Rafael Uzcátegui
Juan Montoya, de 53
años de edad, fue una de las tres primeras personas asesinadas en el contexto
de manifestaciones en febrero de 2013. Estas tres muertes escalaron el
conflicto a otra dimensión, no sólo por lo trágico de la pérdida de vidas
humanas en un evento que debería ser normal en cualquier democracia, la
protesta, sino por la reacción de las autoridades, que automáticamente
responsabilizaron a los propios manifestantes. Esta versión, rápidamente fue amplificada
por el universo de apoyo al gobierno, tanto al interior del país como más allá
de las fronteras. Sin embargo, los tiempos en que la invisibilidad era aliada
de la impunidad parecen haber quedado atrás. Decenas de fotografías y videos
tomados en el sitio demostraron la autoría estatal de los decesos. La Fiscalía
fue obligada a reconocer la violación a los derechos humanos y anunciar una
investigación.
El caso de Montoya
era diferente al de Dacosta y Redman, también fallecidos ese día. Como
coordinador del llamado “Secretariado Revolucionario de Venezuela” era un
personaje activo dentro de los grupos de civiles armados de apoyo al gobierno.
Al mismo tiempo era un funcionario de Policaracas, lo que por sí sólo genera la
pregunta ¿Cuántos paramilitares estarán en su misma condición? Las pintas en
paredes del oeste de Caracas juraban “venganza” contra la “derecha fascista”
por su asesinato, pero cuando el propio gobierno tuvo que admitir que Bassil
Dacosta había sido asesinado por funcionarios del Sebin, los muros callaron. El
propio presidente Nicolás Maduro había afirmado, dos días después de los
hechos, “Montoya y Dacosta fueron asesinados con la misma pistola”, intentando
dar piso a sus teorías conspiranoicas. Montoya, entonces, habría sido asesinado
por funcionarios de inteligencia según palabras del primer mandatario. No
obstante, informaciones extraídas del expediente y levantadas por el propio
Ministerio Público, sugieren que los disparos habrían sido realizados por
personas de los llamados “colectivos”: alimento para las especulaciones de todo
tipo. ¿Qué hacía Montoya del lado de los manifestantes?, ¿Fue el Sebin o
paramilitares?
Como usted y yo
sabemos, cuando el gobierno tiene la voluntad política necesaria los crímenes
son resueltos en 48 horas. La Fiscalía asegura que ha dictado orden de
aprehensión contra el presunto autor material, sin divulgar su nombre. 4 meses
después Jonny Montoya, hermano de la víctima, escribe en sus redes sociales “Aquí
esperando por esta maldita justicia de este país, el @cicpcoficial no ejecuta
la captura del homicida de mi hermano JUANCHO”. En los ambientes del llamado
“chavismo radical” se habla en voz baja del caso. Maduro no pidió perdón por
entorpecer las investigaciones. Los estatistas de izquierda tampoco por mentir
sobre los hechos. ¿Otro caso que debemos agregar a la larga lista de impunidad
en el país? @fanzinero
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