Franz De Armas
Los servicios de salud en Venezuela, tanto públicos como privados, actualmente no son buenos, por decirlo elegantemente. Las causas fundamentales son los escasos recursos financieros destinados, la cultura destructiva predominante y la inexistencia de un entramado de organización social concurrente en pro de la vida. También cuentan la carencia de un sistema integrado de servicios sustentado en la Atención Primaria, la ausencia de una red de atención pre hospitalaria, la gran discrecionalidad, irresponsabilidad y desactualización que rige la práctica de muchos prestadores, la elevada discrecionalidad, la precaria calidad formativa y el colapso y atraso de la infraestructura, entre otros.
Durante los años sesenta y setenta, cuando se construyó la mayoría de su infraestructura, el modelo sanitario venezolano fue una referencia mundial. Hoy ha alcanzado un grado de deterioro tal, que atenta en sí mismo contra la salud y vida de la población, por lo que urge su inmediata reingeniería.
El precario salario del personal
Merece especial atención, en el marco del incremento de la inversión pública en salud, la mejora de sueldos y salarios del personal. Además de lo injusto que resulta la precariedad de los mismos, la diferencia con respecto a los pagados en el exterior amenaza con dejar a nuestro país, más temprano que tarde, sin este valioso recurso.
Los servicios de salud en Venezuela, tanto públicos como privados, actualmente no son buenos, por decirlo elegantemente. Las causas fundamentales son los escasos recursos financieros destinados, la cultura destructiva predominante y la inexistencia de un entramado de organización social concurrente en pro de la vida. También cuentan la carencia de un sistema integrado de servicios sustentado en la Atención Primaria, la ausencia de una red de atención pre hospitalaria, la gran discrecionalidad, irresponsabilidad y desactualización que rige la práctica de muchos prestadores, la elevada discrecionalidad, la precaria calidad formativa y el colapso y atraso de la infraestructura, entre otros.
Durante los años sesenta y setenta, cuando se construyó la mayoría de su infraestructura, el modelo sanitario venezolano fue una referencia mundial. Hoy ha alcanzado un grado de deterioro tal, que atenta en sí mismo contra la salud y vida de la población, por lo que urge su inmediata reingeniería.
El precario salario del personal
Merece especial atención, en el marco del incremento de la inversión pública en salud, la mejora de sueldos y salarios del personal. Además de lo injusto que resulta la precariedad de los mismos, la diferencia con respecto a los pagados en el exterior amenaza con dejar a nuestro país, más temprano que tarde, sin este valioso recurso.
Nuestros médicos especialistas devengan alrededor de ocho mil bolívares mensuales y nuestras enfermeras profesionales cinco mil, o lo que es lo mismo, 160 dólares y 100 dólares mensuales respectivamente, a precios SICAD II. Estos devengarían en Colombia seis mil y mil quinientos dólares en cada caso, o lo que es lo mismo, novecientos mil y ciento ochenta mil bolívares mensuales respectivamente, a tasa de mercado libre. Incrementar sustancial y urgentemente el salario del personal de salud es una medida estratégica para mejorar dicho servicio y evitar su descapitalización humana.
La paradoja salud-riqueza
Si bien incrementar los recursos financieros destinados a la salud es el primer recaudo para mejorar este servicio en Venezuela, esto en sí mismo no es determinante. Ejemplos en el mundo demuestran que incluso el gasto exorbitante en salud, además de no mejorar por sí solo la eficiencia del servicio, puede incluso comprometer la viabilidad de toda la economía. El caso más representativo es el de los Estados Unidos de Norteamérica.
Siendo USA la nación más rica y con mayor gasto en salud del mundo, actualmente no puede brindar cobertura sanitaria a casi la mitad de su población, mientras que su elevado gasto sanitario influye en su recesión y amenaza el futuro de su sistema económico. Siendo dicho sistema sanitario altísimamente tecnificado y hospitalario, algunos autores denuncian esto como la causa misma de su crisis y demandan medidas que simplifiquen su estructura y funcionalidad, un desafío similar al que enfrentamos nosotros.
El insuficiente financiamiento a la salud
Suele alardearse de una elevada erogación estatal en nuestra salud, pero eso es una falacia. Según la OMS, el gasto sanitario es mediano en naciones como Australia, Noruega o Suecia, donde alcanza entre seis y diez puntos del Producto Interno Bruto y alto en Alemania, Dinamarca, Francia y Estados Unidos, donde supera el 10 %. Venezuela destinó a este renglón en el 2012, el 4,7 % de su PIB, lo que la hace una nación con bajo gasto sanitario, superada incluso por Burkina Faso, Guinea, Mozambique y Haití.
Aquí el sector privado cubre más de la mitad de estos costos y cada familia sufraga de su bolsillo hasta 88,6 % de sus gastos médicos. Los gobiernos de Europa y las Américas destinan en promedio 1300 dólares anuales por la salud de cada ciudadano, mientras que el venezolano sólo 267 dólares. Debe llevarse ésta inversión a por lo menos 7 % del PIB, duplicando el presupuesto sanitario actual.
[Tomado de https://continuidadycambio.wordpress.com/contenido-ano-3-numero-53-diciembre-segunda-quincena-2014/francamente-hablando/.]
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