Taller Libertario Alfredo López
[Declaración publicada originalmente en la web de la Red Observatorio
Crítico de Cuba http://observatoriocriticocuba.org.]
I.-
Hace unos días en la primera semana de agosto los medios de fabricación
masiva de opiniones en Cuba, en manos de la Seguridad del Estado, el Buró
Político, y los Departamento Ideológico del MINFAR y el MININT, nos han
regalado un nuevo capítulo de la historia de sus hazañas laborales, en el
combate directo a las operaciones de subversión del gobierno yanqui.
El asunto que nos traen ahora nos llega por medio de Associated Press,
presentada en esta ocasión como una seria agencia de prensa internacional. El
tema: la denuncia de otra modalidad de subversión en Cuba, orquestada por la USAID,
introduciendo agentes a bajo costo y escasa formación profesional de origen
latinoamericanos, para el reclutamiento de jóvenes cubanos, “contactos
estrella” le llaman, para la “generación de una red de voluntarios para la
transformación social” en Cuba, “hacer activismo en contra del gobierno”, a
través de talleres de educación sexual y la protección frente al VIH, para con estos
temas “reclutar a jóvenes enseñándoles cómo organizarse a sí mismos”.
Sobre esto debemos decir que los que fundamos la Red Observatorio
Crítico hace ya casi diez años, y que también echamos a andar el Taller Libertario
Alfredo López cuatro años atrás, tuvimos y tenemos, entre otros propósitos para
nada escondidos, también algo así como la “generación de una red de voluntarios
para la transformación social en Cuba”, pero específicamente en sentido
anti-autoritario y anticapitalista.
Quisimos y queremos, no “reclutar”, porque no somos sargentos de ninguna
jerarquía militar, pero sí promover el gusto por la organización autónoma
asamblearia y horizontal, que permita aglutinar energías y potenciar
fraternidades, que prefiguren la sociedad que queremos, sin comandantes en jefe,
ni soldados obedientes; y, además, quisimos y queremos hacer activismo, no
simplemente contra el actual gobierno cubano, sino contra todas las formas de
relaciones interpersonales nocivas a la dignidad, que emplean los que gobiernan,
los que se dejan gobernar y los que combaten un gobierno para sustituirlo por
otro, en los momentos y lugares más disímiles.
Quisimos y queremos hacer estas cosas porque nacer y vivir en Cuba y
conocer de primera mano la deriva autoritaria y estatista de la Revolución
Cubana, fue la experiencia más determinante que nos hizo más revolucionarios,
más anticapitalistas, mas anti-autoritarios, mas anti-sexistas, mas
anti-homófobos, más ambientalistas autónomos, mas anti-patriarcales, más
libertarios y a varios, nos hizo anarquistas.
Si no hemos tenido mucho éxito en esto ha sido por nuestras
inconsistencias e ineficiencias, pero también porque el gobierno cubano ha
tenido un éxito indiscutible en crear una sociedad tan saludable como sumisa,
tan culta como mojigata, tan patriótica como dependiente de las autoridades,
tan unida frente al imperialismo yanqui como atomizada frente a la burocracia y
sus poderes…
Esto ha dado lugar a que los menores de 35 años en Cuba, además de que están
en proceso de extinción, en muy pocas ocasiones se pueden encontrar en las
calles para hacer algo distinto a ser espectadores pasivos de los pasatiempos
estatales para masas o consumidores manejables de la oferta de diversión no
estatal autorizada. Este es el contexto ideal para que los agentes de la USAID
hayan hecho lo suyo, pero con un trabajo sucio previo y gratis que ya han
venido haciendo durante décadas los agentes que protegen nuestro “Estado
revolucionario”.
Si la USAID hace cuatro años está reclutando o reclutó jóvenes
latinoamericanos para encontrar nuevas marionetas que le hagan su trabajo sucio
en Cuba, a ellos y a los cubanos de a pie, como nosotros, y a la Seguridad del
Estado cubano les decimos: nosotros no
recibimos órdenes de nadie, ni tampoco las damos. Vivimos en un mundo
propio, estrecho y frágil, pero real y palpable, donde no somos ni ovejas, ni
pastores.
Somos lo que somos y hacemos lo que hacemos porque creemos que el
comunismo se hace aquí y ahora, y no es un decreto gubernamental que se maneja
a discreción, según los indicadores económicos del Estado empresario benefactor;
porque entendemos que una sociedad no deja de ser capitalista cuando los explotadores
de trabajo ajeno son “nacionalizados” para dejar a uno solo, aunque sea el más
benevolente y humanista.
No dejaremos de repetir que el comunismo no es y no puede ser un simple
“Estado comunista”, sino un proceso social hacia la comunización de la vida,
desde el arte hasta la defensa, con los deseos, las energías y la imaginación,
la paciencia, el coraje, y muchas cosas más, de los colectivos y las personas
que quieran hacerlo; y si no es eso, sería el nombre de otro régimen de opresión
que siempre encontrará argumentos sublimes y métodos falaces para perpetuarse.
Si la revolución no pudo ser lo que debía y lo que anunciaron sus
voceros, porque el imperialismo está demasiado cerca y otros etc…, entonces los
miembros de la llamada “generación histórica” y sus adeptos, lo hubieran
pensado mejor y no hubieran hecho la revolución, porque la geografía es más difícil
de cambiar que a las mentalidades, o hubieran desmantelado todas las
concentraciones de poder corruptor, para que se acortara el tiempo en que
desapareciera la fatídica función de cuadro político, anunciada por Fidel
Castro hace ¡46 años! y no quedaran envenenados tantos jóvenes cubanos con las
tentadoras “mieles del poder” que el mismo caudillo ha confesado.
II
Si hay algo que hemos recibido en estos años en el Observatorio Crítico
y el Taller Libertario Alfredo López ha sido solidaridad internacional en
ideas, recursos y medios para hacer lo que hacemos, de compañeros que -siendo activos
militantes anticapitalistas- jamás nos han pedido que hagamos talleres de
educación sexual para camuflarnos, ni nada que se le parezca; y menos aún, nos
han exigido que cumplamos orden o sugerencia alguna. De hecho, jamás nos han
dicho lo que tenemos que hacer.
Hemos hecho exactamente lo que hemos querido y/o podido, en el momento y
el lugar que nos ha dado la gana, que es como decir que hemos hecho lo que ha
salido de los procesos de diálogos y consenso entre los que hemos querido hacer
algo. Nuestra más reciente I Jornada Primavera Libertaria, fue en gran medida
gracias a la solidaridad de nuestros compañeros fuera de la Isla, pero a la vez
fue una grata sorpresa para ellos, que tuvieron noticia de estas acciones sólo
cuando las dimos a conocer públicamente.
Y antes de llegar a esta Jornada, para promover de manera explícita una
perspectiva libertaria sobre temas disímiles, casi nunca hemos escondido en
ningún espacio en Cuba nuestras identidades y nuestras acciones. Cuando algo
parecido ha ocurrido, ha sido para no destruir el diálogo de experiencias
concretas con salidas ideológicas reduccionistas o para respetar espacios
autónomos dignos.
Por eso, señores agentes de la CIA y la USAID, podemos decirles que
envíen todos sus empleados reclutadores que deseen, seguirán malgastando el
dinero de sus disciplinados contribuyentes, al menos con nosotros. Y a los ciudadanos
agentes de la Seguridad del Estado cubano les comunicamos: no tenemos nada que
esconder, nuestros compañeros de ideas en el mundo no son empresarios
millonarios, ni aristócratas filantrópicos, ni políticos progres que vienen a saquear
la “imagen Cuba” para ganar elecciones en sus países. Tampoco son representantes
de potencias imperialistas emergentes, que han devenido, junto a las remesas
familiares de los cubanos que se han marchado, en los sostenes más decisivo de
los gobernantes cubanos, para mantener su abultada burocracia política,
administrativa y militar; así como los dispositivos de control social de la
omnipresente Seguridad del Estado cubana, que también necesita periódicamente
hechos como los referidos para garantizar la permanencia íntegra de sus
intereses y su estilo de vida, cuando no hay mucho trabajo de contraespionaje
espectacular por hacer.
Nuestros compañeros en el mundo no son esos antiimperialistas de
pacotilla, que sueñan con un inconfesable capitalismo
revolucionario tercermundista o simplemente “leninismo de mercado” que, ya
despiertos y frente a los micrófonos, le llaman “Socialismo del Siglo XXI”.
Nuestros compañeros no cierran los ojos frente a las turbias incoherencias de
los caudillos progresistas de turno, para un buen día despertar como esos
intelectuales “confundidos” y “desilusionados”. Nuestros compañeros saben mejor
que muchos politólogos izquierdistas que la forma más efectiva de ser
anti-imperialistas es siendo anti-autoritarios, que es la manera más segura de
no perder la cabeza en el paralizante laberinto de los “gobernantes buenos”-
“gobernantes malos”, y poder concentrar las energías en proyectar espacios y
experiencias donde sean innecesarios los gobernantes mismos.
Por eso no tenemos nada de qué avergonzarnos con respecto a quienes nos
relacionamos y por, seguiremos haciendo lo que hacemos; no por dinero, no por órdenes,
ni siquiera sólo por conciencia, sino también porque es lo que nos gusta.
III
En la sociedad cubana que hemos conocido en nuestros años de vida
consciente hay muchas cosas que han ocurrido y siguen ocurriendo en nuestro entorno
más inmediato y no han sido introducidas precisamente por los agentes de la
USAID, sino por los mismos que hicieron, sostienen, o viven de esta “Revolución
Cubana”.
Nos aborrece la “masificación de la cultura” de la que ya no hablan sus
promotores locales, pero sigue operando tal cual, sin dejar de ser lo que hasta
ahora ha sido: otra mascarada para controlar la creación y convertir en cultura
el control total del Estado.
Nos repelen sus dóciles “intelectuales críticos”, lozanos y jóvenes, con
melenas o sin ellas, pero eruditos prematuros en la aritmética del equilibrio y
la conveniencia, que hacen lo que sea por escalar y viajar al extranjero y, en
muchos casos, fugarse, sin tener que pasar por los estafadores trámites
diseñados por el MININT.
Sentimos pena por esos miles de excelentes médicos cubanos que, a pesar
de ser troquelados en las carencias de todo tipo, confrontando miserias como la
emulación en la docilidad, y la hipocresía existencial, van a Brasil u otros
países a hacer un trabajo inigualable, como única vía para encontrar una tabla
de salvación, con la cual vestir a sus hijos y remendar sus vidas.
Profesamos una ternura infinita por todos aquellos trabajadores,
nuestros padres y abuelos, que dieron lo mejor de sus energías y sus vidas por “La
Revolución” y hoy son ciudadanos descartables, de los cuales sus líderes
políticos sólo esperan que sigan siendo pacientes, comprensivos, y como buenos
integrantes del ya “millonario” precariado cubano, disfruten de las bondades
del pluriempleo después de la jubilación.
Nos asusta la calidad humana de los niños y jóvenes que están saliendo
de las escuelas, producto de la tremenda crisis
de sentido en que se encuentra la educación en nuestro país, en instituciones
pintadas y reparadas, pero donde los maestros, en la miseria de siempre,
alienados y vigilados en todo, “enseñan” a los niños y jóvenes lo que meramente
conviene a los intereses de los administradores del Estado y su policía mental,
con las incoherencias más insostenibles, mientras los estudiantes, los padres y
las comunidades de vecinos no pueden decidir nada en asunto tan crucial y con efectos
a largo plazo para sus vidas.
Nos avergüenzan los malabarismos tecnocráticos y economicistas de la
llamada “actualización del modelo económico cubano” y del Nuevo Código del
Trabajo, debatidos y aprobados, como otras campañas anteriores, en medio de un
montaje mediático despótico, que impidió una discusión pública seria y razonada
entre el pueblo trabajador sobre los efectos de semejantes engendros.
Percibimos a cada paso el desespero suicida de la élite gobernante de la
Isla, en aras de salvar a “La Revolución Cubana”, rótulo dorado y con cierto
prestigio, que esconde a un capitalismo monopolista estatal ordinario, con
algunos éxitos considerables, pero también en una crisis de reproducción ya
permanente, no sólo limitada al plano económico sino también a lo cultural, lo
simbólico y lo moral, que según ellos se podrá resolver con el “oxígeno” envenenadamente
vivificador de las inversiones directas de sus equivalentes extranjeros: los
grandes capitalistas del mundo.
En ese empeño, los mandantes cubanos no necesitan de una juventud imbuida
de los altos valores que sólo nacen en el suelo nutricio de la libertad de
pensamiento y deliberación. Ellos sólo precisan de jóvenes competitivos y
atomizados, adiestrados en el juego creativo con la retórica dominante en cada
momento, y preparados para el cálculo razonable del costo-beneficio de lo que
hacen. Tampoco necesitan autogestión de los trabajadores y las comunidades, ni
movimiento cooperativista vivo, ni presupuestos participativos, ni municipios
soberanos, ni dinámicas asociativas ajenas al lucro y el pago de impuestos, ni
nada semejante que conduzca a revitalizar las potencialidades liberadoras que
una vez, fugazmente, tuvo la revolución cubana, que podrían haber conducido
hacia una socialización y comunización concreta de la vida cotidiana en Cuba.
A ellos sólo los mueve el manoseo dulzón y adictivo de las palabras que
una vez fueron la condensación de valores activos en amplias capas del pueblo
cubano. Y sobre todo, a ellos los guía la pauta inspiradora de sus socios: los
exitosos y criminales burócratas-capitalistas chinos, que masacraron en la
Plaza de Tian’anmen a lo mejor y más puro de la juventud de ese país, con tal
de mantener incólume su poder, despejando el camino para reciclarse como
grandes empresarios de talla mundial; o las poderosas empresas brasileñas, hoy
a la vanguardia de la producción de alimentos transgénicos, sostenes de un
gobierno como el del PT, que traicionó a la izquierda sudamericana, y masacra a
su propia gente lanzada a las calles.
Por estas cosas y porque lo hemos decidido: somos anticapitalistas,
anti-autoritarios, anti-sexistas, anti-homófobos, anti-patriarcales, libertarios
y en varios casos anarquistas; y seguiremos haciendo lo que consideramos que
debemos hacer, lo de siempre: forjar, promover y aprender autonomía y auto
organización de los de abajo, de las personas, los vecinos, los trabajadores, los
estudiantes, los jóvenes, los adultos mayores... Y junto a ellos no dejaremos
de relacionarnos con nuestros compañeros en el mundo, que en los más disímiles y
adversos escenarios, no dejan morir la dignidad humana y son como nosotros
anticapitalistas, anti-autoritarios, anti-sexistas, anti-homófobos,
anti-patriarcales, ambientalistas autónomos, libertarios y, en muchos casos,
anarquistas.
La Habana, 21 de agosto
de 2014
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