Redacción
A
raíz de la salvaje masacre contra Charlie
Hebdo, nos hemos topado con el peculiar esfuerzo de distintos voceros del
autoritarismo de "izquierda" por presentar explicaciones (¿o serán
justificaciones?) del hecho donde destaca una caracterización que, en diversos
grados, insiste en que por su contenido se puede considerar al semanario
parisino como un frenético enemigo del mundo árabe, dedicado a agraviar sin
pausa y sin razón válida a la religión y cultura islámica.
Un
buen ejemplo de tales escritos es el artículo "Je ne suis pas Charlie (Yo no soy Charlie)", reproducido en distintos portales del autoritarismo
zurdo y localizable fácilmente vía Google, donde se caracteriza a Ch. H. de esta manera: "una revista
que es, fundamentalmente, un monumento a la intolerancia, al racismo y a la
arrogancia colonial", dedicada a una "constante agresión
simbólica" contra los pueblos musulmanes y del resto del 3er. Mundo, con
la reiterada emisión de "mensajes ... cargados de estereotipos y odios".
Dejaremos
que sea una muestra de tapas y viñetas extraídas de Charlie las que desmonten semejante descripción. En El Libertario hemos hecho las
traducciones del francés que se han superpuesto a textos originales dentro de
las gráficas, de modo que sean comprensibles para lectores no versados en
lengua gala.
Después
de ver estos ejemplos, que repetimos son mínima muestra de lo que ha sido lo
esencial en las páginas de Charlie Hebdo:
¿se puede seguir describiéndolo como "monumento a la intolerancia, al
racismo y a la arrogancia colonial"?, ¿qué se pretende cobrarle a Ch. H. con estos infundios?, ¿o solo es
una muestra más del oportunismo y del antimperialismo ramplón que tanto gusta a
estos hijos de Stalin?
Concluye
el autor del artículo de marras afirmando: "Por todo esto, pese a la
repulsión que me causan los ataques de París, Je
ne suis pas Charlie". ¡Qué curioso cómo se llega a la misma frase triunfal
de cierre que Jean-Marie Le Pen, el patriarca y gurú de la extrema derecha
francesa! (ver http://t.co/zCepsZgvgP).
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