Camillo Berneri (Lodi 1897 - Barcelona 1937)
Nota previa de Libertad!: Hacia fines de 1935 Berneri se vuelve muy crítico de las confrontaciones del movimiento anarquista y de sus deficiencias, sean culturales, sean propagandísticas. El siguiente artículo, que apareció en el número del 12 de octubre de 1935 en la L ́Adunata dei Refrattari (páginas 7-8), firmado como L’Orso (EL Oso), nos muestra un agravamiento de su posición, si se quiere algo contenido. En este escrito breve Berneri se enfoca en los problemas de la vida militante, y los describe con sarcasmo, casi llegando al límite de la rabia.
Aunque nos irrite asociar las dos palabras, tengo que reconocer que existe un cretinismo anarquista. Sus exponentes no son sólo cretinos que no han entendido nada de la anarquía ni del anarquismo, sino también compañeros auténticos que se han embrollado en esto no por falta de materia gris sino por cierta conformación cerebral bizarra. Estos cretinos del anarquismo tienen fobia al voto, aunque se trate de aprobar o desaprobar una decisión estrictamente ligada a los asuntos de nuestro movimiento, le tienen fobia al presidente de la asamblea, que se ha hecho necesario por el mal funcionamiento de los frenos inhibitorios de los individuos libres que constituyen la mayoría vociferante de esa asamblea, y tienen también otras fobias que ameritarían un largo discurso si este tema no estuviera ya demasiado inflamado de humillación.
Nota previa de Libertad!: Hacia fines de 1935 Berneri se vuelve muy crítico de las confrontaciones del movimiento anarquista y de sus deficiencias, sean culturales, sean propagandísticas. El siguiente artículo, que apareció en el número del 12 de octubre de 1935 en la L ́Adunata dei Refrattari (páginas 7-8), firmado como L’Orso (EL Oso), nos muestra un agravamiento de su posición, si se quiere algo contenido. En este escrito breve Berneri se enfoca en los problemas de la vida militante, y los describe con sarcasmo, casi llegando al límite de la rabia.
Aunque nos irrite asociar las dos palabras, tengo que reconocer que existe un cretinismo anarquista. Sus exponentes no son sólo cretinos que no han entendido nada de la anarquía ni del anarquismo, sino también compañeros auténticos que se han embrollado en esto no por falta de materia gris sino por cierta conformación cerebral bizarra. Estos cretinos del anarquismo tienen fobia al voto, aunque se trate de aprobar o desaprobar una decisión estrictamente ligada a los asuntos de nuestro movimiento, le tienen fobia al presidente de la asamblea, que se ha hecho necesario por el mal funcionamiento de los frenos inhibitorios de los individuos libres que constituyen la mayoría vociferante de esa asamblea, y tienen también otras fobias que ameritarían un largo discurso si este tema no estuviera ya demasiado inflamado de humillación.
El problema de la libertad, que debe ser eviscerado de cada anarquista, es el problema básico de nuestra preparación espiritual de la cuestión social, y no ha sido explicado y aclarado lo suficiente. Cuando en una reunión me encuentro con alguien que quiere fumar aunque el ambiente sea pequeño y sin ventilación, sin interesarse en las compañeras presentes o en quienes sufren de los bronquios y tienen ataques de tos, y cuando este individuo responde a las observaciones cordiales que se le hacen, reivindicando la “libertad del yo”, bueno, yo que también fumo y que tengo un carácter algo tolstoiano, me gustaría tener los músculos de un boxeador negro para hacer salir volando del local al individuo en cuestión, o bien, tener la paciencia de Job para explicarle que es un cretino ignorante.
Si la libertad anarquista es la libertad que no viola la libertad de los demás, hablar dos horas para decir estupideces constituye una violación de la libertad del público de no perder su propio tiempo y de aburrirse mortalmente. En nuestras reuniones debería establecerse la regla de la libertad de palabra condicional: es renovable cada diez minutos. En diez minutos, a no ser que se quiera explicar las relaciones entre las manchas solares y la necesidad de los sindicatos o las existentes entre las ideas haeckelianas y la filosofía de Max Stirner, se puede, si no se desea hacer gala de erudición o elocuencia, exponer la propia opinión sobre una cuestión relativa al movimiento cuando esta cuestión no sea de... importancia capital. Lo malo es que muchos quieren buscar las muchas, numerosas, variadas, múltiples, innumerables razones, como decía uno de estos oradores de largo metraje, en lugar de buscar y exponer las pocas y comprensibles razones que encuentra y sabe comunicar cualquiera que tenga la costumbre de pensar antes de hablar.
Desgraciadamente ocurre que son necesarias reuniones de horas y horas para resolver cuestiones que con un poco de reflexión y simplicidad de espíritu se resolverían en media hora. Y si alguien propone, extremo remedio de la babel vociferante, un presidente, en ese regulador de la reunión que tiene menos autoridad que un árbitro de fútbol, ciertos vestales de la anarquía ven en él... un Duce. ¿Para quienes es este discurso? Los compañeros de la región parisina que han afrontado gastos y fatigas recientemente para ir a una reunión, desde localidades distantes, para asistir a un espectáculo de gente que gritaba al mismo tiempo entrecruzando diálogos que se convertían en monólogos por la confusión imperante y delirante, regresando cabizbajos a sus casas estarían de acuerdo en pensar que la jaula de los papagayos del zoo parisino es un espectáculo más interesante.
Cuando los anarquistas no aciertan a organizarse para resolver un problema menos difícil que la cuadratura del círculo, ni exponer por turnos sus pensamientos, se hace indispensable un regulador. Esto es lo que yo llamo autocrítica. Y va dirigida a todos aquellos que hacen que sea necesario un regulador de reuniones anarquistas. Cosa todavía más cómica de lo que piensan quienes se escandalizan con ella. Muy cómica y muy grave. Y es grave porque muchas veces se vuelve necesaria, precisamente donde debería ser superflua.
[Tomado del periódico Libertad! # 66, Buenos Aires, agosto 2015. Edición completa accesible en http://publicacionliberta.wix.com/libertad.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.