Leo
En el Congreso fundacional de la F.O.R.A. celebrado en el año 1901 se
acordó respecto de la acción política de los trabajadores lo siguiente:
“Considerando el Congreso que la ley es siempre adoptada a favor de los
capitalistas y la pueden eludir, resuelve que los obreros deben esperar
todo de su conciencia y unión, rechazando el recurrir a los poderes
públicos para obtener cualquier mejora”. Tal resolución cuestiona la
eficacia y permanencia de los beneficios que el Estado pueda reconocer a
los trabajadores planteando, por el contrario, que sólo la conciencia y
unión de los propios trabajadores puede llevarlos a obtener verdaderas
conquistas en su lucha contra la patronal. Se trata éste de un acuerdo
que reivindica el valor y la importancia del principio de acción directa
al colocarlo, no como un puro principio dogmático, sino como una línea
de acción con fundamentos que se encuentran, entre otros, en la
realización efectiva y perdurable de los derechos alcanzados por los
trabajadores.
El citado acuerdo histórico de los trabajadores organizados en la F.O.R.A. es de plena vigencia en la actualidad en donde el cambio de ciclo político-económico marcado por la asunción del gobierno macrista, amenaza la permanencia de ciertas “conquistas” alcanzadas durante la era kirchnerista. La posibilidad de que esas mejoras puedan ser eliminadas por el nuevo gobierno evidenciaría que las mismas no son en realidad conquistas alcanzadas y sostenidas por los propios trabajadores, sino concesiones hechas por el anterior gobierno y que se sostenían en la medida que el mismo permanezca en el poder. Hay que tener presente que el proceso de luchas iniciadas a partir de la crisis del 2001, exigía para la normalización del proceso de acumulación y de explotación capitalista, la implementación de un gobierno populista con rasgos desarrollistas que permita apaciguar esas luchas o al menos encauzarlas en un sentido más favorable a la normalización del sistema. Logrado ese objetivo, opera ahora un cambio en el ciclo económico-político, pasando de un período populista-seudodesarrollista a otro liberal que amenaza eliminar las concesiones hechas por el anterior gobierno. El hecho de que Scioli y Macri hayan sido los principales candidatos presidenciales evidenciaba ya ese cambio de ciclo económico impuesto por la burguesía dominante.
Los sectores vinculados al gobierno saliente llaman a defender las “conquistas” alcanzadas durante la era
kirchnerista olvidando que ese gobierno reprimió y desalentó también cualquier forma de organización autónoma y horizontal de los trabajadores. Los conflictos de Kraft, Emfer, Gestamp, Las Heras, Línea 60, Mariano Ferreira, Fuentealba, etc., son sólo ejemplos de represión y persecución de trabajadores efectuada por ese gobierno. Por el contrario, el kirchnerismo se sostuvo de la burocracia sindical tradicional traidora, la misma que, luego del actual período de transición y de reacomodamiento del mapa sindical, pasará seguramente a ser aliada del nuevo gobierno macrista como lo hizo con cualquier cambio de gobierno que se produjo hasta la actualidad. Poco le importó al kirchnerismo la organización autónoma de los propios trabajadores para la defensa de sus derechos. La burocracia sindical, la ley antiterrorista y la gendarmería que el propio kirchnerismo sacó a la calle, son obstáculos para las luchas que quieran efectuar los trabajadores durante el macrismo. Las verdaderas intenciones del kirchnerismo saliente es volver dentro de 4 años con la promesa de devolverle a los sectores populares los beneficios que supo tener durante su anterior gobierno.
En este contexto, se pretende que los trabajadores sigan siendo pasivos espectadores de los ciclos políticos y económicos del sistema capitalista (ciclo populista – ciclo liberal), viendo mejorar relativamente su situación en un caso y retroceder nuevamente en el otro. Se les quiere hacer creer a los trabajadores que la elección y permanencia de un supuesto buen gobierno es la única salida que tienen para obtener alguna mejora. De esta manera, se puede apreciar que los derechos concedidos por el Estado quedan así supeditados a los ciclos del sistema capitalista y quedan los trabajadores atados al juego político planteado por ese mismo sistema.
Por el contrario, tal como lo plantea el acuerdo adoptado por la F.O.R.A. en su Congreso fundacional, la única forma en que los trabajadores puedan mejorar su situación y no quedar supeditados a los ciclos impuestos por el sistema capitalista, es mediante la propia organización de los trabajadores y lucha directa contra la patronal. La magnitud y fortaleza que tenga esa organización es la única variable real y efectiva para lograr que los trabajadores mejoren sus condiciones laborales y puedan mantener los mismos. De esta manera, no dependerán del juego de ciclos políticos y económicos que impone el propio sistema. Es por ello que los trabajadores deben organizarse para resistir la próxima embestida antiobrera recurriendo a la acción directa y a la solidaridad con sus hermanos explotados.
[Publicado originalmente en Organizacion Obrera, Buenos Aires, enero-febrero 2016. El número completo esta disponible en http://fora-ait.com.ar/blog/organizacion-obrera.]
El citado acuerdo histórico de los trabajadores organizados en la F.O.R.A. es de plena vigencia en la actualidad en donde el cambio de ciclo político-económico marcado por la asunción del gobierno macrista, amenaza la permanencia de ciertas “conquistas” alcanzadas durante la era kirchnerista. La posibilidad de que esas mejoras puedan ser eliminadas por el nuevo gobierno evidenciaría que las mismas no son en realidad conquistas alcanzadas y sostenidas por los propios trabajadores, sino concesiones hechas por el anterior gobierno y que se sostenían en la medida que el mismo permanezca en el poder. Hay que tener presente que el proceso de luchas iniciadas a partir de la crisis del 2001, exigía para la normalización del proceso de acumulación y de explotación capitalista, la implementación de un gobierno populista con rasgos desarrollistas que permita apaciguar esas luchas o al menos encauzarlas en un sentido más favorable a la normalización del sistema. Logrado ese objetivo, opera ahora un cambio en el ciclo económico-político, pasando de un período populista-seudodesarrollista a otro liberal que amenaza eliminar las concesiones hechas por el anterior gobierno. El hecho de que Scioli y Macri hayan sido los principales candidatos presidenciales evidenciaba ya ese cambio de ciclo económico impuesto por la burguesía dominante.
Los sectores vinculados al gobierno saliente llaman a defender las “conquistas” alcanzadas durante la era
kirchnerista olvidando que ese gobierno reprimió y desalentó también cualquier forma de organización autónoma y horizontal de los trabajadores. Los conflictos de Kraft, Emfer, Gestamp, Las Heras, Línea 60, Mariano Ferreira, Fuentealba, etc., son sólo ejemplos de represión y persecución de trabajadores efectuada por ese gobierno. Por el contrario, el kirchnerismo se sostuvo de la burocracia sindical tradicional traidora, la misma que, luego del actual período de transición y de reacomodamiento del mapa sindical, pasará seguramente a ser aliada del nuevo gobierno macrista como lo hizo con cualquier cambio de gobierno que se produjo hasta la actualidad. Poco le importó al kirchnerismo la organización autónoma de los propios trabajadores para la defensa de sus derechos. La burocracia sindical, la ley antiterrorista y la gendarmería que el propio kirchnerismo sacó a la calle, son obstáculos para las luchas que quieran efectuar los trabajadores durante el macrismo. Las verdaderas intenciones del kirchnerismo saliente es volver dentro de 4 años con la promesa de devolverle a los sectores populares los beneficios que supo tener durante su anterior gobierno.
En este contexto, se pretende que los trabajadores sigan siendo pasivos espectadores de los ciclos políticos y económicos del sistema capitalista (ciclo populista – ciclo liberal), viendo mejorar relativamente su situación en un caso y retroceder nuevamente en el otro. Se les quiere hacer creer a los trabajadores que la elección y permanencia de un supuesto buen gobierno es la única salida que tienen para obtener alguna mejora. De esta manera, se puede apreciar que los derechos concedidos por el Estado quedan así supeditados a los ciclos del sistema capitalista y quedan los trabajadores atados al juego político planteado por ese mismo sistema.
Por el contrario, tal como lo plantea el acuerdo adoptado por la F.O.R.A. en su Congreso fundacional, la única forma en que los trabajadores puedan mejorar su situación y no quedar supeditados a los ciclos impuestos por el sistema capitalista, es mediante la propia organización de los trabajadores y lucha directa contra la patronal. La magnitud y fortaleza que tenga esa organización es la única variable real y efectiva para lograr que los trabajadores mejoren sus condiciones laborales y puedan mantener los mismos. De esta manera, no dependerán del juego de ciclos políticos y económicos que impone el propio sistema. Es por ello que los trabajadores deben organizarse para resistir la próxima embestida antiobrera recurriendo a la acción directa y a la solidaridad con sus hermanos explotados.
[Publicado originalmente en Organizacion Obrera, Buenos Aires, enero-febrero 2016. El número completo esta disponible en http://fora-ait.com.ar/blog/organizacion-obrera.]