Marco Ponce y Mikel Las Heras
21 mil protestas en los últimos 5 años ubican a Venezuela como uno de los países más conflictivos de la región.
Cada día más pobres
El totalitarismo, la ineficiencia y la corrupción desmedida continúan haciendo estragos. Las recientes cifras de pobreza difundidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) no son una sorpresa, ratifican lo que todos los ciudadanos de a pie sabíamos: en Venezuela aumentaron la pobreza y la pobreza extrema. 1.873.326 personas se incorporan a la lista de pobres y más de 733.000 viven en pobreza extrema o indigencia. Inaceptable en un país que se jacta de tener uno de los ingresos petroleros más altos del mundo y que lleva años diciendo, de la boca para afuera, claro, que la inclusión y el ser humano son sus prioridades.
El descontento crece
La calidad de vida ha desmejorado de manera vertiginosa en los últimos años. No es casualidad que en este tiempo el descontento social se ha masificado y ha adquirido notoriedad en todo en el país. Es bueno recordar que la conflictividad no empezó en febrero de este año, solo en 2013 se registraron más de 4.400 protestas. Los trabajadores, los habitantes de los barrios, los familiares de los presos, los damnificados, los transportistas, los pequeños comerciantes, las comunidades universitarias, entre otros muchos sectores, tienen tiempo, años, protestando. Ese es el indicador que nos ha mostrado en tiempo real el descenso de los índices de calidad de vida de los ciudadanos y el descontento por la deficiente -y muchas veces abusiva- gestión de este gobierno. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) y ConflictoVe han registrado y difundido mes a mes ese descontento popular, que repetimos, no es nuevo.
Gestión pobre de gobierno
Los antecedentes de la actual crisis social, económica y política que atraviesa nuestro país están muy claros: ausencia de independencia de poderes, la inflación más alta de la región, militarización de la sociedad, devaluación de 500%, corrupción generalizada, debacle de la producción nacional, altos índices de criminalidad y violencia, impunidad, escasez de alimentos y medicinas, crisis hospitalaria, crisis presupuestaria en universidades, déficit en servicios básicos, censura, autocensura y cierre de medios de comunicación, criminalización de la disidencia y de la protesta, persecución a dirigentes políticos, encarcelamiento a líderes sociales, entre otros.
¿Pobreza de espíritu?
En vez de combatir las causas del descontento, los que gobiernan a Venezuela han privilegiado la agenda política para permanecer en el poder contra viento y marea, dejando a un lado, terrible error, la agenda económica y la social. Un discurso humanista, la demagogia que los ha caracterizado y las posiciones ideológicas que dicen mantener no han evitado que les estalle en la cara la crisis.
La crisis que vivimos no es coyuntural, no es producto de una guerra ni de unas guarimbas, ni de la actuación de unos “enemigos” que quieren cambios para Venezuela. El gobierno, ante sus seguidores de adentro y afuera, se victimiza pero en paralelo firma compromisos y negocios con gobiernos y transnacionales que, con su modelo -hablamos de China, Rusia, Chevron, Repsol, por ejemplo-, traen más pobreza a Venezuela. Los resultados los estamos viendo.
Una muestra: cada vez son más frecuentes las colas, quejas y protestas de los ciudadanos que necesitan gas doméstico. Irónico, un país con altísimas reservas de gas, que comenzó a construir la red de gas doméstico directo hace muchos años, antes de estos últimos quince años, todavía depende en gran medida del uso de bombonas. Pero privilegiamos los contratos de explotación de gas con transnacionales, diciendo que pronto vamos a exportar gas, antes de satisfacer las necesidades internas. Somos un pobre país pobre.
Pobreza como herramienta
Hay teóricos del neoliberalismo que mantienen que la pobreza es necesaria. Debe ser por eso que un alto funcionario, integrante de la nomenklatura y de esto que se hace llamar gobierno de los pobres -no lo nombramos por simple precaución ante la ausencia de estado de derecho- dijo recientemente (está grabado en video y lo tomamos de Últimas Noticias): “La derecha no quiere a los pobres como nosotros.”
La pobreza es el resultado de la violación sistemática de derechos humanos y del aumento de la exclusión social. Este gobierno no da señales de cambio, por el contrario, se percibe una radicalización de posturas totalitarias con represión y control de la vida pública, con el único fin de permanecer en el poder. Mientras tanto, la pobreza seguirá creciendo y las protestas y el malestar de la gente también.
[Fuente: http://www.conflictove.org.ve.]
21 mil protestas en los últimos 5 años ubican a Venezuela como uno de los países más conflictivos de la región.
Cada día más pobres
El totalitarismo, la ineficiencia y la corrupción desmedida continúan haciendo estragos. Las recientes cifras de pobreza difundidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) no son una sorpresa, ratifican lo que todos los ciudadanos de a pie sabíamos: en Venezuela aumentaron la pobreza y la pobreza extrema. 1.873.326 personas se incorporan a la lista de pobres y más de 733.000 viven en pobreza extrema o indigencia. Inaceptable en un país que se jacta de tener uno de los ingresos petroleros más altos del mundo y que lleva años diciendo, de la boca para afuera, claro, que la inclusión y el ser humano son sus prioridades.
El descontento crece
La calidad de vida ha desmejorado de manera vertiginosa en los últimos años. No es casualidad que en este tiempo el descontento social se ha masificado y ha adquirido notoriedad en todo en el país. Es bueno recordar que la conflictividad no empezó en febrero de este año, solo en 2013 se registraron más de 4.400 protestas. Los trabajadores, los habitantes de los barrios, los familiares de los presos, los damnificados, los transportistas, los pequeños comerciantes, las comunidades universitarias, entre otros muchos sectores, tienen tiempo, años, protestando. Ese es el indicador que nos ha mostrado en tiempo real el descenso de los índices de calidad de vida de los ciudadanos y el descontento por la deficiente -y muchas veces abusiva- gestión de este gobierno. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) y ConflictoVe han registrado y difundido mes a mes ese descontento popular, que repetimos, no es nuevo.
Gestión pobre de gobierno
Los antecedentes de la actual crisis social, económica y política que atraviesa nuestro país están muy claros: ausencia de independencia de poderes, la inflación más alta de la región, militarización de la sociedad, devaluación de 500%, corrupción generalizada, debacle de la producción nacional, altos índices de criminalidad y violencia, impunidad, escasez de alimentos y medicinas, crisis hospitalaria, crisis presupuestaria en universidades, déficit en servicios básicos, censura, autocensura y cierre de medios de comunicación, criminalización de la disidencia y de la protesta, persecución a dirigentes políticos, encarcelamiento a líderes sociales, entre otros.
¿Pobreza de espíritu?
En vez de combatir las causas del descontento, los que gobiernan a Venezuela han privilegiado la agenda política para permanecer en el poder contra viento y marea, dejando a un lado, terrible error, la agenda económica y la social. Un discurso humanista, la demagogia que los ha caracterizado y las posiciones ideológicas que dicen mantener no han evitado que les estalle en la cara la crisis.
La crisis que vivimos no es coyuntural, no es producto de una guerra ni de unas guarimbas, ni de la actuación de unos “enemigos” que quieren cambios para Venezuela. El gobierno, ante sus seguidores de adentro y afuera, se victimiza pero en paralelo firma compromisos y negocios con gobiernos y transnacionales que, con su modelo -hablamos de China, Rusia, Chevron, Repsol, por ejemplo-, traen más pobreza a Venezuela. Los resultados los estamos viendo.
Una muestra: cada vez son más frecuentes las colas, quejas y protestas de los ciudadanos que necesitan gas doméstico. Irónico, un país con altísimas reservas de gas, que comenzó a construir la red de gas doméstico directo hace muchos años, antes de estos últimos quince años, todavía depende en gran medida del uso de bombonas. Pero privilegiamos los contratos de explotación de gas con transnacionales, diciendo que pronto vamos a exportar gas, antes de satisfacer las necesidades internas. Somos un pobre país pobre.
Pobreza como herramienta
Hay teóricos del neoliberalismo que mantienen que la pobreza es necesaria. Debe ser por eso que un alto funcionario, integrante de la nomenklatura y de esto que se hace llamar gobierno de los pobres -no lo nombramos por simple precaución ante la ausencia de estado de derecho- dijo recientemente (está grabado en video y lo tomamos de Últimas Noticias): “La derecha no quiere a los pobres como nosotros.”
La pobreza es el resultado de la violación sistemática de derechos humanos y del aumento de la exclusión social. Este gobierno no da señales de cambio, por el contrario, se percibe una radicalización de posturas totalitarias con represión y control de la vida pública, con el único fin de permanecer en el poder. Mientras tanto, la pobreza seguirá creciendo y las protestas y el malestar de la gente también.
[Fuente: http://www.conflictove.org.ve.]
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