Gustavo Godoy
El ascetismo o la sencillez voluntaria es la disciplina que busca el desarrollo personal y espiritual cultivando libertad interior y rechazando la excesiva dependencia psicológica y material al mundo exterior. El asceta es la persona que escoge deliberadamente una vida frugal por razones terapéuticas, ideológicas o pragmáticas. Según este concepto, la autorrealización humana depende de la autonomía interna, el domino de la actitud mental y el aumento de los niveles de conciencia. Acorde con esta postura, el sufrimiento es causado por una falsa interpretación de la realidad. Por otro lado, la liberación yace no en la satisfacción perenne de los deseos, sino en la eliminación del deseo mismo. En otras palabras, no necesitamos nada porque ya lo tenemos todo. La plenitud esta dentro de nosotros mismos, no fuera.
Hermann Hesse, un autor occidental admirador de las enseñanzas de Buda, en su libro Siddharta, nos dice que la práctica espiritual mediante una moral de frugalidad es como un diamante en bruto que busca “enriquecimiento por sustracción”. Contrariamente a la mona que vista de seda que busca “enriquecimiento por adición”. Este mejoramiento mediante la adquisición es el modelo propuesto por la civilización capitalista. En la cultura del materialismo consumista, la felicidad siempre estará en satisfacer el próximo deseo. Nunca nada es suficiente.
Todas las religiones mundiales poseen fuertes tradiciones ascéticas. De la misma manera, el pensamiento secular también es prolífico en estas ideas. Los cínicos, los estoicos, y muchas otras escuelas filosóficas de la antigüedad y épocas posteriores han reconocido el desprendimiento, la riqueza interior y la sencillez exterior como virtudes. En el sistema filosófico del alemán Arthur Schopenhauer, entusiasta de algunos aspectos del hinduismo y del budismo, el ascetismo es uno de sus elementos centrales.
Más allá de sus beneficios en el plano personal y espiritual, en las luchas sociales el ascetismo también funciona, como lo demostró el activista hindú Mahatma Gandhi al promover el boicot como una estrategia no-violenta para impulsar reformas.
Es importante aclarar que la pobreza forzosa o involuntaria es una cosa muy diferente. Ese mal socioeconómico que llamamos pobreza que aqueja a millones de seres humanos en todo el mundo amenazándolos a menudo con la pérdida de la vida misma no es de lo que estoy haciendo mención aquí.
La pobreza elegida, la sencillez voluntaria, o el vivir simple es un movimiento mundial que crece todos los días por todo el planeta. Sin embargo, la acción de realizar voluntariamente sacrificios y autoimponerse limites motivados por valores superiores es algo muy confuso para la gran masa orientada por las ideas burguesas. Estas actitudes son un misterio para el burgués que su único objetivo es acumular bienes materiales.
La sencillez voluntaria no es sobre privarse de cosas, sino de liberarse de cosas. Es sobre ser un millonario del espíritu. Así de sencillo.
Alejandro Magno, rey de Macedonia, conquistador de toda Grecia y de todo el mundo conocido, el hombre más rico y poderoso de su tiempo, vió, un día, reposando en el suelo al filósofo cínico Diógenes el perro. Con el aire prepotente del gran señor, Alejandro lo miró y le dijo “Pídeme lo que desees” y Diógenes le contestó con indiferencia “Que te apartes un poco porque me tapas el sol”. El filosofo no tenia nada pero a la vez lo tenia todo. En una oportunidad, Alejandro dijo “Si no fuera Alejandro, quisiera ser Diógenes”
En el mundo no existe riqueza más grande que la tranquilidad y libertad del alma. Una vida simple y rica en interioridad es una vida verdaderamente encantadora.
El ascetismo o la sencillez voluntaria es la disciplina que busca el desarrollo personal y espiritual cultivando libertad interior y rechazando la excesiva dependencia psicológica y material al mundo exterior. El asceta es la persona que escoge deliberadamente una vida frugal por razones terapéuticas, ideológicas o pragmáticas. Según este concepto, la autorrealización humana depende de la autonomía interna, el domino de la actitud mental y el aumento de los niveles de conciencia. Acorde con esta postura, el sufrimiento es causado por una falsa interpretación de la realidad. Por otro lado, la liberación yace no en la satisfacción perenne de los deseos, sino en la eliminación del deseo mismo. En otras palabras, no necesitamos nada porque ya lo tenemos todo. La plenitud esta dentro de nosotros mismos, no fuera.
Hermann Hesse, un autor occidental admirador de las enseñanzas de Buda, en su libro Siddharta, nos dice que la práctica espiritual mediante una moral de frugalidad es como un diamante en bruto que busca “enriquecimiento por sustracción”. Contrariamente a la mona que vista de seda que busca “enriquecimiento por adición”. Este mejoramiento mediante la adquisición es el modelo propuesto por la civilización capitalista. En la cultura del materialismo consumista, la felicidad siempre estará en satisfacer el próximo deseo. Nunca nada es suficiente.
Todas las religiones mundiales poseen fuertes tradiciones ascéticas. De la misma manera, el pensamiento secular también es prolífico en estas ideas. Los cínicos, los estoicos, y muchas otras escuelas filosóficas de la antigüedad y épocas posteriores han reconocido el desprendimiento, la riqueza interior y la sencillez exterior como virtudes. En el sistema filosófico del alemán Arthur Schopenhauer, entusiasta de algunos aspectos del hinduismo y del budismo, el ascetismo es uno de sus elementos centrales.
Más allá de sus beneficios en el plano personal y espiritual, en las luchas sociales el ascetismo también funciona, como lo demostró el activista hindú Mahatma Gandhi al promover el boicot como una estrategia no-violenta para impulsar reformas.
Es importante aclarar que la pobreza forzosa o involuntaria es una cosa muy diferente. Ese mal socioeconómico que llamamos pobreza que aqueja a millones de seres humanos en todo el mundo amenazándolos a menudo con la pérdida de la vida misma no es de lo que estoy haciendo mención aquí.
La pobreza elegida, la sencillez voluntaria, o el vivir simple es un movimiento mundial que crece todos los días por todo el planeta. Sin embargo, la acción de realizar voluntariamente sacrificios y autoimponerse limites motivados por valores superiores es algo muy confuso para la gran masa orientada por las ideas burguesas. Estas actitudes son un misterio para el burgués que su único objetivo es acumular bienes materiales.
La sencillez voluntaria no es sobre privarse de cosas, sino de liberarse de cosas. Es sobre ser un millonario del espíritu. Así de sencillo.
Alejandro Magno, rey de Macedonia, conquistador de toda Grecia y de todo el mundo conocido, el hombre más rico y poderoso de su tiempo, vió, un día, reposando en el suelo al filósofo cínico Diógenes el perro. Con el aire prepotente del gran señor, Alejandro lo miró y le dijo “Pídeme lo que desees” y Diógenes le contestó con indiferencia “Que te apartes un poco porque me tapas el sol”. El filosofo no tenia nada pero a la vez lo tenia todo. En una oportunidad, Alejandro dijo “Si no fuera Alejandro, quisiera ser Diógenes”
En el mundo no existe riqueza más grande que la tranquilidad y libertad del alma. Una vida simple y rica en interioridad es una vida verdaderamente encantadora.
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