Porfirio Dávila
Dejamos a lo lejos un país con millones de posibilidades, dejamos atrás una Venezuela muy diferente a los escombros sobre los que deambulamos hoy. El retrato de lo que fue hiere brutalmente en medio de esta realidad que nos agobia, ante la ausencia de posibilidades. El ministro de comunicación e información, Luis José Marcano dice, a manera de auto-crítica, que los representantes del socialismo del siglo XXI “dejaron de hablarle de esperanza al pueblo”, y yo le digo al ministro: Ustedes dejaron desde hace muchos años de ser la esperanza, dejaron de ser el proyecto de igualdad, de justicia, de equidad, de progreso y de desarrollo, dejaron de ser la izquierda creadora desde el seno del pueblo, para subordinarse a un militarista que justificaba sus desmanes en discursos tan largos como estériles, de una claridad esporádica sobre la realidad de la nación, que sólo tenía como fin aferrarse al poder sin tener la menor intención de solucionar el problema social, político o económico del ciudadano.l
Dejamos a lo lejos un país con millones de posibilidades, dejamos atrás una Venezuela muy diferente a los escombros sobre los que deambulamos hoy. El retrato de lo que fue hiere brutalmente en medio de esta realidad que nos agobia, ante la ausencia de posibilidades. El ministro de comunicación e información, Luis José Marcano dice, a manera de auto-crítica, que los representantes del socialismo del siglo XXI “dejaron de hablarle de esperanza al pueblo”, y yo le digo al ministro: Ustedes dejaron desde hace muchos años de ser la esperanza, dejaron de ser el proyecto de igualdad, de justicia, de equidad, de progreso y de desarrollo, dejaron de ser la izquierda creadora desde el seno del pueblo, para subordinarse a un militarista que justificaba sus desmanes en discursos tan largos como estériles, de una claridad esporádica sobre la realidad de la nación, que sólo tenía como fin aferrarse al poder sin tener la menor intención de solucionar el problema social, político o económico del ciudadano.l
Los socialistas del siglo XXI nunca lograron encontrarse con la igualdad que propone la izquierda, pues sus próceres se dedicaron a amasar capitales producto del botín, de la destrucción del Estado, de la corrupción, del cobro de impuestos al hampa a cambio de impunidad, de la expropiación, de la confiscación, de la usurpación y del robo. La izquierda se separó del pueblo dividiéndolo y creando un muro tan alto y grueso, que sus falsos dirigentes no lo logran ver aún. Hoy me levanto sobre las piedras del ayer que siguen intactas tras su vuelo, aún llevan tatuada en su rugosa piel de guijarro con alas de proyectil frases como: ” un presupuesto justo para las universidades”, “menos balas y más lápices”, “justicia para los caídos”, “cárcel para los corruptos”, “presidente asesino”, “políticos de mierda”, “liberen a Luis o a Juan”. Miro sobre esas piedras y veo sus nuevos vuelos y descubro que todo fue en vano, que la izquierda fracaso y fue aplastada por sí misma, que actuó ingenuamente confiando su dirección a un militar troglodita sostenido por corruptos.
La izquierda venezolana no fue capaz de reinventarse, de escoger a los más dignos y a los más preparados y perdió la gran oportunidad de oro, para hacer la utopía realidad con el favor de los altos precios petroleros en una Venezuela que mal que bien, pero con rango constitucional además, gozaba de educación y salud pública y gratuita, crédito y asistencia técnica al campesino, seguro social y otros grandes logros ciudadanos, que a todas luces son aspiraciones naturales de la izquierda, logros estos que no tenían que lucharlos pues allí estaban y sólo se necesitaba fortalecer, adecuar y llevar a la modernidad garantizando su eficiencia.
Hoy “la izquierda” empoderada expone argumentos carentes de ideas, son un panfleto, un grito desaforado en medio de la incongruencia, sólo traen como propuesta, ante la precariedad de nuestra economía, la expropiación de la mayor y la única empresa que ha logrado sobrevivir y que nos alimenta.
Hoy “la izquierda” marcha de la mano con los corruptos, se transa y recoge las migas del festín del poderoso, se ha cegado y no ve las necesidades del pueblo y se ha convertido en sectaria, excluyente, esclavista y hambreadora, muy preocupada por lo electoral y por su estatus en la toma de decisiones, que la mantengan en el disfrute de lo poco que queda del desorden, se parece tanto al fascismo que me aterra por el poder que ostenta de espaldas a la constitución y las leyes.
[Tomado de https://continuidadycambio.wordpress.com/contenido-ano-5-numero-80-marzo-2016/la-izquierda-que-ha-sido-de-la-izquierda.]