Luis Fuenmayor
¿Qué puede tener en la cabeza un “dirigente” político, gobernador de un estado para completar, para ocurrírsele la creación de una línea telefónica especial y un correo electrónico a través de los cuales se denuncie en forma anónima, a funcionarios o dirigentes chavecistas que realmente son contrarios al Psuv y al “proceso”? No creo que allí encontremos un cerebro y cerebelo con todos sus núcleos y regiones especializadas. No habrá corteza cerebral, y si la hubiere, no tendrá circunvoluciones ni surcos, ni materia gris, mucho menos neuronas, ni fibras nerviosas ni conexiones sinápticas. Simplemente se tratará de una caja vacía o a lo sumo con un rudimento de cerebro, que solo puede albergar las funciones básicas de la vida, pero nada de pensamiento complejo ni presencia de aquellos sentimientos que caracterizan al ser humano.
¿Qué puede tener en la cabeza un “dirigente” político, gobernador de un estado para completar, para ocurrírsele la creación de una línea telefónica especial y un correo electrónico a través de los cuales se denuncie en forma anónima, a funcionarios o dirigentes chavecistas que realmente son contrarios al Psuv y al “proceso”? No creo que allí encontremos un cerebro y cerebelo con todos sus núcleos y regiones especializadas. No habrá corteza cerebral, y si la hubiere, no tendrá circunvoluciones ni surcos, ni materia gris, mucho menos neuronas, ni fibras nerviosas ni conexiones sinápticas. Simplemente se tratará de una caja vacía o a lo sumo con un rudimento de cerebro, que solo puede albergar las funciones básicas de la vida, pero nada de pensamiento complejo ni presencia de aquellos sentimientos que caracterizan al ser humano.
La otra posibilidad es que las partes cerebrales más nobles,
las de funciones más elevadas, las formas superiores de actividad neural, se
hayan atrofiado como consecuencia de una educación castradora y una experiencia
muy negativa de desarrollo personal y humano que solo ha dejado en
funcionamiento las áreas más primitivas de la actividad cerebral. En forma
acertada, parte de sus propios camaradas bautizó la “genial” idea como “la
línea sapo”, expresando de esta forma lo que rige los pensamientos de este
dirigente de la “revolución”. Hay allí una clara conciencia policial,
represiva, atropelladora de la disidencia, simplista en el abordaje de los
problemas y muy pero muy lejos de lo que requiere un proceso real de cambios
cualitativos positivos.
No se hace revolución ni se obtienen transformaciones
adecuadas con policías ni con sapos, ni basándose en la amenaza y la represión.
Tampoco con la persecución permanente del pensamiento disidente. Éstas son
conductas reñidas con esos propósitos y constituyen realmente la antítesis de
un proceso democrático y de avanzada de construcción de una república
contemporánea, que requiere de la actividad creativa de todos y no de unos
pocos “policías” iluminados, a los que hay que iluminar para que la gente los
pueda ver, los detecte, los conozca y no se deje por ellos engañar, manipular y
mucho menos amenazar. Son estos seres los responsables de la atroz crisis que
vivimos.
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