Marcelo A.
Maldonado Rocha
In memoriam de Liber Forti
Yo siento que él se fue debiéndome un
“té con limón”, pues no tomaba café porque estaba viejo, y que su presencia en
una foto con la que me tope me dio la posibilidad de conocerlo rebasando al
mezquino azar y a sus amigos que no quisieron poner su existencia ante a la
mía, con la evasiva de que “los anarquistas de este país eran todos unos
oportunistas”.
Alguien comentó que Liber fue linotipista de los manifiestos de la F.A.D.,
aunque su nombre no aparece en ningún documento, ni nunca fue mencionado en los
libros de actas, ni existe noticia de que haya colaborado con los anarquistas
que sublevaron, o se sublevaron junto a, los indios. Repito, el azar fue
mezquino y no me dio la oportunidad de conocerlo, si lo hubiera tenido ante mi
le hubiera preguntado ¿Qué sintió cuando los anarquistas presos en San Pedro
mantenían férreamente su filiación libertaria? ¿Le aclararon que entendían por
anarquismo unos artesanos aymaras que parecían estar más propensos a la acción
directa? ¿Por qué y cómo se tomaron aquella foto con los agitadores
profesionales, no se le paso por la cabeza que la policía podía etiquetarlo
como uno de ellos?
En el transcurso de 1946 la “plenaria
anarquista”, que reunía a la Federación Obrera Local y la Federación Obrera
Femenina, extendió sus actividades al agro retomando ensayos de décadas pasadas
con la intención de enlazar la acción directa anarco-sindicalista con las
formas de organización, resistencia y lucha de comunarios aymaras en combate
contra un estado señorial, excluyente y terrateniente.[1] El experimento tomó
la sigla de Federación Agraria Departamental organizando Uniones Sindicales de
Labriegos en provincias de La Paz. El hecho de que la ola de sindicalización
arribara en Yungas es signo de la fortaleza del movimiento, por tanto este
texto comparte la información localizada (se observarán diversas fuentes:
periódicos, actas y manifiestos, siendo la más relevante una “querella
criminal” interpuesta a los “agitadores profesionales”).
El 7 de junio de 1947 entre “actos de
barbarie” y “sublevaciones” vinculadas a la presencia anarquista en el
altiplano, la Sociedad de Propietarios de Yungas (filial de “la Rural”)[2] hizo
pública una “querella criminal” encauzada a “agitadores profesionales”, quienes
habían trasladado “el desorden, el caos y la anarquía” de las proximidades del
Titicaca a los Yungas. El calificativo de “agitador profesional” apuntaba
directamente a los anarquistas que promovían la sindicalización rural
(1946-1947)[3] a quienes se atribuía un sinnúmero de delitos (apropiación de
haciendas, asesinato e intimidación de propietarios y desacato y agresión a
policías), aunque la mayoría no eran sino montajes, exageraciones de hechos
aislados y denuncias viciadas a fin de desterrar a sindicatos que levantaban
filiales agrarias (en mayo de 1946 las federaciones anarquistas acreditaron una
delegación encabezada por Marcelino Llanque para llevar el sindicalismo
libertario al campesinado de todo el país, dicha aspiración se restringió a
comunidades y haciendas de La Paz). Empleando la figura de querella criminal la
Sociedad de Propietarios de Yungas alertó a autoridades policiales de que los
anarquistas ganaban elementos entre comunarios y colonos de Nor-Yungas e invocó
a las laboriosas cuadrillas policiales que eficazmente reprimían focos de
agitación.[4] La demanda hábilmente confeccionada e interpuesta por J. Gamarra
solicitaba “garantías” ante la inminente sindicalización y presencia de
anarquistas en la región y a fin de “dar fe” evocó los crímenes que se les
imputó a los anarquistas (específicamente se hizo referencia a los sucesos de
Anta, donde los colonos ajusticiaron al administrador de hacienda,[5] y
Topohoco, donde los anarquistas de la “escuela Quilluma” agredieron y
asesinaron a policías).[6] Un apéndice de la querella advertía de la presencia
de agitadores profesionales:
"El señor José Gamarra, en su
calidad de presidente de la Sociedad de Propietario de Yungas, ha presentado
ante las autoridades judiciales, una querella criminal contra elementos
agitadores e instigadores de sublevaciones indígenas en la región de la
Provincia de los Yungas. La querella en sus partes salientes expresa: Desde
hace algún tiempo ciertos agitadores profesionales vienen sembrando el
desorden, el caos y la anarquía en el agro, con pretexto de sindicalización de
indígenas, levantan a los colonos, los inducen a la desobediencia, al
desconocimiento de la ley y las autoridades legítimamente constituidas, en el
camino de la más franca y descarada rebelión. Esta agitación constante señor
fiscal, viene a perjudicar con caracteres pavorosos el trabajo agrícola,
presintiéndose ya años próximos de escases y miseria por falta de producción
debido a esta obra de solevantamiento y rebelión."[7]
La querella cuando hace referencia de
agitadores profesionales apuntaba directamente a la plenaria, que se reunía en
su sede de la calle Murillo, como la gestora del “desorden, el caos y la
anarquía”, no obstante dicha denuncia no era del todo descabellada. Semanas
previas la plenaria había designado a Francisco Castro A. para que encabece una
comisión de sindicalización en los Yungas. Castro, previo a que sea enviado a
Coripata, fue pieza fundamental para la eclosión sindical (colaboró en la
sindicalización rural desde mayo de 1946,[8] formando el Núcleo de Capacitación
Sindical y siendo responsable de los sindicatos en Guaqui y Tabacal-Coripata).
Extenuado por las denuncias de propietarios de haciendas del departamento, el
Sr. Agudo, quien encabezaba la Brigada Departamental Policial, ordenó el
allanamiento de la sede folista (“Hace algún tiempo las autoridades de la
Policía tenían conocimiento de que los principales instigadores para las
sublevaciones indígenas eran los dirigentes de la F.O.L. Ayer se tuvo
conocimiento, de que procedentes de Caquiaviri y Comanche, llegaron muchos
indígenas a objeto de recibir instrucciones para continuar la sublevación”).
Según informó el Sr. Agudo, se había
recibido el “parte” de que la noche del viernes se reuniría la plenaria con la
presencia de delegados provinciales a fin de coordinar tácticas de masificación
sindical y sublevación, razón por la que ordenó el envío de una cuadrilla
policial para que irrumpa la reunión, utilizando armamento disuasivo: gases
lacrimógenos y armas cortas, y se detenga a los asistentes (“[se] ordenó el
allanamiento del local […] En virtud de esta medida fueron arrestados setenta y
dos sublevados, secuestrándose algunos documentos y volantes que merecen un
sereno estudio”). El operativo resulto eficaz, deteniéndose a setenta y dos
instigadores (tres de los detenidos -Escobar, Castro y Aguilar- señalados de
“peligrosos agitadores”) todos enviados al panóptico de San Pedro:
"[…] han sido detenidos
preventivamente en la Penitenciaría Nacional de San Pedro los dirigentes de la
Federación Obrera Local, Modesto Escobar [agitador en Omasuyus, Pacajes, Los
Andes, Lanza e Ingavi], Francisco Castro Aguilar [agitador en Ingavi (Guaqui) y
Nor Yungas (Coripata)] y Hugo Aguilar Manzaneda [agitador en Los Andes][9]
secretarios de organización, hacienda y actas respectivamente de esa entidad.
La orden de detención preventiva ha sido expedida por el juez del crimen […]
como sindicados en el proceso que sigue el Ministerio Público por la
sublevación indígena […] y los actos de violencia que se cometieron en este
levantamiento de campesinos".[10]
Para la plenaria el allanamiento era una
“estúpida reacción” de los propietarios quienes presionaban a la policía para
que detenga y torture a delgados a fin de viciar y manipular declaraciones
(“Pretendiendo obtener pruebas de hechos y de intenciones inexistentes, en el
Departamento Central de Policía […] se está torturando con la aplicación de la
picana eléctrica y ultrajes a los compañeros detenidos y en los casos de
Evaristo Mamani y Marcelino Quispe (secretario F.A.D.) no se contentaron con la
aplicación de la corriente sino que también los maltrataron con golpes de
manopla”), corrompiendo a un poder judicial rastrero que malintencionadamente
favorecía a las querellas. La F.A.D. denunció el allanamiento, solicitó la
libertad de detenidos y decretó una “huelga general”…
"El día viernes 23 de los
corrientes, a las 23:30 horas, mientras se hallaban, como de costumbre,
sesionando las delegaciones de nuestros sindicatos, irrumpieron brutalmente en
la sala de reuniones de la Federación Obrera Local, Murillo 284, agentes
civiles y uniformados de la Policía de esta ciudad, previos disparos de gases
lacrimógenos y esgrimiendo armas cortas como dispuestos a un combate con
pistoleros. A patadas y empujones hicieron desalojar el local y luego de
ultrajar a nuestros compañeros, entre las que se hallaban tres mujeres campesinas,
los llevaron a las diferentes seccionales […]
1.-Exigir la libertad inmediata de todos los compañeros detenidos; de todos, porque la injusticia hecha a uno de los nuestros es una injusticia hecha a todos. 2.- Exigir todas las garantías necesarias por parte del Estado para que el derecho de sindicalización sea una realidad en este país, sobre todo entre el campesinado que siempre ha sido el más escarnecido y pisoteado. 3.- la Federación Agraria Departamental decreta en principio, la huelga general de todos sus adherentes a raíz de los acontecimientos señalados […]."[11]
1.-Exigir la libertad inmediata de todos los compañeros detenidos; de todos, porque la injusticia hecha a uno de los nuestros es una injusticia hecha a todos. 2.- Exigir todas las garantías necesarias por parte del Estado para que el derecho de sindicalización sea una realidad en este país, sobre todo entre el campesinado que siempre ha sido el más escarnecido y pisoteado. 3.- la Federación Agraria Departamental decreta en principio, la huelga general de todos sus adherentes a raíz de los acontecimientos señalados […]."[11]
Una vez tomadas las declaraciones de los
detenidos en San Pedro lo manifestado por Castro provocó sobresaltos en el juez
encargado de tomar las indagatorias, ya que Castro aportaba evidencias a la
querella interpuesta por Gamarra y los propietarios yungueños…
"El secretario de hacienda de la
F.O.L., Francisco Castro Aguilar, respondiendo a las preguntas del juez del
crimen y del fiscal, Dr. Ángel Cordero, manifestó que cuando se produjo la
sublevación de Caquiaviri él se encontraba en los Yungas organizando los
sindicatos de campesinos y posesionando sus directorios, agregó que en Coripata
organizó diez sindicatos de campesinos y tres de mujeres “con el objeto de
levantarlos y darles educación”.[12]
Diminuto aunque corpulento de libertad,
Castro rechazo la imputación de partícipe de los crímenes que supuestamente
planificaron en Anta, Topohoco y demás, señalándolos de meros montajes, empero
no rechazo la imputación que le daba el rótulo de “agitador”, es más con
profundo pundonor manifestó la causa que propiciaba su cruzada “levantarlos y
darles educación”,[13] declarando que posibilitó la creación de trece
sindicatos en Coripata (diez agrupaban a varones y tres agrupaban a mujeres).
Los tres sindicatos femeninos fueron un evento único, fundacional e inherente a
las circunstancias de Coripata, pues la sindicalización femenina solamente se
daría en Nor Yungas, teniendo en cuenta que la ola sindical anarquista sucedida
entre 1946-1947 afilió a casi tres mil indígenas en veintiocho Uniones
Sindicales de labriegos en Pacajes, Omasuyus, Los Andes, Lanza, Ingavi y Nor
Yungas, estableciéndose solamente en Coripata uniones sindicales femeninas.
Acerca de los sindicatos de mujeres, la
Federación Obrera Femenina holló las páginas más notables del anarquismo en
Bolivia,[14] aglutinando a cholas del mercado, trabajadoras del hogar y oficios
varios, coligando las demandas derivadas del diario vivir y la inexcusable
dignificación del trabajo femenino: “El carácter concreto de las demandas de
estos sindicatos y el gran arraigo de base que consiguieron con su prédica
dignificadora del trabajo de la mujer y contestataria frente a los abusos de la
autoridad, permitió que éste impulso organizativo se extendiera hacia otros
sectores”.[15] Sin embargo, la federación femenina restringió su labor entre
las mujeres de la urbe paceña y no se llegó a conocer si se solidarizó con los
sindicatos femeninos de Coripata aunque se conoce que enfrentó inconvenientes y
contratiempos para concretar su apoyo federativo a la emergente F.A.D. (“La
Secretaria General de la F.O.F. hace conocer a la asamblea de que no puede
firmar el pacto con la F.A.D. y la F.O.L. por motivos de que sus delegados no
estaban informadas sobre el pacto con las Federaciones [pero] ella no estaba
autorizada para firmar pero si está de acuerdo para el pacto con la
F.A.D.”).[16]
La presencia de uniones sindicales en
Coripata es incuestionable pues existen documentos e informes sobre su
condición y desarrollo, aunque no se encontró detalles e información extensa y
pormenorizada de la huella anarquista en la región. Además de lo presentado, se
localizó una denuncia ante la plenaria en relación a la persecución y
hostigamiento de la Sociedad de Propietarios de Yungas y la policía ya que en
Coripara se recurrió a suplicios a objeto de inferir el domicilio de los
delegados para escarmentarlos por la sindicalización (“Llegó el compañero
delegado de Coripata para informar que el día jueves han sido apresado 17
campesinos por parte de los soldados y que fueron amarrados con la soga en el
cuello para que muestren la casa de C. Simón Arias, delegado del Sindicato de
Coripata”).[17]
Las aseveraciones de Castro en medio de
la querella criminal son el mejor descargo de la presencia anarquista en
Coripata, a causa las imputaciones Castro y los otros anarquistas fueron
encarcelados en el panóptico de San Pedro.[18] Ninguno de los detenidos fue
doblegado por los métodos punitivos del estado, más al contrario, Castro
defendió casi un año después y desde la cárcel su espíritu indomable y la
cruzada libertaria impulsada…
"Al saludar a los compañeros
libertarios del mundo, felicito a todos los trabajadores que, pese a las
cárceles, las torturas y la muerte, continúan la lucha por la Revolución
Social, por esa Revolución que por ley evolución tiene que llegar, trayendo
entre sus brazos el canto de Amor, Fraternidad, Igualdad y Libertad. En éste
día grande, sólo pedimos que la justicia acelere los procesos instaurados por
los feroces gamonales, y nos abran las puertas de la libertad porque tenemos
derecho a ella, nuestro único delito es amar a la Justicia y la Libertad,
querer que el indio, ese hermano nuestro, se supere y sepa comprender el valor
de la existencia".[19]
La querella interpuesta por propietarios
llegó a ser el “argumento legal” requerido por las autoridades policiales para
allanar la sede anarquista de la calle Murillo, detener y torturar a delegados
sindicales (quienes luego serán desterrados al rio Ichilo de donde muchos no
volvieron) y extinguir para siempre “el desorden, el caos y la anarquía” entre
trabajadores y trabajadoras rurales y de la ciudad. Las medidas punitivas
derivadas de la querella interpuesta por “feroces gamonales”, además de la
detención de los anarquistas, ocasionó la disolución del anarquismo organizado
en nuestro país ya que a consecuencia de las detenciones el presidente en
ejercicio (Dr. Enrique Hertzog) decretó la ilegalidad de los sindicatos
rurales, la creación de la “Policía Rural” y el confinamiento de agitadores al
rio Ichilo.
[1] Los Caciques apoderados (Santos Marka T´ula) y la F.O.L. (Luis Cusicanqui) en los años 20 del siglo pasado.
[2] Sociedad Rural Boliviana
(organización que velaba por los intereses de propietarios de fundos
agrícolas).
[3] Los anarquistas componían la:
Federación Obrera Local, Federación Agraria Departamental y la Federación
Obrera Femenina
[4] A consecuencia de declarar la
presencia anarquista en Coripata, Nor- Yungas (junto a Pacajes y Los Andes)
será señalada como “foco de agitación”. Las tres provincias serán marcadas como
las guaridas desde donde se diseminó un plan de “cercar a la ciudad de La Paz”,
atacando lugares estratégicos con el fin de liquidar a los patrones, revertir
las tierras y establecer un “gobierno campesino”. Un informe policial mencionó:
[…] “el general” Esteban Quispe Yujra,
haciendo gala de su valentía, planeo atacar primeramente la hacienda Igachi, de
la comprensión del Puerto Pérez, después les insto a cercar la ciudad de La
Paz, indicando en forma vehemente que primero debían tomar la base aérea de El
Alto, y destruir los aviones con palos y piedras y que los indígenas de los
Yungas y la Provincia Murillo debían atacar por Rio Abajo, en forma simultánea
con los del Altiplano. En dicho conciliábulo, recalcaron de forma insistente
que la finalidad que persiguen, es matar a los patrones, para conseguir la
reversión de las tierras, en favor de los indígenas; además manifestaron que
estaban amparados por la Federación Obrera Local y que sus dirigentes […]
estaban desplegando una propaganda franca y abierta, para subvertir el orden
público y para imponer el “GOBIERNO DEL CAMPESINADO” (LA RAZÓN, Domingo 15 de
Junio de 1947 Pág. 5).
[5] “Los colores de referencia hacen
suponer que se trata de una organización anarco-sindicalista, ya que los hechos
consumados prueban el plan desplegado para amedrentar al campesinado y así
obtener su sindicalización […] cuando se [realizaba] el sepelio de los restos
del administrador Andrés Montes, se presentó una gruesa columna de indígenas
sublevados de Anta, en estado de embriaguez y luego de recorrer las calles con
vítores al sindicato y amenazas […]” (LA RAZÓN, Sábado 31 de Mayo de 1947, pág.
5).
[6] Cf. QUILLUMA: huelgas anarquistas y
escuelas rurales (EL SUEÑO CATASTRÓFICO DE LA FEDERACIÓN AGRARIA
DEPARTAMENTAL).
[7] LA RAZÓN, Sábado 31 de Mayo de 1947,
pág. 5.
[8] Acta 24 de Noviembre de 1946.
[9] Las referencias entre corchetes son
del autor.
[10] LA RAZÓN, Sábado 7 de Junio de 1947
Pág. 5.
[11] (HUELGA GENERAL/ Federación Agraria
Departamental (Adherida a la F.O.L.)/ A nuestros hermanos labriegos y a todo el
pueblo. El comité de huelga, La Paz, 29 de Mayo de 1947).
[12] LA RAZÓN, Sábado 7 de Junio de
1947.
[13] Acerca de porqué los folistas
dieron tanta prioridad a la empresa de “educar al indio”, cayendo incluso en
una suerte de colonialismo interno, veamos cuál fue la justificación de los
anarquistas: “Para el anarquista, el asunto de la educación debe ser un sentido
racional, elevado, fuera de los prejuicios religiosos, con un carácter más
científico, más humano. Ese es el verdadero sentido de la educación, que los
anarquistas querían encarrilar de acuerdo a la misma doctrina del socialismo
libertario; se trataba de reventar completamente los prejuicios” (José Clavijo,
Secretario de Prensa y Propaganda de F.O.L.-1947).
[14] “En 1927 se fundó el Sindicato Femenino de Oficios Varios, integrado por mujeres vinculadas a las principales dirigentes anarquistas […] La actividad organizativa de las mujeres se extendió a varios gremios: culinarias, lavanderas, lecheras, floristas y vendedoras de los distintos mercados. Si bien inicialmente el Sindicato Femenino parecía estar subordinado a las directivas de los varones; pronto descollaron en él mujeres de gran personalidad, que le imprimieron un sentido más autónomo” (Rivera, 2005, 45-46).
[14] “En 1927 se fundó el Sindicato Femenino de Oficios Varios, integrado por mujeres vinculadas a las principales dirigentes anarquistas […] La actividad organizativa de las mujeres se extendió a varios gremios: culinarias, lavanderas, lecheras, floristas y vendedoras de los distintos mercados. Si bien inicialmente el Sindicato Femenino parecía estar subordinado a las directivas de los varones; pronto descollaron en él mujeres de gran personalidad, que le imprimieron un sentido más autónomo” (Rivera, 2005, 45-46).
[15] Rivera, 2015, 79
[16] Acta del 22 de Diciembre de 1946.
[17] Acta del 2 de Febrero de 1947.
[18] “Señor Juez Instructor –Requiere:
En mérito de la querella criminal que corre en obrados y el oficio dirigido a
esta fiscalía de mi cargo por el señor Fiscal de Distrito, sírvase instruir
sumario criminal contra […] Modesto Escobar- Francisco Castro Aguilar, Hugo
Aguilar Manzaneda, etc., etc. […] DELITOS DE ASESISNATO ROBO, SAQUEO,
DESTRUCCION E INCENDIO. En la calificación de detalles que hace el agente
fiscal del crimen consta las sanciones correspondientes a delitos de asesinato,
robo, saqueo, destrucción, incendio y otros, conforme al siguiente detalle:
Arts. 181, 184, 190, 197 del Código Penal, referentes a sedición y
levantamiento ilegal y tumultuario contra la Constitución del Gobierno de la
Nación y para sustraer el cumplimiento de determinadas leyes, rebeliones y
motines sancionadas con penas de presidio y trabajos de obras públicas. Artículos
229, 237, 246 y 248 referentes a intimidación a funcionarios públicos, asaltos
y allanamiento de propiedad privada en cuadrilla de delincuentes, a cuya
consecuencia había fallecido alguna persona, establece sanciones de pena de
muerte, presidio y trabajos forzados de obras públicas. Articulo 483 y 488 que
definen el asesinato con todas sus agravantes y delitos en los que además de
que la victimización se haya realizado, tuvieran lugar robos u otros atropellos
estableciendo la pena de muerte para los culpables. Artículos, 604, 605, 606,
615 y 617 que al definir delitos con robo con fuerza y violencia y después de
haber cometido allanamientos, motines y asonadas, establece la pena de
presidio, trabajos de obras públicas, destierro y confinamiento. Finalmente los
artículos 681 y 682 que sancionan con penas de presidio y trabajos de obras
públicas los delitos de destrucción, saqueo y robo. (LA RAZÓN, Jueves 29 de
Mayo de 1947, Pág. 5).
[19] F.O.L. (ORGANO DE LA FEDERACIÓN
OBRERA LOCAL), AÑO II, La Paz- Bolivia, 1° de Mayo de 1948, N 2.
[19] LA RAZÓN, Sábado 3 de mayo de 1947,
Pág. 5
Fotografia: Anarquistas detenidos en el panóptico
San Pedro, los tres apoyados en la baranda (de derecha a izquierda): Modesto
Escobar, Hugo Aguilar Manzaneda y Francisco Castro Aguilar (detrás de Escobar,
Liber Forti)
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