Gustavo Godoy
Según la mitología griega, Dedalus fue un ingenioso inventor y hábil arquitecto. Dedalus construyo, a solicitud del Rey Minos, el famoso laberinto de Creta para encerrar en el centro a la monstruosa criatura con cabeza de toro y cuerpo humano llamada Minotauro. El diseño de Dedalus llego a ser tan intrincado y complejo que su propio constructor, en la compañía a su hijo Icarus, se convirtió en prisionero de su propia creación.
Para escapar esta prisión, Dedalus fabrico unas alas de cera y plumas para su hijo y para él. Según el relato, Dedalus aconsejo a su hijo volar con prudencia. Le pidió moderación con la clara instrucción que no se excediera. No debía volar demasiado alto, pero tampoco demasiado bajo. Sin embargo, Icarus, fascinado con su nuevo poder, se distrajo y se acercó demasiado al sol. El calor del sol derritió sus alas e Icarus cayó al vacío debido a su descuido.
Según la mitología griega, Dedalus fue un ingenioso inventor y hábil arquitecto. Dedalus construyo, a solicitud del Rey Minos, el famoso laberinto de Creta para encerrar en el centro a la monstruosa criatura con cabeza de toro y cuerpo humano llamada Minotauro. El diseño de Dedalus llego a ser tan intrincado y complejo que su propio constructor, en la compañía a su hijo Icarus, se convirtió en prisionero de su propia creación.
Para escapar esta prisión, Dedalus fabrico unas alas de cera y plumas para su hijo y para él. Según el relato, Dedalus aconsejo a su hijo volar con prudencia. Le pidió moderación con la clara instrucción que no se excediera. No debía volar demasiado alto, pero tampoco demasiado bajo. Sin embargo, Icarus, fascinado con su nuevo poder, se distrajo y se acercó demasiado al sol. El calor del sol derritió sus alas e Icarus cayó al vacío debido a su descuido.
En la novela gótica “Frankenstein o el Moderno Prometeo”, la autora inglesa Mary Shelley cuenta la historia del brillante joven Victor Frankenstein quien, obsesionado con los inmensos alcances de la ciencia, crea una criatura viviente en el laboratorio de su castillo. A pesar de poseer una gran confianza en los poderes de su mente, el científico nunca pudo controlar al monstruo que creo. Para el Doctor Frankenstein, sus logros y descubrimientos al final se le fueron de las manos, y eventualmente causaron su ruina y locura.
Desde muy temprano, en la historia de la humanidad, el hombre ha construido herramientas usando los recursos de su entorno. Desde un principio, la finalidad de la tecnología ha sido facilitar la vida del ser humano ahorrándole tiempo y esfuerzo en la satisfacción de sus necesidades y propósitos. Esa capacidad humana de encontrar una aplicación práctica al conocimiento adquirido mediante la observación y experimentación le ha dado a la humanidad un inmenso poder técnico sobre el mundo físico. Sin embargo, en la actualidad, a pesar que presumimos controlar la obra de nuestras manos, pareciera que el impacto de la tecnología en nosotros es tan fuerte que no se sabe con certeza quien controla a quién. Paradójicamente, la tecnología nos ha dado mucho poder pero, al mismo tiempo, nos ha hecho más dependientes. La tecnología nos ahorra tiempo por un lado, y, por el otro lado, nos roba tiempo. Muchas veces nos une y, al mismo tiempo, nos divide. Da libertad e irónicamente nos quita también libertad.
Anteriormente a la invención del tocadiscos, las comunidades creaban su propia música. La gran mayoría de las personas tocaban por lo menos un instrumento musical. El músico y su audiencia eran lo mismo. La persona promedio participaba de manera activa y directa en el acto de crear y escuchar música. Después de cierto esfuerzo y disciplina, la persona desarrollaba una destreza musical que le permitía gozar libremente de esta actividad artística. Se poseía un control directo sobre la producción musical. Hoy, el músico aficionado es una reducida minoría porque en su mayoría ha sido sustituido por el músico profesional y extranjero. La voz y los instrumentos musicales han sido reemplazados por avanzados dispositivos de audio. A diferencia de épocas anteriores, en el mundo de hoy, las personas se relacionan con la música pasivamente. Y la industria moderna de la música domina casi exclusivamente toda producción musical.
Al principio, el automóvil le permitió a la gente trasladarse de un lugar a otro en menos tiempo que antes. Una persona que caminando le tomaba media hora moverse de su casa a su lugar de trabajo con el uso del automóvil podía lograrlo en tan solo cinco minutos. Eso por supuesto significo un avance considerable. Luego, cuando los automóviles se volvieron más números, las ciudades se rediseñaron adaptándose a este nuevo modo de transporte. El automóvil permitió que la distancia que las personas pudieran cubrir fuera mucho más grande que antes y la gente se mudó a sitios más lejanos. Este cambio hizo la vida del sencillo caminante mucho más complicada. Las distancias se volvieron más largas, y la misma persona que anteriormente tardaba caminado media hora en llegar su lugar de trabajo, ahora en automóvil tarda esa misma media hora. En realidad, la invención no le está ahorrando nada, pero prescindir del automóvil ahora es muy difícil porque caminar ya dejó de ser una opción práctica. El creador se convirtió en esclavo de su propia creación.
Mientras vemos que las sociedades con menos tecnología moderna viven una vida mucha más relajada y tranquila, en las sociedades más avanzadas tecnológicamente vemos ajetreo por doquier. Eso no deja de causar asombro ya que los defensores de la sociedad tecnológica nos venden la idea que a mayor tecnología mayor tiempo libre para realizar las actividades que realmente nos gustan.
Hoy hay mucha tecnología, pero poca sabiduría. No es cuestión de abolir la tecnología, sino de pensar bien las cosas. El hombre moderno vive constantemente adquiriendo la última maravilla tecnológica por el miedo a quedarse por afuera. La modernidad nos ha obligado a adaptarnos a la tecnología cuando la tecnología debería adaptarse al ser humano. En el camino se nos ha olvidado que la tecnología está para servir del ser humano y no al revés. En la actualidad, somos herramientas de las herramientas que hemos creado.
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