Prensa Provea
“La mayoría de los hospitales del país tienen problemas quirúrgicos. En este hospital por ejemplo, hay ocho pabellones y sólo funcionan dos, debería tener 20 anestesiólogos y tiene seis. Aquí hay días que no hay anestesiólogos, entonces no se puede operar. Este hospital debería tener 30 camas de terapia intensiva y lo que tiene son seis. Entonces, si te llega un traumatismo, siempre están las camas llenas. Es un problema manejar eso”. Así describió, el jefe de la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital de Niños J.M. de los Ríos, Augusto Pereira, los problemas que pacientes y personal médico y de enfermería deben sortear a diario en una institución hospitalaria -que es referencia de la medicina pediátrica a nivel nacional- para cumplir con el mandato constitucional de garantizar el derecho a la salud de quienes son prioridad absoluta: niños y niñas.
“La mayoría de los hospitales del país tienen problemas quirúrgicos. En este hospital por ejemplo, hay ocho pabellones y sólo funcionan dos, debería tener 20 anestesiólogos y tiene seis. Aquí hay días que no hay anestesiólogos, entonces no se puede operar. Este hospital debería tener 30 camas de terapia intensiva y lo que tiene son seis. Entonces, si te llega un traumatismo, siempre están las camas llenas. Es un problema manejar eso”. Así describió, el jefe de la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital de Niños J.M. de los Ríos, Augusto Pereira, los problemas que pacientes y personal médico y de enfermería deben sortear a diario en una institución hospitalaria -que es referencia de la medicina pediátrica a nivel nacional- para cumplir con el mandato constitucional de garantizar el derecho a la salud de quienes son prioridad absoluta: niños y niñas.
Padecen además el problema en la distribución de medicamentos, que los mantiene en incertidumbre cada lunes a la espera de si el despacho que realizó el IVSS, a través de la farmacia de Alto Costo, está completo. En caso contrario, es necesario hacer una colecta de medicamentos para cumplir con los protocolos de los niños que esa semana deben someterse a quimioterapias. La recaudación de los medicamentos con fallas se realiza en la red privada: la Fundación Banco de Drogas Antineoplásicas (Badan), empresas y farmacias a las que acuden fundaciones y ONG’s para suplir las carencias en el tratamiento, que en agosto alcanzó su mes más alto en la historia de la unidad oncológica. De una lista de veinte medicinas antineoplásicas, de alto costo y difícil existencia por la escasez, a principios de agosto fallaban 19. Esta situación de carestía generó la tercera protesta del año liderizada por madres de niños con cáncer del J.M. de los Ríos para exigir al Estado cumplir con su deber y dotar a la institución de los insumos necesarios.
El problema, refirió Pereira, es permanente. “Todo este año ha habido fallas de medicamentos. A veces son cinco, a veces son seis, a veces son 12, 14. A veces es un medicamento. En este momento puede haber un día 10 medicamentos en falla. Esa semana llega un despacho y desaparecen unos tratamientos de la lista en falla, pero entran otros cinco. Las últimas semanas el problema se ha agravado y ha llegado hasta 18 y 20 medicamentos”. Explicó que frente a estas irregularidades hay dos opciones no satisfactorias: acudir a las farmacias privadas y fundaciones como Badan para comprar el medicamento si éste está disponible en el país. Pero si no existe en el país, porque todos los medicamentos para quimioterapia son importados, se debe cambiar el protocolo (tratamiento al paciente) y esto genera un riesgo.
“Un protocolo puede tener cuatro medicinas. Nos falta un medicamento y yo digo ‘voy a cambiar el protocolo’, pero resulta que el mes que viene esa me llega, pero no me llega otra. Entonces, vuelves a cambiar el protocolo. Tú no puedes andar pa’ lante y pa’ atrás, porque el tratamiento no funciona. Al paciente le va a ir mal, no va a progresar y se va a morir”.
El cáncer no espera, es la consigna que mantienen las madres ante la inacción gubernamental
El impacto por la intermitencia en la aplicación de tratamientos repercute en el deterioro de la salud del niño con cáncer. Si la quimioterapia se suspende por falta de un medicamento, por problemas operativos como fallas de aire acondicionado o filtraciones por un par de días o una semana, el riesgo no es mucho, pero si por estas causas se generan cada cierto tiempo interrupciones, al final se cumplirá en nueve meses un tratamiento pautado para seis meses. El resultado obviamente no dará los efectos esperados, o incluso no dará efecto alguno, originando que el tumor continúe su crecimiento.
Luego de la protesta el pasado 10 de agosto de 2015, que originó toda una serie de pronunciamientos y atenciones coyunturales por parte del Estado y el despliegue esa mañana de un contingente militar a las afueras del hospital, quedó en falla un medicamento vía oral que requieren dos pacientes para poder continuar con su recuperación. La medicina no está disponible en el IVSS, las personas deben acudir a la red de farmacias privadas especializadas. Allí el medicamento ronda los 20 mil bolívares.
Cuenta Pereira que el hospital de niños probablemente llama mucho más la atención por ser EL HOSPITAL, por estar en Caracas, por ser el de mayor volumen a nivel nacional. “Pero nosotros no somos los que estamos peor. La información que manejamos de los demás hospitales del interior es que la situación es todavía más grave. A mí por lo menos la semana pasada me despacharon y tengo a todos mis pacientes en tratamiento. Pero sé que Barquisimeto, sé que Valencia, Maracaibo y Puerto la Cruz tienen pacientes parados por falta de medicamentos. Nosotros de alguna manera hemos tenido acceso a más medios de comunicación, el problema se ha hecho más evidente y a nosotros nos han dado más respuestas, pero en el interior no está César Miguel (Rondón), no están todos los periodistas, no está tanta gente detrás, no se ha hecho tan evidente el problema y ellos no han obtenido respuesta. Él que está ahorita en Puerto Ordaz, está varado”.
En un futuro no muy lejano: ¿Quién atenderá a los pacientes?
En el J.M. de Los Ríos se realiza el mayor porcentaje de diagnósticos y tratamientos de enfermedades hemato-oncológicas infantiles del país, pero no hay resonador ni tomógrafo para realizar los exámenes necesarios para el diagnostico y seguimiento del paciente.
En el área oncológica -donde hasta hace dos semana tenía cinco meses sin funcionar el único equipo de radiografía para oncología infantil que hay en el país– trabajaban en mayo cuatro médicos especialistas quienes atendían a 120 niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, la cifra se redujo a tres médicos debido al asesinato de Jesús Reyes, quien tenía bajo su responsabilidad la salud de 30 niños. Nosotros éramos cuatro médicos. A uno lo mataron y ahora somos tres. En este momento hay además un médico de vacaciones. Ahí tenemos un problema de tiempo. Hay miles de cosas, falta todo. Pero el primer golpe que lanzan los pacientes es a uno”, fueron las primeras palabras de Pereira durante la entrevista que le realizó el equipo de Provea.
Se trata de un problema grave de recurso humano y generación de relevo que no tiene solución y de la mayor preocupación de Pereira, quien con 30 años de servicio, todos en el hospital de niños, está a punto de ser jubilado. Su sueldo: 15 mil bolívares mensuales. “Hay un nivel elevado de pacientes con pocos médicos. Eso no es solucionable. No hay personas capacitadas en el país para suplir el cargo del médico que asesinaron”, lamentó.
Para que se tenga una idea del déficit. En Venezuela hay 45 oncólogos formados y de éstos ya hay cinco jubilados. De los 40 que están trabajando sólo 20 están dedicados a la medicina pública. Los otros veinte están a nivel privado. El cáncer tiene mayor incidencia en la población de menos recursos, eso significa que el 90% de los pacientes van a las instituciones públicas, pero sólo la mitad de los médicos trabaja en estos recintos.
En el J.M. de los Ríos desde hace cinco años está desierta la convocatoria para el postgrado en oncología pediátrica. Parece que no existe en el país quien desee formarse en esta rama de la medicina para la que se requiere además de vocación, una formación de tres años de dedicación exclusiva, cumplir guardias nocturnas y fines de semana por un salario de 12 mil bolívares. “Estamos acá porque nos gusta. Pero no es fácil atraer a alguien para que venga a este sistema. Los que están probablemente van a seguir estando. El problema es que no consigues atraer a nadie”, cierra, no sin antes reflexionar sobre sus años en la medicina: “creo que debo ser el oncólogo más viejo de este país en años de servicio”.
Dotación enviada por instituciones gubernamentales sólo garantiza funcionamiento mínimo
Cecodap, los jefes de departamento y médicos del hospital y la Asociación Venezolana de Padres de Niños con Cáncer coinciden en no tener expectativas sobre lo que se alcanzará en las mesas de trabajo instaladas por la Defensoría del Pueblo y la Comisión sectorial de Salud a inicios del año y que se han retomado luego de las protestas.
“Con la Defensoría del Pueblo y la Comisión Sectorial de Salud del Mpps llegamos a todas las mejores conclusiones. Pero no a la ejecución. Mandaron 14 medicamentos de los cuales un solo medicamento era para los niños con cáncer”, criticó Rosa Briceño, presidenta de la Asociación. Esta observación la recogió Cecodap en una carta enviada al Defensor del Pueblo, Tarek William Saab el 10 de junio de 2015, donde si bien reconocía que el hospital recibió una dotación de 85% de insumos luego de las conversaciones, estos dieron respuesta a una lista de insumos básicos (antibióticos y analgésicos), que sólo permitió garantizar un funcionamiento mínimo, persistiendo las carencias de insumos indispensables para un hospital especializado.
En el Diagnóstico Situacional del hospital durante el primer semestre del año, hecho por jefes de departamento y postgrado, se advirtió que “la dotación de medicamentos se ha visto seriamente comprometida principalmente por la asignación de divisas. Muchos medicamentos o sus principios activos son importados. El Mpps, la Secretaría de Salud y Sefar envían insumos y medicamentos de uso habitual, algunos de mala calidad y en cantidades que no cubren las necesidades diarias. El hospital es especializado y maneja patologías complejas, por lo que los requerimientos de insumos no pueden compararse con un hospital general”.
[Tomado de http://www.derechos.org.ve/2015/09/01/hospital-j-m-de-los-rios-referencia-nacional-de-la-crisis-del-sistema-publico-de-salud.]
En el J.M. de Los Ríos se realiza el mayor porcentaje de diagnósticos y tratamientos de enfermedades hemato-oncológicas infantiles del país, pero no hay resonador ni tomógrafo para realizar los exámenes necesarios para el diagnostico y seguimiento del paciente.
En el área oncológica -donde hasta hace dos semana tenía cinco meses sin funcionar el único equipo de radiografía para oncología infantil que hay en el país– trabajaban en mayo cuatro médicos especialistas quienes atendían a 120 niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, la cifra se redujo a tres médicos debido al asesinato de Jesús Reyes, quien tenía bajo su responsabilidad la salud de 30 niños. Nosotros éramos cuatro médicos. A uno lo mataron y ahora somos tres. En este momento hay además un médico de vacaciones. Ahí tenemos un problema de tiempo. Hay miles de cosas, falta todo. Pero el primer golpe que lanzan los pacientes es a uno”, fueron las primeras palabras de Pereira durante la entrevista que le realizó el equipo de Provea.
Se trata de un problema grave de recurso humano y generación de relevo que no tiene solución y de la mayor preocupación de Pereira, quien con 30 años de servicio, todos en el hospital de niños, está a punto de ser jubilado. Su sueldo: 15 mil bolívares mensuales. “Hay un nivel elevado de pacientes con pocos médicos. Eso no es solucionable. No hay personas capacitadas en el país para suplir el cargo del médico que asesinaron”, lamentó.
Para que se tenga una idea del déficit. En Venezuela hay 45 oncólogos formados y de éstos ya hay cinco jubilados. De los 40 que están trabajando sólo 20 están dedicados a la medicina pública. Los otros veinte están a nivel privado. El cáncer tiene mayor incidencia en la población de menos recursos, eso significa que el 90% de los pacientes van a las instituciones públicas, pero sólo la mitad de los médicos trabaja en estos recintos.
En el J.M. de los Ríos desde hace cinco años está desierta la convocatoria para el postgrado en oncología pediátrica. Parece que no existe en el país quien desee formarse en esta rama de la medicina para la que se requiere además de vocación, una formación de tres años de dedicación exclusiva, cumplir guardias nocturnas y fines de semana por un salario de 12 mil bolívares. “Estamos acá porque nos gusta. Pero no es fácil atraer a alguien para que venga a este sistema. Los que están probablemente van a seguir estando. El problema es que no consigues atraer a nadie”, cierra, no sin antes reflexionar sobre sus años en la medicina: “creo que debo ser el oncólogo más viejo de este país en años de servicio”.
Dotación enviada por instituciones gubernamentales sólo garantiza funcionamiento mínimo
Cecodap, los jefes de departamento y médicos del hospital y la Asociación Venezolana de Padres de Niños con Cáncer coinciden en no tener expectativas sobre lo que se alcanzará en las mesas de trabajo instaladas por la Defensoría del Pueblo y la Comisión sectorial de Salud a inicios del año y que se han retomado luego de las protestas.
“Con la Defensoría del Pueblo y la Comisión Sectorial de Salud del Mpps llegamos a todas las mejores conclusiones. Pero no a la ejecución. Mandaron 14 medicamentos de los cuales un solo medicamento era para los niños con cáncer”, criticó Rosa Briceño, presidenta de la Asociación. Esta observación la recogió Cecodap en una carta enviada al Defensor del Pueblo, Tarek William Saab el 10 de junio de 2015, donde si bien reconocía que el hospital recibió una dotación de 85% de insumos luego de las conversaciones, estos dieron respuesta a una lista de insumos básicos (antibióticos y analgésicos), que sólo permitió garantizar un funcionamiento mínimo, persistiendo las carencias de insumos indispensables para un hospital especializado.
En el Diagnóstico Situacional del hospital durante el primer semestre del año, hecho por jefes de departamento y postgrado, se advirtió que “la dotación de medicamentos se ha visto seriamente comprometida principalmente por la asignación de divisas. Muchos medicamentos o sus principios activos son importados. El Mpps, la Secretaría de Salud y Sefar envían insumos y medicamentos de uso habitual, algunos de mala calidad y en cantidades que no cubren las necesidades diarias. El hospital es especializado y maneja patologías complejas, por lo que los requerimientos de insumos no pueden compararse con un hospital general”.
[Tomado de http://www.derechos.org.ve/2015/09/01/hospital-j-m-de-los-rios-referencia-nacional-de-la-crisis-del-sistema-publico-de-salud.]
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