J.L. García Rua
No son pocos los autores que califican de milagro el hecho de la pervivencia social de las ideas del anarquismo, por encima de la sistemática persecución y asedio de que es objeto por parte de los poderes constituidos. Una persecución y asedio concretada en su incesante ofensiva lingüística contra la terminología del mundo libertario (acracia=no-poder, frente a la exaltación del mismo y de su necesidad como garante de la justicia; anarquía=no gobierno, equivalente a desorden, capricho y caos; utopía=no lugar, significativo de imposibilidad, de falsa ilusión y fuente de engaño…), en la desfiguración de sus términos y el cierre radical mediático a cualquier vía de clarificación, en el hecho mismo de que, en el campo incluso de la pena de muerte, el anarquista no sea merecedor de un simple fusilamiento, sino del vilipendiado garrote vil… todo ello bien significativo de la voluntad estato-capitalista de borrar de raíz, sin rastro, todo lo que afecte a ese mundo.
Pues bien, por encima de todo eso, las ideas, las propuestas, los modos y los fines del anarquismo siguen vivos. ¿por qué? Un Christian Ferrer, historiador de las ideas políticas, da su opinión al respecto, diciendo: “No ha surgido, hasta ahora, un antídoto teórico y existencial de mejor calidad contra la sociedad de la dominación”. Por otro lado, Irving Louis Horowitz, un intelectual de la misma dedicación, lo generaliza aun más radicalmente, con estas palabras: “el anarquismo se libra de la tumba porque se dirige a la condición humana de todas las épocas”. Perviven, pues, sus ideas y modos porque responden a causas profundas y necesidades hondas en el ser común social e individual de la naturaleza humana.
No son pocos los autores que califican de milagro el hecho de la pervivencia social de las ideas del anarquismo, por encima de la sistemática persecución y asedio de que es objeto por parte de los poderes constituidos. Una persecución y asedio concretada en su incesante ofensiva lingüística contra la terminología del mundo libertario (acracia=no-poder, frente a la exaltación del mismo y de su necesidad como garante de la justicia; anarquía=no gobierno, equivalente a desorden, capricho y caos; utopía=no lugar, significativo de imposibilidad, de falsa ilusión y fuente de engaño…), en la desfiguración de sus términos y el cierre radical mediático a cualquier vía de clarificación, en el hecho mismo de que, en el campo incluso de la pena de muerte, el anarquista no sea merecedor de un simple fusilamiento, sino del vilipendiado garrote vil… todo ello bien significativo de la voluntad estato-capitalista de borrar de raíz, sin rastro, todo lo que afecte a ese mundo.
Pues bien, por encima de todo eso, las ideas, las propuestas, los modos y los fines del anarquismo siguen vivos. ¿por qué? Un Christian Ferrer, historiador de las ideas políticas, da su opinión al respecto, diciendo: “No ha surgido, hasta ahora, un antídoto teórico y existencial de mejor calidad contra la sociedad de la dominación”. Por otro lado, Irving Louis Horowitz, un intelectual de la misma dedicación, lo generaliza aun más radicalmente, con estas palabras: “el anarquismo se libra de la tumba porque se dirige a la condición humana de todas las épocas”. Perviven, pues, sus ideas y modos porque responden a causas profundas y necesidades hondas en el ser común social e individual de la naturaleza humana.
Las ideas del anarquismo pretenden ser el reflejo vivo del ser social en su desarrollo, y se concretan en el desenmascaramiento del régimen que somete y atenaza a la sociedad como un sistema de contradicciones, fuente de los incontables modos de sufrimiento del pueblo sometido y de la irracionalidad conjunta del Sistema. De la conciencia de todo ello y de su concreción teórica, surge el compromiso voluntario de adoptar una práctica revolucionaria negativa del Sistema, como puerta de liberación y emancipación del conjunto social. Esto no es de un tiempo o de otro: es de todos los tiempos. De ahí la persistencia del anarquismo.
Formas de contacto con las ideas del anarquismo
De una suscripción o contacto superficial o a medias de o con los imperativos del anarquismo pueden derivarse consecuencias negativas, porque tal toma de interés pueda coincidir con otros imperativos individuales que contradigan tales adopciones. Al contrario si los contactos son seriamente hechos, al rango de cierto compromiso interno, el anarquismo es semilla que crece imperativamente dentro de uno mismo, porque su propia lógica interna así lo determina. Estos determinantes son también los que, externamente, hacen crecer imperativamente el anarquismo como idea, en lo que no puede dejar de afectar a la sociedad y a su cambio permanente. Ese modo de ser, pensante, actuante y creciente preserva al anarquismo de toda forma de estatismo.
Si el anarquismo, en el sentido imperativo de búsqueda de las esencias del vivir, es luz y vida, se deriva de ello que el anarquismo es progreso humano, aunque no necesariamente en el sentido productivo del término. Pero si, junto a ello, y dentro del imperativo de libertad para todos, ese imperativo se acompaña de una ética de bien, eso mismo es lo que determina las concretas características positivas de ese progreso que el anarquismo promueve. Tal es, por ejemplo, el anarquismo sin fin que A.J.Carretero descubre a propósito del pensamiento de Agustín García Calvo y su análisis y valoración del lenguaje.
La juventud, el 15M y el anarquismo
En la medida en que el individuo se va desprendiendo, cada vez más, de intereses exclusivamente personales y se va acercando, siempre más y más, al ser común y a la común idea, los postulados y modos del anarquismo van adquiriendo en él una creciente cabida. Esto ocurre en toda clase de individuos, en los que se den los presupuestos arriba mencionados. Pero, si estos presupuestos se dieran en coexistencia con otras ataduras de intereses exclusiva o preponderantemente personales, entonces las inspiraciones del anarquismo se van dando, solo o principalmente, en forma de ráfagas intermitentes, y se origina una lucha o tensión interna de la que pueden derivarse muchas cosas.
El hecho de que la juventud, en general, más en el capitalismo moderno y más aun en la situación española, esté menos contaminada y mediatizada por intereses conservativos, la hace más propicia a la recepción de los modos directos y más radicales del anarquismo. El fenómeno mismo del 15M y la fuerza de sus éxitos iniciales, así como su metodología de acción directa, horizontal, asamblearia, apolítica, con rechazo de cualquier forma de divismo y de vanguardias preconcebidas dan clara muestra de las fuentes de su inspiración.
Incide, sin embargo, el carácter vario del movimiento y el hecho de que gente sin formación ideológica, sin ideas ni perspectivas políticas es, de hecho, fuertemente atraída por la metodología externa de participación y apertura, pero su ingenuidad y carencia de experiencia en las luchas político-sociales hace que pueda ser llevada de comparsa mecánica al seguidismo de conclusiones tortuosamente tomadas, pues, a la vista está la serie de fuerzas interesadas que cercan y pesan sobre ese movimiento a fin de convertirlo en una pieza auxiliar suya, en beneficio del Sistema. De este actual o de otro semejante.
Por otro lado, un intelectual polaco de nombre Zigmunt Bauman, muy dentro, a lo que parece, del pensamiento “políticamente correcto”, vaticina también la autodisolución del movimiento juvenil por ser un movimiento carente de ideas y de carácter fundamentalmente emocional. Las circunstancias en que se produce el movimiento no pueden por menos de darle, ciertamente, un carácter fuertemente emocional. Sin embargo, debiera Bauman ser más prudente en sacar del hecho consecuencias autodisolutorias. Debiera, por ejemplo, no dejar de tener en cuenta que ningún movimiento de real alcance histórico se produjo nunca, si no fue acompañado o promovido por la furia, el empuje y la energía disparada que conlleva el movimiento emocional, ya que las ideas, por si solas y por su mismo carácter, nunca han producido movimiento ninguno de real alcance histórico. Da Bauman la impresión de ignorar que la emoción lleva necesariamente al movimiento y que éste no puede dejar de conducir a la conciencia de su debilidad en la propia marcha, sin la visión teórica y la reflexión estratégico-táctica de la idea revolucionaria, que se ve necesitado de buscar.
A nosotros no nos cabe duda alguna de que el movimiento o los movimientos de tipo 15M que se produzcan no pueden dejar de terminar buscando aperturas más amplias y contactos más directos con el mundo libertario organizado. Lo que, por otro lado, estimo que no debe poder faltar es el concurso de las organizaciones libertarias a los movimientos radicales de base popular para informarlos y fortalecerlos.
El peligro de la integración
Partimos de que el capitalismo es un sistema de contradicciones. Y lo es porque el mantenimiento de la contradicción es el mantenimiento del Sistema. También hay que partir de que el capitalismo no es conscientemente suicida. Las tareas de riesgo que emprende las emprende por creer disponer de sus correspondientes formulas de salida. Sortea sistemáticamente, por integración, los diversos inconvenientes que le van apareciendo. Está obligado, por eso, a ser el régimen de las mil caras. No rechaza la evolución. Al contrario, la busca porque es su vida, la de seguir siendo capitalismo. Es así como tiene asumido o va asumiendo el ecologismo, el feminismo y el pacifismo en la forma que le conviene.
Se sabe que la atmosfera ya no puede sostener, si graves alteraciones, mas de 2000 millones de toneladas anuales de carbono. Pero USA, Japón y otros emiten ya entre 12 y 27 veces más de lo que supone el ritmo autorizado o indicado a cada nación. Pero las naciones hiperindustrializadas compran el cupo o parte del mismo a las naciones pobres no industrializadas, y, aun así, se sigue superando el montante total. Se va aprobando la “tasa Tobin” para el pago de los desarreglos, y los únicos problemas de los que el capitalismo se hace sensible son los de quien debe pagar los costes del equilibrio ecológico. Los verdes son ya un hecho real en la política capitalista, y el recurso, por parte del Estado, a los “consejos” y “aprobaciones” de los ecologistas más radicales aparece siempre que se le requiere.
Los partidos, organismos e instituciones tienen ya muy superasumido el reparto equilibrado de cargos para las mujeres, y, en su lenguaje, la forzada y formalizada indiferenciación de los “os” / “as” no deja de salir de su boca. En la misma policía y en el ejército, aparece el prurito de ir buscando ese equilibrio formal. Su tratamiento en el campo de trabajo tropieza con intereses directos del capitalismo, y ahí se cuidan mucho de que no aparezca la cosa como una explotación de sexo, aun a costa de que se muestre como una superexplotacion económica.
El voluntariado, las ONGs solucionan graves problemas al pseudohumanismo burgués. Y el pacifismo, como actitud tópica es una pera en dulce para el sistema estato-capitalista. El gran peligro de todas las doctrinas revolucionarias de todos los tiempos fue, siempre, el poder de integración del sistema imperante. Solo hay un modo de librarse de tal peligro, y son una o dos cosas: a) no salir nunca del terreno de la sociedad como suelo y fin b) no perder nunca el sentido de rivalidad y antagonismo con el Estado, pues ello es fuente alimentaria de la conciencia de clase. De manera que: del Estado, ni la sombra. Ni rozarlo como área interna de acción. Sobre todo, no perder nunca de vista que uno de los grandes peligros del Estado es su gran capacidad de atracción, de ofrecimiento y engaño para ocultar y escamotear las fatales consecuencias de su acceso a él.
Otros grandes peligros de la integración
Como ya se ha dicho, las ideas y modos del anarquismo perviven porque responden a causas profundas y necesidades hondas en el ser social e individual de la naturaleza humana.
En época de crisis sobre todo, muchos o bastantes elementos de las clases medias se hacen eco de la razón de esas pervivencias. La dureza, sin embargo, de una adhesión entera y practica a las mismas, con resultado de una militancia de fuerte compromiso social que supone la entrada en una zona donde se es objeto de constante persecución por el Sistema, reduce considerablemente las consecuencias lógicas de aquella primera toma de conciencia. En este trance de reticencia, los concernidos son ayudados, además, por los escrúpulos y dudas que, normalmente, sobrevienen a una falta de convencimiento entero y pleno, lo que, con frecuencia, da lugar a una forma blanda de adhesión en el terreno de las ideas, que les lleva a creer que lo efectivo no es el enfrentamiento claro y directo con el Sistema, sino una actividad opositora dentro de la adaptación al mismo. Y, sin dejar de creer que ese puede ser el camino para un real cambio, parecen imbuirse de un cierto espíritu libertario, con el que no dejan de tratar de influir en la situación política reinante.
Mientras tal cosa se mantenga en esos términos, el fenómeno no es ni mayor ni medianamente peligroso, pues no deja de pertenecer a la habitual evolución psico-social e ideal de las clases medias. Lo verdaderamente peligroso, en su caso, es el paso a su autocalificacion como sostenedores de líneas anarquistas, dando, con ello, lugar al consecuente confusionismo social y a la puesta en escena de una desfiguración de las ideas, a las que se las hace servir de encubridoras de un imperativo de practica cripto-politica, como es el caso de algunos “anarquismos” americanos de procedencia o vigencia USA.
Afortunadamente, en este terreno, ya Bakunin dio pistas adecuadas para la preservación de ideas y movimientos. Cuando el espíritu marxo-engelsista propuso a la AIT el cambio de estatutos para participar en la vida parlamentaria de la burguesía, con el argumento de que, desde dentro, debilitarían mejor el Sistema hasta destruirlo, Bakunin les objetó: “con esa práctica no debilitareis ni, mucho menos, destruiréis al capitalismo. Muy al contrario, lo que haréis será superfortalecerlo”. La historia le dio la razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.