Víctor Amaya
“Aquí se venden arepas cuando hay”, dice una empleada de la Arepera Venezuela Nutritiva instalada en Parque Central, junto al pie de la Torre Oeste. Es el local “nuevo” que abrió en octubre de 2013 y cuya oferta aumentó de tener solo tostadas rellenas a almuerzos, postres y jugos naturales. La opulencia de esas primeras imágenes del día de la inauguración es cosa del pasado. Ahora las bandejas de aluminio se muestran relucientes pero vacías. El espacio contemplaba un mostrador para arepas y otro para comidas fuertes. El primero ahora alberga todo, y el segundo está desierto.
Las arepas se venden en la mañana y los rellenos son poco variados: queso rallado, jamón, chorizo, carne. Todo dependiendo de la disponibilidad “de lo que llegue”, confirma la cajera. Cada arepa cuesta 40 bolívares, excepto las mixtas que aumentan a 55. También ofrecen almuerzos en “menú”: sopa o granos, plato principal y jugo por 150 bolívares. Cuando la bebida natural falla, se puede comprar un pasteurizado Lácteos Los Andes “hecho en socialismo” pero se cobra aparte en 25 bolívares. Ya nadie se acuerda que alguna vez el menú incluía postre. Ni la nevera de Helados Coppelia tiene productos, aunque está encendida. Enfría la nada.
La calidad de la comida es otra historia. Aunque las cocineras se fajan para lograr una buena sazón, “trabajamos con lo que podemos”, dice una de ellas. Pero para quienes asisten a comer allí eso no es lo fundamental, sino el precio y las cantidades, que son generosas. Entre los comensales hay de todo, desde obreros hasta trabajadores de las oficinas públicas que hacen vida en la sobreviviente Torre Oeste de Parque Central. Todos aprovechan las mesas dispuestas, las de sentarse y las de estar parado como en cafetería, que se comparten.
El programa Areperas Venezuela sigue activo aunque con menos vigor. Varios de sus locales siguen en pie aunque muchas no ofertan arepas sino almuerzos, con horarios reducidos y poca variedad. Una ubicada en la avenida Sucre de Catia llegó a vender pizzas con refrescos.
La inauguración más reciente ocurrió en Tazón, el 31 de enero de 2015. Se anunció que próximamente se inaugurarán dos en La Guaira. La primera está subiendo por la autopista hacia la capital y ya había sido puesta en marcha en 2011 pero cerró. Según la Memoria y Cuenta 2013, su avance físico era de 0% a pesar de un primer desembolso de unos 415 millones de bolívares. No existe registro de este local en la Memoria y Cuenta 2014. Sin embargo, el recuento de gestión del año pasado del Ministerio de Alimentación sí asegura que la otra arepera de La Guaira, ubicada en el Aeropuerto de Maiquetía, lleva 80% de avance físico. En ese documento, por cierto, se admite que el funcionamiento de los locales se ve afectado en su capacidad operativa “por falta de mantenimiento preventivo y correctivo”.
Privilegiados
Actualmente las areperas mejor administradas están ubicadas en organismos públicos y sirven como comedores para sus empleados. En 2012 comenzó una agresiva política de inauguración de locales en entes gubernamentales como VTV, la Biblioteca Nacional, el ministerio de Interior y Justicia y la Fiscalía. En 2014 se sumó otra para los empleados de la Cantv. La ubicada en el “canal 8”, en Los Ruíces, trabaja corrido de 7 am a 7 pm, de lunes a viernes. Antes abrían el fin de semana pero desde hace meses no ocurre. Las arepas cuestan 40 bolívares, como en las de acceso público, pero también venden comida “por peso”, con lo cual un plato puede variar entre los 120 y los 250 bolívares dependiendo de las cantidades que el comensal escoja. En general, son las que se mantienen en mejor estado, bajo administración de la empresa estatal que la albergue. Esos locales no están abiertos al público excepto en ocasiones especiales, como operativos Mercal.
También en 2012 se activó el programa Arepera Venezuela Móvil. Dos años después (abril de 2014) el gobierno afirmó que estaban operativas 30 unidades móviles en todo el país. La Memoria y Cuenta del año anterior indicaba que la meta de instalar 100 camiones adicionales fue de 0%. En Caracas una unidad se instalaba frente al centro comercial El Recreo pero tiene varios meses sin aparecer por allí. Otra se ve habitualmente frente al Metro Capitolio, cerca de la Asamblea Nacional. Trabaja de lunes a viernes hasta las 2 de la tarde. Además, se les ve en funcionamiento en marchas y concentraciones oficialistas. Las unidades móviles ofrecen un combo simple con arepa y “Nestea” por Bs 60 y dos arepas con la misma bebida por Bs 110. No suele haber más de tres tipos de relleno disponible.
Palo abajo
La cantidad de Areperas Venezuela en el país ha venido disminuyendo, tanto como la oferta de rellenos para las tostadas y la estabilidad de su funcionamiento. Según la Memoria y Cuenta 2014 del Ministerio de Alimentación, organismo al que están adscritos estos establecimientos, en todo el territorio se cuentan 85 locales. En ese mismo documento se declara la existencia de 250 locales afiliados a la Red Venezuela, que agrupa areperas, panaderías y abastos. Son 114 menos que las declaradas en la Memoria y Cuenta 2013 del Ministerio de Alimentación. Es el dato oficial más reciente y uno que demuestra cómo la cantidad ha bajado, amén de entrar en franca contradicción con documentos anteriores del mismo despacho.
Las Areperas Socialistas nacieron en 2009 bajo la administración del Ministerio de Comercio, impulsadas por su entonces titular, Eduardo Samán. Se instalaban “donde la comunidad las pida”, según decía el ministro. Al cumplirse un año, Hugo Chávez anunció que 2010 cerraría con 21 locales activos y pidió extender el programa hacia países como Argentina, Brasil y Cuba. No ocurrió.
Medio año después los comercios fueron transferidos al Ministerio de Alimentación y su nomenclatura cambió a Areperas Venezuela. Fue entonces cuando muchos trabajadores fueron liquidados y la administración pasó a ser de tres formas: a través de los consejos de trabajadores de las empresas del Estado, organismos adscritos al despacho de Alimentación y particulares (personas jurídicas, consejos comunales, cooperativas), según explicó en agosto de 2011 el entonces ministro Carlos Osorio. En el Manual de Organización y Funciones de Arepera Venezuela, de Venalcasa (con fecha 31 de octubre de 2011), se muestra el modelo de contrato entre el ministerio y el particular, y se establecen parámetros de funcionamiento, equipamiento y formación. Un modelo socialista pero franquiciado.
Desde entonces la cantidad existente de establecimientos es confusa. El 2 de julio de ese año el entonces ministro de Alimentación, Carlos Osorio, afirmaba que existían 45 locales en funcionamiento. Sin embargo, al mes siguiente el mismo Osorio dijo durante la inauguración de una arepera en La Guaira que esa era la número 37. Apenas dos meses después, el 10 de octubre, el ministro informó que estaban funcionando 95 expendios. El Manual de Organización y Funciones de Arepera Venezuela también indicaba que existían 97 comercios. En noviembre de ese mismo año 2011 esa cifra aumentó a 102, según nota de prensa del ministerio y se prometía cerrar el año con 200 locales activos.
En 2012 los datos mostraban inconsistencias nuevamente. El 4 de abril Osorio dijo haber inaugurado la número 237 a escala nacional, en el parque Alí Primera de Caracas. El 25 de ese mes, la 238. Pero en tres meses ya el número anunciado era de 267, según afirmó el ministro Carlos Osorio cuando inauguró una en San Martín. Dos años después, en abril de 2014, el ministerio declaraba poseer 134 establecimientos, la mitad. De haber sido ciertas todas esas cifras, significa que entre julio de 2012 y diciembre de 2014 desaparecieron 182 Areperas Venezuela hasta alcanzar las actuales 85 (apenas 32% de ese total anunciado hace tres años).
El recuerdo de Samán
La imagen de un ministro vendiendo arepas no se repitió desde aquella fotografía tomada en diciembre de 2009 cuando el entonces titular del Ministerio de Comercio, Eduardo Samán, cumplió una jornada como trabajador voluntario en el primer local ubicado en Parque Central. Hugo Chávez había inaugurado el espacio apenas cuatro días antes, luego de seis meses desde el primer anuncio de su creación. Al principio todo fue bello para la foto: diversidad de rellenos, ingredientes plenos para garantizar cantidades y horario completo. “Aquí se come primero y se paga después, porque se confía en la honestidad de la gente. Es un nuevo modelo”, defendía una cajera en aquél momento, siguiendo las palabras de Eduardo Samán.
Pero la subvención estatal no fue suficiente. Pasados algunos meses la calidad y variedad de la comida fue disminuyendo, los precios aumentando (aunque siempre muy alejados de una arepera “capitalista”) y la presentación perdiendo brillo. Lo primero en desaparecer fueron las servilletas, por ejemplo, y el deterioro continuó hasta, finalmente, el 15 julio de 2011 cerrar sus puertas. En aquel momento se dijo que se trataba de una remodelación para darle “un reimpulso”, según el entonces coordinador socioproductivo de Venalcasa, Jorman Hernández. La santamaría del lugar que alguna vez fue un gran restaurante Arturo’s subió dos meses después tan solo para bajar de nuevo en pocas semanas. Más nunca abrió.
Ahora en 2015 solo queda una descolorida calcomanía con el nombre en una de las puertas de vidrio, imperceptible a la distancia. Es el único recuerdo de lo que allí alguna vez funcionó y de lo cual no hay mostrador ni mesas ni mobiliario alguno. En un lado del espacio está la pared, ahora con la pintura desvencijada, aún tatuada con la frase de Simón Bolívar: “El mejor sistema de gobierno es el que produce la mayor felicidad posible”.
[Tomado de http://www.larazon.net/2015/06/04/casi-70-de-las-areperas-socialistas-cerraron/.]
“Aquí se venden arepas cuando hay”, dice una empleada de la Arepera Venezuela Nutritiva instalada en Parque Central, junto al pie de la Torre Oeste. Es el local “nuevo” que abrió en octubre de 2013 y cuya oferta aumentó de tener solo tostadas rellenas a almuerzos, postres y jugos naturales. La opulencia de esas primeras imágenes del día de la inauguración es cosa del pasado. Ahora las bandejas de aluminio se muestran relucientes pero vacías. El espacio contemplaba un mostrador para arepas y otro para comidas fuertes. El primero ahora alberga todo, y el segundo está desierto.
Las arepas se venden en la mañana y los rellenos son poco variados: queso rallado, jamón, chorizo, carne. Todo dependiendo de la disponibilidad “de lo que llegue”, confirma la cajera. Cada arepa cuesta 40 bolívares, excepto las mixtas que aumentan a 55. También ofrecen almuerzos en “menú”: sopa o granos, plato principal y jugo por 150 bolívares. Cuando la bebida natural falla, se puede comprar un pasteurizado Lácteos Los Andes “hecho en socialismo” pero se cobra aparte en 25 bolívares. Ya nadie se acuerda que alguna vez el menú incluía postre. Ni la nevera de Helados Coppelia tiene productos, aunque está encendida. Enfría la nada.
La calidad de la comida es otra historia. Aunque las cocineras se fajan para lograr una buena sazón, “trabajamos con lo que podemos”, dice una de ellas. Pero para quienes asisten a comer allí eso no es lo fundamental, sino el precio y las cantidades, que son generosas. Entre los comensales hay de todo, desde obreros hasta trabajadores de las oficinas públicas que hacen vida en la sobreviviente Torre Oeste de Parque Central. Todos aprovechan las mesas dispuestas, las de sentarse y las de estar parado como en cafetería, que se comparten.
El programa Areperas Venezuela sigue activo aunque con menos vigor. Varios de sus locales siguen en pie aunque muchas no ofertan arepas sino almuerzos, con horarios reducidos y poca variedad. Una ubicada en la avenida Sucre de Catia llegó a vender pizzas con refrescos.
La inauguración más reciente ocurrió en Tazón, el 31 de enero de 2015. Se anunció que próximamente se inaugurarán dos en La Guaira. La primera está subiendo por la autopista hacia la capital y ya había sido puesta en marcha en 2011 pero cerró. Según la Memoria y Cuenta 2013, su avance físico era de 0% a pesar de un primer desembolso de unos 415 millones de bolívares. No existe registro de este local en la Memoria y Cuenta 2014. Sin embargo, el recuento de gestión del año pasado del Ministerio de Alimentación sí asegura que la otra arepera de La Guaira, ubicada en el Aeropuerto de Maiquetía, lleva 80% de avance físico. En ese documento, por cierto, se admite que el funcionamiento de los locales se ve afectado en su capacidad operativa “por falta de mantenimiento preventivo y correctivo”.
Privilegiados
Actualmente las areperas mejor administradas están ubicadas en organismos públicos y sirven como comedores para sus empleados. En 2012 comenzó una agresiva política de inauguración de locales en entes gubernamentales como VTV, la Biblioteca Nacional, el ministerio de Interior y Justicia y la Fiscalía. En 2014 se sumó otra para los empleados de la Cantv. La ubicada en el “canal 8”, en Los Ruíces, trabaja corrido de 7 am a 7 pm, de lunes a viernes. Antes abrían el fin de semana pero desde hace meses no ocurre. Las arepas cuestan 40 bolívares, como en las de acceso público, pero también venden comida “por peso”, con lo cual un plato puede variar entre los 120 y los 250 bolívares dependiendo de las cantidades que el comensal escoja. En general, son las que se mantienen en mejor estado, bajo administración de la empresa estatal que la albergue. Esos locales no están abiertos al público excepto en ocasiones especiales, como operativos Mercal.
También en 2012 se activó el programa Arepera Venezuela Móvil. Dos años después (abril de 2014) el gobierno afirmó que estaban operativas 30 unidades móviles en todo el país. La Memoria y Cuenta del año anterior indicaba que la meta de instalar 100 camiones adicionales fue de 0%. En Caracas una unidad se instalaba frente al centro comercial El Recreo pero tiene varios meses sin aparecer por allí. Otra se ve habitualmente frente al Metro Capitolio, cerca de la Asamblea Nacional. Trabaja de lunes a viernes hasta las 2 de la tarde. Además, se les ve en funcionamiento en marchas y concentraciones oficialistas. Las unidades móviles ofrecen un combo simple con arepa y “Nestea” por Bs 60 y dos arepas con la misma bebida por Bs 110. No suele haber más de tres tipos de relleno disponible.
Palo abajo
La cantidad de Areperas Venezuela en el país ha venido disminuyendo, tanto como la oferta de rellenos para las tostadas y la estabilidad de su funcionamiento. Según la Memoria y Cuenta 2014 del Ministerio de Alimentación, organismo al que están adscritos estos establecimientos, en todo el territorio se cuentan 85 locales. En ese mismo documento se declara la existencia de 250 locales afiliados a la Red Venezuela, que agrupa areperas, panaderías y abastos. Son 114 menos que las declaradas en la Memoria y Cuenta 2013 del Ministerio de Alimentación. Es el dato oficial más reciente y uno que demuestra cómo la cantidad ha bajado, amén de entrar en franca contradicción con documentos anteriores del mismo despacho.
Las Areperas Socialistas nacieron en 2009 bajo la administración del Ministerio de Comercio, impulsadas por su entonces titular, Eduardo Samán. Se instalaban “donde la comunidad las pida”, según decía el ministro. Al cumplirse un año, Hugo Chávez anunció que 2010 cerraría con 21 locales activos y pidió extender el programa hacia países como Argentina, Brasil y Cuba. No ocurrió.
Medio año después los comercios fueron transferidos al Ministerio de Alimentación y su nomenclatura cambió a Areperas Venezuela. Fue entonces cuando muchos trabajadores fueron liquidados y la administración pasó a ser de tres formas: a través de los consejos de trabajadores de las empresas del Estado, organismos adscritos al despacho de Alimentación y particulares (personas jurídicas, consejos comunales, cooperativas), según explicó en agosto de 2011 el entonces ministro Carlos Osorio. En el Manual de Organización y Funciones de Arepera Venezuela, de Venalcasa (con fecha 31 de octubre de 2011), se muestra el modelo de contrato entre el ministerio y el particular, y se establecen parámetros de funcionamiento, equipamiento y formación. Un modelo socialista pero franquiciado.
Desde entonces la cantidad existente de establecimientos es confusa. El 2 de julio de ese año el entonces ministro de Alimentación, Carlos Osorio, afirmaba que existían 45 locales en funcionamiento. Sin embargo, al mes siguiente el mismo Osorio dijo durante la inauguración de una arepera en La Guaira que esa era la número 37. Apenas dos meses después, el 10 de octubre, el ministro informó que estaban funcionando 95 expendios. El Manual de Organización y Funciones de Arepera Venezuela también indicaba que existían 97 comercios. En noviembre de ese mismo año 2011 esa cifra aumentó a 102, según nota de prensa del ministerio y se prometía cerrar el año con 200 locales activos.
En 2012 los datos mostraban inconsistencias nuevamente. El 4 de abril Osorio dijo haber inaugurado la número 237 a escala nacional, en el parque Alí Primera de Caracas. El 25 de ese mes, la 238. Pero en tres meses ya el número anunciado era de 267, según afirmó el ministro Carlos Osorio cuando inauguró una en San Martín. Dos años después, en abril de 2014, el ministerio declaraba poseer 134 establecimientos, la mitad. De haber sido ciertas todas esas cifras, significa que entre julio de 2012 y diciembre de 2014 desaparecieron 182 Areperas Venezuela hasta alcanzar las actuales 85 (apenas 32% de ese total anunciado hace tres años).
El recuerdo de Samán
La imagen de un ministro vendiendo arepas no se repitió desde aquella fotografía tomada en diciembre de 2009 cuando el entonces titular del Ministerio de Comercio, Eduardo Samán, cumplió una jornada como trabajador voluntario en el primer local ubicado en Parque Central. Hugo Chávez había inaugurado el espacio apenas cuatro días antes, luego de seis meses desde el primer anuncio de su creación. Al principio todo fue bello para la foto: diversidad de rellenos, ingredientes plenos para garantizar cantidades y horario completo. “Aquí se come primero y se paga después, porque se confía en la honestidad de la gente. Es un nuevo modelo”, defendía una cajera en aquél momento, siguiendo las palabras de Eduardo Samán.
Pero la subvención estatal no fue suficiente. Pasados algunos meses la calidad y variedad de la comida fue disminuyendo, los precios aumentando (aunque siempre muy alejados de una arepera “capitalista”) y la presentación perdiendo brillo. Lo primero en desaparecer fueron las servilletas, por ejemplo, y el deterioro continuó hasta, finalmente, el 15 julio de 2011 cerrar sus puertas. En aquel momento se dijo que se trataba de una remodelación para darle “un reimpulso”, según el entonces coordinador socioproductivo de Venalcasa, Jorman Hernández. La santamaría del lugar que alguna vez fue un gran restaurante Arturo’s subió dos meses después tan solo para bajar de nuevo en pocas semanas. Más nunca abrió.
Ahora en 2015 solo queda una descolorida calcomanía con el nombre en una de las puertas de vidrio, imperceptible a la distancia. Es el único recuerdo de lo que allí alguna vez funcionó y de lo cual no hay mostrador ni mesas ni mobiliario alguno. En un lado del espacio está la pared, ahora con la pintura desvencijada, aún tatuada con la frase de Simón Bolívar: “El mejor sistema de gobierno es el que produce la mayor felicidad posible”.
[Tomado de http://www.larazon.net/2015/06/04/casi-70-de-las-areperas-socialistas-cerraron/.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.