Federación Obrera Regional Argentina [FORA-AIT]
* Editorial de Organización Obrera # 54, Buenos Aires, noviembre-diciembre 2014.
Otro año va terminando y la situación se repite. Una vez más la inflación le gana a los aumentos salariales. El flaco bolsillo del trabajador se ve cada vez más ajustado, mientras las jugosas cuentas bancarias de los grandes empresarios y de los funcionarios públicos, continúan creciendo.
Este año, la pérdida del salario real es de tal magnitud, que hasta el burócrata sindical kirchnerista Hugo Yasky, tuvo que reconocerlo. Los salarios no alcanzan y por eso las burocracias sindicales se vieron obligadas a pedir un bono extraordinario para fin de año.
Este pedido, se hace en un contexto en donde el descontento de los trabajadores es palpable. Hay un malestar en los lugares de trabajo, que si bien todavía no logra canalizarse en niveles altos de organización, que desemboquen en una pelea frontal contra las patronales, es una amenaza latente; tanto para los capitalistas como para los sindicatos.
Sin embargo, el Gobierno Nacional, a través de su vocero Jorge Capitanich, desestimó que se “propicien medidas de carácter excepcional porque las paritarias han sido satisfactorias”. Un verdadero caradura. Para el millonario de Capitanich –informó que tiene un patrimonio por $4.304.544-, “en el 2014 hubo una recuperación del poder adquisitivo del salario, no un deterioro”. Es fácil decir semejante mentira, cuando uno posee 5 propiedades, un par de autos y una gigantesca cuenta bancaria. No puede maquillarse lo que la realidad impone. Las mayorías seguimos pagando la fiesta de unos pocos.
Paralelamente a esta pésima situación económica que vivimos los trabajadores, el Estado Nacional y los Estados Provinciales van reforzando su aparato represivo. Con la excusa de la inseguridad, el presupuesto del 2015 muestra un aumento considerable para las fuerzas represivas. Los diferentes gobiernos se han apoyado sobre las reacciones que ha generado el bombardeo mediático sobre el tema inseguridad, para reforzar a las policías locales y a otras fuerzas represivas como la Gendarmería. No solo se las equipó mejor, también se les aumentó la cantidad de efectivos.
Las pésimas condiciones de vida, el ajuste económico, las suspensiones y los despidos hacen necesario una militarización de las calles y un recrudecimiento de la represión a los trabajadores y a los sectores más humildes que se organizan y luchan. En este contexto solo tenemos una posibilidad: organizarnos y luchar. Con la solidaridad como bandera y la horizontalidad como medio, debemos enfrentar a las patronales, al Estado Nacional y a los Estados Provinciales.
* Editorial de Organización Obrera # 54, Buenos Aires, noviembre-diciembre 2014.
Otro año va terminando y la situación se repite. Una vez más la inflación le gana a los aumentos salariales. El flaco bolsillo del trabajador se ve cada vez más ajustado, mientras las jugosas cuentas bancarias de los grandes empresarios y de los funcionarios públicos, continúan creciendo.
Este año, la pérdida del salario real es de tal magnitud, que hasta el burócrata sindical kirchnerista Hugo Yasky, tuvo que reconocerlo. Los salarios no alcanzan y por eso las burocracias sindicales se vieron obligadas a pedir un bono extraordinario para fin de año.
Este pedido, se hace en un contexto en donde el descontento de los trabajadores es palpable. Hay un malestar en los lugares de trabajo, que si bien todavía no logra canalizarse en niveles altos de organización, que desemboquen en una pelea frontal contra las patronales, es una amenaza latente; tanto para los capitalistas como para los sindicatos.
Sin embargo, el Gobierno Nacional, a través de su vocero Jorge Capitanich, desestimó que se “propicien medidas de carácter excepcional porque las paritarias han sido satisfactorias”. Un verdadero caradura. Para el millonario de Capitanich –informó que tiene un patrimonio por $4.304.544-, “en el 2014 hubo una recuperación del poder adquisitivo del salario, no un deterioro”. Es fácil decir semejante mentira, cuando uno posee 5 propiedades, un par de autos y una gigantesca cuenta bancaria. No puede maquillarse lo que la realidad impone. Las mayorías seguimos pagando la fiesta de unos pocos.
Paralelamente a esta pésima situación económica que vivimos los trabajadores, el Estado Nacional y los Estados Provinciales van reforzando su aparato represivo. Con la excusa de la inseguridad, el presupuesto del 2015 muestra un aumento considerable para las fuerzas represivas. Los diferentes gobiernos se han apoyado sobre las reacciones que ha generado el bombardeo mediático sobre el tema inseguridad, para reforzar a las policías locales y a otras fuerzas represivas como la Gendarmería. No solo se las equipó mejor, también se les aumentó la cantidad de efectivos.
Las pésimas condiciones de vida, el ajuste económico, las suspensiones y los despidos hacen necesario una militarización de las calles y un recrudecimiento de la represión a los trabajadores y a los sectores más humildes que se organizan y luchan. En este contexto solo tenemos una posibilidad: organizarnos y luchar. Con la solidaridad como bandera y la horizontalidad como medio, debemos enfrentar a las patronales, al Estado Nacional y a los Estados Provinciales.
¡SOLIDARIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!
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