Carlos Patiño
* Versión condensada del texto "Sistematización de experiencia sindical. Sintrainces: Fuerza trabajadora" incluido en la compilación "Experiencias positivas de participación comunitaria", producida en CD por PROVEA, Caracas, 2016.
* Versión condensada del texto "Sistematización de experiencia sindical. Sintrainces: Fuerza trabajadora" incluido en la compilación "Experiencias positivas de participación comunitaria", producida en CD por PROVEA, Caracas, 2016.
En el año 2005 se realizaron asambleas en las sedes de los INCE de todo el país, a fin de elegir democráticamente 60 delegados que reorganizaran el movimiento de los trabajadores del instituto. Luego de tres meses de arduos debates en mesas de trabajo, los delegados, reunidos en Caracas, deciden fundar un sindicato nuevo que cohesione la fuerza laboral, presentando un proyecto unitario de Convención Colectiva para unificar en un solo instrumento a funcionarios, obreros, contratados, jubilados y pensionados del instituto, sin exclusión.
Es importante señalar que para la fecha se profundizó una política de Estado tendente a menoscabar las libertades sindicales y a criminalizar las luchas del movimiento
de los trabajadores; cuya síntesis la encontramos en una frase del ex Presidente Hugo Chávez del año 2005: “En revolución, los sindicatos deben desaparecer”.
Es importante señalar que para la fecha se profundizó una política de Estado tendente a menoscabar las libertades sindicales y a criminalizar las luchas del movimiento
de los trabajadores; cuya síntesis la encontramos en una frase del ex Presidente Hugo Chávez del año 2005: “En revolución, los sindicatos deben desaparecer”.
En tal contexto, fue creado el Sindicato Nacional de Trabajadores del INCE SINTRAINCE (hoy SINTRAINCES); no solo como una organización de promoción y defensa de los derechos laborales de sus afiliados, sino además como articulador de las propuestas institucionales y formativas desde la base de los trabajadores hacia el país.
Autonomía sindical para todas y todos
El Sindicato Nacional de Trabajadores del INCE (SINTRAINCE, luego SINTRAINCES) nace formalmente como organización sindical nacional, debidamente registrada ante el Ministerio del Trabajo, en fecha 05 de enero del 2006, bajo el número 230, folio 37, Tomo II; impulsado por 60 delegados de todo el país electos en asambleas en 2005,
y con el respaldo y firma de 2.297 trabajadores promoventes,
que por muy amplio margen superaron los 150 exigidos por la legislación venezolana.
SINTRAINCE siguió la senda pionera trazada por organizaciones como el Sindicato Único de Trabajadores del Poder Judicial y Consejo de la Judicatura (SUONTRAJ), pues para la fecha los sindicatos de base solían dividirse de acuerdo a las distintas clasificaciones de trabajadores/as, es decir, se agrupaban de forma diferenciada, por lo que en una misma institución convivían sindicatos de obreros, sindicatos de funcionarios, y gremios de jubilados por separado; realidad a la cual no escapaba el INCE. SINTRAINCE, en cambio, se acogió a un modelo de unidad de clase incluyendo a todos en una misma organización, que por un lado promovía la equidad en los derechos y beneficios contractuales independientemente del cargo desempeñado, y a su vez fortalecía la lucha de los trabajadores al superar la fragmentación interna. El Ministerio del Trabajo aprobó la conformación del sindicato con la afiliación de funcionarios, obreros y jubilados, pero no permitió la incorporación de contratados del sector público. Posteriormente, a través de una reforma estatutaria del año 2010, se logró la afiliación de contratados, superando las históricas e injustas prohibiciones del organismo.
Esto permitió un avance significativo en el alcance y ámbito de aplicación de la Convención Colectiva, pues al discutirse independiente del Contrato Marco de la Administración Pública, que para la fecha se aplicaba únicamente a los Funcionarios Públicos; la Convención INCES - SINTRAINCES amparó desde su homologación (2007), en un solo instrumento, a Funcionarios, Obreros, Jubilados, y posteriormente a Contratados mediante acuerdo de extensión suscrito por las partes en 2008.
Otro hito fue la pluralidad y autonomía tanto estatutaria como de su junta directiva. El movimiento sindical venezolano, desde sus inicios, se ha caracterizado por la marcada influencia de los partidos políticos y gobiernos de turno. Sin embargo, SINTRAINCE dejó plasmado en sus estatutos la independencia de patronos públicos y privados, partidos políticos y gobiernos. Esto permitió confluir en su Junta Directiva distintas corrientes de pensamiento, así como la amplitud de afiliación
de miembros sin distingo ideológico, privando en su actuación sociopolítica el interés superior de los trabajadores/as.
En 2008, se crean las 25 Seccionales regionales del sindicato, una en cada Estado del país y dos en el Distrito Capital; constituyéndose en uno de los pocos sindicatos
venezolanos con estructura y presencia activa en todos los Estados del territorio nacional.
Para el año 2009, con la reforma de la ley del INCES; SINTRAINCE modificó sus estatutos y pasó a denominarse “SINTRAINCES”. Para marzo de 2015, según consta en actualización ante el Registro Nacional de Organizaciones Sindicales (RNOS), el sindicato cuenta con 5.703 trabajadores/as INCES afiliados, manteniéndose desde su creación como el sindicato mayoritario del ente.
La campaña “Salvemos al Inces”
El día 08 de diciembre de 2014, el Presidente del Inces, Wuikelman Ángel, informó en rueda de prensa que en el marco de la nueva ley del instituto, “se retomará la formación en oficios para la clase obrera del sector público y privado, y no únicamente para proyectos comunitarios.” Este anuncio fue un logro de incidencia política alcanzada a través de la campaña “Salvemos al Inces” impulsada por SINTRAINCES, luego que el anterior Presidente del ente, Luis Berrizbeitia, decidiera eliminar los programas, cursos y paquetes instruccionales.
En fecha 16 de septiembre de 2014, el entonces Presidente del Inces, Luis Berrizbeitia, promotor del denominado “desmantelamiento metodológico e ideológico del Inces”, fue removido de su cargo y sustituido por Wuikelman Ángel Paredes. En fecha 04 de noviembre se publica la nueva ley del Inces, vía habilitante, que si bien deja un sabor agridulce por el sesgo político contenido en su preámbulo y algunas disposiciones ambiguas, reconoce tanto a la autoformación comunitaria como a la formación en
oficios de la clase trabajadora; es decir, ambas modalidades de formación sin excluirse: cursos y proyectos.
Asimismo, el Presidente Wuikelman Ángel declaró públicamente que “durante el último año y medio el Inces había focalizado toda su energía en el ámbito comunal, pero nosotros debemos interactuar con el sector privado, que es el que aporta el tributo (…) la nueva ley del Inces orienta su acción hacia la formación de la clase trabajadora.
”
Una vez más, los trabajadores del Inces organizados en SINTRAINCES, ofrecieron el resultado de una experiencia de lucha de impacto favorable en las políticas públicas de formación profesional y desarrollo sustentable del país. Sin embargo, para inicios de 2016, a pesar del cambio favorable del marco legal, en la práctica, la recuperación del INCES ha sido lenta y poco efectiva.
Balance
El 05 de enero de 2016, SINTRAINCES cumplió 10 años de fundado. Una década de sindicalismo autónomo, incluyente y combativo; en un contexto de prácticas antisindicales promovidas por el gobierno, polarización política y criminalización de la protesta social. Con un récord positivo de 3 Convenciones Colectivas suscritas en sus primeros 9 años, 3 procesos electorales, y una campaña para el rescate de la formación profesional venezolana, pese a un conglomerado jurídico y burocrático diseñado para obstaculizar el funcionamiento de los sindicatos; siendo la legislación venezolana una de las más regulatorias e injerencistas a escala mundial. Sólo en la Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y Trabajadoras (LOTTT) del año 2012, existen 145 artículos que controlan la actividad sindical, ocupándolo en tareas administrativas que lo apartan de la agenda reivindicativa, so pena de inhabilitación administrativa.
- Estructura funcional
Para el logro de los objetivos sindicales es clave el trabajo en equipo dentro de un esquema funcional. Cada dirigente debe desempeñar el rol específico para el cual fue electo, con tareas estatutarias unívocas; y a su vez imbricarse en la estructura para sumar apoyo colectivo. Asimismo, cada grupo o sector laboral debe verse representado en la directiva. Roles indefinidos, obsoletos o pocos funcionales generan un desbalance que afecta el desempeño del sindicato.
- La organización como escudo
La política de Estado injerencista, agudizada a partir de 2007, trajo como consecuencia la atomización de las luchas sindicales. Declaratoria de mora electoral, burocratismo y promoción de estructuras paralelas, arrinconaron al sindicalismo autónomo. Trascender las barreras “legalistas” a través de la organización ha sido fundamental en la trayectoria de SINTRAINCES. Si bien es cierto que organizar elecciones con el acompañamiento del Consejo Nacional Electoral (CNE), adecuar los Estatutos y demás documentación a la LOTTT, rendir cuentas y actualizar afiliados periódicamente, complejiza el ejercicio sindical; avocarse a ello es la mejor manera de legitimarse no solo ante los trabajadores, sino frente al Estado, los patronos y factores de poder. Organizarse es la clave.
- La autonomía sindical
Al Libertador Simón Bolívar se le atribuye la frase “En la unión está la fuerza”. Y en efecto, la fuerza de un sindicato son los trabajadores unidos. Pero en una
sociedad polarizada como la venezolana, existen organizaciones sindicales que siguiendo la línea de partidos políticos, se definen como “bolivarianos” o “de
oposición”. Lo anterior conlleva a la exclusión o rechazo de quienes piensan distinto, segmentando la lucha.
La autonomía sindical permite actuar con criterio propio, con independencia de la opinión o pretensiones de otros factores de poder que anteponen su agenda a la laboral. Sumar fuerzas por un objetivo común, por encima de las preferencias partidistas, es un principio fundamental de vital importancia cuando se acciona desde y hacia el híper-politizado sector público. En la conducción de SINTRAINCES y entre sus propios afiliados, conviven trabajadores tanto independientes como de corrientes ideológicas disímiles, en beneficio del pluralismo y la democracia. Cabe señalar que se han privilegiado las alianzas con sindicatos igualmente autónomos (Central de Trabajadores/as Alianza Sindical Independiente), y Organizaciones de Derechos Humanos (Provea, PIDHDD, etc.). Unidos somos más fuertes.
- La formación sindical
SINTRAINCES asumió como prioridad la formación y capacitación de sus dirigentes y agremiados. Foros, cursos, seminarios, charlas y talleres en diversas áreas enfocadas a la actividad sindical y el crecimiento personal. La formación profesional sindical genera compromiso, coadyuva en la sana administración de la organización y facilita la comunicación, la estrategia y la resolución de conflictos.
Un dirigente no formado es un defensor débil e inseguro ante cualquier patrono o eventualidad, y pierde la confianza propia y de sus afiliados. Actúa por instinto y
es influenciable. De igual modo, un agremiado sin cultura sindical pierde conexión con sus dirigentes y no se identifica con sus luchas.
- Diálogo y protesta
Las acciones por la defensa de derechos sociales no obedecen a una fórmula única y predecible. Si bien hay que agotar las instancias legales y fundamentar las pretensiones dentro del marco institucional y democrático, la presión de calle potencia el reclamo y le otorga tanto visibilidad como legitimidad a quien exige. Por lo que dialogar y protestar al mismo tiempo no solo es compatible sino necesario.
En ese sentido, la manifestación debe ser pacífica e incluyente. Y mientras más multitudinaria, creativa y continua sea, más eficaz resulta. La incidencia de las redes sociales como complemento o “protesta 2.0”, le ha otorgado un valor agregado a las manifestaciones de SINTRAINCES, en un contexto de hegemonía comunicacional y exposición mediática.
A su vez, la negociación efectiva parte de un diálogo productivo que garantice legitimidad de las partes; respeto y reconocimiento del otro, confianza y cumplimiento
de los acuerdos suscritos. Un diálogo es lo opuesto a un monólogo. Diálogo sin agenda ni objetivos es una calle ciega. El diálogo abstracto solo busca “enfriar”
un conflicto sin resolver el fondo.
Dialogar no debe entenderse como signo de debilidad o sumisión siempre que implique el consenso en la toma de decisiones y no la imposición de quien detente el poder institucional o económico. En una huelga, por ejemplo, la reanudación de actividades suele acordarse en mesas de negociación colectiva donde se firman convenios. Al negarse el diálogo, se cierran vías pacíficas de entendimiento.
La movilización sostenida y el accionar ante las instancias administrativas y judiciales, nacionales e internacionales, han sido necesarias para la resolución de los conflictos encarados por SINTRAINCES. Diálogo, protesta pacífica y velar por la garantía de su ejercicio. Los cambios son inevitables.