J.R. López Padrino
El fallecimiento del comandante iletrado de Sabaneta produjo el resquebrajamiento de una frágil unidad y el surgimiento de profundas contradicciones en el seno del PSUV dado el carácter mesiánico y precariedad teórico-ideológica del proyecto.
Voces disidentes, unas más conocidas que otras, y tendencias políticas como Marea Socialista y la Escuela Política el Arado y el Mar han cuestionado lo que ellos han dado en denominar Madurismo y reivindican al mismo tiempo su condición de chavistas y socialistas. Critican la corrupción, el autoritarismo, la inflación, la escasez, la delincuencia desbordada, el sectarismo, los fraudes multimillonarios de CADIVI, la falta de democracia interna y la dedocracia en el PSUV, la intolerancia al pensamiento disímil, etc. Consideran que Maduro ha traicionado el legado de su padre putativo plasmado en el publicitado Plan de la Patria.
La disidencia del chavismo si bien ha dado un importante paso al frente al cuestionar los "desvaríos del proceso", sigue renuente a reconocer el carácter falaz y reaccionario de la bastarda revolución bolivariana. No entienden que los problemas que ellos acertadamente critican, no fueron generados por el iletrado de Maduro, sino que son consecuencias del legado del tte. coronel, al cual inexplicablemente siguen defendiendo y legitimando en forma incondicional.
Deberían aceptar autocríticamente que el finado de Sabaneta no fue ningún socialista y mucho menos un redentor de los oprimidos, sino un gran manipulador de las necesidades de los más humildes, lo cual le permitió acumular un gran respaldo popular.
Admitir críticamente que lo pregonado por el fallecido tte. coronel lejos de impulsar un modelo socialista persigue la implantación de un voraz capitalismo de Estado, la imposición de un pensamiento único, la profundización del trabajo precario, así como la pérdida de la sociedad plural. Reconocer que el socialismo bolivariano constituye el mayor fraude ideológico del siglo XXI, cuya esencia ideológica-programática se resume en un batiburrillo caudillesco-autoritario, militarista y facho.
Resulta paradójico y contradictorio que los sectores disidentes del chavismo sigan defendiendo "un legado demencial" de impronta militarista y retrógrada que confisca las aspiraciones de emancipación de los trabajadores, impone el terror frente a las diferencias ideológicas, y promueve un pensamiento domesticado y sumiso al poder. Apelan políticamente a lealtades cuasi religiosas en favor del fallecido "arañero", quien conculcó y reprimió el pensamiento crítico y disidente.
Socialismo no es el envilecimiento de los sectores populares y mucho menos un maquillaje lingüístico para justificar atrocidades y razonar fracasos. ¿Cómo entender a una disidencia que sigue aferrada a un "socialismo" de carácter facho, enajenante y totalitario que ha destruido al país? No hay socialismo que defender porque nunca ha existido.
El fallecimiento del comandante iletrado de Sabaneta produjo el resquebrajamiento de una frágil unidad y el surgimiento de profundas contradicciones en el seno del PSUV dado el carácter mesiánico y precariedad teórico-ideológica del proyecto.
Voces disidentes, unas más conocidas que otras, y tendencias políticas como Marea Socialista y la Escuela Política el Arado y el Mar han cuestionado lo que ellos han dado en denominar Madurismo y reivindican al mismo tiempo su condición de chavistas y socialistas. Critican la corrupción, el autoritarismo, la inflación, la escasez, la delincuencia desbordada, el sectarismo, los fraudes multimillonarios de CADIVI, la falta de democracia interna y la dedocracia en el PSUV, la intolerancia al pensamiento disímil, etc. Consideran que Maduro ha traicionado el legado de su padre putativo plasmado en el publicitado Plan de la Patria.
La disidencia del chavismo si bien ha dado un importante paso al frente al cuestionar los "desvaríos del proceso", sigue renuente a reconocer el carácter falaz y reaccionario de la bastarda revolución bolivariana. No entienden que los problemas que ellos acertadamente critican, no fueron generados por el iletrado de Maduro, sino que son consecuencias del legado del tte. coronel, al cual inexplicablemente siguen defendiendo y legitimando en forma incondicional.
Deberían aceptar autocríticamente que el finado de Sabaneta no fue ningún socialista y mucho menos un redentor de los oprimidos, sino un gran manipulador de las necesidades de los más humildes, lo cual le permitió acumular un gran respaldo popular.
Admitir críticamente que lo pregonado por el fallecido tte. coronel lejos de impulsar un modelo socialista persigue la implantación de un voraz capitalismo de Estado, la imposición de un pensamiento único, la profundización del trabajo precario, así como la pérdida de la sociedad plural. Reconocer que el socialismo bolivariano constituye el mayor fraude ideológico del siglo XXI, cuya esencia ideológica-programática se resume en un batiburrillo caudillesco-autoritario, militarista y facho.
Resulta paradójico y contradictorio que los sectores disidentes del chavismo sigan defendiendo "un legado demencial" de impronta militarista y retrógrada que confisca las aspiraciones de emancipación de los trabajadores, impone el terror frente a las diferencias ideológicas, y promueve un pensamiento domesticado y sumiso al poder. Apelan políticamente a lealtades cuasi religiosas en favor del fallecido "arañero", quien conculcó y reprimió el pensamiento crítico y disidente.
Socialismo no es el envilecimiento de los sectores populares y mucho menos un maquillaje lingüístico para justificar atrocidades y razonar fracasos. ¿Cómo entender a una disidencia que sigue aferrada a un "socialismo" de carácter facho, enajenante y totalitario que ha destruido al país? No hay socialismo que defender porque nunca ha existido.
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