, el Capitalismo. Yo en Mujeres Libres fue la primera vez que escuché la palabra patriarcado, desde las feministas, y a mí la cabeza me hizo un crack, porque acá entendí algo, “si vos quieres cambiar el mundo, nosotros los anarquistas tenemos que cambiar el mundo, si pudiésemos destruir el capitalismo, el patriarcado seguiría vivito y coliando, en cambio si atacamos el patriarcado y lo sacamos de la faz de la tierra, automáticamente se elimina el capitalismo…” Este es un punto reflexivo fundamental en este relato, ya que es evidente la existencia del patriarcado en diversas sociedades antes de la llegada del Estado “porque hubo patriarcado primero, después hubo Estado y después capitalismo”.
En 1994 realizaron un encuentro de anarquismo con talleres de mujeres y fue un tanto criticado, ya en 1999 hicieron un encuentro anarco feminista en El Pinar, en la casa de María Eva y su compañero Osvaldo, donde asistieron cerca de 50 mujeres de Latinoamérica y Europa. De este encuentro nace el grupo de feministas Autónomas Anarquistas y se realiza el desnudo de un minuto por la vida horrible que tenían las Afganas, con esto nace el grupo Mujeres Disidoras, luego más ligado al teatro se conforma el grupo Desobedientas Disidoras.
María Eva nos cuenta que ella se hizo feminista primero por su historia, no por un conocimiento del feminismo a través de los libros, a partir de los tempranos cuestionamientos de qué es ser mujer en este mundo. Actualmente existe un rebrote del feminismo autónomo en Uruguay, sobre todo debido a la muerte de 36 mujeres en femicidios durante el 2015, donde al morir una mujer los grupos de mujeres feministas se congregan en Plaza Libertad.
Resulta importante como anarquistas situarnos de forma concreta en una lucha contra el patriarcado, en todos los lugares que podamos, sobre todo en los espacios de la vida cotidiana y en la calle. Además de comprender la relación entre el anarquismo y el feminismo dos temas que deberían ser indisociables. Por último me gustaría señalar en cuanto al separatismo que es parte de la libertad de las individuas organizarse y juntarse con quienes se sientan más cómodas, con quiénes empatizen más y si es sólo entre mujeres no debería ser algo que se ponga en tela de juicio.
[Tomado de https://periodicoelsolacrata.wordpress.com/2016/04/18/somos-las-nietas-de-todas-las-brujas-que-no-pudieron-quemar-los-comienzos-del-anarquismo-feminista-en-latinoamerica.]
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