Humberto Decarli
Recientemente
el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Kimun, anunció el resultado
de un estudio de esa organización acerca de la actuación del ejército y el
Estado de Israel en Gaza en el pasado enfrentamiento con los palestinos en el
2014. Concluye en la condenatoria del sionismo como responsable de un genocidio
perpetrado en dicha franja al arrasar con toda la ciudad y sobre todo, la
destrucción indiscriminada de las edificaciones, civiles, mujeres y niños.
Antecedentes
No
es la primera vez que Israel es imputado como autor de masacres en el Medio
Oriente pero la impunidad ha sido la impronta de todas las investigaciones
llevadas a cabo. El lobby sionista ha
sido eficaz, en especial el cumplido en los Estados Unidos.
La
masacre de Sabra y Chatila en 1982 cuando la operación “Paz para Galilea”
efectuada por el ejército israelita en el marco de la toma de Beirut al haber
desbordado la Organización de Liberación Palestina al gobierno libanés,
permitió que milicianos falangistas cristianos maronitas asesinaran
alevosamente a quienes habitaban esos campamentos de refugiados, ancianos,
mujeres, niños y personas desarmadas.
Ariel
Sharon iba a ser procesado ante la Corte de la Haya y una de las pruebas fundamentales
era la confesión del líder cristiano libanés Elie Hobaeika, quien ya anciano
queriendo enjugar culpas manifestó haber materializado esa matanza por la
complacencia del aparato armado sionista. Un tiempo inmediato después apareció un
artefacto explosivo dio cuenta de este personaje importante de la política del
país de los cedros, obviamente accionado por el Mossad. De esa manera fue
impedido el juzgamiento del ministro de defensa de Tel Aviv a la sazón.
Es
importante destacar la iniciativa actual del jefe de gobierno de Cisjordania,
el dirigente de Al Fatah Mahmud Abbas, quien ha intentado incorporar a
Palestina en el Tribunal Penal Internacional con sede en La Haya para enjuiciar
al Estado de Israel por el desastre de Gaza. Este gris personaje ha empleado
esta proposición para negociar con Israel la devolución de fondos recaudados
por éste en nombre de la administración del West Bank. Al final, se dio la
membresía en ese órgano jurisdiccional.
La contraparte
palestina
En la ribera árabe contraria encontramos a dos
grupos fundamentalistas capaces de cualquier maquiavelismo para alcanzar sus
cometidos. Me refiero a Hamas y Yihad Islámica, quienes gobiernan y hacen vida
relevante, respectivamente, en la franja de Gaza.
Luego
del fracaso de la guerra de los seis días, cuando se dio importancia en el
contexto del panarabismo a la configuración de la Organización de Liberación
Palestina liderizada por Ahmed Sukheiri y su llamado a echar a los judíos al
mar, las distintas fuerzas palestinas se congregaron alrededor de tal entidad y
designaron después a un dirigente carismático y muy pragmático, Yashir Arafat,
para presidirla.
La
O.L.P. fue una coalición abigarrada de múltiples factores de la resistencia
contra la ocupación sionista. Esta fue iniciada desde finales del siglo
diecinueve y comienzos del veinte cuando la Enmienda Balfour y la tesis del
Hogar Nacional Judío y terminó cristalizada con la creación en 1948 del Estado
de Israel apoyado por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética.
La
federación de grupos estaba integrada fundamentalmente por Al Fatah, el mayor
de ellos cuyo representante era el líder antes mencionado; las marxistas Frente
Popular de Liberación Palestina y el Frente Democrático de Liberación
Palestina, a cuya cabeza estaban George Habash y Nayef Nawatmeh, en este orden,
el Frente Popular de Liberación Palestina-comando General, encabezado por el
capitán Sirio Ahmad Jibril; As Saika también prosirio; Frente por la Liberación
Árabe (F.L.A.), pro iraquí y otros menores.
Debemos
indicar que detrás de todas estas organizaciones estaba el financiamiento a
cargo de Arabia Saudita y los emiratos del golfo pérsico, de Siria, Irak, Libia
y el apoyo armamentístico de la U.R.S.S. Cada factor externo buscaba sacar
provecho político de la lucha de los fedayines. Estaban imbuidos en el
panarabismo en boga a la sazón por el nacionalismo exitoso, en la lucha de
clases los marxistas o en la obtención de alguna ventaja como el caso de Siria,
Irak y Libia.
Adicionalmente
hay que señalar las barbaridades cometidas por estas organizaciones
terroristas. La masacre de las Olimpíadas de Munich, las de Ma alot sobre niños
y profesores, y la barbaridad de la muerte de un discapacitado anciano
americano judío en el buque Achille Lauro, son hechos abominables y totalmente
condenables. Nada justifica asesinar a personas desarmadas, inocentes y niños.
La
lucha de los miembros de la O.L.P., como ente y particularmente sus facciones,
tuvo altibajos y actuaciones terroristas. Al fin, buscaron una negociación con
Israel culminada en los Acuerdos de Oslo y firmado entre Arafat y Rabin en
presencia de Bill Clinton. Consistió en reconocer al Estado de Israel a cambio
de la devolución de los territorios ocupados, lo cual se cumplió a medias
porque no hay soberanía palestina en sus espacios sino una administración local
bajo presencia de fuerzas armadas de ocupación israelitas.
Sin
embargo, en tierra palestina comenzó un movimiento de masas inusitado que
desbordó a las entidades palestinas oficiales. Se trató de la Intifada
erupcionada en dos fases y que generó el prestigio de Hamas, una organización
sunita con liderazgo social en Cisjordania y Gaza. Como grupo menor pero no
menos operativo, insurgió Yihad Islámica. Al Fatah se encontraba desprestigiada
por la corrupción de sus cuadros altos y perdió las elecciones con Hamas. Empero,
en una breve guerra intestina Al Fatah quedó gobernando en Cisjordania y Hamas
en Gaza mas los esfuerzos unificadores han fracasado.
La destrucción
de Gaza
La
zona de Gaza quedó literalmente destruida gracias a los bombardeos de la
aviación israelita y a sus misiles y drones. Fue un ataque despiadado e
implacable donde no se tuvo en consideración si eran áreas civiles, objetivos
militares, viviendas, presencia de niños y otras circunstancias a considerar.
Simplemente fue la respuesta contundente de un Estado poderoso como el de Tel
Aviv frente a unos débiles como los palestinos. Fue una actuación
ostensiblemente alevosa perpetrada con el apoyo internacional de occidente y
permitida por la debilidad del universo árabe e islámico.
El
pretexto empleado por el Estado sionista fue la amenaza terrorista de Hamas y
Yihad Islámica contra las personas ubicadas en territorio de Israel.
Evidentemente que estos dos grupos palestinos realizaron ataques
indiscriminados con misiles desde Gaza hacia el país de los hebreos con un
accionar inicuo porque también se trata de arrase de civiles.
Sin
embargo, no existe tal amenaza porque más del noventa y cinco por ciento de los
cohetes lanzados hacia Israel fueron detenidos por el escudo misilítico
preparado por el ejército sionista y otros los dejaron estallar en áreas
desérticas no habitables. De tal manera que esa premisa parte de bases
esencialmente falsas.
Extrema se
tangunt,
decían los escépticos, los extremos se tocan. Los halcones gobernantes de Tel
Aviv requieren tener como interlocutores a integristas como Hamas y Yihad
Islámica. De esa manera está justificada cualquier actuación suya en la
presunta defensa de la integridad de Israel. Pero como se aproximan representan
lo mismo, cada uno en su lado.
Mientras
existan grupos extremistas gobernando en la franja de Gaza, será más fácil la
tarea de los derechistas judíos. Los delirios del gran Israel y el exterminio
de los palestinos serán apuntalados por las posturas de sus pares palestinos,
con ideas fijas rayanas en el terrorismo.
Imposibilidad de
acuerdos
En
la actual coyuntura no existe posibilidad alguna de un avenimiento para poner
fin al conflicto entre israelitas y palestinos. En principio, porque los
gobernantes palestinos no son representativos de la mayoría de ese pueblo. Como
lo aseveraba Edward Said, brillante intelectual palestino y una de las mentes
más lúcidas del Medio Oriente, los acuerdos de Oslo previeron la posibilidad de
un gobierno palestino pero solo aplicable al cuarenta y cinco por ciento de
ellos porque la mayoría, que vive en el Líbano, Siria, Jordania, Irak y Arabia
Saudita, no fueron consultados. Es la diáspora palestina generada por su
expulsión del territorio original luego de la creación del Estado de Israel.
Asimismo,
del lado sionista hay al menos un apoyo de occidente y del sector palestino la
ayuda de naciones árabes que los utilizan. Estados Unidos y Europa critican
algunas medidas superficiales de Israel pero al final les ofrecen aceptación.
Egipto durante el gobierno de la Hermandad Musulmana les dio aliento y auxilio
a los palestinos, perdida con los militares que derrocaron al régimen de
Mohamed Morsi. Igual situación ocurre con Bashar Al Assad en Siria, quien les
condiciona su refuerzo.
Así
las cosas, es escasamente probable un arreglo permanente en esta diatriba. Continuarán
los combates, cada día más difíciles para los palestinos ante el avasallante
poder militar de los judíos y con el statu
quo el favorecido indudablemente es la administración de Benjamín Netanyahu
y su agresivo equipo de gobierno.
Panaceas
Existen
puntos comunes para una solución a este ancestral problema. El primer paso para
una hoja de ruta consiste en el retiro de Israel de Cisjordania así como los
colonos allí instalados. Como lo aseveró Mario Vargas Llosa, la Tzahal israelita es una fuerza de
ocupación humillante para los palestinos.
Segundo,
el reconocimiento mutuo es indispensable para entrar en una negociación. Ya
Arafat había aceptado al Estado de Israel pero no hay ningún gesto tangible de
los israelitas en tal sentido.
Tercero,
el destino de los palestinos deben decidirlos ellos mismos por cualquier
mecanismo democrático y no por imposición internacional. Es harto conocido el
apoyo occidental a la gestión de Al Fatah en Cisjordania.
Cuarto,
Jerusalén debe ser internacionalizada para dar amplitud y participación a las
tres religiones monoteístas (islámica, cristiana y judía). Hasta la guerra de
los seis días estaba fraccionada en dos, una parte israelita y la otra jordana.
Israel se ha negado a negociar esta situación y no desea devolver lo obtenido
como botín de guerra.
Quinto,
el muro de la vergüenza erigido por los reaccionarios hebreos debe ser
derribado. Se elaboró bajo el efugio de contrarrestar el terrorismo palestino,
lo cual evidentemente es un mito para justificar cualquier aberración. Los
pacifistas y ácratas en Israel se han batido para su derrumbe mediante acciones
reiteradas.
Sexto,
ambas partes pueden caminar unidas como lo han probado las actuaciones de buena
voluntad tanto en Tel Aviv como en Gaza y Cisjordania. Hay amplios segmentos en
Israel que han demostrado tolerancia y convivencia con sus hermanos árabes. Igualmente,
sectores palestinos han ahondado en aproximarse a los hebreos porque puede ser
posible la hermandad en beneficio de la paz de toda la región.
Apreciar
la política de la tierra arrasada por intermedio de un video en las redes
sociales tomado por un dron es asaz impresionante. Es la aniquilación
indiscriminada en todo el territorio de Gaza porque no se trata de objetivos
militares los destruidos, son escuelas, viviendas, hospitales y zonas civiles.
Es el impulso tanático en toda su expresión que nos recuerda a Hitler y sus
campos de concentración para resolver la cuestión judía, a Pol Pot y su plan
delirante de ruralización del sociedad camboyana y el Estado islámico con sus razzias contra quienes no comparten su
credo, vale decir, los infieles y los traidores llamados apóstatas.
Pensar
que habrá sanciones al Estado sionista por este genocidio es una ilusión porque
el mundo está en manos de factores de poder donde el lobby israelita tiene una gran influencia. Pero se trata de la
condena de una inmensa entidad moral porque las pruebas son contundentes y no
cabe ninguna racionalización. Pero lamentablemente nos recuerda que el
holocausto nazi no es cosa del pasado. Está presente en múltiples efluvios y la
franja de Gaza es una de sus evidencias más palmarias.
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