Rafael Uzcátegui
En 1988 Gilles Deleuze, uno de los filósofos franceses más influyentes del siglo XX, accedió a realizar una seria de entrevistas para la televisión de su país. Sin embargo, su afirmación va precedida por la exigencia de no emitirlas hasta su muerte, que sucedió en noviembre de 1995. El formato de la conversación indagatoria fue singular: Se le realizaron distintas preguntas a partir de letras, por lo que el resultado de dicho coloquio ha sido conocido como “El abecedario de Gilles Deleuze”.
Al llegar a la letra “G”, el entrevistador le preguntó que significaba ser de izquierdas (porque en francés se dice “gauche”). La respuesta del autor de textos como “Rizoma”, “El Anti-Edipo” y “Mil Mesetas” no tiene desperdicio: “A ver, que puedo decirte… pienso que no hay gobierno de izquierdas. Por eso, tampoco hay que sorprenderse: nuestro gobierno, que debería ser un gobierno de izquierdas no es un gobierno de izquierdas. Ello no significa que no hay diferencias entre los gobiernos. En el mejor de los casos, lo que podemos esperar es un gobierno favorable a determinadas exigencias o reivindicaciones de la izquierda. Pero no existe un gobierno de izquierdas, porque la izquierda no es una cuestión de gobierno”.
Sino es una cuestión de gobierno ¿Qué era ser de izquierdas para Deleuze? Una cuestión de percepción –como agrega en su respuesta-. Ser de izquierda o no serlo, depende de la percepción que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Para explicarse, describe lo que no sería “ser de izquierda”: partir de uno mismo y de ahí posicionarse para mirar al mundo. Todo parte del "yo", de sí mismo como núcleo de la visión del entorno. En la medida que se es un privilegiado se piensa: ¿Cómo hacer para que esta situación dure? ¿Cómo hacer para no perder mis privilegios?, lo que delimita los razonamientos posteriores.
Ser de izquierda es lo contrario, afirma. Es percibir primero el contorno, el todo, lo global. Es ver el horizonte y darse cuenta de cómo funcionan las cosas, hacer vinculaciones entre fenómenos que no parecerían tener conexiones. También es una cuestión de devenir, del cambio permanente, es estar allí, con las minorías, que es donde se gestan las transformaciones. "La mayoría" supone un patrón determinado; entonces tendrán y serán la mayoría aquellos que cumplan con ese molde. Pero en realidad es un patrón vacío y todos tratan de encajar allí. El resto que no encaja, se constituye como la minoría que deviene. Por eso la izquierda, a su juicio, es el conjunto de los procesos de devenires minoritarios.
No sé si el viejo Domingo Alberto habría leído a Deleuze, pero una vez me dijo que ser de izquierda no era un título nobiliario y dependía del posicionamiento permanente de las personas frente a los vectores de opresión. Hagámosles caso y, utilizando las viejas categorías, la conclusión es: El gobierno de Maduro es de derecha.
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