@Anamhoo
Uno de los críticos de la ciencia más provocadores y provocativos (aunque tal vez no por ello el más radical) que he leído es Paul Feyerabend [1924-1994]. Por ejemplo, en su ensayo Tesis a favor del anarquismo (1973), hizo una aguda crítica a la ciencia y a los científicos que planteaba que durante los siglos XVII y XVIII la ciencia (en semejanza con el anarquismo) cuestionaba el orden establecido y los científicos “rebatían por completo la imagen armónica del mundo”. Hay que recordar que en esos siglos la ciencia tuvo visiones revolucionarias como la que hizo René Descartes en la publicación conocida actualmente como “El discurso del método” pero que en su primera edición se llamó “Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias” y que incluía tres ensayos científicos: La Geometría, Dióptrica y Los meteoros (1637); o la Ley de la gravitación universal postulada por Newton en su libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, publicado en 1687.
Pero para Feyerabend la ciencia del siglo XX ya había “renunciado a toda pretensión filosófica y ha pasado a ser un gran negocio. Ya no constituye una amenaza para la sociedad, sino que es uno de sus puntales más firmes” y sobre los científicos afirma “Tener un buen sueldo, estar en buenas relaciones con el jefe y con los colegas con los que uno tiene que ver de una manera directa: éstos son los objetivos primordiales de los hombres-hormiga que ponen todo su empeño en solucionar problemas insignificantes, pero que fuera de su ámbito de competencia son incapaces de entender el nexo entre las cosas”.
Si bien la crítica puede sonar excesiva pensemos en la ciencia y en los científicos de la actualidad, ¿cómo es que se desarrolla la ciencia en la actualidad? ¿cómo se deciden las líneas de investigación que recibirán subvenciones financieras? ¿qué instituciones hacen investigación? ¿en dónde se generan las nuevas teorías que se están discutiendo? ¿cómo es el trabajo de los científicos? No son pocos los autores que afirman que la ciencia está en crisis, el autoritarismo, la monopolización del conocimiento, la mercantilización del conocimiento, la crisis económica mundial, son factores que le afectan.
Pero si bien la ciencia vista a partir de sus instituciones, sus métodos e incluso vista como comunidades de personas, está en crisis, la necesidad de conocer, aprehender y transformar de los seres humanos no ha cesado. La realidad cotidiana en la que el factor ambiental y económico nos exige de la apropiación de conocimientos y tecnología ha convocado a las más diversas personas a la generación de territorios no oficiales para la construcción colectiva de nuevas formas de compartir y crear conocimiento.
En este sentido hace unos días encontré un proyecto impresionante: el Public Lab. En sus propias palabras el Laboratorio publico para la ciencia y la tecnología abierta es una comunidad del tipo 501(c) -esto es que no tienen fines de lucro- que desarrolla y aplica herramientas de fuente abierta (en inglés “open source” que es un movimiento que promueve el acceso a productos vía licencias libres) para la exploración ambiental y la investigación.
Este laboratorio se reconoce en la herencia del movimiento “Hazlo tú mismo” y se fundamenta en las redes colaborativas entre personas y profesionistas que activamente re-imaginan la relación humana con el medio ambiente.
De acuerdo con la documentación que tienen en su página web el programa núcleo del Public Lab se centra en la “ciencia ciudadana” en la que investigan herramientas de hardware y software de código abierto y los métodos para generar conocimiento y compartir datos sobre la salud ambiental de la comunidad. Su objetivo (es aumentar la capacidad de las comunidades marginadas para identificar, reparar, remediar, y crear conciencia y responsabilidad en torno a los problemas ambientales. Public Lab logra esto proporcionando en línea y fuera de línea formación, educación y apoyo, centrándose en los resultados localmente relevantes que hacen hincapié en la capacidad y el entendimiento humano.
Uno de los proyectos que han desarrollado es el de una cámara web modificada para hacer análisis de la salud de las plantas. Lo impresionante es que usan el mismo principio de las técnicas de la percepción remota de la NASA para poder hacer análisis de imágenes tomadas en el infrarrojo cercano que pueden dar información sobre la producción de clorofila. Las imágenes tomadas por la cámara son procesadas en un software que también fue desarrollado por ellos y que se puede usar en línea (http://infragram.org/). Sus aplicaciones son tan grandes como la imaginación humana, sería posible evaluar producción en viveros, en campos de cultivos, con esto podríamos hacer investigación con campesinos y campesinas sobre la producción de maíz usando técnicas originarias y comparar con agricultura industrializada. Su costo comercial es de 55 dolares (más o menos como 750 pesos mexicanos más gastos de envío, muy costoso aún pero con posibilidad de producirse dentro del país por su licencia abierta).
Desde el análisis de Chris Carlsson (escritor y artista norteamericano) estos son algunos de los lugares en el que los Nowtopicos o Ya utópicos están dando la batalla contra el capital, ya que están logrando pasar del trabajo abstracto al trabajo concreto, porque buscan que lo que producen no se ajuste a la lógica del mercado -y las feministas agregaríamos: porque las formas en las que se relacionan hacen comunidad, con ello es la reproducción de la existencia en su sentido más amplio lo que los mueve, el hacer en el día a día de una forma distinta-.
Estos territorios de creación desde los comunes no están libres o son puros en comparación con el sistema, están llenos de contradicción, pero no son granitos de arena, después de todo como diría Will Doherty citado por Chris Carlsson en su libro Nowtopian “The open source community is pretty much tech support for the revolution, if you will, or tech support for the new society” que en una traducción libre diría algo así como “La comunidad de fuente abierta es mucho más que el soporte técnico de la revolución, si se quiere, es el soporte de una nueva sociedad”.
[Tomado de http://sursiendo.com/blog/2014/09/tesis-para-un-anarquista-cientifico-o-la-ciencia-emergente.]
Uno de los críticos de la ciencia más provocadores y provocativos (aunque tal vez no por ello el más radical) que he leído es Paul Feyerabend [1924-1994]. Por ejemplo, en su ensayo Tesis a favor del anarquismo (1973), hizo una aguda crítica a la ciencia y a los científicos que planteaba que durante los siglos XVII y XVIII la ciencia (en semejanza con el anarquismo) cuestionaba el orden establecido y los científicos “rebatían por completo la imagen armónica del mundo”. Hay que recordar que en esos siglos la ciencia tuvo visiones revolucionarias como la que hizo René Descartes en la publicación conocida actualmente como “El discurso del método” pero que en su primera edición se llamó “Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias” y que incluía tres ensayos científicos: La Geometría, Dióptrica y Los meteoros (1637); o la Ley de la gravitación universal postulada por Newton en su libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, publicado en 1687.
Pero para Feyerabend la ciencia del siglo XX ya había “renunciado a toda pretensión filosófica y ha pasado a ser un gran negocio. Ya no constituye una amenaza para la sociedad, sino que es uno de sus puntales más firmes” y sobre los científicos afirma “Tener un buen sueldo, estar en buenas relaciones con el jefe y con los colegas con los que uno tiene que ver de una manera directa: éstos son los objetivos primordiales de los hombres-hormiga que ponen todo su empeño en solucionar problemas insignificantes, pero que fuera de su ámbito de competencia son incapaces de entender el nexo entre las cosas”.
Si bien la crítica puede sonar excesiva pensemos en la ciencia y en los científicos de la actualidad, ¿cómo es que se desarrolla la ciencia en la actualidad? ¿cómo se deciden las líneas de investigación que recibirán subvenciones financieras? ¿qué instituciones hacen investigación? ¿en dónde se generan las nuevas teorías que se están discutiendo? ¿cómo es el trabajo de los científicos? No son pocos los autores que afirman que la ciencia está en crisis, el autoritarismo, la monopolización del conocimiento, la mercantilización del conocimiento, la crisis económica mundial, son factores que le afectan.
Pero si bien la ciencia vista a partir de sus instituciones, sus métodos e incluso vista como comunidades de personas, está en crisis, la necesidad de conocer, aprehender y transformar de los seres humanos no ha cesado. La realidad cotidiana en la que el factor ambiental y económico nos exige de la apropiación de conocimientos y tecnología ha convocado a las más diversas personas a la generación de territorios no oficiales para la construcción colectiva de nuevas formas de compartir y crear conocimiento.
En este sentido hace unos días encontré un proyecto impresionante: el Public Lab. En sus propias palabras el Laboratorio publico para la ciencia y la tecnología abierta es una comunidad del tipo 501(c) -esto es que no tienen fines de lucro- que desarrolla y aplica herramientas de fuente abierta (en inglés “open source” que es un movimiento que promueve el acceso a productos vía licencias libres) para la exploración ambiental y la investigación.
Este laboratorio se reconoce en la herencia del movimiento “Hazlo tú mismo” y se fundamenta en las redes colaborativas entre personas y profesionistas que activamente re-imaginan la relación humana con el medio ambiente.
De acuerdo con la documentación que tienen en su página web el programa núcleo del Public Lab se centra en la “ciencia ciudadana” en la que investigan herramientas de hardware y software de código abierto y los métodos para generar conocimiento y compartir datos sobre la salud ambiental de la comunidad. Su objetivo (es aumentar la capacidad de las comunidades marginadas para identificar, reparar, remediar, y crear conciencia y responsabilidad en torno a los problemas ambientales. Public Lab logra esto proporcionando en línea y fuera de línea formación, educación y apoyo, centrándose en los resultados localmente relevantes que hacen hincapié en la capacidad y el entendimiento humano.
Uno de los proyectos que han desarrollado es el de una cámara web modificada para hacer análisis de la salud de las plantas. Lo impresionante es que usan el mismo principio de las técnicas de la percepción remota de la NASA para poder hacer análisis de imágenes tomadas en el infrarrojo cercano que pueden dar información sobre la producción de clorofila. Las imágenes tomadas por la cámara son procesadas en un software que también fue desarrollado por ellos y que se puede usar en línea (http://infragram.org/). Sus aplicaciones son tan grandes como la imaginación humana, sería posible evaluar producción en viveros, en campos de cultivos, con esto podríamos hacer investigación con campesinos y campesinas sobre la producción de maíz usando técnicas originarias y comparar con agricultura industrializada. Su costo comercial es de 55 dolares (más o menos como 750 pesos mexicanos más gastos de envío, muy costoso aún pero con posibilidad de producirse dentro del país por su licencia abierta).
Desde el análisis de Chris Carlsson (escritor y artista norteamericano) estos son algunos de los lugares en el que los Nowtopicos o Ya utópicos están dando la batalla contra el capital, ya que están logrando pasar del trabajo abstracto al trabajo concreto, porque buscan que lo que producen no se ajuste a la lógica del mercado -y las feministas agregaríamos: porque las formas en las que se relacionan hacen comunidad, con ello es la reproducción de la existencia en su sentido más amplio lo que los mueve, el hacer en el día a día de una forma distinta-.
Estos territorios de creación desde los comunes no están libres o son puros en comparación con el sistema, están llenos de contradicción, pero no son granitos de arena, después de todo como diría Will Doherty citado por Chris Carlsson en su libro Nowtopian “The open source community is pretty much tech support for the revolution, if you will, or tech support for the new society” que en una traducción libre diría algo así como “La comunidad de fuente abierta es mucho más que el soporte técnico de la revolución, si se quiere, es el soporte de una nueva sociedad”.
[Tomado de http://sursiendo.com/blog/2014/09/tesis-para-un-anarquista-cientifico-o-la-ciencia-emergente.]
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