(Nota de El Libertario: Publicamos una comunicación que recibimos desde Cuba, con la petición expresa de hacerla pública, que revela las condiciones en la que se encuentran las personas en la isla).
Saludos, Compatriotas.
Anexo una Carta al ministro del Interior que se explica por sí misma.
Adoptando una actitud defensiva, el poder en Cuba se ha cerrado sobre sí mismo. Activa el escudo protector para aislar a la masa de ideas nocivas.
Patética esta actitud.
Recientemente nos visitó un Crucero con 5 mil turistas. Estos últimos hacía el citytur y dormían en el barco. Nada de hospedaje. Solo el paseo. Resultado: La Habana Vieja colapsó.
El delito en este municipio se elevó un 35% en apenas tres días. Demasiadas cosas en Cuba son un delito o la cosa, realmente, está bien jodida. Hasta que no sean creadas las condiciones que se exigen –reconoce la parte cubana– el Crucero no volverá a la Ciudad.
Y las libertades, ¿qué?
El hecho que motiva la Carta nos demuestra que ni siquiera un revolucionario tiene el derecho a hablar de temas importantes y vitales con la comunidad.
Espero sus comentarios de vueltas. Conmigo no creo que tengan muchas opciones.
Fraterno,
Ramón García Guerra
:: Santa Fe: 3 de marzo de 2016
“Año 58
de la Revolución”
Gral. Carlos Fernández Gondin
Ministro
Ministerio del Interior
Estimado ministro,
En fecha 2
de marzo de 2016
la Logia de los Caballeros de la Luz: Capitán Dionisio San Roman, en esta
ciudad, me pidió que ofreciera en su sede una conferencia a sus miembros. Discutiríamos
el tema: “Las ciudades en Cuba”.
Importante esta
cuestión.
Precisamente los
días 1
y 2
de marzo el IPF,
junto a otras instituciones del país, realizó un evento nacional en donde se discutió
el tema de marras. Las reformas en curso han apostado por la creación de nuevas
sociedades locales y está en proyecto una ley de municipios, que hace 40
años debió ser adoptada. Ciertamente es este un agujero negro en los
Lineamientos. Ahora es la Logia de los Caballeros de la Luz en el barrio la que
se interesa por tal asunto.
Entonces fui convidado.
Siendo la
entrada libre, me dicen que traiga mis invitados.
Entre los que
pedí que asistieran a la charla se hayan personalidades de la cultura y la política
del país, cuadros del Partido y del Poder Popular, etcétera. Tratamos así de
hacer una contribución en el análisis que debíamos de realizar.
Buscando dejar
en manos del organizador el control del evento: 1)
Entregué la agenda a tratar con antelación, y 2)
Sugerí hacer de la conferencia una charla abierta.
Desde luego,
poner sobre la mesa los problemas de la ciudad es algo incómodo para aquéllos
que pasan la vida fabulando desde sus cargos. Detonante este que trajo a escena
al oficial de la CI
que se ocupa de esta comunidad. Empleando los métodos más burdos y groseros, –chantaje
mediante– logró este señor abortar la realización del evento y al final, frustrar
la “acción del enemigo”.
Hace tres años
visité en su oficina al jefe de la CI en Playa. En esa
ocasión pedí al compañero que si algo tenía que tratar conmigo, que no dudará
en hacerme la visita o en invitarme a sus oficinas.
“Discutamos
entre revolucionarios las diferencias” –dije entonces.
Pero no, hizo
otra cosa. Incumplió el pacto que hicimos. No hay ética en ello.
Cuando en 2015 hice
una propuesta a mi delegado del Poder Popular, –mucho antes de hacer su primera
rendición de cuentas– el jefe de la CI lanzó en mi contra un operativo.
Participaron en este: tres patrullas, doce policías, cuatro agentes de la CI,
ocho delegados y un montón de militantes del Partido. Debían de realizar un
acto de “reafirmación revolucionaria” en caso de ser necesario. Acabaron por
hacer el ridículo. Después de hablar en la reunión los vecinos aplaudieron
hasta hacer estallar las manos.
Nuevamente se
empleó esa manera sucia e infame de tratar a los compañeros.
Considero que el
actuar de tal modo es un acto cobarde y tal actitud resta mérito a la labor que
realiza un oficial del MININT.
Acaben de entender la cuestión, les digo: no soy la enfermedad, sino la cura
de esta última. Calificarme de incendiario no resolverá el problema. Porque no
soy yo el problema, sino el que ofrece la solución.
Entonces creo
que deben ser imbéciles los que no se den cuenta.
¿Quién les va a
creer que se deben a la ley en lo que hacen?
Preguntaba en
una carta a los hermanos: “(…) ¿qué tipo de autoridad le asiste a un oficial
del MININT
para negar la libertad de culto que refrenda la Constitución? ¿Cuál es el costo
político que sigue a estas actitudes, cuando la masa ve al MININT
violar tal derecho con total impunidad? ¿Para quién trabaja esta gente?”
Trabajan para el
enemigo.
Sucede que desde
un cargo público acusan de algo a un infeliz. Estos señores, sin dudar, hacen del
victimario un héroe y de la víctima un villano. Este es un delito muy común en
Cuba: se llama, “abuso de autoridad”. Y la gente, indefensa, no sabe qué
hacer. Viajando por los intersticios de la sociedad, un hilo de pólvora llega
al barril de la corrupción y lo hace estallar. Después de esto, –para peor–
nada será igual que antes. Porque la gente ha aprendido a pagar… para
“resolver”.
Así de absurdo
es todo.
Desearía no
distraer su atención. Usted se haya sentado sobre un volcán.
Detrás de las
rejas se haya hoy un montón de altos oficiales. ¡Y crece el expediente de
casos! Más del 80%
de los presos hoy son por delitos de cuello blanco. Toda esa gente era cuadro
del Estado y al más alto nivel, dirigía el país hace seis meses. En fin…
Encerrar en una celda al delincuente no es acabar con la delincuencia.
La furia del mar
le golpea por todas partes. Desde el que vende la gasolina en el taller del MININT,
hasta el hijo del ministro que robó 17 millones de dólares.
Compañero, tiene
en las manos una bomba de tiempo.
Entienda que la
solución no es administrativa o policial sino política. Empoderar a la
comunidad. La política del Partido hace la apuesta por nuevas sociedades locales:
centradas en la comunidad y basadas en la autogestión.
Hagámonos
algunas preguntas: ¿Cuáles serán las misiones de la policía en ese contexto?
¿Defender el orden público (burgués) o asistir al proceso de cambio
(revolucionario) de la sociedad? Insisto, ¿qué tipo de organización va a
adoptar? ¿Cómo va a interactuar ésta con la comunidad? ¿Practicamos el concepto
de autodefensa?
Hablamos de otra
sociedad: sin Estado, sin dinero, sin mercado. Desde luego, otra cosa es que
algo así Usted no la crea posible.
Roque Dalton nos
advertía que ser comunista da dolores de cabeza.
Personalmente
creo que estoy en deuda con la definición de mí que hacen los órganos de
control que Usted dirige. Consideran que
soy un incendiario. Prometo que haré de ahora en adelante todo lo posible
por honrar tal definición.
Fraternalmente,
Ramón García Guerra
Postdata:
Tengo un mapa del estado de sus tropas. Créame, su rating es bajísimo. ¿Cuál es la política que sigue? Meter a los
corruptos en la cárcel. Defender a la Revolución en su integridad. Correcto.
Pero… Extirpar el mal de raíz es aún mejor. Ahora le pido que anote en mi expediente lo que creo de mí mismo: No
soy un Cruzado ni estoy haciendo la Gran Cosa. Eso sí, hago todo lo que puedo o
me dejan hacer. Creen que estoy loco. No se equivocan en eso. (Recuerden que
soy el hijo de una revolución.) Luego, trato de ser mejor persona y en eso, hago
una vida. Aprender, crear, disfrutar… Confieso que estos son los motivos que me
llevan por el mundo. ¿Arruino la fiesta a alguien? Sinceramente me disculpo.
Porque no es personal.